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Playa-Con [2/2]

—¡YA NO PUEDO MÁS! ¡YO ME VOY DE AQUÍ! ¡Detén el auto! —exclamó Vanessa, suplicándole al rubio que detuviera el vehículo a un lado de la carretera—. Gracias Bill.

La rubia espero con deserperación a que el vehículo estacionará en su totalidad para cambiarse de asiento a uno lejos de aquel chico de nombre azteca.

—Wow, es la segunda vez que me dicen algo así... —dijo Xólotl recordando la vez que llevo a Dipper a casa de Bill—. Es impresionante que tan rápido puedo hacer a alguien perder la paciencia.

—Eso no es algo de lo que estar orgulloso —le respondió la rubia de mala gana.

Mabel soltó una pequeña risa.

—Dipper, no te importa si me siento aquí, ¿verdad? —el mencionado levantó la mirada de su libro antes de negar rápidamente con la cabeza—. Gracias, sólo espero que no me pisoteen cuando Mabel quiera bajarse para ir al baño.

—No prometo nada —le respondió la castaña.

—Bueno, ¿ya podemos seguir? —inquirió el conductor—, si la princesa de Vanessa ya está lista, claro está.

Dipper frunció el entrecejo al escuchar aquello, tratando fuertemente de ignorarlo y concentrarse en su lectura.

—Sí, ya estoy —añadió la mencionada con una sonrisa acomodándose el cinturón de seguridad—, muchas gracias.

El rubio soltó una pequeña risa como respuesta, viendo al grupo de atrás a través de sus lentes de sol para asegurarse que todos estuvieran listos  antes de retomar la conducción hasta su destino. 

De momento el camino a la playa había sido un desastre, estaban todos en una camioneta que Bill, Will y Xólotl habían rentado para todos, dispuestos a llegar lo más temprano posible para aprovechar al máximo el día, pero realmente no se habían puesto a pensar en que juntar a todos ellos en un espacio reducido no había sido su idea más brillante.

Ambos hermanos Cipher estaban al frente, Will era el copiloto de Bill y ambos parecían muy perdidos en sus cosas de hermanos, conversando de tonterías e ignorando por completo al grupo de atrás, mientras que Dipper parecía perdido en otra cosa, puesto que llevaba todo el camino con un libro entre las manos sentado en el asiento detrás del rubio, detrás de Will se encontraba ahora la rubia que, al principio, había estado en la última fila con Xólotl y Mabel, pero cansada de las tonterías del chico, había decido cambiarse al asiento disponible junto a Dipper, mientras que los otros dos parecían estar entretenidos platicando entre ellos.

Se dirigían al Playa-fest organizado por la presidenta estudiantil, aunque Bill prefería llamarle: El Playa-Con. ¿Por qué? Porque él no entendía por qué todas las fiestas de adolescentes llevaban ese nombre junto con el Fest al final, no era un festival de verdad, sólo era una fiesta más, y como él debía ser más creativo (y más tonto, como diría el castaño) que eso, decidió nombrarla así.

Todos estaban decididos a pasar el mejor rato de su vida en la fiesta que organizaba la chica más popular de la escuela, la mayor de los gemelos Gleeful y si Xólotl se unía a la diversión sólo significaba que sería una de las mejores fiestas a la que irían alguna vez en su vida, a excepción tal vez de Dipper, quien se encontraba cuestionando su decisión de ir, ¿por qué había aceptado ir? ¡El odiaba las fiestas! Sólo lo ponían ansioso y de muy mal humor, sí, no todo el rato estarían en la fiesta, estarían la gran mayoría del rato en la playa y podría hablar más con Vanessa, pero tal vez no había sido su decisión mas inteligente.

—Willcito-o —le llamó la atención Vanessa que ahora se encontraba detrás de él—. ¿Estás emocionado?

—¿Emocionado de qué? —preguntó distraído dejando de cantar junto a su hermano.

—¡Vanessa interrumpes la canción! —se quejó el rubio de mala gana.

—¡Es una pregunta importante, Bill! —replicó la chica.

—¡Pero es la parte rápidita que Will no puede decir! —contestó el mencionado y Vanessa rió—. Oh, oh, aquí viene... ¡Canta conmigo, Vanessa!

—"¡T-E-E-N T-I-T-A-N-S!" —cantaron los dos rubios rápidamente con emoción—. "¡Let's go!"

—Los odio —murmuró el mayor de los Cipher por lo bajo—. ¿Por qué tenemos que escuchar tu música, Bill?

—Porque yo conduzco y yo escojo música, cuando tú conduzcas podrás burlarte de mí —le respondió el de cabello rubio—. Además, es mi teléfono el que está conectado al automóvil y todos sabemos que mi gusto es superior, deberían darme las gracias por compartirles un poco de mí.

Will rodó los ojos, mientras Dipper no pudo evitar reír por lo bajo escuchando lo que el chico decía, quién al darse cuenta de lo que hacía decidió regresar su vista a su libro con bastante desesperación, esperando que el resto no hubieran notado eso y fingiendo no haber prestado atención a la conversación que mantenian los demás.

Si alguno preguntaba, él diría que se estaba riendo del libro que tenía en manos.

—Bueno, ¿qué querías Vanessa? —le preguntó el de ojos azules.

—¿Qué si estás emocionado de ver a tu novio Gleefulcito en traje de baño? —le preguntó con diversión haciendo sonrojar al chico.

—No sé de qué me hablas —respondió por lo bajo—. Él no es mi novio.

—Aún... —Vanessa rió al decir aquello—. ¡Y no negaste estar emocionado por verlo en traje de baño! Pero no te preocupes mi querido amigo, Will, todo está planeado para el H.A.P.P.Y. E.N.D. Al final de todo esto, todos van a estar con quien deberían estar, incluyéndote a ti.

—Sigo sin entender a que te refieres con eso —le dijo Bill frunciendo el ceño—. Aparte Will no puede salir con Gleeful sin mi permiso, ¿verdad, Willcito?

—En primer lugar, no voy salir con él, y en segunda, no me digan así... me hace sentir pequeño y les recuerdo que soy el mayor de todos ustedes —respondió de mala gana.

—Pero el más adorable —contestó el rubio—, obvio junto a Pino, ¿verdad, Dipper?

—Ajá —contestó desinteresadamente, sin prestar atención a lo que el chico decía.

—Ese es mi muchacho —bromeó Bill con felicidad de que el castaño le siguiera el juego—, ahora que ya termino mi canción de la infancia, pondré musica seria, Will toma mi teléfono y ponle Play a la lista de reproducción que dice "Beach Road trip".

—¿Hiciste una lista de reproducción para hoy? —preguntó Vanessa con una sonrisa.

—¡Claro! ¿Esperabas menos? —cuestionó con diversión—, tenemos que entrar en el ambiente playero.

—Me agrada como piensas —le dijo la chica.

Will hizo lo que su hermano le pidió y la música empezó a sonar a través de las bocinas del vehículo.

