Una de sus manos va a cubrir su boca, mientras su mirada se dirige hacia abajo. No dice nada y yo no sé qué decir, siento que todo lo que debería nombrar se me ha ido de la mente. No sé ni como pronunciar las palabras. Este silencio sepulcral es de lo más incómodo para ambos. De lo único que soy capaz es de coger la copa y dar un trago de agua, dejando que mi boca seca vuelva a su normalidad. Sentía que se me había cortado hasta la respiración.

—¿Por qué? —la pregunta de Jensen me sorprende. Lo serio que está también, pero sobretodo porque está más tranquilo de lo que esperaba. Pensaba que tendría otra reacción como levantarse e irse, o incluso mandarme a la mierda. Pero no, él siempre es capaz de sorprenderme.

—No lo sé, Jensen. Estaba mal y... no tengo ni idea de qué decirte —asumo, pasando una mano por mi cara. Esto me está doliendo mucho.

Nos hemos hecho tanto daño que no nos queda ni un ápice de esperanza dentro. Aún me duele cada vez que recuerdo a Hannah y a Jensen, juntos. Aunque no la conozca, solo de imaginarlo besando a otra chica se me revuelve el estómago. Y ojo, no le estoy echando la culpa a ella. Es verdad que él por ese entonces, estaba soltero. Sé que por despecho se llegan a hacer muchas cosas, pero esto es horrible.

El nulo ruido que se forma hace que los pelos se me pongan de punta. Estoy muy incómoda, se me puede notar solo de la postura en la que estoy colocada.

Al momento, me acuerdo como estábamos antes. Me viene a la memoria los besos furtivos que nos dábamos en la oficina, a escondidos. Todas aquellas veces que le dejaba lleno de pintalabios rojo, las risas que me provocaba verlo así. O cuando me llamó por primera vez "cariño", mientras me abrazaba en una playa. La vez en la que le conté todos mis sentimientos y por su nula contestación, pensé que no sentía lo mismo. Él en respuesta, y sorprendiéndome, tan solo me besó, haciéndome sentir la más agradecida de este mundo. Recuerdo el día en el que fuimos a Kayatura, lo mal que lo pasé en el avión y lo bien que lo pasamos en la isla. Todos los besos y las caricias que nos dedicamos el uno al otro, esas primeras veces que tan buen sabor de boca nos dejaron. También viene a mi memoria aquel día en el que se arrodilló y dejándome con la boca abierta me pidió matrimonio delante de mucha gente. Incluso su cara cuando le dije que íbamos a tener un bebé.

Es irónico, que cuando se lo conté, tenía más esperanza en nosotros que ahora mismo. Y eso que por ese entonces, era él quien tenía todo el derecho a mandarme a la reverenda mierda. Pero siempre había algo que nos unía. Sí, que yo esté hablando en pasado también hace que me asuste.

—¿Qué nos ha pasado? —musito. Conforme lo digo, siento que el pecho se me hunde, en una espiral de dolor y rabia mezclados. Ya no somos los de antes, eso se ve a leguas. Nos hemos pinchado y vamos perdiendo aire poco a poco. De esta forma es de la que más duele. Nos estamos desangrando el uno al otro a golpes sentimentales. De los de antes ya solo quedan cenizas.

—No... no lo sé, Jeannette. Y me hace tanto daño todo esto que... —su voz falla al final de la frase. Yo siento que me duele la vida, quiero desaparecer y dejar de sentir toda esta mierda. Quiero volver el tiempo atrás y decirme que no la cague. Pero ya es demasiado tarde para nosotros, el daño ya está hecho y eso no se puede remediar. Solo se debe dejar curar y cicatrizar, ahora la herida está demasiado abierta. Y más ahora, que lo único que hacemos es hurgar en ella.

—Yo tampoco. Tengo tanto miedo de todo esto —una lágrima amenaza con rodar por mi mejilla. Me siento tan mal que no sé cómo voy a ser capaz de comer ahora, si ya me cuesta mantener la compostura. Mi estómago se ha hecho un amasijo de nudos. A penas me entra el aire—. Jensen, necesitamos tiempo. Al menos yo. No quiero estar contigo, de momento —musito. Y es como si liberara una carga tan grande dentro de mí, que siento que ya puedo hasta respirar de nuevo. El aire llega a mis pulmones y doy gracias de ser capaz de decirle lo que realmente siento. Porque ya me callé suficiente, ya es tiempo de hablar.

