Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

11: Tiempo.

El tiempo lo cura todo.

Es la mentira más grande que he oído en mi vida. El tiempo lo que hace es hacer crecer tu sentimiento de rabia o de dolor. Te hace sentir peor porque tienes más rato para poder pensar las cosas y imaginas que podrías haber hecho esto, o aquello. Y las heridas, en lugar de cerrarse, se abren y sangran lentamente. En resumen, que el tiempo es una mierda.

Mentiría si dijera que estos tres días han sido los mejores de toda mi vida. Pero estoy bien. Y no, no lo digo por querer convencer, la verdad es que pensaba que después de esta situación iba a estar peor que nunca. Me alegro de que eso no haya ocurrido.

Ir a mi psicóloga me ha ayudado mucho, me alegro de haberle confiado todos mis secretos a una profesional porque el peso se siente compartido. No todo es malo en mi vida, voy a tener un bebé, tengo dinero suficiente como para vivir y conseguir un trabajo para mantenerme y además estoy rodeada de buenos amigos. Tengo que fijarme en esas cosas y mirar al pasado intentando sonreír. Vamos, que debo convertirme en Mr. Wonderful, aunque eso lo veo un poquito difícil.

Con lo de Jensen... a ver, es difícil de explicar. Sé que en ese entonces estábamos prácticamente a años luz de ver una reconciliación entre nosotros, que él tenía la libertad de hacer lo que quisiera, al igual que yo. Porque en ese entonces no éramos nada. Pero joder, como duele esta mierda de saber que se ha acostado con alguien más. Y me da rabia. Llámame idiota, cabezona, consentida... pero me da mucha rabia.

Solo creo que este no es el mejor momento de volver, porque me siento mal con él. Separarnos me ha dolido más a mí que a él. Ya me imaginaba a él y a mí en una casa, conmigo embarazada. O con nuestro bebé, juntos.

Ahora sí que se puede tirar a todo lo que se meneé.

Pero tengo que admitir que estos días he estado muy productiva. He creado un blog, en el que he conseguido tener un aspecto más armonioso gracias a Maggie, quien tiene un gran manejo de la informática (cosa que no sabía). Y de momento no tengo ningún post, pero estaba esperando a que fuera lunes para poder empezarlo con buen pie, además de que debía organizarlo y ponerlo todo en regla.

Además, me he creado un Instagram en el que he comenzado a subir mis looks y algunas cosas más. Obviamente, no voy a ser una eminencia nada más llegar, pero ya cuento con unos cincuenta seguidores en dos días. Creo que de momento va bien, los likes poco a poco suben y cada vez más gente ve el perfil.

Sigo dibujando mis bocetos, donde imagino miles de conjuntos y prendas que jamás han visto la luz. Tengo la misma ilusión que hace años y eso me hace sentirme bien. Joder, tan bien que me siento imparable.

Mi proyecto es sacar una tienda online de moda, así que tengo que crearme mi propio dominio en la web y escoger el nombre de la tienda. También un distribuidor, poner en regla todos los asuntos legales y muchas cosas más que hacen que mi cabeza vaya a explotar del todo. Pero la verdad, no me importa, porque sé que voy a pelear por mi sueño hasta que deje de vivir. Es mi meta y la voy a cumplir.

—¡¡Jeannette!! —la puerta de mi cuarto se abre de par en par, mientras yo me pongo el cinturón del pantalón que llevo. Es tipo cónico, de rayas de color tierra. Lo he conjuntado con una camisa negra.

—Dime Jade —me giro. Ella me señala su teléfono, con una cara que no sabría descifrar.

—Es la secretaria de Paulo Magneti, ¡está preguntando por ti! —mi ceño se frunce. ¿Paulo Magneti? ¿Preguntando por mí?

—Pásamela —exclamo. Agarro el telefóno y lo pongo en mi oreja, algo nerviosa— ¿Sí?

—¡Hola! ¿Es usted Jeannette Burgos? —¿por qué narices sabe mi nombre y mi apellido real?

—Sí... —musito, algo extrañada.

—Quería anunciarle que mi jefe, Paulo Magneti, quiere concertar una cita con usted —mecagoentoloquesemenea...

—¿Una cita... conmigo? —pregunto. Esto es raro.

—Sí. Y cuanto antes pueda ser, mejor. Está muy interesado en usted, señorita —pero, ¿qué narices está pasando?

—Ehm... no sé. ¿Cuándo quiere que nos reunamos? —pregunto insegura. Jade agarra mi mano, la aprieta y finge que grita echando la cabeza hacia detrás.

—¿Le viene bien esta tarde? El señor tiene libre a las cinco, podría acudir a las oficinas que tenemos en... —y me dice una de las avenidas más importantes de una de las ciudades que rodean Orielsh. Mi amiga me mira, y con una señal me pregunta sobre la llamada. Con señas le indico que espere—. Traiga toda la información sobre usted y todos los diseños de muestra que pueda ofrecer.