—¡Oh! Amo esta canción —dijo Will, listo para cantar junto a su hermano—, "Greetings, loved ones... "

Bill soltó una pequeña risa cuando su hermano cantó la introducción de la canción.

—"I know a place, where the grass is really greener..." —cantaba el de cabellos azules con una sonrisa en los labios.

—Will cantando es la cosa más linda que puedes oír —soltó Xólotl, uniéndose a la conversación.

—Sí, porque Will cantando la parte de Snoop Dogg es lindísimo —se burló el rubio.

—No esa parte —respondió Xólotl rodando los ojos—, la parte de Katy Perry.

—Confirmo —dijeron Vanessa y Mabel al mismo tiempo con una sonrisa.

Will volvió a sonrojarse por la verguenza.

—Gracias... —contestó con algo de timidez.

—¿Y yo? ¿No canto bonito? —preguntó Bill haciendo un puchero sin dejar de ver el camino—. Llevo cantándoles todo el camino iluminándoles el día con mi bella voz y no he recibido ni un sólo cumplido, no me parece justo.

—Tú cantas divino, ¿verdad, Dipper? —comentó Mabel.

—¿Yo qué? —cuestionó el castaño dejando de leer para prestar atención a la conversación una vez que escucho su nombre.

—¿Verdad que yo canto más hermoso que mil ángeles, Pino? —le preguntó el rubio.

—Eh... Obvio —contestó rodando los ojos, sintiéndose bastante incómodo al ver a Mabel sonreír de la manera en la que lo hizo.

Dipper negó con la cabeza bastante molestia y regresó su vista a su lectura, antes de que pudieran seguir con el tema.

A pesar de que el rubio y el castaño habían empezado a llevarse mejor entre ellos, Dipper no se terminaba de acostumbrar a estar con todos los demás,  era extraño pasar todo ese rato con Bill sin estar discutiendo o que lo estuvieran molestando más de la cuenta y se sentía bastante ¿incómodo? ¿Extrañado? ¿Ansioso?

Dipper no sabía cómo describir lo que sentía y mucho menos podía entender porqué lo hacía en primer lugar.

—"Sex on the beach, we got sand in our stilettos..." —cantó Will sacudiendo un poco la cabeza.

—Creo que ya sabemos por que Will quiere ir a la playa de repente —se burló Xólotl.

—¿No podemos dejar a Xólotl aquí e irnos solo nosotros? —preguntó el mencionado.

—Desgraciadamente él pago parte de la camioneta, me temo que no puedo hacer eso —respondió el rubio—, pero siempre podemos hacer una votación.

—Oh, yo estoy en favor de eso —se metió el castaño con una sonrisa.

—Eh, eso no se vale —se quejó el de cabello negro—, la unica que no me sacaría es Mabel, ¿verdad?

—No hables tan pronto, Xólotl —le advirtió la rubia con diversión—, está puede ser la única cosa en la que todos podríamos ponernos de acuerdo.

El chico de cabello negro miró con preocupación a la castaña, pero esta sólo se encogió de hombros con una sonrisa.

—A mi me cae bien —respondió—, lo siento chicos.

—Ugh —soltaron todos los demás.

—¡Hey! Bill tu eres mi mejor amigo —le reclamó—, deberías defenderme.

—Lo siento, soy el conductor, no me puedo involucrar en banalidades —soltó encogiéndose de hombros con diversión—, nuestras vidas dependen de mi.

Al escuchar aquello Dipper no pudo ocultar la pequeña sonrisa que se escapó de sus labios, mientras el resto del grupo se ponía a discutir de otras cosas, entre ellas como aliarse en contra de Xólotl o hacer sonrojar a Will. 

Y el castaño estaba eternamente agradecido de no ser el objeto de burlas por una vez en su vida.

[...]

Cuando los chicos finalmente llegaron a la playa, varios chillidos de emoción se escucharon por parte de Mabel.

Los demás se encontraban bastante sorprendidos con el hecho de que los hermanos Cipher tenían más secretos de los que aparentaban, porque la casa que estaba frente a ellos era enorme, lujosa y para nada lo que los demás habían imaginado.

Dipper se esperaba una casa modesta donde podrían quedarse a dormir y ya, no una casa llena de lujos como la que estaba frente a él, y, a decir verdad se sentía extraño viendo el lugar donde se quedaría a dormir, como si no perteneciera ahí

Al resto del grupo no le tomo demasiado salir del asombro empezando a instalarse en la casa como si nada, pero él no pudo, él se quedó en el automóvil sintiendo como su ansiedad regresaba más fuerte que nunca.

—¡Quiero hacer un castillo de arena! —exclamó Mabel, mientras entraban a la casa de los Cipher con emoción—. ¡Tengo tantas ideas! ¡Deberíamos hacer un concurso para ver cuál es el mejor! ¡Oh! ¡Mira es un huequito de esos para los cangrejos! ¿Crees que hayan?

—Muero de hambre —dijo Vanessa quitándose sus lentes de sol—. ¿Podemos hablar de las actividades después?

—Hice sándwiches para todos —respondió Will—. ¿Quieres el tuyo ahora?

—¡SÍSÍSÍ! —soltó la rubia levantándose con un brillo en la mirada.

El mayor de los Cipher le extendió la bolsa azul de comida con una sonrisa.

—Bill, ¿puedes bajar la nevera con mi juguito? Tengo sed —comentó la rubia de ojos verdes.

—Que vaya Xólotl —respondió quejumbroso.

—¿Yo? ¿Por qué yo? —preguntó el mencionado.

—Porque yo maneje hasta aquí y estoy dando la casa, así que ándale —le hizo unas señas con las manos—, quiero descansar un rato.

—Buen punto —dijo el chico—. ¿Alguien me acompaña al menos?

—Yo puedo ir, olvidé bajar mis palitas y si quiero hacer un castillo de arena perfecto, las necesitaré —comentó la castaña con una sonrisa.

Xólotl le sonrió y ambos chicos se dirigieron hacía el vehículo que se encontraba estacionado afuera de la casa.

—¿Y Dipper? —preguntó Bill una vez que  aventó un par de cosas en el sofá de la casa.

—Eh... creo que aún sigue en la camioneta —dijo Will.

El rubio hizo una mueca al escuchar aquello, levantándose de su lugar al instante para ir a buscarlo.

Al llegar vio a Mabel hablando con su hermano, mientras Xólotl bajaba la nevera y las cosas de la castaña sin problema.

—Bueno, está bien —contestó la chica alejándose de su hermano—, lo intentaré.

—Mabel, ya tengo tus cosas —le gritó el chico de cabello oscuro—, ¿qué quieres que haga con ellas?

—Oh, ya voy —le respondió con una sonrisa—, te veo adentro, Dipper.

Mabel se alejó con Xólotl a su lado, sosteniendo sus cosas y adentrándose en la casa. Y cuando ambos estuvieron lejos del lugar fue cuando Bill decidió finalmente acercarse hacia el castaño.

Dipper estaba sentado con las manos cubriéndose el rostro, con su libro a un lado de él, el rubio lo observó con curiosidad unos minutos, bastante preocupado por él, tal vez no debió presionarlo a ir con ellos.

