Manitas sudadas*.
Bill se estaba quejando horriblemente de su vida afuera de la escuela junto a su coche, no parecía importarle que varias personas pasaran y se le quedaran viendo, el objeto de su berrinche era más importante.
—Vamos Will, esto es muy importante para mí —el rubio hizo un puchero abrazando a su hermano con fuerza, evitando que se pudiera ir.
—Ya te dije que no puedo —le dijo intentando apartarlo—, no voy a faltar a clases, lo siento.
—Pero Will... —dijo un tono infantil y suplicante.
—Pero nada, déjate de tonterías que estamos en la escuela y la gente te va a ver —murmuró el mayor avergonzado de su propio hermano.
—¡William! Eso no me importa, es South Park —le dijo enterrando su cabeza en el pecho de su hermano mayor—, necesito esa firma.
—Bill, no voy a faltar a clases para ir a ver a dos extraños.
—¡No son dos extraños! Son los creadores de South Park y quiero que firmen mi poster.
—Lo siento Bill, pero no puedo —el rubio entonces trató de usar unos ojos de perrito para conseguir que Will aceptará, pero parecía inútil, después de tantos años Will finalmente había aprendido a decirle que no a su hermano—, ya te dije que ese día tengo clase con un maestro que no acepta tareas después de tiempo, y no puedo perder ni un solo punto.
—Pero-
—Lo siento —respondió Will finalmente.
Dipper miró la escena sin saber que decir, quería reír, reír muy fuerte del rubio. Sabía lo importante que era ese estúpido autógrafo para Bill, y al parecer algo no estaba resultando como él quería, lentamente se acerco a ellos, pero manteniendo una distancia considerable cuando pudo observar a una chica morena acercarse a ambos hermanos, especialmente al rubio.
—Yo puedo conseguirte lo que sea que quieras, guapo —al escuchar esto Bill levantó la mirada encontrándose con la chica, y rápidamente se cambió su postura.
Will miró a la chica con desagrado, sorprendiendo al castaño, ¿quién diría que el amable Will Cipher podría ver a alguien así?
—¿En serio? —preguntó esperanzado Bill—, porque el viernes los creadores de mi serie preferida estarán firmando autógrafos y necesito que alguien vaya y lo pida por mí.
La chica le sonrió coquetamente acercándose aún más a él, Dipper frunció el ceño sintiendo un extraño nudo formularse en su garganta. Apretó su mochila simplemente viendo la situación y no dudo en acercarse a oir mejor lo que la chica quería del rubio.
—Yo te consigo el autógrafo que quieras si ya sabes, tú y yo, tenemos una cita —Bill sonrió coquetamente ante esto.
Al ecuchar aquello la molestia de Dipper aumentó considerablemente, con una nueva determinación en el se acerco aún más..
—Lo siento —le dijo viendo con molestia a la chica, parándose en medio de ambos chicos—, pero él ya tiene una cita conmigo.
La escena era algo graciosa si se veía desde afuera, puesto que tanto como la chica como Bill eran algo más altos que el castaño, sin embargo, la dura mirada de Dipper pudo con la chica, quien sólo atinó a mirar al rubio molesta y este se encogió de hombros, enojándola más. Will se limitó a ver sorprendido la escena y honestamente algo asustado.
—Como quieras —le dijo—, quédate con tu estúpida cita, Bill.
Bill hizo un puchero tomando el hombro del castaño, quién se apartó en seguida.
—¿Se puede saber qué demonios haces? Se supone que tienes que salir conmigo, no con otras chicas —le exclamó molesto girándose para encararlo—, eres un idiota.
—No puedo creerlo Pino —Bill soltó una extraña risa viendo con diversión al chico—, ¿estás celoso?
—¿¡Qué!? ¡Claro que no! —exclamó apartándose—, sólo me molesta el hecho de que no puedas respetar el estúpido trato, ni en mi cara.
—¿Por qué? Creí que querías ganar —le respondió y Dipper se quedó callado, sonrojándose.
—Y eso quiero —respondió el castaño con molestia y algo de incomodidad—, pero lo haré sin trampas, idiota.
Will soltó un suspiro.
—Lo que tú digas, Piney —le dijo sonriendo y tomando la cintura del menor, acercándolos—, ¿me perdonas? Yo sólo quería un autógrafo —un puchero surcó su rostro.