—Cl-claro, no hay problema. Esta tarde a las cinco estaré allí.

—Muchas gracias señorita Burgos, que tenga un buen día —y tras esto cuelga.

—¡¿Qué narices hacía la secretaria de uno de los más grandes de la moda llamándote a ti?! —cuestiona Jade, con un tono de voz más alto de lo que desearía. Me ha dejado sorda de un oído. Me tiembla el tímpano.

—¿Conoces a Paulo? —cuestiono. Ella abre la boca.

—¡Amiga! ¿Y quién no lo hace? ¡Tú que amas tanto la moda deberías conocerlo! —se acerca a mí y coloca sus manos en mis hombros.

—Lo sé, pero con todo lo que me ha ocurrido llevo unos años sin saber nada de ese mundillo —le anuncio.

—¡¿Pero tú le conoces?! —y ahora me ha dejado sorda del otro oído.

—Sí. Es un amigo de Jensen, además diseña todos sus trajes y parte de su armario —Jade levanta una de sus cejas, mientras yo caigo en como el diseñador se ha puesto en contacto conmigo y como sabe mi nombre.

—Por eso el bomboncito de vainilla va siempre tan bien vestidito, como un Ken —asume, con gesto de resignación. Yo niego, mi mejor amiga no está bien.

—Lo conocí un día que acompañé a Jensen a mirarse trajes, y bueno, me ofreció trabajo como modelo. Pero sabes que esas cosas no me van mucho —ella asiente, con la boca abierta.

—¿Y qué quería? —cuestiona con una sonrisa, ilusionada.

—Quedar conmigo esta tarde. No tengo ni idea de porque, pero le he dicho que sí.

—¡Si le llegas a decir que no te doy tal sopapo que las bragas te vuelan! —es increíble que esa frase la esté diciendo mientras me abraza, pero es Jade, todo puede ocurrir con ella.

Y, ¿sabéis una cosa? Estoy cabreada. Muy cabreada. Sé porque me ha llamado el mismísimo Paulo Magneti a mí, sé porque sabía mi verdadero nombre y casi sé lo que va a pasar en esa maldita reunión.

Tras dejar a Jade en la academia de baile, conduzco hasta Willmatic. Aparco y bajo, cerrando la puerta del coche más fuerte de lo que me gustaría y camino más nerviosa que muchas veces. Me siento como una idiota a la que le abren todas las puertas porque ella misma no puede. Y esto lo odio, no me gusta estar así.

No me paro ni a ver a Maggie, porque cuando llego a la puerta transparente de la oficina de Jensen tengo un cabreo monumental. Ha sido él quien ha llamado a Paulo y le ha contado todo. Lo sé, él es la única persona que nos relaciona a los dos. Y ya me dijo cuando estábamos comiendo un helado que le llamara.

—¿Por qué has hecho eso? —musito, en el mismo momento en el que abro la puerta. Él está tecleando en el ordenador. Detiene la acción y levanta la vista hacia mí, mientras me importa una mierda no haber tocado a la puerta. Sé que he sido maleducada, pero es que estoy tan enfadada...

—Buenos días —musita, levantándose y caminando hacia mí, tranquilamente. Yo cierro la puerta y me cruzo de brazos.

—Sí, sí, todo lo que quieras pero... ¿Por qué Jensen? —él me observa y yo dejo caer mis brazos— Sabes que quiero ganarme las cosas por mí misma. Odio sentirme como una niña pequeña a la que le consiguen todo —y ante mi total sorpresa, me sonríe. Maldito seas Jensen Williams, ¿por qué tienes que tener esa maldita sonrisa perfecta que me vuelve loca?

—Jeannette, yo no le dije que te llamara. Sí, es verdad, quedé con él y estuvimos hablando. Le conté sobre ti porque es mi amigo, tengo confianza con él y hablamos de mi vida. Le dije que querías meterte en el mundo de la moda. Él mismo me pidió tu teléfono, pero yo no le dije que te llamara —aprieto la mandíbula.

—No te creo.

—Pues es la verdad. Él se ha interesado en ti Jeannette. Me dijo que vió algo en ti que le gustó, ya te lo dijo —sus ojos verdes hacen que mi corazón se acelere. Hoy está irremediablemente guapo con un traje gris, con algo de barba.

—Lo vió como modelo, no como diseñadora.

—Pero el caso es que se fijó —suelto aire por mi nariz. ¿Y ahora qué hago?— ¿Cómo has estado? —cuestiona, cambiando de tema.

—Bien, estoy bien —musito, abriendo la puerta. Pero me agarra el brazo, deteniéndome. Un flashback me recuerda al día que vi el mensaje en su móvil.