—Hey Pino... —le saludó lentamente y Dipper levantó la mirada antes de regresarla al libro con rapidez al notar que era Bill—. ¿Estás bien?

—Hey... —murmuró de vuelta, sin ser capaz de mirar al otro chico—. Sí, todo bien.

—¿No vas a bajar? Hace calor aquí y... Will hizo sándwiches —el castaño lo miró con una pequeña sonrisa mientras el chico intentaba convencerlo para entrar—. Todos están adentro organizándose para ir a la playa...

—¿Qué significa eso? —preguntó divertido.

—Que no has comido desde la mañana, Pinito... —le contestó—, y que deberías bajar para preparar tus cosas e ir con nosotros.

—No me llames así —dijo rodando los ojos—. Sólo quiero acabar este capítulo antes de bajar.

—¿En serio? —le cuestionó, dudando de él—. ¿Ese libro que estaba a tu lado cuando llegué?

—Exactamente, estaba analizando lo último que leí —soltó avergonzado—. Te sorprendería saber que algo muy impactante pasó.

—Está bien —Bill contestó riendo un poco—. Entonces, ¿irás a comer los sándwiches de Will cuando termines?

—Supongo... —respondió desviando la mirada.

—Entonces me voy —contestó Bill, algo desanimado, dándose la vuelta decidido a volver a la casa.

—¡Espera! ¡Bill! —le llamó Dipper, algo desesperado.

—¿Sí, Pino? —preguntó y el castaño bajó la mirada, avergonzado.

—Tú no... —el castaño balbuceó, sintiéndose ridículo por tener que preguntar algo así, pero... necesitaba estar seguro—. No te burlaras de mí por estar en traje de baño o algo así... ¿verdad? —inquirió.

—¿Qué? —cuestionó sorprendido—. ¿Lo preguntas en serio?

—Sí...

—¿Por qué haría eso?

—Es algo que siempre sueles hacer —replicó el castaño, desviando la mirada—, burlarte de mí y eso.

—Oh, yo... —el rubio contestó sintiéndose mal al respecto—. No, Pino. Te prometo que no me burlaré, ni haré comentarios si eso te hace sentir incómodo... y lamento haberlo hecho antes.

—Gracias —murmuró el castaño, mirando al rubio, quien le sonreía ligeramente—. Supongo que puedo dejar el libro aquí por hoy.

—¿No era muy "impactante"? —se burló Bill.

El de ojos castaños lo miró de mala gana.

—¿Quieres que te acompañe o no? —cuestionó.

—Yo nunca te pedí acompañarme —respondió rápidamente—, pero si eso es lo que quieres por mí está bien.

Dipper rodó los ojos y salió de la camioneta, sin ganas de discutir con el chico por eso, con un movimiento rápido acomodó sus cosas en su espalda y su libro en la mano, comenzando a caminar junto al rubio hacía la casa.

Bill soltó una pequeña risa apenas comenzaron a andar, pensando en que decir para aliviar el ambiente.

—¿Sabes Pino? —le llamó dispuesto a bromear un poco mientras caminaban juntos—, no necesitas sentirte acomplejado por lo bien que me queda mi traje de baño, se que soy intimidante, pero tu tienes lo tuyo, creéme.

—Eres un tonto —Dipper soltó una risa, mientras rodaba los ojos—. Pero gracias... supongo.

—Ese es mi Pino —respondió Bill, sonriéndole—. Me siento muy extraño si pasas mucho tiempo sin decirme tonto.

Dipper se sonrojó un poco al escuchar como lo había llamado, sintiéndose afortunado de que el rubio estaba distraido mientras lo guiaba hasta su casa y le abría la puerta.

—Dipper, que bueno que ya bajaste —dijo Mabel—, ahora vamos a la playa.

—¿Queda muy lejos? —preguntó con curiosidad.

—Te sorprenderías —contestó el rubio.

Bill cruzó la casa en silencio y abrió la puerta trasera, revelando el patio. Un par de sillas de playa descansaban junto a una piscina, y un poco más allá, a solo unos metros, la orilla del mar se extendía hasta tocar un pequeño tramo de arena. ¿Quién necesitaba una piscina estando tan cerca del océano? Ah, claro, la gente rica como los Cipher.

—¿Les gusta? —preguntó el chico con una sonrisa.

—Me encanta —contestó Mabel, corriendo hacía la arena.

—Es bastante lindo —añadió Vanessa, colocando sus lentes de sol de nuevo—. Digno de alguien como yo.

El rubio rodó los ojos mientras los demás caminaban por la terraza, bajando un par de escalones hasta llegar a la arena. Los chicos acomodaron sus cosas en los camastros que se encontraban en la arena, dispuestos a relajarse un poco en la playa.

El viaje de repente empezaba a valer la pena y Dipper no podía creerse el lugar en el que se encontraba, todo era precioso y bastante... elegante. 

—Oye Willcito —canturreó la rubia—, ¿quieres que noviecito te ponga bloqueador solar en la espalda? El otro día conseguí su número.

—¿Qué? —cuestionó alterado—. ¿Cómo demonios lo conseguiste?

Vanessa rió con inocencia en su actitud.

—Tengo mis contactos —dijo con una sonrisa—. ¿Vas a querer o no?

—Nadie le va a poner bloqueador en la espalda a mi hermanito —interrumpió Bill llegando con Dipper—. No hasta que llegue a su boda.

—Pero me voy a quemar la espalda —Will hizó un pequeño puchero.

—Entonces sí quieres que Gleeful te ponga bloqueador —se burló Vanessa con una sonrisa—. Eres un descarado, William.

—No dije eso —replicó sacándole la lengua—, yo sólo no me quiero quemar.

—Ajá —contestó la rubia.

—Ya te dije que no hay nada Vanessa —contestó el mayor de los chicos—, sólo hablamos esa vez.

—Pero al fin te atreviste a hablar con tu crush —le dijo apretando las mejillas del chico—. No puedo superarlo tan fácil.

—Ya fue, ya órale —contestó Bill—. Déjalo, aún es muy joven para esas cosas.

—Sigo siendo mayor que tú —respondió de mala gana el de ojos azules.

—Entonces sí quieres estar con Gleeful —los interrumpió Mabel.

—Nunca dije eso —Will se sonrojo aún más—. Dejen de sacar de contexto lo que digo.

—Tampoco lo has negado —dijo Vanessa.

—Ya dejen de hacer esto, yo sólo quiero pasar un rato en la playa —contestó cubriéndose el rostro con las manos—. Tienen suerte de que a Bill le caigan bien porque yo no los hubiera dejado quedarse aquí.

—Oh, todos sabemos que nos amas —dijo la rubia orgullosa—. Pero como soy una persona razonable... te prometo dejar las bromitas sólo si le vuelves a hablar —le guiño un ojo—, escuché de una fuente confiable que disfruto mucho de la platica que tuvieron.

—Creo que puedo soportar unas cuantas bromas más —respondió de mala gana.

