39: Revelando.
Aquí desvelo un secretito algo bonito para mí. Espero que os guste mucho el capítulo. No olvidéis comentar y darle a la estrellita si es el caso, porque es una forma completamente gratuita de ayudarme a crecer 🥰.
***
Cuando abro los ojos es por la alarma incesante de mi teléfono móvil, la que me indica que es hora de levantarme. Me remuevo, hasta llegar a apagarla y volver a acurrucarme bajo las mantas del edredón. Es el brazo de Jensen en mi cintura quien me lleva hasta su cuerpo, que está desnudo a mi lado. Le escucho suspirar, en el mismo momento que me giro para observarle, recién despierto.
Su imagen, somnoliento, con los ojos entrecerrados y todo el pelo rubio enmarañado, consigue hacerme un poco más feliz de lo que ahora mismo me encuentro. Hacía tanto tiempo que no le veía así, recién levantado, hermoso de esa forma única en la que se ve. Este momento me parece tan íntimo que no puedo evitar sonreír. Estoy contenta de que volvamos a estar juntos, en la misma cama, sin más preocupaciones ni cosas malas en las que pensar. Cuánto tiempo deseé esto, bien lo sé yo.
—Buenos días, Jensen —exclamo, llevando una de mis manos a su mejilla. Sus piernas están enredadas con las mías, mientras respira pausado con la cabeza en la almohada y me observa.
—Buenos días, mi rosa —musita, antes de acercarse a mí y dejar un pico en mis labios—. Cómo me gusta despertar a tu lado, Jeannette. Toda mi habitación huele a ti y es lo mejor del mundo —susurra, mientras yo apoyo mi cabeza en su hombro.
Ayer fue una tarde agradable, donde hicimos el amor todas las veces que pudimos. Solo tuvimos unas pausas, donde estábamos tirados en la cama, exhaustos, o cuando fuimos a la cocina a por algo de comida. El sexo cansa, pero con él soy prácticamente insaciable.
—Huele a cosas indecentes, Jensen —bromeo, a lo que él sonríe con los ojos cerrados por mi ocurrencia. Y tanto que cosas indecentes. Fuimos los más fogosos desde hace demasiado tiempo.
—Pues que siga así, ¿no es maravilloso? —cuestiona—. Tenerte desnuda, en mi cama... es que parece que estoy soñando —me río, mientras me incorporo un poco y retiro las mantas.
—Yo también creo que estás soñado, estás delirando después del sexo —asumo, mientras él frunce el ceño y abre los ojos cuando me ve levantarme.
—¿Dónde vas? —pregunta, mientras me pongo de pie y agarro mi móvil.
Veo que Ada me contestó ayer, cuando le volví a enviar un mensaje diciendo que iba a pasar la noche con Jensen. Me envió el meme de un gato con un montón de corazones alrededor. Además, le dije que si quería podía estar pronto en casa para tranquilizarla. Ella ahora mismo está en la sesión de fotos con la marca de maquillaje que contrató. Pero me dijo que prefería que todo fuera sorpresa, así que decidió que me quedara con Jensen "creando más bebés". De verdad que mi hermana tiene la frase perfecta para cualquier momento que te puedas imaginar.
—A la ducha, aunque tendremos que pasar antes por mi casa para que me pueda vestir de forma decente. ¿Me prestas algo de ropa? —cuestiono, dejando el móvil sobre la mesita— Y ropa interior.
—Yo prefiero que vayas así —suelta, a lo que yo le observo con un fingido gesto de sorprendida. En su boca se dibuja una sonrisa mientras su cabeza está apoyada sobre su brazo.
—Claro, desnuda, seguro que a la prensa le iba a encantar —bromeo, girándome y fingiendo que poso para la cámara, mientras sus ojos me recorren de arriba abajo.
—Estás tan hermosa así, Jeannette —musita, incorporándose un poco y acercándose a mí, para darme un beso suave y llevar una mano a mi vientre. Lo acaricia, lentamente, antes de mirarme de nuevo—. Ves al baño, yo te llevo la ropa —asiento, dejando un pico en su boca.
—Gracias, come-secretarias —asumo, dándome la vuelta y caminando hacia la ducha. Una vez allí, me coloco unas toallas que hay dobladas cerca, para cuando salga poder secarme sin salir demasiado de la ducha. Hay que tener cuidado con los resbalones, ahora más que nunca.