—Es que no me imagino sin ti, Jean. No puedo —me observa. Veo que sus ojos están acuosos y me asusto. No me gusta verlo así. Joder, claro que no quiero hacerle sentir mal, pero es que ya no aguanto más. He llegado al límite. Creo que incluso lo he sobrepasado—. Has llegado tan pronto y lo has cambiado todo. Y ahora te marchas y...

—Pero no puedo aguantar más esta situación, Jensen —exclamo, tragando el nudo de mi garganta. Tengo ganas de vomitar y no es por mi embarazo. Ojalá—. Cada vez que te veo siento que el estómago se me revuelve y el corazón me pide piedad. No aguanto más —él asiente—. De verdad, no quiero hacerte daño, porque te amo —musito, sincera. No voy a mentir y a gritar que le odio. Sigo enamorada de él, sigo teniendo todo el revoloteo cada vez que lo veo. Pero me duele sentirlo y eso no es buena señal. Nos estamos ahogando en nosotros.

—Más daño me hace que me ames, Jeannette. Deberías odiarme y mandarme a la mierda. Creo que de esa manera nos haríamos menos daño —sus ojos van hacia un lado, intentando borrarme de su centro. Sé que le cuesta mirarme a los ojos. Suspiro, intentando calmarme.

—Pero no puedo. Porque sabes que no te odio. Simplemente, necesito mi tiempo para pensar y aclarar mis ideas. Sé que a ti te vendrá bien también, terminarás agradeciéndolo —y sin pensarlo mucho, echando la silla para atrás, me levanto. Estoy más que dispuesta a salir de aquí. No quiero comer así ahora mismo. Necesito estar en mi casa, a solas.

—¿Te vas? —la vista de Jensen se dirige directamente a mí. Yo sonrío, tristemente, y me acerco a él. Agachándome un poco, agarro su barbilla y me fijo en sus ojos verdes. Los mismos que me desvelan cada noche. Sus mano va a mis labios, pasando el dedo pulgar por encima de ellos. Joder, esto duele mucho más de lo que imaginaba.

Le beso, acercándome a él. Despacio, sin prisas ni nada más, rememorando ese roce que siempre nos ha vuelto locos. Aunque tengo que admitir que hacer esto me está costando más que otra cosa en toda mi vida. Cuando me separo de él, tengo que aguantar las lágrimas que amenazan con salir de mí, dejando mis sentimientos a ojos de todos. No. Esta vez no voy a llorar.

—Te quiero mucho. Y esto no es un adiós, es un hasta luego —musito. Las palabras que digo intento creermelas yo también, pero me cuesta—. Tienes libertad de hacer lo que quieras, Jensen. Pero hazlo con cabeza, por favor.

—Jeannette... no quiero que acabemos así —y su gesto está tan compungido que incluso casi flaqueo. Pero no. Hoy no.

—No es acabar. Vamos a darnos un tiempo. Será lo mejor —su mano agarra mi brazo, frenándome. Ante mi sorpresa, se levanta y me vuelve a besar. Posa sus labios sobre los míos y se deshace en ellos. Sus manos me envuelven la cintura y yo creo que voy a desfallecer ahora mismo si no para.

—No me olvides por favor —musita, después de soltarme. Sonrío tristemente, mientras muerdo mis mejillas interiormente.

—No lo haría en mil años —contesto sincera. Después solo me recompongo, recta. Observo que nadie nos está prestando atención y lo agradezco mucho.

—Llámame cuando te sientas preparada Jean, porque te voy a esperar. Pero no tardes demasiado, por favor —respiro hondo. Eso quiero yo, Jensen. Poder lanzarme a tus brazos como si fuera el primer día y no tuviéramos toda esta mierda entre nosotros.

Doy un pasito hacia la salida, queriéndome alentar. Después otro. Y otro. Me quedo maravillada de que por fin haya podido salir de aquí, el aire que golpea mi cara al salir del restaurante me hace tener un escalofrío.

Pero para mi sorpresa, no me siento tan mal como esperaba. Noto la liberación, y, por primera vez en mi vida, la paz. Es tan hermoso este sentimiento que solo soy capaz de dejarlo ampliarse por mí y sonreír.

Llegó el momento de ser feliz.

***

Lo sé, es cortito. Pero es que ellos lo necesitaban y yo también.He sufrido tanto con este capítulo... no os lo podéis ni imaginar. Por favor, escuchar la canción de arriba y me entenderéis. Espero que paséis un fin de semana alucinante.

OS AMO CON TODA LA PATATITA :).