—Oh, vamos Willcito, yo sé que tú puedes —la chica hizo un puchero—. Si tú hermano pudo hacer las paces con Dipper, tú puedes hablar más con Gleeful.

—¿Si te prometo que le hablo el lunes, me dejaras en paz por el resto del viaje? 

—Por supuesto y yo siempre cumplo mi palabra.

—Entonces lo pensaré —murmuró considerando su propuesta.

—¿Pensarás en pedirle qué te ponga bloqueador? —se burló con diversión.

—¡Vanessa! —le regañó sonrojándose.

La castaña soltó una pequeña risa.

—Bueno, ya —la rubia rió—, me rindo, sólo quería ver como reaccionabas.

—Yo puedo ponerte el bloqueador si quieres —le dijo Mabel sonriendo.

—Yo sólo no quiero quemarme —el chico se encogió de hombros—. Siempre termino rojo por esto y quiero que esta vez sea la excepción.

—¡Okay! —soltó la castaña con una sonrisa—. ¡Hora de ponernos bloqueador!

Mabel ayudo al de cabellos azules a ponerse el bloqueador, mientras que a la rubia empezaba a formársele otra idea para hacer más interesante el viaje.

Vanessa sonrió maliciosamente viendo ambos chicos.

—Dipper... Bill... —les llamó con cariño y cuando ambos vieron la mirada de Vanessa, lo peor cruzo por su cabeza—. ¿Mis queridos amigos?

—Oh dios, ¿ahora qué? —preguntó Dipper en voz baja, más para él mismo.

El rubio lo miró confundido.

—Ya que están haciendo las paces, ¿por qué no se ponen mutuamente el bloqueador? —les sugirió con maldad—. Ya saben, para demostrar la nueva confianza que se tienen y están construyendo juntos.

Ambos hicieron una mueca antes de que Mabel, quien había terminado con Will se levantará de su lugar con emoción.

—¡Eso sería maravilloso! —exclamó la castaña—. Así pueden demostrar el nuevo lazo de amistad que crece entre ustedes.

Esta es una conspiración en nuestra contra, pensó Dipper.

Vanessa les dio su mejor sonrisa extendiéndoles el bloqueador. Ella sabía que ambos se rendirían antes de hacer algo que en serio no quisieran hacer, pero la chica a veces se preguntaba cual realmente era ese limite, ¿de qué tanto eran capaz esos dos para mantener sus tonterías a flote?

Bill tomó dudoso el bloqueador entre sus manos, notando que el castaño lo veía con la misma o tal vez más indecisión, ¿en serio lo harían? ¿En serio su dignidad valía menos que ganarle al otro? Ambos intercambiaron una mirada en la que el rubio pareció preguntarle algo unicamente usando sus ojos, a lo que Dipper se encogió de hombros rendido a manera de respuesta.

El más alto lo miró ligeramente sorprendido, el castaño en serio estaba comprometido a ganar el trato, más de lo que alguna vez considero. El rubio tomó el brazo de Dipper guiándolo al camastro y sentándose en él, esperando que el menor hiciera lo mismo.

Vanessa estaba intrigada, al parecer ponerse bloqueador seguía dentro del limite.

—Vamos no pongan esa cara —se burló Xólotl mientras los veía desde lejos—, no es como que ponerle bloqueador a alguien sea algo tan malo, a veces exageran, a parte, siempre pueden decir que no.

—Como sea —respondió Bill quitándose su playera de mala gana—. Mientras más rápido acabemos con esto, mejor.

—Supongo que tendré que darte la razón... esta vez —murmuró Dipper haciendo lo mismo un poco más cohibido.

El grupo los miró con curiosidad, pero Will se aclaró la garganta como llamandoles la atención, por lo que Mabel decidió alejarse para ponerle bloqueador a Xólotl y viceversa, pero aun así, la castaña no apartaba la mirada de ambos, en realidad, ninguno de los presentes lo hacía, pero al menos estaban disimulando mejor.

El rubio extendió el bloqueador por todo su cuerpo mientras Dipper lo miraba fijamente, con esfuerzo trato de cubrir lo más que pudo lo poco que alcanzaba de su espalda para que el menor lo tocara lo menos posible y cuando terminó se encontró con los ojos castaños del chico viéndolo aún, Dipper se sonrojó, pero Bill sólo le extendió el bloqueador solar.

Con verguenza y torpeza el castaño hizo lo mismo, tratando de no ver a los ojos al chico frente a él y cuando terminó el más alto habló:

—Confiaré en ti para que protejas bien mi sagrado cuerpo, Pines —le dijo dándole la espalda y Dipper sonrió un poco tomando el bloqueador, aún bastante sonrojado.

—De acuerdo... —balbuceó torpemente.

Dipper saco el producto de su contenedor esparciéndolo en sus manos, y, dudando ligeramente coloco sus manos sobre la espalda de Bill.

El castaño no podía entender porque se sentía tan alterado con tan tonta acción, no era la gran cosa, pero el extremo calor que sentía al tocar la piel del otro chico lo hacía sentir bastante avergonzado y confundido.

—Dime Pino... ¿disfrutas más ver mi sexy cuerpo o disfrutas más tocarlo? —preguntó con diversión, tratando de bajar la tensión del ambiente.

Pero Dipper sólo logró sonrojarse más.

—Ninguno de los dos... —masculló el castaño—. Idiota.

Con excesivo cuidado, extendió la crema por cada rincón de la espalda del rubio, en un movimiento rápido y suave, sin darse cuenta de lo mucho que lo estaba acariciando sin querer.

—¡Listo! —exclamó el chico, alejándose rápidament de él.

—Gracias, Pino —respondió con una media sonrisa.

Bill entonces se giró para ver al castaño encontrándose con su pálido rostro sonrojado en exceso, podría disfrutar de la vista un poco más, pero en serio quería terminar con eso lo más rapido que podía, así que, con unas señas el rubio le dijo que se diera la vuelta.

Si Dipper estaba sonrojado antes, cuando sintió las frías manos del rubio en su espalda, lo estuvo más, si es que eso era posible, con mucho esfuerzo ahogo lo mejor que pudo los pequeños suspiros que intentaban escapar de sus labios. El castaño estaba seguro que todo el mundo podía escuchar lo fuerte que su corazón estaba latiendo en esos momentos y en cualquier momento lo usarían en su contra.

Pero por el contrario, el rubio lo tocaba en un movimiento suave y delicado, asegurándose de cubrir por completo la espalda del castaño, Bill no había podido evitar notar el pesimo trabajo que el de ojos castaños había hecho poniendose bloqueador gracias a sus nervios, por lo que, trato de cubrir más de lo que le correspondía en un intento de proteger la piel del chico.

Dipper sólo quería que todo el asunto del bloqueador acabara, odiándose internamente de disfrutar del toque del rubio más de lo que se permitía, rongándole al universo que nadie se diera cuenta de eso. El castaño apretó con fuerza su muslo, tratando de controlar lo agitado que toda la situación lo estaba poniendo.

Bill no mentiría, estaba disfrutando de aquello bastante, el castaño estaba a su merced y no podía perder la oportunidad para atormentarlo un poco más de lo que debía

—¿O es que acaso disfrutas más de esto, Pine tree? —le preguntó de manera seductora acercándose a su oído.

Dipper se estremeció al sentir el aliento caluroso del rubio en su espalda, con el rostro rojo se separó del rubio en un movimiento brusco, pensando que el sol lo estaba haciendo sentir bastante abrumado.

—Cretino —murmuró de mala gana, sin ser capaz de mirar al otro chico a los ojos.

—¿Qué? Perdona no te escuché —preguntó el rubio con diversión y una sonrisa de oreja a oreja.

—Que ya está bien, gracias Bill —dijo levantándose del camastro con su playera en manos, murmurando algunas maldiciones mientras se alejaba lo más rapido de ahí.

El mencionado soltó una pequeña risa disfrutando bastante de ver al castaño frustrado con él, sin darse cuenta de que Vanessa se sentaba a su lado con su bañador listo.

—¿Me prestas el bloqueador? Necesito ponérmelo —dijo la rubia.

—¿Te lo pondrás tu sola? —preguntó el chico.

—Claro que sí, no necesito que nadie me toque —respondió con autosuficiencia—. Soy una mujer fuerte e independiente, que puede ponérselo solita.

Finalmente, Bill se puso de pie dejándole el bloqueador y el camastro a la rubia, quien intentó durante varios minutos ponerse el bloqueador solar en la espalda, estirando su mano en un intento de llegar a donde claramente no podía, sin éxito alguno.

—Mabeeeeel... —se rindió finalmente la rubia—. ¿Me ayudarías? —pidió haciendo un puchero.

La castaña rió por lo bajo.

—Claro que sí, bebé —le sonrió amablemente, mientras se acercaba al camastro y tomaba el bloqueador.

—Creí que podías tú solita —interrumpió Bill con sorna mientras la rubia lo miraba mal.

—Pero no alcanzo a mi espalda —respondió mientras Mabel sacaba el producto para ponérselo—. Déjame en paz, Bill, anda a coquetearle a Dipper mejor.

—¿De que hablas? Sólo hicimos lo que tu querías —se quejó de mala gana.

Mabel rió mientras le ponía la crema a la rubia.

—Ajá, y por eso se tomaron el triple de tiempo en hacer una tarea de 2 minutos —se burló rodando los ojos sintiendo a la castaña parar—, mira, Mabel ya termino, ¿rápido, no crees?

Bill suspiró dándose la vuelta, ignorando el último comentario de la rubia, sentándose en otro de los camastros que le pertenecían.

—Supongo que ahora que terminamos de ponernos bloqueador todos y evitamos quemaduras, puedo empezar con mi castillo de arena, así me dará tiempo de terminarlo antes de la fiesta de esta tarde —dijo la castaña antes de caminar rápidamente hacía el rubio—. ¿Me ayudarías?

—¡Claro que sí, Shooting Star! Pero, ¿podemos hacer una pirámide? —preguntó emocionado—, me encantan las pirámides.

—Ya lo sabemos, señor tengo una extraña fijación con los triángulos —soltó Xólotl.

Ambos chicos lo ignoraron mientras Mabel le extendía sus palas y herramientras para esculpir al rubio y sin dudarlo más, se pusieron manos a la obra.

Dipper regresó después de un largo rato con su libro en manos, encontrándose con su hermana gemela haciendo un muy extraño mitad castillo, mitad pirámide con Bill.

¿Qué estaba mal con esos dos? El castaño se preguntó, sintiendo una inmensa curiosidad ante la creación tan horrible que ambos estaban haciendo.

En un camastro con sombrilla se encontraba acostada Vanessa, escuchando musica con unos audifonos y leyendo lo que parecía ser una revista, el castaño supo que esa era la oportunidad perfecta para intentar acercarse a la chica o al menos intentar seguir con su libro, pero sin darse cuenta se encontraba de rodillas en la arena junto a su hermana y el chico, cuestionándole al rubio acerca de su bizarra creación.

Y Mabel no pudo evitar rodar los ojos, viendo a su gemelo hacerle un sin fín de preguntas a Bill sobre lo que estaba haciendo.

[...]

Varias horas habían pasado y la hora de la fiesta finalmente había llegado, el sol estaba a unas pocas horas de ocultarse. Todos habían llegado bastante emocionados y bastante arreglados, después de todo ninguno quería verse mal, aunque todos por diferentes motivos.

La fiesta en era completamente al aire libre a la orilla del mar, con un escenario al final del local, dónde estaba una persona encargada de la musica y un par de luces para ambientar el lugar que tendrían más efecto cuando el sol finalmente se ocultase, era obvio que la presidenta estudiantil realmente se había esforzado con el lugar.

Pero para ser honestos, Bill estaba bastante aburrido y Dipper simplemente miraba a su alrededor, algo incómodo quienes para infortunio de ambos, se habían quedado ellos dos solos.

Will los había dejado cuando se había encontrado casualmente con Gleeful; Vanessa y Mabel se habían perdido por completo cuando decidieron ir por refrescos y "volver", mientras que por otro lado Xólotl estaba bebiendo y coqueteando con algunas chicas en algún lugar.

Bill miró al castaño a su lado, notando su ahora más evidente incomodidad, sintiéndose de igual manera, ¿qué le pasaba? Usualmente no estaría así, viendo a su alrededor el rubio dudó, cuestionándose si estaba incómodo por estar con Dipper o por estar en la fiesta sin poder hacer nada.

Es decir, no podía coquetear con nadie sin romper el trato e incluso si pudiera, no tenía muchas ganas de hacerlo, tampoco tenía ganas de beber el alcohol o bailar, y menos si tenía a Dipper a su lado con una expresión totalmente incomoda en el rostro, no podía dejarlo así.

—Hey, Dipper —le llamó el mayor atrayendo su atención por completo—. ¿Quieres irte de aquí?

El mencionado lo miro sorprendido al escuchar su nombre salir de los labios de más alto.

—¿Honestamente? —preguntó sin esperar una respuesta—, sí.

—Podemos ir a la casa entonces —respondió el rubio con una sonrisa sincera—. Este lugar no esta cumpliendo con mis estandares —Bill mintió riendo un poco.

—¿Podemos? —cuestionó el castaño.

—Claro —el de ojos ambarinos sonrió suavemente—. Lo preguntas como si yo fuera lo peor del mundo.

—Eh... a veces lo eres —bromeó y ambos soltaron una pequeña risa—, pero por favor, sácame de aquí.

—Entonces sígueme —le dijo guiñándole un ojo.

Dipper sonrió ligeramente antes de ver a Bill caminando entre la gente, alejándose de él, en una manera de salir de ahí, y aunque el castaño intentaba seguir su paso empezó a golpearse con la gente, separándose del chico.

—¡B-Bill! —llamó el castaño perdiéndolo de vista.

Pero no hubo respuesta y Dipper se quedó en su lugar, paralizado, sintiéndose perdido. Al menos, hasta que sintió una mano tomando su muñeca.