Abro el grifo del agua caliente y el de la fría para comenzar a temperar el agua y que salga a mi gusto. Adoro el agua caliente, pero tampoco quiero desintegrarme o asarme como un pollo. Bien es cierto que el vapor comienza a disiparse por toda la estancia, caldeando el ambiente.
Lavo mi pelo, cogiendo el champú que hay aquí y dejando más tarde que el agua se lleve todos los restos de jabón que pueda haber en mi cabellera.
Escucho como la puerta del baño se abre. Me doy la vuelta para observar por la mampara transparente que es Jensen quien entra, completamente desnudo, llevando unas cuantas prendas en las manos. Me deleito, observándole, mientras termino de aclarar mi cabello. Sus músculos se mueven cuando camina a enchufar la calefacción y abre uno de los armarios de abajo, para sacar una toalla algo más grande de la que yo me había puesto.
En el momento en el que él levanta la vista, mientras deja la ropa encima del lavabo, me sonríe al descubrir que le estaba observando sin un ápice de disimulo.
—Creo que ambos estamos disfrutando de las vistas, ¿no es así? —cuestiona, a lo que yo asiento—. Pareces una diosa de la naturaleza o algo similar, Jeannette, con el agua resbalando por tu cuerpo —su exclamación me hace reír, mientras veo cómo camina hacia mí.
Ni corto ni perezoso, abre la mampara y se cuela dentro, mientras yo muerdo mi labio al sentirle cerca de nuevo.
Era algo que me imaginaba desde que me ha dicho que me iba a traer él la ropa. Pero oye, es una oferta demasiado tentadora a la que no me apetece decir no. Me gusta esta intimidad entre nosotros, el sentirnos libres de hacer lo que nos plazca.
Su cuerpo comienza a empaparse por el agua, cosa que yo facilito cuando tiro de él un poco y paso mis manos por su pecho, acercándolo al agua caliente. Su pelo se moja y comienza a gotear, mientras me deleito de mirar esta imagen tan sensual. Suspiro, cogiendo aire lentamente y soltándolo despacio.
—Eres tan sumamente erótico, Jensen —musito, a lo que él sonríe de forma ladeada. Sé que adora que le diga estas cosas, aunque solo estoy siendo sincera. Me encanta su forma de ser, que me haga sentir tan bien. Pero no puedo dejar a banda que es muy atractivo.
No tarda demasiado en lanzarse a mis labios, a devorarme, mientras me apoyo en la pared de la ducha, sintiendo el frío en mi espalda. Su cuerpo se pega al mío de una forma deliciosa, donde siento cada milímetro de su ser. Mi vientre roza con la parte baja de su abdomen, pero no es ningún impedimento para que sus manos sigan deslizándose por la piel de mis pechos. Yo le recorro entero, desde sus omóplatos hasta su nuca, para pasar a sus hombros.
Sus besos se aumentan, cada vez más, mientras noto como estimula mi cuerpo con su mano en mi pecho izquierdo y la otra yendo a mi trasero, para juntar nuestras caderas. Le siento, notando su anatomía contra la mía, haciéndome consciente del placer que podemos llegar a sentir ambos.
Cuando comienza a repartir besos por mi cuello, bajando cada vez más, solo me dejo hacer. Su boca llega a mi zona íntima, mientras que con sus manos abre mis piernas. Lo que viene a continuación son mis gemidos, causados por su lengua. Aprieto mis manos en su pelo, mientras consigue hacerme delirar de placer. Y es que adoro que estemos así, entregándonos el uno al otro de forma constante.
***
Jensen y yo tomamos asiento en la sala de espera de la consulta. Hoy parece que la cosa va algo más atareada, así que nos tocará esperar unos pocos minutos. La mano de él se enlaza con la mía, mientras esbozo una sonrisa y le miro.
—Hacía tiempo que no te veía con el pintalabios rojo. Me trae muchos recuerdos —musita, mientras sonríe y me mira a los ojos.
—Este también es veinticuatro horas, puedes tomarte el día libre —le guiño un ojo, cosa que le hace gracia. Relame sus labios en lo que se acerca a mi oído para susurrarme algo.
—Por mí repetíamos lo que hemos hecho durante toda la eternidad. Veremos si ahí aguanta tu pintalabios —su aliento roza con mi nuca, provocando que mi vello se erice. Intento mirar hacia otro lado, porque hay más gente aquí. Por suerte, nadie se ha dado cuenta de que mi "¿amante?" está diciéndome cosas un poco indecentes a la oreja. Lo peor es que yo quiero cumplir eso que me ha dicho.