Dipper se quedó en silencio unos segundos viéndolo aún algo molesto antes de apartarlo.
—Sólo vámonos —le dijo empezando a caminar.
Y, sin más, se subió a la parte del copiloto del automóvil del rubio y se cruzó de brazos.
—Hay que esperar a Vanessa —le dijo el rubio abriendo la puerta del coche y subiéndose en él, viendo a su hermano subirse en la parte de atrás.
—Ajá —murmuró distraídamente al momento en el que sacaba su celular para no tener que hablar con el rubio.
—Ya llegué —dijo una chica subiéndose en la parte de atrás del vehículo, junto a Will—, lo siento un compañero me hablaba sobre el proyecto que tenemos que entregar el viernes y simplemente no podía deshacerme de él —se disculpó rápidamente subiéndose al coche como de costumbre—, oh por Dios, aquí hay demasiada tensión sexual, ¿ya se besaron, Will? ¿Qué viste?
Dipper se sonrojó levantando la mirada antes negar rápidamente con la cabeza.
—Nunca —murmuró rojo, Bill sólo rió.
—Sólo no lo hemos hecho porque mi pequeño Pino no quiere —le dijo divertido—, y porque mis deliciosos labios aún son demasiado para él.
—Cállate, Bill —dijo Dipper, y Vanessa rió por lo bajo.
—Por cierto, aún no sé por qué le dices Pino —le dijo la rubia en busca de que le contará la anécdota.
—Bueno, la verdad no me acuerdo —Bill confesó—. Creo que era porque estábamos discutiendo sobre algo de pinos y gané obviamente.
—No es cierto, ¿qué no era porque Dipper cantó en el festival de navidad esa canción de Pinos que grabaste? —preguntó Will.
—¿Me grabaste? —cuestionó el castaño sorprendido.
—Pff, claro que no—contestó el rubio intentando disimular—, grabe a Mabel.
—¿Grabaste a mi hermana? —Dipper preguntó nuevamente.
—Por supuesto que sí, tenía que grabar a mi mejor amiga —le contestó con obviedad.
—¿Disculpa? —cuestionó la rubia ofendida.
Disculpada, perra. Pensó el rubio, pero se abstuvo de decirlo en voz alta considerando el carácter de Vanessa.
—Claro —respondió algo dudoso el rubio, sin saber realmente qué decir para reparar su error—, es decir, ella es... ¿mi mejor Shooting Star? —la rubia alzó una ceja incitando a que Bill continuará—, o sea, Mabel es mi mejor amiga castaña, tú eres mi mejor amiga rubia.
—¿En serio es lo mejor que se te ocurrió? —preguntó Will.
—Eres pésimo inventando excusas —añadió el castaño.
—Eres un idiota hasta para reparar tus metidas de pata —dijo Vanessa aún molesta.
—Pero así idiota y todo, me aman todos los presentes, incluyendo a Pino.
—Yo no te amo —contestó rapidamente Dipper.
—Yo tampoco —comentó la rubia.
—Yo menos —agregó Will.
Los tres empezaron a reír.
—Auch, y yo que los amo tanto... —soltó el rubio dolido.
—¿Ah sí? —preguntó Dipper alzando una ceja.
—Bueno, menos a ti, a ti sólo te quiero coger —le dijo, provocando que un fuerte sonrojo subiera a las mejillas del castaño.
—Wow, eso fue demasiado hasta para mí —murmuró Will—, creo que debí irme en taxi.
Vanessa y Bill rieron mientras Dipper hacía una mueca.
—Cambiando de tema —Vanessa habló—, ¿estás emocionado? El viernes vienen tu sabes quienes.
Un puchero salió de los labios del rubio, antes de que frenará de golpe.
—¡No me lo recuerdes! —se quejó antes haciendo un puchero.
La rubia miró confundida toda la situación, ¿no debería estar emocionado?
—Creo que no puede ir —dijo Dipper, explicándole lo poco que había entendido.
—No, no puedo —Bill habló—, y para colmo nadie puede ir, un autógrafo en mi poster... es todo lo que quiero.
—¿Y por qué no vas tú? —le preguntó al rubio.