—Por acá, Pino —le dijo el rubio.

El castaño no sería capaz de admitir lo muy aliviado que se encontró cuando escuchó la voz de Bill y lo sintió tomarlo de la muñeca, como si de un héroe yendo a su rescate se tratara.

—Gracias —respondió avergonzado.

—Trata de no perderte está vez —comentó soltando la muñeca del castaño.

Dipper dejo su mano actuar por reflejo, tomando rápidamente la manga de Bill, con algo de temor de separarse del rubio y perderse de nuevo. El más alto se sorprendió ante el gesto, pero se limitó a sonreírle un poco, sonrojando al castaño.

—Lo siento —se disculpó rápidamente quitando su mano.

Bill soltó una pequeña risa tomando la mano del castaño y poniéndola en su brazo de nuevo.

—No te preocupes, Pino —le dijo sonriéndole genuinamente—. Si te hace sentir mejor no hay problema.

El color en las mejillas del castaño aumentó, limitándose a desviar la mirada sin soltar el agarre del brazo de Bill ni por un momento, y, debía admitir que sujetando al rubio entre toda esa multitud se sentía más seguro de lo que alguna vez pensó.

El castaño se sentía tan protegido abrazado al brazo del chico que se sorprendió de lo rápido que habían salido del lugar.

—Gracias Bill —agradeció soltando el brazo del mencionado con rapidez, evitando verlo a la cara—. Otra vez.

—No hay de qué, Piney —murmuró el rubio—. ¿Quieres ver cangrejos bebés? Me encanta ver sus caritas porque siempre parece que están enojados.

—¿Cangrejos bebés? —preguntó confundido el castaño.

—Sí, sí —respondió haciendo un rápido movimiento con la cabeza—. Si caminamos por la playa tal vez podremos ver cangrejos bebés.

—Bill... no creo que sea posible —contestó el castaño—, tal vez encontremos algún cangrejo, pero, ¿uno bebé?

—Sí lo es, sólo hay que tener fé.

—No lo es.

—¿Quieres apostar? —el castaño lo miró con duda antes de sonreír.

—Claro que sí —contestó.

[...]

Ambos caminaron por toda la orilla y durante un largo rato buscaron incansablemente a algún cangrejo que pudiera darle la razón al rubio.

Pero después de un aún más largo rato la oscuridad de la puesta del sol les hacía imposible ver algo más, y ambos decidieron parar.

—Te dije que no habrían —empezó Dipper sonriendo con satisfacción.

—Lo sé, yo sólo quería ver la puesta del sol —respondió tranquilo—. Aparte tienes que admitir que fue divertido, Pino.

Dipper pensó en rodar los ojos, pero terminó por soltar una pequeña risa, ¿Bill quería ver el atardecer? Eso era lindo.

—Eres un tonto —dijo virando los ojos, no lo podía evitar—, aunque tengo que admitir en contra de toda mi voluntad que tienes un poco de razón, fue algo divertido.

El rubio sonrió satisfecho al escuchar eso y ambos chicos caminaron en silencio un rato en la misma dirección en la que habían estado desde que dejaron la fiesta, y el castaño se preocupó, ¿hacía dónde estaban yendo?

—Sí sabes por donde vamos, ¿verdad? —preguntó con evidente preocupación—, ¿sí estamos yendo al lado correcto?

—Claro que sí, ¿por quién me tomas? —el castaño se encogió de hombros a modo de respuesta—. La casa está detrás del muelle ese largo, ¿lo ves?

El rubio apuntó hacia el frente y Dipper logró apreciar dicho muelle, recordaba haberlo visto en la mañana... a lo lejos.

—Todavía nos queda mucho por caminar, Pino, espero que no te moleste —el rubio le aviso con una pequeña sonrisa.

—No, está bien —contestó el castaño.

El silencio se volvió a instalar durante su caminata por la playa durante un largo rato, hasta que Dipper decidió romper el silencio.

—Em... Bill, ¿puedo preguntarte algo? —empezó algo inquieto.

—Adelante —respondió el rubio.

—¿Por qué decidiste irte? —inquirió el castaño—. Digo, creí que te gustaban las fiestas y que estabas emocionado por esa... y sólo estuvimos como 20 minutos.

—Me gustan las fiestas, y realmente estaba emocionado por ésta, desde que Gleeful es la presidenta han sido muy buenas, pero... está me estaba aburriendo.

—¿Tan aburrido soy? —preguntó preocupado.

—No —replicó el rubio—, no es eso. Simplemente te veías incómodo, Pino, y pues supongo que no es divertido si sólo yo me divierto, eso es todo —Bill metió sus manos a los bolsillos tratando de quitarle peso a lo que estaba diciendo.

—Oh... —fue todo lo que pudo decir.

Y el rubio soltó una pequeña risa al escuchar esa respuesta.

—Además no podía hacer nada divertido —Bill siguió dispuesto a bromear—, técnicamente sólo puedo coquetear contigo, y no podía beber porque sé que terminaría coqueteando con alguien que no fueras tú, Pino.

—¿Le coqueteas a las chicas cuando estás borracho?

—A veces... —contestó riendo—, suelo ser más coqueto y un poco más... tonto.

—Eso no lo dudaría —bromeó Dipper—, de seguro eres de esos que se comporta como un niño.

—Podría ser —respondió el rubio—, no tienes manera de comprobarlo.

Dipper lo miró notando como el rubio igualmente lo veía con una pequeña sonrisa.

—¿Alguna vez has estado borracho, Pino? —preguntó con curiosidad.

—No —contestó el castaño de inmediato.

—¿Nunca? —inquirió nuevamente el rubio.

—Nunca.

Bill miro con aún más intriga a Dipper, preguntándose qué clase de borracho sería el castaño.

—¿Cómo crees que te pondrías estando ebrio? —cuestionó con interés—, ¿qué es lo que más inhibes?

Dipper le regaló una pequeña sonrisa.

—Sólo espero no hacer el ridículo —contestó—, ya sabes cómo subirme a una mesa y cantar cómo en las películas, o besar a alguien extraño, es lo único que le pido a mi ser.

Dipper se detuvo por reflejo cuando escuchó la curiosa carcajada de Bill, perdiéndose un segundo en ella.

—Eso sería muy gracioso, Pino —le dijo abrazándolo fugazmente por los hombros—. Pero ya en serio, ¿cómo crees que serías?

Dipper se quedó en silencio unos segundos pensando su respuesta mientras el rubio se alejaba un poco.

—No lo sé... Uno divertido, eso no sería tan malo —se contestó más a el mismo—. ¿Cómo crees que sería?

—Tal vez actuarías un poco más relajado, menos amargado —comentó sonriendo, y el castaño frunció levemente el ceño, pero decidió dejarlo pasar—. No estoy seguro, pero no estaría mal averiguarlo.

Dipper sólo negó con la cabeza.

—No, gracias —respondió y Bill soltó otra pequeña risa—, no tengo planes de saberlo pronto.

