Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

20.

Cada voto y cada comentario cuentan :)   

20.

Evan era un hombre de veinticinco años. Tenía el cabello moreno y la cara alargada, con una nariz algo huesuda y unos bonitos ojos marrones.

En ese momento nos encontrábamos en un elegante restaurante tailandés cercano a mi casa y desde hacía más de tres horas, Evan no había dejado de hablar ni un solo segundo, sorprendentemente el restaurante seguía abierto.

Por mi parte yo me encontraba suficientemente contenta sólo con el placer de poder llevar unos pantalones negros y ajustados de raso y una elegante camisa sin mangas junto a unas sandalias oscuras de tacón.
Eso era el paraíso.

—Y yo pensé, ¡Dios mío! ¡Josephine no me ha avisado de que mi cita con Newman estaba prevista para hoy!

Evan comenzó a reírse con fuerza y tardó un poco en reparar en que yo ni siquiera le estaba escuchando.

—Lana, ¿te estoy aburriendo?

—¿Eh? ¿Qué? —lo miré de pronto, como dándome cuenta de su presencia por primera vez—. Ah no, por supuesto que no. Es sólo… Estoy un poco cansada, Evan.

La parte importante de la conversación había tenido lugar al llegar allí, por lo que sólo quedaban tonterías y anécdotas que Evan me había contado mil veces ya.

Mientras cenábamos me había narrado cómo, gracias  a mi mensaje de móvil, habían descubierto un montón de cosas más y que poco a poco estaban logrando desenmascarar a varias bandas de tráfico de drogas y armas.

Al parecer el enemigo directo de Los Tigres de L.A. eran los Red Dragons, una banda de moteros bastante más grande y oscura que los Tigres.

Según me había narrado Evan, los Red Dragons tenían una guerra abierta con Los Tigres desde hacía años y, básicamente, con cualquier otra banda que se pusiera en medio de su camino.
Eso esclarecía por qué habían tiroteado a Los Santos.
Por supuesto, yo ya había informado con detalle a mis superiores de todo lo que había ocurrido el día de mi inesperada conversión en cirujana… bueno, de casi todo. Por supuesto que no mencioné el beso con Kevin en ningún momento.

Evan también me había dicho algo de lo que no estaba completamente seguro ya que no poseían demasiada información sobre esta banda, pero, al parecer, los Red Dragons habían sido autores de más de treinta muertes en lo que llevábamos de año; para ellos matar era tan fácil y natural como abrir un paraguas en un día lluvioso.

—¿Quieres que te lleve a casa? —preguntó.

Negué con la cabeza.

—Estoy a cinco minutos de mi casa, Evan. Iré andando, muchas gracias.

Abrí mi bolso para pagar la cena, pero Evan negó con la cabeza fervientemente con la cabeza.

—Por favor, Lana. Esta cena corre de mi cuenta.

—Pero… —señalé a mi enorme plato de comida, que costaba casi sesenta dólares.

—Insisto, he sido yo quien te ha invitado.

Finalmente volví a cerrar el bolso y ambos salimos del restaurante. Nos despedimos en la puerta con un beso en la mejilla y yo caminé con presteza hacia mi casa.

¡Cuántas ganas de tirarme en mi cama y simplemente dormir!

Me encontraba entrando por la puerta de mi apartamento cuando mi móvil comenzó a sonar.

¿Quién sería? Eran más de las doce y media…

Dejé el bolso en la cocina y agarré mi teléfono, dirigiéndome a mi habitación. Me quedé helada al leer la pantalla: Era Kevin.

Cogí el teléfono, con el corazón latiendo a mil por hora.

“¿Sí?”

Nada. Sólo se oía ruido, como si Kevin estuviera en algún bar (lo cual no me extrañaba en absoluto)

“¿Kevin?” Dije, esta vez más fuerte. Aun así nadie me contestó.

Pensé que me habría llamado sin querer y me disponía a colgar cuando oí que el ruido había cesado de pronto. Imaginé que Kevin había salido del bar en el que se encontraba. Decidí probar una última vez.

“Kevin, ¿estás ahí?”

“¿Lana…?”

Su voz grave y extremadamente sexy me puso la piel de gallina. ¿Habría sucedido algo malo?

“¿Qué pasa, Kevin? ¿Estás bien?”

“No.”

Quería insistir, pero decidí que lo mejor sería guardar silencio hasta que él me contara qué estaba ocurriendo. Comencé a ponerme nerviosa y a preocuparme.

“¿Dónde estás?” Me preguntó y esta vez noté claramente en su voz que estaba borracho.

Imbécil. ¡Imbécil! Me había hecho preocuparme a lo tonto cuando en realidad el muy idiota simplemente había salido a emborracharse y seguramente ahora me había llamado por accidente, ¡era un estúpido!

“Estoy en mi casa, Kevin.”

“¿Estás con el imbécil que estaba antes allí?”

Suspiré.

“No, no estoy con nadie.”

Me tumbé en la cama, al parecer Kevin no tenía intención de colgar por el momento.

“¿Puedes venir? No quiero dormir solo.” Me pidió.

Yo me quedé callada un momento.

“Te juro que puedes seguir durmiendo en la cama y yo en el sofá… Y no volveré a dormir desnudo, pero no me dejes solo, Lana.”

Mi corazón latiendo a una velocidad impensable, de pronto, dejó de latir.
Su voz era grave y débil a la vez, parecía un niño pequeño suplicándoles a sus padres que durmieran con él porque había tormenta.

“No puedo ir ahora, estoy en Los Ángeles…”

“¿Quieres que vaya a buscarte?” Me propuso.

Reí con suavidad.

“Kevin, estás completamente borracho…”

Su risa también me llegó a través del altavoz del teléfono, me lo pude imaginar, perdido en cualquier parte, con una borrachera de ese calibre, extremadamente sexy y tan sólo pensando en llamarme porque no quería dormir solo…

En ese momento algo se activó dentro de mí, fue como si él hubiera encendido un pequeño botón destinado provocarme de pronto un extraño peso en el estómago.

¿Por qué me había llamado justamente a mí, sabiendo que estaba a doscientos kilómetros de él?

“Kevin, cielo, prométeme que vas a irte a dormir ahora mismo. ¡Y nada de conducir!”

Me sentí extraña al llamarle “cielo”, pero fue exactamente como si estuviera hablando con un niño pequeño y asustado. Mi tono quería transmitirle tranquilidad, confianza.

Noté cómo sonreía de nuevo. No sé por qué, pero simplemente lo sentí.

“Vale. Buenas noches, Lana.”

Me mordí el labio, eso era muy extraño para mí.

“Buenas noches, Kevin.”

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro

Tags: #acción