Recorro la sala con mis ojos, viendo como hay más mujeres, todas ellas con una tripa algo más avanzada que la mía. Algunas van con sus parejas, otras en cambio prefieren venir solas. En concreto hay una que no creo que le quede demasiado, eso me causa una sonrisa.
Me veo en un futuro, con una tripa enorme y portando a nuestro bebé. Si ahora estoy cansada, no me quiero imaginar cómo estaré cuando me encuentre así. Pero la verdad es que tengo mucha ilusión y, aunque mi embarazo ha pasado por muchos momentos desagradables, estoy muy feliz. Me quedo con que ahora estoy bien, junto con mi pequeño arándano. Empezamos de una forma peculiar, cuando casi se me va de la vida en la amenaza de aborto. Pero si luchó y se quedó a mi lado fue por algo. Además, yo deseo que venga a este mundo junto a mí para cambiar por completo mi realidad.
—¿Te imaginas cuando yo esté así? —susurro a Jensen, observando como dirige sus ojos a la mujer que le señalo disimuladamente—. Vas a tener que cuidarme muchísimo, porque ahí sí que estaré demasiadísimo embarazada —bromeo.
—Demasiadísimo, ¿eh? —me contesta, con una sonrisa.
—Jensen, no voy a poder atarme los zapatos. Además, es posible que mis pies se conviertan en dos morcillas de Burgos —exclamo, siendo sincera. Pero se ve que lo soy a tal nivel que le causo la risa.
—No te preocupes, mi rosa, yo te ataré los zapatos y haré masajes en tus morcillas de Burgos —bromea, acercándose a mí y dejando un beso en mi boca, mientras yo también me río.
—Menudas conversaciones tenemos antes de ver al bebé, Jensen. Somos unos padres muy malos —bromeo, a lo que él niega.
—Son los nervios, no te preocupes. Cuando le veamos, ya no pensaremos en tus pies hinchados —le doy un golpecito, mientras no puedo evitar reír.
La puerta de la consulta se abre, de forma que la ginecóloga se asoma. Lleva su bata blanca sobre el cuerpo, mientras revisa una lista en su mano. Maite, que es su nombre, levanta la vista y musita:
—¿Jeannette Burgos? —Jensen y yo nos levantamos, mientras levanto la mano—. Vale, pasad a consulta. Después de Jeannette va Dayana Fershk —otra chica alza la mano— y más tarde Giulia Sánchez —otra chica levanta la mano—. Bien, luego saldré a dar más turnos. Pasad, por favor —nos dice, mientras ella entra y se espera para cerrar la puerta.
Miro a Jensen, con una sonrisa que me devuelve. Bebé, ahora mismo sabremos qué género tienes.
***
—¿Qué hora es? —cuestiona Jensen, mientras conduce. Queda muy poco para llegar a mi casa. Miro mi móvil, para comprobar lo que me cuestiona.
—Las dos y media de la tarde —musito, entrando al grupo que tengo con mis amigas, mi hermana y Steve. Ahora el nuevo integrante es Rody, a quien añadieron ayer. Hay como unos veinte mensajes preguntándome que qué es el bebé, cosa que he guardado para mí porque prefiero decírselo en persona. Me giro hacia Jensen, quien conduce fijándose en todos los detalles de la carretera. Me he dado cuenta de que ahora es más atento con esas cosas, supongo que pensará que lleva dos vidas a su cargo —. No me puedo creer lo que nos han dicho. Creo que ni tú ni yo lo esperábamos —musito, cosa que le hace sonreír.
—Yo sí. La verdad es que era mi idea interior y me hace muy feliz que se haga realidad —suspiro—. No me imagino cuando llegue. Desde luego, va a cambiar toda nuestra vida de golpe, Jeannette —suelta, mientras yo llevo una mano a mi vientre. Lo acaricio con una sonrisa, sintiéndole dentro de mí.
—A mí me daba igual. Pero ahora que lo sé, me hace muchísima ilusión. No sé, se me acelera el corazón de felicidad cada vez que lo pienso —exclamo, mientras saco el mando para abrir la puerta y pueda meter el coche dentro de mi casa. Mi ceño se frunce cuando veo el coche de Maggie ahí dentro, cosa que me parece algo extraña. No hemos quedado, por un momento temo que algo malo haya ocurrido.
—¿Ese coche no es de Maggie? —cuestiona Jensen.
—Sí, qué raro, ¿no? —pregunto, mientras aparcamos al lado, debajo del techo del garaje.
Bien es cierto que mi casa no es de las más grandes, pero cuenta con tres plazas de garaje y, si te pegas bien, puedes meter cuatro coches. Por lo menos viene equipada con cosas de utilidad. ¿Para qué quiero más espacio si estaría completamente vacío? De esta forma todo queda a la perfección, con los pequeños detalles bien cuidados.
Jensen y yo bajamos, caminando hacia la puerta. Allí, abro con mis llaves, para después comenzar a hablar para averiguar quién hay dentro. Es una costumbre que tengo desde siempre.
—¡Hola! —exclamo, esperándome a Maggie y a Ada. Esta mañana, cuando he venido a cambiarme, mi hermana no estaba porque ha salido a trabajar y a hacerse el photoshoot con la marca de maquillaje que la contrató.
Mi sorpresa llega cuando veo a Jade, a Maggie y a Ada venir prácticamente corriendo hacia nosotros. Las tres van como locas, saliendo del salón y soltando algunas exclamaciones que no logro entender, pero sé que son de alegría. Es mi amiga rubia la que se para, abre sus manos y ojos y musita.
—¿¿Y?? ¡Nos has tenido en velo, Jeannette! —cuestiona, a lo que yo sonrío.
—¡¿Y yo qué?! ¡Que soy tu hermana, hombre! —suelta Ada, llevando sus manos a las caderas. Eso me causa gracia, mientras miro a Jensen. Él está igual que yo, flipando con toda esta situación.
—Perdona que viniésemos sin avisar, pero es que no podíamos esperar —Maggie es la más racional de las tres, pues lo dice tranquila, con una sonrisa algo pilla en su boca—. Solo queremos saber qué es y nos vamos, que el pobre de Rody lleva toda la mañana en casa solo —exclama, sonriendo.
—Yo he acabado, así que sí que me quedo, pero a dormir. Me he levantado super pronto —continúa Ada.
—Y yo he quedado con Ángelo. ¡Pero ese no es el caso! ¿Qué es? —musita Jade.
—Bueno, la verdad es que de los dos el único que se lo imaginaba creo que era yo —exclama Jensen, mirándome y cogiendo mi mano. Es sincero, pero me sorprende porque no tenía muy clara su idea.
Me hace ilusión que esta noticia sea buena, algo que alegra. Aunque eso lo hubiera sido del mismo modo si hubiera sido de la otra forma. El sexo es cierto que da completamente igual. Saberlo me ha hecho un poquito más feliz, pero me hubiera dado lo mismo si se hubiera planteado el otro caso. Con que venga bien y saludable, lo demás no tiene importancia.
—¡¡No me deis discursitos ahora, que me va a dar un ataque al corazón!! Y la culpa caerá sobre vuestra consciencia, eh, ¡que conste que tengo testigos! —la exclamación de Jade nos hace reír a todos— ¡Decidlo ya, vengaaaa, que llevo toda la mañana en tensión! —casi estoy a punto de bromear, diciéndole que si es la misma tensión que el otro día, cuando dijo que tenía un pedo atravesado. De todas formas, prefiero guardar silencio, porque este no es el momento.
Miro a Jensen, mientras aplano mis labios. Él asiente, de la misma forma que yo. Parece que ha llegado el momento de desvelar al mundo este pequeño secreto que tan poco nos ha durado guardado. Con algo de nervios, llevo mis manos a mi vientre y las miro a ellas, antes de musitar las palabras.
Aquí está, nuestro pequeño giro de ciento ochenta grados:
—Es una niña —unas exclamaciones se oyen, mezclados con risas y algún gritito que otro, cosa que me hace muy feliz.
—¡¡Hermana, que nos viene una nena!! Ay, por favor, qué ganas tengo de verle la carita —musita Ada, que es la primera en venir hacia mí y darme un abrazo. Me río porque me hace dar una pequeña vuelta, como si estuviéramos bailando—. Enhorabuena, Jensen. ¡Ay qué contenta estoy! —ahora va hacia él, para repetir el gesto.
—Ven aquí, compañera. Va a ser la niña más feliz del mundo. Una guerrera, como su madre —musita Maggie, agarrando mi cara y dándome dos besos bien sonoros.
—Me has dejado el pintalabios seguro —musito, entre risas. Ella lleva sus pulgares a mis mejillas y lo retira, entre risas—. Ay, la yaya, que siempre me deja la marca —bromeo.