—Ese día es el examen de anatomía que debía tener la semana pasada —respondió Bill mientras empezaba a conducir de nuevo—, mi maestro lo cancelo el mismo día porque tuvo una clase de accidente y se pospuso a este viernes, por lo tanto, si quiero aprobar la materia no puedo faltar y no nos hemos matado estudiando como para no ir.
El castaño le sonrió ligeramente a Bill, quién le agradecía internamente por haberle ayudado esa semana a estudiar, ahora se sentía totalmente preparado para el examen. Habían aprovechado las dos horas que tenían que pasar juntos para que el castaño le ayudará con su examen e hiciera su tarea al mismo tiempo.
Dipper debía reconocer que era la semana en la que menos había discutido con el rubio y en la que menos había sentido que esas dos horas fueran una pérdida total de su tiempo.
—Oh... ya veo —respondió la rubia.
—¿No puedes ir tú? —preguntó Bill.
—No, porque no soy tu mejor amiga castaña —la chica se cruzó de brazos.
—¡Vanessa!
—Es broma —Vanessa soltó una pequeña risa—, ese día entrego mi proyecto lo dije apenas me subí al coche, lo siento, pero no puedo faltar.
—Ya fue, ya órale —Will rió ante eso, era una vieja broma entre ellos—. Mi vida es tan miserable —exclamó el rubio exagerando.
Vanessa miró con pena a su amigo.
—¡Dipper! ¿Tú no puedes ir? —le preguntó la rubia haciendo un puchero.
—¿Eh? —preguntó confundido.
—¡Sí! Pino, ¿podrías ir por mí? Yo te daría el poster y el dinero, ellos estarán de 10 a 12... —comenzó el rubio.
—Lo siento —respondió Dipper, ideando rápidamente algo que, si su hermana supiera, probablemente se burlaría de él—, lo siento, yo también tengo un proyecto ese día —mintió.
Bill se quejó más fuerte.
—Supongo que tendré que esperar a que vengan en otra ocasión.
Y fue ahí, cuando las esperanzas del rubio estuvieron destrozadas que la sonrisa en el rostro de Dipper apareció.
[...]
Vanessa se encontraba sentada en una banca del parque adelantando la cita del fin de semana con ellos —ya que el sábado tenía que irse de viaje con su familia— esperando a que los chicos trajeran lo que ella había pedido.
—Aquí tienes tu helado, Vanessa —le dijo el rubio extendiendo el helado de color blanco con una mano y con la otra la mano de Dipper—, ¿ya me perdonas?
Vanessa sonrió al ver las manos de los chicos juntas, ella les había hecho sostenerse de las manos como una sugerencia que parecía mas una obligación.
Debido a esto, era que Dipper estaba tan sonrojado tratando de ocultarlo .con el helado que tenía en la otra mano, Bill no parecía realmente afectado por el hecho de estar tomado de la mano del castaño, ni por el hecho de que tuvo que cargar dos helados con una mano.
La chica sonrió lamiendo su helado, adoraba tener el poder de hacer eso.
—Gracias, pero no, aún no estas perdonado.
Bill se sentó al lado izquierdo de la rubia con Dipper a su lado, a espaldas de ellos, en una mesa de picnic que se encontraba en el parque estaba el hermano mayor de Bill, aprovechando el tiempo para adelantar su tarea, no tenía muchas opciones.
—¿Me perdonarás pronto?
—No, primero Dipper te besará de lengua para obtener mi perdón —le respondió con una sonrisa maliciosa.
Bill se giró hacia el castaño.
—Ya oíste Pino, bésame de lengüita —Dipper rodó los ojos, decidido a ignorarlo y continuó comiendo su helado.
Bill entonces paso la mano que tenía entrelazada con la de Dipper, por el cuello del castaño, provocando que el brazo de Dipper se cruzara por su pecho.
El castaño frunció el ceño viendo al chico a su lado.
—¿Se puede saber qué haces ahora? —le preguntó defensivamente.
—Acercándonos para que puedas besarme, duh, Pino —le contestó el rubio.
Vanessa soltó una risa cuando vio al castaño intentar romper esa posición, intentando fallidamente soltarse, revolcándose en su lugar.
—Ahora se quedan así —les dijo la rubia.
Bill se encogió de hombros mientras el castaño hacia una mueca, especialmente porque por el contacto entre sus manos habían empezado a sudar, y Dipper estaba seguro que era su nerviosismo el que lo causaba.