Los dos siguieron caminando por un largo rato, mientras hablaban de cosas curiosas, sorprendidos de no haber empezado alguna clase de pelea en los minutos en los que conversaban, y para sorpresa de ambos, incluso comenzaron a jugar haciéndose preguntas y contando anécdotas graciosas.

—Y esa es la triste anécdota de cuando me enteré que los cangrejos en realidad no eran inmortales —soltó Bill haciendo reír al castaño—. ¡Oh mira! Llegamos.

—Genial, unos minutos más hablando contigo y hubiera salido corriendo lejos —bromeó Dipper.

—¡Hey! Me ofendes Pino, y yo que pensaba que nos la estábamos pasando bien.

Dipper rió un poco más caminando hasta la puerta trasera de la casa, esperando unos segundos a que el rubio abriera la puerta.

Cosa que no pasó.

—¿Bill? —le llamó Dipper.

—¿Sí?

—Abre la puerta, ¿no? —pidió el castaño—. Estoy cansado.

—No tengo las llaves —respondió el rubio.

—¿Qué?

—No tengo las llaves, Will es quién las cuida.

—Si lo escuché la primera vez —dijo rodando los ojos—. Quieres decir que nos hiciste caminar todo eso, ¿y no tienes la llave de la casa?

—Exactamente.

—Eres un idiota —soltó y Bill hizo una mueca—, ¿por qué no me sorprende?

—Gracias, Pino —contestó tratando de no reaccionar ante su comentario.

—Yo tenía hambre —masculló el castaño.

—Podemos esperar por allá —le sugirió señalando la zona de la piscina.

—Supongo que eso estaría bien —respondió Dipper, algo agobiado.

Bill soltó una pequeña risa cuando noto al castaño con sus brazos cruzados.

—No te molestes, Pino —el rubio hizo un puchero antes de usar su dedo índice para molestarlo, tocando varias veces el torso del castaño—. Vamos, no te molestes conmigo.

—¡Detente! —Dipper dijo soltando una risa involuntaria.

El menor intentaba quitarse las manos de Bill de encima, si el rubio seguía tocándole el estómago con su dedo terminaría por soltar una fuerte carcajada.

Dipper golpeaba suavemente las manos del rubio evitando que lo tocará, mientras Bill reía, avanzando poco a poco y logrando que el castaño retrocediera con lentitud, inconsciente de las consecuencias que lo esperaban.

Las cuales eran con exactitud el terminar cayendo en la piscina.

El rubio cubrió su cuerpo con las manos al momento en que el agua lo salpicó, antes de ver a Dipper saliendo del agua, totalmente empapado.

—¡BILL! —gritó el castaño, mientras Bill estallaba en carcajadas.

Provocando que el de ojos castaños frunciera el ceño, hasta que finalmente el rubio se calmó y a Dipper se le ocurrió una idea.

—Muy gracioso y todo, pero ¿puedes ayudarme a salir? Es lo menos que podrías hacer por mí —el castaño extendió su mano hacía Bill.

—Pino, podré ser idiota, pero no estúpido —comentó el rubio—. Conozco ese truco.

—Bill... sólo ayúdame a salir de aquí —no hubo respuesta y Dipper tuvo que recurrir a su arma secreta—, ¿por favor?

Pidió con un pequeño puchero y el mencionado rodó los ojos quitándose el celular de los bolsillos junto con su playera.

—¡Hey! Eso no es justo Bill —le reclamó el castaño—. Mi ropa está totalmente mojada y mi celular cayó conmigo.

—No es como si hubiera sido mi intención que te cayeras —contestó el rubio.

—Tienes suerte de que mi celular sea aprueba de agua —Dipper sacó el aparato de sus pantalones dejándolo fuera—. Si no me ayudas le diré a Vanessa que me tiraste a la piscina y que le coqueteaste a varias chicas en la fiesta.

Bill rió un poco viendo como el menor le extendía nuevamente su mano con una sonrisa.

—Con Vanessa no, por favor, esa chica está loca —se burló tomando la mano extendida esperando el impacto.

Y no se sorprendió al sentir como su cuerpo era jalado hacía el agua.

Bill salió por aire escuchando la adorable risa del chico a su lado, el rubio le lanzó un poco de agua haciendo que Dipper frunciera el ceño, lanzándole agua también.

—¿Me estás retando? —preguntó Bill divertido.

—¿Y qué si lo hago?

Bill rió antes de sentir más y más agua siendo lanzada sobre él, escuchaba la hermosa risa del castaño inundar el lugar, pero estaba decidido a no perder contra el pequeño Pines, incluso si su risa era distractiva.

Así que lo levantó rápidamente, tomándolo por la cintura.

—¡B-BILL! ¿QUÉESTÁSHACIENDO? —preguntó alterado.

—Trampa —bromeó mientras Dipper le pegaba delicadamente en un intenso de que el chico lo soltará.

—¡Bájame Bill! —exclamó tirándole más agua—. Bájame, bájame, bájame, bájame.

El menciono soltó una estruendosa carcajada bajando al castaño, pero sin soltar su cintura.

—Ya está, cálmate —le dijo aún riendo.

Dipper se quedó estático, completamente paralizado, aun sintiendo las frías manos del chico en su cintura, y sin quererlo, se encontró viendo a Bill como nunca antes, mojado de pies a cabeza, con su lindo cabello pegado a su piel, sin camisa y riendo con él.

Y en ese momento se dio cuenta que simplemente le era imposible apartar la mirada de él.

Bill paró de reír, notando como el castaño no decía nada y de tan sólo mirarlo sonrió.

Al verlo así, con esos ojos castaños clavados en él, sin una pizca de molestia en su mirar que Bill se dio cuenta de algo. Pasar toda una tarde a su lado, sin discusiones inútiles, pero llenos de risas compartidas, hacía que cada kilómetro recorrido valiera la pena. De repente, el desastre que había sido la fiesta se desvaneció en la insignificancia.

Porque por algún extraño motivo, le gustaba estar así con el castaño.

Dipper correspondió la sonrisa con una timidez que lo hizo sonrojarse, incapaz de evitar pensar en lo hermoso que se veía la persona frente a él.

¿Estaba perdiendo la cabeza? ¿Cómo era posible que esos ojos ambarinos, tan cálidos y llenos de vida, de repento lo abrumaran tanto? ¿Era normal lo mucho que Bill le estaba robando el aliento?

Pero cuando sintió que el agarre de el rubio se apretó ligeramente, acercándolos aún más, que Dipper dejó de cuestionarse tanto lo que estaba pasando. En ese momento decidió soltar su conflicto interno y simplemente disfrutar de la cercanía, sin preocuparse por lo que vendría después.

Sus respiraciones se entrecruzaban entre sí,mientras sus corazones latían con tal intensidad que podían escuchar el sonido de cada latido en el otro, Bill se encontraba peligrosamente cerca del rostro del castaño... pensando en que sólo debía acercarse un poco más... y...

—¿Qué están haciendo? —preguntó Will sin pensar en lo que estaba provocando, al verlos en la piscina.

Dipper no esperó más y empujó al rubio lo más lejos que pudo, recobrando el sentido común.

¡¿QUÉ DIABLOS PLANEABA HACER?! Pensaba el castaño, reclamandose a sí mismo por ser tan estúpido e impulsivo.

Y los pensamientos del rubio eran bastante similares, recriminándose por considerar cortar aquella distancia que los separaba.

Will se arrepintió un poco por su reacción precipitada de hablar sin pensar en lo que estaba pasando.

—Y-yo... —empezó Dipper, demasiado sonrojado, demasiado nervioso para pensar en una excusa coherente—. ¡Bill me tiró a la piscina!

—¡BILL! ¿Tiraste a Dipper a la piscina? —le regañó—. Es tarde, ¡vas a lograr que se enferme!

Bill soltó una risa nerviosa, tratando de calmarse.

—¡Él también me tiró a la piscina Will! —se quejó y su hermano rodó los ojos.

—Iré a buscar unas toallas, salgan de ahí —les dijo entrando a la casa.

—¡Hey! Soplón, tirarte de la piscina fue un accidente —le reclamó y Dipper se sonrojó un poco más.

—¡Fue lo primero que se me ocurrió decir! —trató de excusarse—. Además, es la verdad.

Bill negó con la cabeza, rodando los ojos con una pequeña sonrisa, impulsándose para salir de la piscina.

—Déjame ayudarte pequeño Pino traidor.

El chico aún en el agua vio la mano extendida del rubio, antes de ver la sonrisa que le regalaba. Sonrió un poco, y, aún avergonzado tomó su mano para salir del agua.

Will salió de la casa de playa con toallas en sus manos, lanzándoselas a su hermano, las cuales el chico atrapó con agilidad.

—Tengo que irme —le avisó su hermano.

—¿A dónde? —le preguntó Bill girándose para entregarle la toalla al castaño con una sonrisa.

—Eso no es importante —respondió un poco sonrojado.

—Claro que lo es.

Dipper tomó la toalla que extendía hacía él, con una extraña calidez recorriéndole al ver la sonrisa del rubio.

—Iré con... —respondió antes de detenerse.

—¿Con Gleeful? —Bill rápidamente se giró para ver a su hermano.

—Sí... —Will jugó un poco con sus manos—, de hecho, está esperando en la puerta, es por eso que debo irme, sólo pase por unas cosas y a dejar la llave.

El rubio frunció el ceño.

—¡Aún no tiene mi aprobación! —exclamó dispuesto a buscar a Gleeful—. ¡No puedes salir con él a estas horas sin que él me prometa que llegarás temprano!

—¡BILL! —le gritó Will intentando detenerlo—. ¿Qué está mal contigo?

Dipper simplemente se quedó ahí viendo a los hermanos Cipher salir corriendo hasta la puerta, se matuvó con la toalla cubriéndolo, viendo en trance el suelo con los celulares y la playera de Bill.

El color subió nuevamente a sus mejillas, sin poder quitarse esa idea de su cabeza.

Pasar tiempo con Bill Cipher resultaba ser mejor de lo que esperaba. Esa era la segunda vez en la semana en la que realmente se divertía con él, y no podía negar que las risas sinceras del rubio eran encantadoras.

Había algo en esa risas que lo hacían sentir bien, algo que deseaba escuchar con más frecuencia, como si esas risas pudieran llenar un vacio que no sabía que existía. 

¿Acaso eso estaba mal?

Nota actual: jmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjjjjjjjjjjjjjjjmjmjmjjjjjjjljjjjjjjjjjjjjjjjjjjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjmjm 34eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeelopmmjmjmjmjmjmjmk43333333333333333ek,mj,,ujikkkkkkkkkuijijijijijijijijijijijijijijijijijijijijijijijijijijijijijijijijijijijijijijijijijij -Tito o Frijolito no recuerdo cual fue.

¡Feliz cumpleaños de los gemelos Pines! Este es nuestro regalo para ustedes, originalmente queríamos subir el prólogo de la nueva historia pero no queríamos apresurarlo, así que como regalito les dejo este capítulo.

Anyway, ¿extrañaban este capítulo? Porque yo sí, este capítulo es de mis favoritos y me hizo muy feliz editarlo como si fuera la primera vez... por cierto, ¿recuerdan que este capítulo originalmente tenía 5500 palabras? Bueno ahora tiene 8k de palabras y ni siquiera se de donde si no agregué basicamente nada, solo repare algunos errores y mejore el ritmo de las oraciones, pero bueno, supongo que son cosas que pasan.

Espero les haya gustado porque lo hice con mucho amor y detuve mi capítulo de MS por esto.

Atte. Bill y Will Miranda.


Nota original: Para los que tengan dudas del porque el capítulo se llama así, deberíamos regresar al pasado en donde éste capítulo se llamaba Closet-Con haciendo refrencia a una de nuestras series favoritas (¿cuándo no?), o sea, Modern Family.

Es mas, para que se vayan haciendo una idea "PROBABLEMENTE" hagamos una "PEQUEÑA" referencia más adelante, pero si no la han visto ¡No se preocupen! Si la "llegaramos" a poner, en un caso hipotético, no sería relevante. Bai, era eso y que ¡#TEAMCLOSETSPRITCHETT! Diganle que no a Closets, Closets, Closets.

Y con el drama anterior de las preguntas y respuestas olvidamos preguntar algo que es más serio que nada...

¿Era de común saber o de saber común?

Dejando eso de lado, hay cosas que aclarar:
Es obvio que una persona (o en este caso 2) adivinaron uno de los nombres de los capítulos futuros, también hubieron 2 que se acercaron a uno. Así que se ganaron su maratón de 4 y pico partes.
Y ustedes se preguntan, "¿4 partes? Sólo publicaron 2".

Y sí, pero éste capítulo tiene casi 6 mil palabras, o sea, son como 3 partes del fic, contando la anterior son 4 y pico, aparte que ese capítulo tiene otras 3 mil palabras, cuando normalmente son de 2 mil.

Otra cosa es la tardanza (que ni siquiera es tanta) con las actualizaciones recientemente, verán, estamos a media mudanza por lo que sacar tiempo libre para editar o demás es complicado.

Aparte de que, somos pendejas y tuvimos que agregarle algunas partes extras al fic (para mejorarlo, obvio), y ando como loca escribiéndolas (¿a quién engañandonos? Ni tanto) porque justamente son partes que van y que fueron.

Así que diculpen y espero que entiendan krnales.

AH Y OTRA COSA FUNDAMENTAL.

¿Es neta que creyeron que uno se iba a morir? JAJSJAJAJ o sea, no. Nada que ver con el fic, era sólo joda porque la mayoría de las preguntas eran relacionadas con ¿quién?

Sin contar que este fic es pura comedia y fluff, o sea, obvio hay un poquito de angst al final, pero no tanto para que se vuelva tragedia el fic.

Posdata: Esta nota es tan larga porque son cuatro y media partes fusionadas y sus respectivas notas JAJA

Atte: La perra mayor y Kalita.❤️

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