Sorprendentemente, soy yo la que camina hacia Jade, quien sonríe entre lágrimas sin casi poder decir una palabra. La abrazo, mientras las demás charlan con Jensen.
—Loca, que estás loca, ¡que vas a tener una niña! —musita mi amiga, separándose de mí con una sonrisa. Sé que le da mucha felicidad. Jade es como mi hermana y, si yo estuviera en su caso, sería muy feliz de recibir la noticia de una pequeña sobrina o sobrino— ¡Que vas a tener un bebé! —musita, como si no se hubiera dado cuenta de ello.
—No me digas Jade, pensaba que mi tripa era de gases —bromeo, riendo. Ella vuelve a abrazarme.
—Enhorabuena, hermana. Esa niña va a tener la mejor madre del planeta —y con sus palabras, soy yo misma la que acaba soltando unas lagrimitas también, de pura felicidad.
***
Cubro a Ada con una manta, mientras ella respira hondo. Se ha quedado dormida en el sofá, en lo que Jensen y yo comíamos lo que habíamos pedido para que nos trajeran a casa. Mis amigas también se han ido hace rato, al enterarse de la gran noticia de que vamos a tener una niña. Ambas tenían cosas que hacer y ahora necesitaba un momento para digerir todo esto. Además, estoy algo cansada, para ser sincera.
Mi hermana abre un ojo cuando siente que estoy moviendo la manta encima de ella, sorprendida. Temo haberla desvelado, sé que se ha levantado pronto para ir a trabajar. Apunto mentalmente hablar con ella a solas, para cuestionarle cómo le ha ido todo.
—Tranquila, duérmete. Jensen y yo vamos a descansar arriba también. ¿Te quieres subir a tu habitación? —le pregunto, en voz baja. Ella, que yo creo que está soñando despierta, cierra los ojos y vuelve a posar su cabeza en la almohada, pasando por completo de mi cara— Ah, bien, seguías dormida —musito, levantándome y caminando hacia Jensen.
Él friega los vasos y los cubiertos que hemos utilizado, mientras yo me apoyo a un lado de la encimera y lo contemplo con una sonrisilla en la boca. Jensen me mira por un momento, para después seguir a su tarea con el mismo gesto que yo.
—¿Por qué me miras tanto? —cuestiona, terminando con el último vaso.
—Porque estás muy guapo con tu traje arremangado y lavando las cosas —exclamo, causándole una risa. Él sacude sus manos y agarra un trapo, para bajar sus mangas y caminar hacia mí.
—Tú me ves guapo haciendo cualquier cosa, Jeannette —musita, rodeando mi cadera con sus manos. Por un momento, un pensamiento me viene a la cabeza. Estoy a punto de callarlo, pero luego pienso que no tengo el por qué. Ada está en otra habitación y no nos está escuchando. Además, con él es con menos vergüenza debería tener en ese tema que voy a nombrar.
—Sobre todo te veo guapo cuando estás entre mis piernas, como esta mañana —susurro en su oído, haciéndole levantar las cejas. Le escucho carraspear, pare después tragar saliva.
—Vaya, mira por donde —suelta, causándome una risa porque sé que no se lo esperaba. Oh, sí, Jensen, ¿qué pensabas, que yo soy una santita?—. Estás jugando con fuego, mi rosa —contesta, llevando sus labios a los míos. No llega a besarme, solo se queda a unos cuantos milímetros, causando que mi pulso se acelere.
—Quizá sea consciente de ello y lo único que deseo es quemarme —contesto, siendo yo misma la que le besa, tomando la iniciativa.
Dejo que su boca y la mía se junten una y otra vez, mientras las lenguas también se abren paso. Sé que no vamos a hacer nada ahora mismo, más que nada porque me sabe mal que esté mi hermana en el piso de abajo y nos descubra o algo por el estilo. Además, tengo que confesar que estoy agotada.
Cuando se separa de mí le veo apoyar la cabeza en mi hombro, mientras suspira.
—Me vas a matar, mujer de mala fe —su exclamación me hace reír—. Qué insaciable, por dios —bromea, negando con su cabeza y fingiendo un puchero, mientras se separa de mí.
—Voy a dormir un poco, la verdad es que entre ayer y hoy estoy algo cansada —musito, a lo que él asiente—. ¿Tienes alguna idea de por qué es? —cuestiono, siendo un poco juguetona. Las imágenes no llegan de inundar mi mente y... sí, hemos sido muy indecentes.