—Oye Bill, ¿qué tienes ahí? —le llamó Vanessa antes de usar la mano del rubio en su contra.
La chica había embarrado el helado del rubio en su nariz, Bill hizo una mueca, pero antes de hablar Vanessa lo interrumpió.
—Dipper, creo que deberías limpiarle la nariz a tu novio, el pobre olvido como se comía.
—¿Qué? ¡No!
—Oh, vamos Dipper, solo miralo —le dijo Vanessa señalando el rostro del rubio.
Dipper giró su cabeza hacia ambos chicos avergonzado y vio a Bill embarrado en helado, tal niño pequeño.
—Claro... si quieres puntos —agregó.
El castaño miró con duda al rubio unos instantes antes de usar su servilleta para limpiar su nariz cuidadosamente.
Bill agradeció internamente que Dipper no notará lo pálido que se había quedado unos segundos.
—¿Feliz? —le preguntó el castaño a Vanessa.
—No era lo que esperaba, y no estoy satisfecha —respondió antes de aprovechar que Bill no reaccionará para embarrar un poco más del helado en la comisura de los labios.
Bill la miró molesto.
—¿Podrías dejar de hacer eso? —habló el rubio—, quiero poder comer algo del helado que yo pagué, gracias.
—Está vez, que sea sin servilleta —añadió Vanessa a modo de broma—. De preferencia con lengüita, pero puedes sólo besarlo.
—¡No lo voy a besar! —se quejó Dipper.
—Oh vamos Pino, no puedes decirle que no a esto, es tu oportunidad de aprovechar que tampoco me puedo negar —sugirió Bill saliendo de su shock inicial.
Dipper se sonrojó fuertemente y el rubio lo miró sorprendido cuando este se acercó a él, sin poder creerse que realmente lo fuera a hacer.
Bill se empezó a sentir algo incómodo... y aunque no lo diría en voz alta estaba bastante nervioso.
—Hazlo —le dijo Vanessa lentamente lamiendo un poco de su helado dramáticamente, imitando una escena de alguna pelicula que le gustaba esperando que en cualquier momento se alejara del chico.
El castaño viró los ojos antes de limpiar rápidamente la comisura de los labios de Bill con su pulgar, quitando el poco helado que tenía el rubio y dándole un beso en la mejilla.
—¿Eso cuenta? —pregunto el castaño.
—Lo acepto por ahora.
Vanessa estaba sorprendida de que lo había hecho, pero sin poder ocultarlo sonrió satisfecha, notando como el rostro del rubio tomaba un poco de color.
Ella sabía que había algo más ahí.
Bill sentía su corazón ligeramente acelerado, sorprendido de que el castaño le hubiera besado la mejillq, algo asustado de lo mucho que el castaño le parecía adorable, ahí con las mejillas algo rojas de igual manera, inquieto y nervioso por la situación.
La tensión bajo un poco cuando se escuchó la peculiar voz de Bill.
—Eh... Pino quiero ir a lavarme la cara al baño, esta algo pegajosa —dijo el rubio e intentó bromear un poco para bajar la tensión del ambiente—. Aunque hiciste un buen trabajo por tu parte, igual el helado es difícil de quitar.
—¿Y por qué me dices a mí?
Bill ni siquiera contesto, se limitó a señalar sus manos juntas como si fuera obvio.
—Oh... cierto —murmuró avergonzado—. Seguro, vamos.
Vanessa sonrió viendo cómo se alejaban con sus manos juntas.
Y cuando se dio vuelta para hacerle una señal de éxito a Will, noto como éste se encontraba con un castaño de ojos azules. La chica no lo dudo más antes de sacar su celular tomando una rápida fotografía para enviarle a la castaña hermana de Dipper y preguntarle algo, distrayendose un rato hablando con ella.
Alzo la mirada para ver si podía conseguir alguna foto más, cuando noto la mirada avergonzada y algo molesta de Will, ella se limitó a sonreírle con inocencia.
—Volvimos, espero que no hagas otra de tus tonterías, Vanessa —le dijo Bill algo irritado.
—¿Quién yo? ¿Tonterías? —la chica fingió sorpresa—. ¡Pero si son mi especialidad!
El celular del rubio vibro y Bill dirigió rápidamente su mirada al aparato, un mensaje de su hermano le había llegado.