—Espera Jeannette —su colonia llega a mis fosas nasales y me vienen tantos recuerdos que tengo que calmarme a mí misma. No es un secreto que le amo, aún después de todo lo que ha pasado. Mis sentimientos no se borran de un día para otro. Pero puedo esconderlos, enterrarlos y bailar el aserejé encima de ellos si hace falta, con tal de que no se vean en este momento.

—¿Qué quieres? —musito, dándome la vuelta, intentando parecer todo lo seria que puedo.

—Sé que estás enfadada y lo entiendo —oh, ¡qué considerado!

—No estoy enfadada —miento, es obvio que sí lo estoy. Maldito seas Jensen Williams, me has devuelto todo el dolor por el que un día te hice pasar. Todo es culpa del karma.

—Sí lo estás. Te conozco, y lo entiendo —su mano se dirige a mi mejilla. Su rostro se acerca al mío, mientras siento a mis piernas temblar. No me puedo quitar de la cabeza lo bien que se sintió estar juntos hace unos días. Odio que esos sentimientos aún me recorran por dentro— Pero lo siento de verdad. Yo creí que no íbamos a volver y...

—No tienes que explicarme nada. Eras libre, como ahora. Haz lo que quieras, ¡tírate a quien quieras Jensen!, pero esta vez asegúrate de ponerte un condón —musito, soltándome de su mano y saliendo de ahí por patas. No sé porque he dicho eso, pero no me arrepiento.

No soy yo la que habla, es el resentimiento y el dolor, pero ¿qué le vamos a hacer?

Cuando las puertas del ascensor se abren en la planta baja, camino directa hacia mi coche. Y al subir me quedo mirando el volante.

—Tu papá es un idiota a veces —musito, poniendo una mano en mi vientre—. Muchas, muchas veces. Pero tranquilo bebé, al menos tienes una mamá cuerda —sonrío ante mis palabras.

En lugar de irme a mi piso, conduzco hasta la cafetería en la que trabaja Steve, pues para estar sola prefiero ir a visitar a mi oso guarroso y hablar con él de forma más privada. Así que caminando logro llegar al pequeño recinto y entro, dándome de bruces con el olor a cruasanes recién hechos. Oh sí, quiero veinte de esos.

Logro vislumbrar a Steve en la barra, está solo porque hay unas pocas mesas llenas. La hora del almuerzo ya ha pasado, cosa que hace que no esté tan lleno.

—Hola Steve —exclamo, sentándome en uno de los taburetes de madera que da a la barra. Él se gira y se sorprende al verme.

—Vaya Jean, no pensaba que ibas a venir.

—Ya, yo tampoco. Pero me ha apetecido verte, y aquí estoy —asumo, poniendo mi cabeza encima de mi mano. Él me sonríe. No quiero hablar ahora de toda la mierda en lo que estoy pensando.

—Bueno, ¿qué quieres tomar?

—Estás muy guapo de camarero, ¿entras en la carta? Grrr —finjo un gruñido que le causa una carcajada—. Es broma, ¿me pones un cruasán y un zumo?

—¿Melocotón o naranja?

—Naranja —asumo. Steve se mueve con agilidad, rápidamente tengo lo que he pedido frente a mí. Mi amigo se descorcha una cocacola y se acerca a mí, apoyando su codo en la barra.

—Ahora sí, cuéntame qué te pasa. Y solo la verdad. A mí no me engañas —aprieto mis labios. Mierda. No me acordaba de que con él no puedo disimular.

—Bueno, lo de Jensen ya lo sabes. Pero ahora resulta que me ha conseguido una entrevista con Paulo Magneti, un diseñador que conocí hace tiempo —él abre los ojos de par en par.

—¡¿Paulo Magneti, el diseñador?! —dejo caer mi mano.

—¿Tú también lo conoces?

—Jeannette, cariño, mi afortunada era una modelo que trabajaba con muchos diseñadores y marcas de importancia. Paulo Magneti era uno de ellos —da un trago de su bebida.

—Pues vaya, parece que era yo la única que no pensaba que era tan conocido.

—¿Y por qué te molesta que te haya conseguido la entrevista? —pregunta— Ah, ya sé, te sientes como si fueras una enchufada.

—Exactamente —sí, el entenderse así solo pasa con amigos.

—Bueno, no sé. Yo no lo veo así Jeannette. Si la vida te ha puesto en el camino la oportunidad de hablar con Paulo Magneti y mostrarle todo, yo de ti lo haría. Es tu sueño desde que te conozco lo de diseñar. Una persona así de importante no metería a alguien sin talento en su empresa, enséñale lo mejor de ti y adelante —joder. Me acaba de dejar sin palabras.

—Entonces... ¿debería ir?

—Yo creo que sí. No tienes nada que perder Jeannette.

***

Mi Steve, siempre tan sabio y bonito. :)

Os dejo por aquí el último vídeo de Youtube que he subido, espero que os guste.

https://youtu.be/QXtgXg-Qq6Q

OS AMO CON TODA LA PATATITA. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro