1.
¡Bienvenidos al capítulo 1! Sé original, ¿de verdad merece la pena perder un momento de tu vida en plagiar a otra persona?
Cada voto y cada comentario cuentan :)
1-
—¿Me podéis traer una cerveza?
Esas fueron las primeras palabras que le oí decir. Me horroricé al contemplar a mi jefe, el inspector Williams, girarse hacia el detenido y asesinarlo con la mirada.
El chico, sentado en la mesa de interrogatorios relajadamente, como si no estuviera allí por haber sido sorprendido traficando con drogas, sonrió.
Tenía una sonrisa bonita, blanca y perfecta. Su cabello rubio caía sobre su rostro descuidadamente.
Tomé aire y entré a la pequeña sala después de que el inspector Williams me diera la señal.
Los ojos azules de Kevin Gerdam se clavaron en mí en cuanto crucé la puerta, lo que me sobresaltó. La sonrisa de él se desvaneció de pronto y, de repente, sólo me observaba.
—Agente Silday, este es Kevin Gerdam. El testigo de quien le he hablado, él nos ayudará a conseguir desenmascarar a algunas de las bandas callejeras más importantes de la actualidad —dijo Williams, después se dirigió a Kevin—. Esta es Lana Silday.
—¿Así que tú vas a ser mi nueva novia?
Me lanzó una mirada intensa, picante. Recorrió todo mi cuerpo con sus ojos y una nueva sonrisa confiada se volvió a aposentar en su rostro. Tuve que contenerme todo lo posible para no pegarle, yo era una policía profesional y cualificada. Mi trabajo era aguantar a imbéciles como él.
—No será su novia, señor Gerdam. Sólo fingirá serlo con el fin de capturar a su banda y entregarlos a las autoridades. La única manera de hacerlo es con un agente infiltrado que pueda desmantelar toda la red de mafias y corrupciones establecida en la costa oeste de Estados Unidos. —Mi jefe se giró hacia mí—. ¿Usted qué opina, Lana?
Mis manos temblaban ligeramente, estaba algo nerviosa porque ese era mi primer trabajo serio a la hora de escalar en la policía de Los Ángeles. Necesitaba que absolutamente todo fuera perfecto, no podía decepcionar a Williams.
—Cuanto antes comencemos, antes acabaremos —dije, intentando que mi voz sonara firme.
Sin poder evitarlo, volví a mirar a Kevin y mis ojos se perdieron en los numerosos tatuajes que se dibujaban a lo largo de sus fuertes brazos, quedando ocultos bajo su camiseta de manga corta negra. Una parte de mi mente se preguntó cuántos tatuajes más tendría. Instintivamente mis ojos volvieron a encontrar los suyos, que me miraban impasibles.
—Yo también opino eso. No debemos entretenernos.
Williams se contuvo para gritar, era un hombre muy irritable. Muchísimo. Pero aun así no podía permitirse tratar mal a un testigo tan valioso.
—No le he preguntado a usted —dijo con suavidad.
Kevin le restó importancia.
—Sí, lo sé. Pero sólo he corroborado la opinión de… Lana.
—Agente Silday —lo corregí entre dientes.
—¿Y crees que te llamaré agente también cuando estemos en el club? Cuando todos los demás miembros me vean aparecer con mi nueva novia, en el momento en el que todos estén pensando en ti, imaginándote sirviendo copas y bailando para ellos… ¿también debo llamarte agente entonces?
Su voz era grave, sexy. Parecía intentar provocarme, pero si lo hacía era precisamente porque no me conocía. Yo nunca caería en un juego tan estúpido e infantil.
—No actúes como si me conocieras, Kevin Gerdam. —Me tomé la libertad de tutearlo, como él había hecho—. Esta relación es puramente profesional. Fuera del club sigo siendo policía y tú mi protegido.
Pese a mi gélida mirada, Kevin volvió a sonreír, pero no volvió a hablar más.
Cuando Williams se acercó a él, le quitó las esposas y abrió la puerta para que saliéramos de la sala no pude evitar quedarme un momento más allí. Una pregunta rondaba mi mente desde hacía rato…
¿Por qué había decidido Kevin Gerdam traicionar a su club sabiendo el alto precio que acabaría pagando por ello?
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