"Me iré con un amigo a comer, nos vemos en la casa, no hagas nada estúpido, POR FAVOR".
—¡Adiós Willcito! —le gritó el rubio sobre-actuando.
Will se veía aún más avergonzado.
—Bueno, Will se fue con su crush —dijo Vanessa—. Hoy fue un buen día para Happy End, Mabel estará complacida.
—¿Happy End? ¿Qué es eso? —preguntó Bill—. ¿Y qué tiene que ver con mi hermanito y Gleeful?
—Nada, nada —le restó importancia.
—Esperen... ¿Will es gay? —preguntó el castaño.
La rubia soltó una carcajada.
—Es broma, ¿verdad? —Vanessa preguntó.
El castaño se sonrojo ligeramente.
—Pino, ¿no lo sabías? —preguntó Bill y el castaño negó ligeramente con la cabeza—, pero si el otro día le hice una broma con eso, le pregunté que si tenía novio y no dijiste nada.
—Pensé que dijiste novia y yo había escuchado mal —respondió Dipper.
—Bueno —dijo la rubia—, el punto es que finalmente está avanzando con su crush.
—No me agrada ese chico para nada.
—¿Su crush es Gleeful? —interrumpió Dipper.
Vanessa asintió.
—Espera, ¿conoces a Gleeful? —preguntó Bill sorprendido.
—No directamente, pero siempre me confunden con él —al esuchar eso Vanessa soltó una fuerte carcajada.
—¿En serio te confunden con él? —cuestionó el rubio.
—Sí, pero sólo de espaldas —el castaño se encogió de hombros mientras la chica seguía riendo.
—¿Y tú de que te ríes? —preguntó el mas alto.
—¿Cómo que de qué? —dijo entre risas—, es gracioso porque Will quiere enamorar a Gleeful, y tú a Dipper, y que los confundan lo hace gracioso, ¿no creen?
—Acabas de perturbarme por el resto de mi vida, gracias —respondió Bill.
Un niño que pasaba por ahí, se tropezó y cayó de boca, provocando que el niño hiciera un puchero y luego se pusiera a llorar, corriendo del lugar. Ambos rubios estallaron de la risa al ver esto.
Dipper al principio hizo una mueca, pero eventualmente terminó por sonreír ligeramente cuando vio a ambos reír con fuerza, en especial, cuando vio al rubio sosteniendo su estómago con su mano suelta y las mejillas algo rojas.
El castaño cubrió su boca intentando no reír con ellos, pero ambos tenían la risa contagiosa y Dipper no había podido evitarlo.
Soltó su mano de la del rubio y la bajó encontrándose con el sudor que llevaba en ella y deteniendo su risa de golpe, se sonrojó mientras intentaba limpiar disimuladamente el sudor con su pantalón.
Se sentía fuertemente avergonzado por ese hecho, había sudado la mano de Bill... pero al notar como Bill no limpió su mano después del contacto que tuvieron, viendo como se había guardado sus comentarios al respecto desde un principio se sintió conmovido, además de que la manera en la que Bill reía... hacian a Dipper darse cuenta de que todos esos hechos eran suficientes para que algo se removiera dentro de él.
Bueno, la pregunta del Uber era porque Kalita estaba segura que había Uber en todas partes (porque ella es adicta a Uber) y yo le dije que no, que una vez cuando hablaba con una amiga de Argentina (Latita si lees esto, loviuuuuuuu) ella me contó que no sabía que era. Recuerdo a la perfección ese día, Kalita me había pedido que vaya hasta su escuelita a llevarle su libreta (la cual no calificaron) y ella me pidió un Uber, donde en la radio sonaba Amiga Mía. También recuerdo que cuando me baje del Uber vomite.
Fin de la anécdota.
#CasosTristesDeTaña
El punto es que queríamos comprobar si después de todo es algo de saber común o mejor lo dejabamos como taxi que sí es más universal... al final lo dejamos en taxi, por si no lo notaron.
*El título viene de una expresión mexicana que es "novios de manita sudada" que básicamente se refiere a las parejas de niños o de adolescentes pero que sólo se toman de la mano, va que son parejas muy inocentonas. Claro que aquí tiene doble sentido, porque sus manos sí sudaban de verdad y porque hasta el momento sólo se toman de las manitas.
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