—A ver que piense... ehm... pues no tengo ni idea. ¿Será porque nos lo hemos pasado muy bien? Los mimitos son agotadores —conforme lo dice, él mismo se ríe de su ocurrencia.
—Anda, vamos a mi cuarto. Necesito echar una buena siesta de cinco horas —bromeo, llevándolo conmigo hacia arriba.
Juntos y cogidos de la mano subimos y llegamos a mi cuarto, donde me deshago de la ropa que llevo y me pongo un pijama. Jensen también se cambia a la ropa que él mismo me había prestado, de forma que estará más cómodo para dormir a mi lado. Ha sido buena idea dejarla aquí, porque por lo menos ahora puede descansar junto a mí.
Me cuelo bajo las mantas, junto a él. El calor de su cuerpo me invade, cosa que me hace suspirar. Sus brazos me rodean y me llevan a su lado, para que deje mi cabeza apoyada en su pecho. Es en estos pequeños momentos donde estoy realmente feliz de que todo esto vuelva a ser así. Me siento llena, contenta. Deseaba con todas mis fuerzas que volviéramos a ser nosotros en cada momento del día.
—Jensen, ¿qué somos? —cuestiono, mirándole. Él me observa, con una sonrisa— Todavía no lo hemos definido como nada, aunque... tampoco haría falta. Estamos bien —concluyo yo sola, mientras le abrazo con mi mano.
—Somos lo que sentimos, Jeannette. Puedes llamarlo del modo que te dé la gana —musita, dejando un beso en mi cabeza—. Novios, pareja, confidentes, padres de una pequeña niña que vendrá dentro de poco... —asume. Sonrío, separándome un poco para mirarle a los ojos—. El otro día vi un nombre que me encantó. Lo bueno es que empieza por jota, como tú quieres —confiesa.
—¿Y cuál es? —cuestiono, a lo que él sonríe.
Con una sonrisa lo pronuncia. Cuando lo escucho, hay algo que se me remueve por dentro. Es extraño, soy consciente, pero sé que ese será el nombre que llevará mi hija. Es precioso y me encanta, además suena bien y armonioso. Siento que debe ser ese.
—Ay, me encanta, Jensen. Es hermoso —musito, mientras le sonrío—. ¿Dónde lo viste?
—Pues la verdad es que busqué alguno que cuadrara con lo que tú querías. Ese me sonó bien y bonito, así que me lo apunté junto con unos cuantos más. No sé el porqué, pero es el único que se me ha quedado grabado en la mente —asiento, pronunciándolo de nuevo. Tiene razón, suena demasiado hermoso.
—Pues entonces ya tenemos nombre para ella —me levanto un poco, lo suficiente como para darle un pequeño beso en los labios. Él me sigue, mientras nos acurrucamos para quedar juntos de forma cómoda.
En este preciso instante, noto algo en mi tripa. Al principio, válgame dios, pienso que son gases. Pero después me doy cuenta de una cosa. Es una sensación extraña, como si algo... dios, no me lo puedo creer.
—¡Se está moviendo! —suelto, agarrando una mano de Jensen y posándola sobre mi tripa incipiente— Se está moviendo, Jensen —suelto.
Él se queda en silencio, hasta que nuestra bebé vuelve a hacer el mismo gesto, moviéndose dentro de mi vientre. Lo hace de tal forma que hasta Jensen puede notarlo, cosa que le hace abrir los ojos y la boca sorprendido.
—Dios, Jeannette, se mueve —exclama, con una sonrisa, llena de felicidad. Ambos nos miramos, sin poder creerlo—. Justo cuando hemos dicho su nombre.
—Parece que le gusta, Jensen. A ella le encanta cómo hemos decidido llamarla —asumo, riendo. Mi pequeña arándano se vuelve a mover, mientras mi chico está alucinando de sentirla de esta forma tan hermosa.
—Jeannette, te juro que estoy siendo el hombre más feliz del planeta ahora mismo —musita, causando que una risa se escape de mi boca.
Vaya por donde, creo que los tres estamos siendo los más felices del mundo en este pequeño momento.
***
Bueno, ¿qué tal? ¿Os esperábais que era una nena? Yo la verdad es que sí, JAJAJAJA.
Solo me queda revelaros el nombre. Pero es un secreto que se contará más adelante. Ahora quiero que me habléis, que me digáis qué os parece todo esto. 🤣
OS AMO CON TODÍSIMA LA PATATITA ❤️.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro