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Desastre.

Bill estaba teniendo una mala mañana.

En realidad, ya eran varios días seguidos que tenía una mala mañana.

Había pasado casi una semana desde su excursión a la playa, y ese era el último día de la semana antes del tan ansiado fin de semana y aun así no estaba feliz.

Y menos aún, cuando fue hora del almuerzo y vio que su comida no tenía ninguna figura en particular, no era ni de dinosaurios, ni de coches, ni de... nada. Era comida simple con forma simple, y eso lo molestaba.

—Bill, ¿estás bien? —el castaño preguntó con algo de preocupación.

El rubio alzó la mirada y encontró unos inusuales ojos castaños dándole una extraña mirada de angustia por él, era Dipper sentado a su lado en la cafetería.

Después de todo el castaño y él habían superado la extraña etapa incomoda que habían pasado después del incidente de la piscina, porque sí, Dipper había actuado extraño toda la mañana siguiente, y había evitado hablarle una gran parte del trayecto de regreso a casa (incluso si el castaño fue quién había terminado en el asiento del copiloto por cosas del destino, en otras palabras: Vanessa, quién definitivamente no estaba enterada de nada de lo que había pasado).

Sin embargo, después de que Bill actuará como si nada hubiera pasado, el castaño se relajó, era como si ambos hubieran hecho un acuerdo silencioso de pretender que nada había pasado y decidieran retomar la interacción más sana que empezaban a tener antes del casi beso, que Will había interrumpido.

El rubio debía admitir que estaba agradecido con su hermano por haber hablado antes de darse cuenta de lo que estaba deteniendo, porque si Dipper había actuado tan incómodo tanto tiempo por un casi roce, Bill no se imaginaba cuantos pasos hubiera retrocedido su reciente -y extraña- amistad, si realmente se hubieran besado. 

Pero tampoco quería pensar mucho en eso.

Especialmente con las cosas que habían pasado en la semana juntos, después de todo, sus últimas cuatro citas diarias habían sido bastante buenas en comparación con las anteriores, no habían peleado tanto y en la mayoría del tiempo ellos simplemente estudiaban, jugaban la nueva edición de "Calabozos, calabozos y más calazos"—llevando la mayor parte de su competitividad al juego y restándosela a la vida real— y el último día se la habían pasado viendo algunas películas en casa de Bill.

—No Pino, no estoy bien —el rubio hizo un puchero señalando su comida—, ¿qué forma ves que tiene esto?

—¿De comida? —preguntó el castaño confundido.

—¡Exacto! ¡No tiene ninguna forma en especial! —Bill alzó la voz con frustración.

—Oh por dios —habló Xólotl uniéndose a la conversación—, ¿dónde están los dinosaurios? ¿O los cochecitos?

—No hay —respondió el rubio.

—¿Ni siquiera avioncitos?

—Ni siquiera avioncitos.

—Ay Bill, ¿ahora qué le hiciste? —preguntó Mabel quien también estaba en la mesa, al otro lado del castaño—, la última vez que dejo de darte comida con figuras fue porque rompiste su conejo de peluche de la infancia.

—¡Ya les dije que fue un accidente! ¡Yo sólo quería que volara! —alzó aún más la voz el rubio.

—No entiendo nada —dijo Dipper más para el mismo, comiendose una galleta con forma de estrella.

Estar sentado con ellos era algo nuevo para él y definitivamente no estaba acostumbrado a la dinamica que tenían.

—Además, fue idea de Xólotl —Bill señaló al chico frente a él—, ¡él fue quien me dijo que el cohete no podía volar sin un jinete y el conejo era lo más cercano! ¡Yo no creí que le iba a pasar algo! Creí que tal vez quedaría algo sucio y tendría que lavarlo, pero jamás creí que se incendiaría.

—¿Hace cuánto fue eso? —preguntó el castaño sorprendido.

—Como dos años, pero eso no es importante —respondió el rubio—, está bien, puedo entender lo del conejo de su infancia, yo me excedí al amarrarlo al cohete y no preguntarle primero, pero...

—Espera un minuto, ¿tomaste sin permiso el peluche de la infancia de tu hermano y lo amarraste a un cohete y lo lanzaste sin más?

—Algo así... —Bill se encogió de hombros—, ¡pero me disculpé! Y se lo compensé luego, pero eso no es importante Pino, mi punto aquí es que, puedo entender perfectamente que se haya enojado esa vez conmigo, el conejo se quemó ligeramente y tuvimos que mandar a repararlo y eso, lo puedo entender, ¡pero esta vez simplemente no lo entiendo! Tampoco hice algo tan grave.

—¿Qué hiciste esta vez para enojar a Will, Bill? —inquirió Mabel, dándole una mordida a su comida.

—Yo sólo hice un comentario frente a alguien que no debí hacer, ¡pero Will no me dijo que no dijera nada! Digo después de que besas a alguien como Will, uno piensa que eso significa que están saliendo, ¿no? Y eso significa que puedes acercarte y decirle que necesita tu bendición para salir con tu hermano, es lo lógico, ¿no?

—Ay, ¿por qué nunca piensas en las cosas? —preguntó Xólotl sin realmente esperar una respuesta.

—¡Espera un momento! —la rubia habló—, ¿Will y Gleeful se besaron? ¿¡Por qué no me enteré de eso hasta ahora?!

—¿No que tienes ojos en todos lados? —cuestionó Bill.

—¡Pero sobre ustedes, no sobre Will! —respondió Vanessa.

—Bueno si Will no ha dicho nada es porque no quiere que sepan —habló Dipper, uniéndose de nuevo a la conversación—, bueno, ¿y por qué se enojó? O sea, no dudo que hayas dicho algo tonto, pero ya debería estar acostumbrado a que hagas cosas así, ¿no? 

—Porque bueno, se supone que no puedo contar nada porque se lo prometí y porque Will se enojaría más conmigo si les cuento los detalles, y ahora que lo pienso igual ya les dije un poco más de lo que no debía...  —empezó dandose cuenta de su error demasiado tarde—, pero bueno, digamos que no estaban en los términos que yo creí y como que... arruiné algo y Will me dijo que debo dejar de actuar sin pensar y hacer cosas que lo involucren sin consultárselo primero y fue ahí cuando él también sacó lo del conejo de nuevo y me dejo de hablar desde eso.

—¿Y qué tiene de especial la comida con forma? —preguntó con curiosidad.

Todos los sentados en ella inhalaron con sorpresa.

—Dipper, esta comida no me hace feliz, para nada feliz, y no puedo comer si no soy feliz, ¡hasta tus galletas con forma de estrella me harían más feliz que esto! —se quejó haciendo un puchero—, y lo peor es que Will no me habla y eso me hace aún más miserable, extraño a mi hermanito.

—¿Has intentado disculparte? —preguntó Mabel.

—Le pedí perdón ese día.

—O sea, pero has intentado hacer algo por el para compensarle, es decir, el siempre hace cosas por ti, como cocinarte —la castaña continúo.

—¡Oh, eso es! Le puedo cocinar algo para pedirle perdón —soltó emocionado—, igual hoy no tendrá tiempo de hacer la comida por un proyecto que tiene, ¿Mabel, me ayudarías?

—Lo siento cielo, pero hoy no puedo, quede con una... amiga al salir de la escuela.

—Uhhh, ¿es la chica que conociste en la fiesta? —Vanessa preguntó entusiasmada—, ella me agrada.

—Algo así —contestó Mabel—, el punto es que hoy no puedo.

—Yo puedo ayudarte —se ofreció Dipper mordiendo la penúltima de sus galletas despreocupado, pero toda la mesa volteo a verlo con los ojos abiertos y expresión sorprendida—, ¿qué? De todos modos, tengo qué pasar la tar... —Dipper miró a Mabel y se arrepintió por lo que estaba a punto de decir—, digo, no tengo nada que hacer esta tarde, ya terminé todos mis proyectos y los exámenes no empiezan hasta el miércoles, así que aún tengo tiempo para estudiar.

—Hablando de los exámenes, Vanessa me recuerdas luego que tenemos que discutir algo de eso —Bill habló viendo a su amiga.

—A mí también se me va a olvidar, ¿por qué no me dices ahora? —preguntó la rubia confundida.

—Porque si pudiera decirte ahora no te hubiera dicho que me lo recuerdes luego —el chico del otro lado de la mesa respondió como si fuera obvio.

—Oh, ya sé —habló Xólotl, entendiendo que Mabel era la razón por la que Bill no hablaba, ya que debía querer hablar sobre algo del trato que tenían esos dos, y pensó que él podría encargarse de eso—. ¡Mabs! ¿Recuerdas que no terminaste de enseñarme ese peinado para mi hermanita en el camino de regreso?

—Oh claro, ¿cuándo quieres que terminemos?

—¿Podrías enseñarme ahora? Ella realmente quiere usarlo mañana en una fiesta que tiene y quiero saberlo ya —pidió—, ¿no es mucha molestia?

—Claro que no, pero espera, creo que tengo mi cepillo en el salón de clases y necesitamos un nuevo modelo ya que Will no está —murmuró la castaña tratando de pensar en una solución.

Dipper tomo la última de sus galletas mientras los demás hablaban al otro lado de la mesa, la sostuvo un momento entre sus manos y luego soltó un suspiró de derrota.

—Yo puedo ayudarlos —dijo Vanessa—, pero no quiero ir hasta allá, mi salón luego quedaría muy lejos, ve por las cosas y luego vuelves.

Dipper extendió su mano hasta Bill y le tendió la galleta, el rubio sólo la observó con brillo en la mirada y una sonrisa se grabó en su rostro... Y en la memoria del castaño.

—De acuerdo, ahora vuelvo —dijo Mabel—, pero sólo porque aún queda bastante del descanso.

Bill le agradeció al castaño y lo abrazó rápidamente, comentando algo como que la comida con formas lo hacía sentir mejor, a lo que Dipper sólo rió mientras rodaba los ojos, intentado disimular su leve sonrojo.

—Agradece que prestaré mi bella cabellera para sus experimentos —dijo la rubia a manera de broma a lo que la castaña soltó una pequeña risa.

—¿Dipper me acompañas? —preguntó Mabel—. No quiero ir hasta mi salón sola.

—Yo puedo acompañarte —dijo Xólotl—, mejor deja a los tortolitos aquí —bromeó, y las mejillas de Dipper se tiñeron un poco más.

Mabel soltó otra risita.

—De acuerdo, así mientras más rápido empecemos más rápido podrás aprenderlo —le sonrió.

Ambos chicos se fueron platicando de la cafetería mientras Xólotl les levantaba el pulgar en su espalda mientras se alejaba.

—¡Bien! Aprovechemos, ¿qué pasa? —preguntó la rubia.

—Oh cierto —empezó Bill intercambiando una mirada con el castaño—, Dipper y yo queríamos suspender las citas por la semana de exámenes, bueno pensábamos tener una el lunes ya que ese día no tenemos examen sino hasta el miércoles, entonces, podemos salir este lunes, estudiar martes para el examen del miércoles, salir el fin de semana los tres y regresar a la rutina el próximo miércoles cuando ya acaben.

—De acuerdo —habló la chica.

—¿De acuerdo? ¿Así sin más? —cuestionó el rubio sorprendido.

—Sí, igual planeaba comentarles eso, creo que todos deberíamos enfocarnos en nuestros exámenes y a ustedes les vendría bien un descanso de esto —Vanessa les sonrió y agregó en voz baja—. Además, ya sabemos cómo se pone Dipper en los exámenes...

—Wow, pensé que tardaríamos más en convencerte —soltó Bill.

—No soy un monstruo —respondió la chica con mirada ofendida durante unos segundos antes de volver a su expresión de siempre—, además sé que necesitas estudiar mucho para anatomía y Dipper de todos modos siempre estudia como loco, sería muy cruel de mi parte pedirle que descuiden la escuela por esto.

—Cierto —respondió el castaño.

—Sólo que el fin de semana creo que también deberíamos tomarnos un descanso y el miércoles también —continúo Vanessa—. Pueden volver a salir el próximo jueves y nosotros tres salimos el próximo fin de semana, así que será una semana entera de descanso de toda esta locura.

—¿Pero el lunes sí saldremos Bill y yo? —preguntó el castaño.

—Como quieran, de preferencia sí, pero tampoco los puedo obligar, ¿o sí? 

Aunque no era necesario, ambos realmente deseaban ir.

—Igual ya teníamos pensado ir a comer, así que iremos, ¿no Pino? —preguntó el rubio.

—Sí, siempre quise ir ahí a comer de todos modos —respondió Dipper con una pequeña sonrisa.

—Perfecto —la rubia les sonrió ampliamente.

[...]

Con rapidez Dipper descubrió que Bill era pésimo para la cocina.

El castaño nunca se consideró el mejor cocinero, pero al lado del desastre que el más alto estaba haciendo... Bueno digamos que Dipper no era tan malo después de todo.

Tal vez sugerir que el rubio hiciera algo para que Will lo perdone —al menos con algo relacionado con la cocina— no había sido la mejor idea.

—Bueno, esto no salió como esperaba —murmuró el rubio al sacar del horno su intento fallido de galletas.

El menor observó todo el desastre que habían armado, había varios tazones que evidentemente tendrían que ser exhaustivamente lavados después por toda la cocina, eso sin mencionar los cubiertos y la encimera que estaban hechas un completo desatre. 

Entonces, el castaño miró a Bill, quien estaba cubierto de harina en el cabello y en la nariz, sonriendo para sí mismo ante la escena, pero el rubio veía lo que al principio eran galletas con formas curiosas y bonitas que eventualmente habían perdido cualquier rastro de ellas.

El menor de los Cipher probó una de ellas.

—Pues puede que se vean horribles —Bill le sonrió al castaño—, pero saben bastante bien, así que creo que terminamos, hicimos un buen trabajo.

Y tal vez fue verse así mismo o al chico frente a él lleno de harina comiendo la galleta más horrible que alguna vez vio en su vida con una sonrisa que sentía le pertenecía a él, que Dipper no pudo evitar reír. 

Reír de verdad.

Eran un completo desastre, y no lo pensaba por las galletas precisamente.

—¿De qué te ríes, Pino? —preguntó Bill con una sonrisa.

El castaño no contestó, simplemente se quedó ahí, riendo aún más fuerte mientras veía la cara de confusión del rubio.

—No es divertido, hice las galletas con mucho amor —el de ojos ambarinos hizo un puchero, lo que provocó que Dipper riera aún más.

Cuando finalmente fue capaz de detenerse, miró nuevamente a Bill y sonrió.

Dipper avanzó un par de pasos y, casi sin pensarlo, tomó un poco de harina que tenía a su alcance. Con suavidad, rozó la mejilla del rubio, dejando una caricia fugaz mientras la harina se deslizaba entre sus dedos.

—Te faltaba algo de harina ahí —le sonrió—, pero ahora sí, creo ya terminamos.

Bill lo miró asombrado, ¿Dipper realmente había hecho eso? ¿Por qué?

El rubio no tardó en salir de su sorpresa, sonriendo maliciosamente y tomando la harina entre sus manos le hecho un puñado al menor.

—No —respondió con diversión y un tono ligeramente coqueto—, creo que ahora sí, ya terminamos, mi querido Pino.

Dipper soltó una carcajada, sabiendo que la guerra sólo acababa de comenzar.

En un abrir y cerrar de ojos, los restos de la preparación de las galletas habían terminado esparcidos por todo el lugar. Si no estaban pegados a la ropa de ambos chicos, se encontraban en el suelo o cubriendo las encimeras. En resumen, la cocina se había convertido en un auténtico caos.

Pero al menos ambos se estaban divirtiendo, llenando la habitación con sus risas. Como niños pequeños, se perseguían por la cocina de los Cipher, cada uno armado con un ingrediente de cocina, usándolo como si fuera una peligrosa arma. Se ocultaban detrás de objetos improvisados, intentando—sin mucho éxito—proteger sus ropas.

La cocina era un caos de comida esparcida por todos lados, risas desenfrenadas y alguna que otra palabra altisonante lanzada más por diversión que con verdadera intención.

Sólo eran dos chicos tontos, teniendo una pelea tonta.

Hasta que un chico de cabellos azules, apenas un poco mayor que ellos, entró en la cocina, sorprendiendo a los dos literalmente con las manos en la masa...

—¿Qué demonios está pasando aquí? —preguntó el mayor de los Cipher.

Aún había harina en el aire, producto del último lanzamiento del castaño cuando ambos chicos se quedaron callados y paralizados.

—¡Will! —exclamó el rubio—, ¡no es lo que parece! ¡Dipper fue quién empezó! ¡No te enojes más conmigo!

—¡Oye! —Dipper replicó, sintiéndose bastante traicionado.

—¡Te hice galletitas! —Bill continuó con nerviosismo, ignorando la queja del chico junto a él.

—Traidor —masculló el castaño.

—Es mi venganza por el día de la piscina —le murmuró con diversión.

—¿Yo que hice? ¡Fuiste tú quién me empujo! —se quejó.

—Pero fuiste tú quien me delato delante de Will, ahora estamos a mano, Pino —explicó Bill y el castaño puso los ojos en blanco.

Will miró por unos segundos a los chicos discutiendo, totalmente blancos por la harina y cubiertos de un montón de ingredientes de comida, luego dirigió su vista a la habitación. Observó todo el desastre que había por todas partes, y por ultimo miró hacia la bandeja que estaba junto a él, una de las pocas cosas que no se había arruinado y miró hacia las galletas, parcialmente desfiguradas.

Y entonces comenzó a reír, el mayor de los Cipher estaba soltando verdaderas carcajadas.

Los otros dos chicos lo miraron... y luego se miraron mutuamente confundidos.

—No estoy molesto Bill —Will comentó una vez que se calmó—, Mabel me dijo que crees que me enoje por lo de... lo del otro día y si me moleste durante un rato, pero se me paso como a las dos horas, en realidad no he cortado tu comida con formas porque el lavavajillas se echó a perder con los cortadores adentro y no he tenido tiempo de llamar a alguien para que lo venga a ver, te lo dije hace como tres días, pero ahora creo que estabas distraído.

—¿Y por qué me has ignorado? —preguntó el rubio haciendo un puchero.

—¿Me has intentando hablar? 

—No.

—Entonces, ¿cómo querías que te responda? —Will sonrió—, además, sabes que he estado muy ocupado con mis proyectos de este período.

—¿Entonces no estás molesto?

—No, no lo estoy.

—¿Ni por este desastre?

—No —les sonrió nuevamente—, pero igual tienen que limpiarlo —Bill abrió la boca para protestar—, sin quejas, destruyeron mi cocina, ahora la reparan, los veo en la cena —Will salió de la cocina con la bandeja de galletas en las manos, y le dio una mordida a una.

—Están bastante bien, por cierto.

Y sin más, salió de ahí, dejando a ambos chicos solos.

"Vaya que esos dos eran un desastre... —pensó— pero no necesariamente de uno de los malos."


Nota actual: Uyuyuy, ¿pueden creer que estamos subiendo este capítulo por las mismas fechas que hicimos originalmente? Y otra vez con actualización doble... aunque sinceramente siento que algo hace falta, como que siento que solo dos capítulos no son suficientes... no lo sé...

Anyway, esta vez estamos adelantadas al cumpleaños de Latita, mi amor, que ya ni lee o escribe Billdip, pipipi, pero que seguimos queriendo con todo nuestro ser.

En fin, espero que hayan disfrutado del capítulo y de nuestro pequeño regalo "doble".

Atte. Playa-con y Desastre.



Nota original: ¡Ke pedo beibis!

No tienen idea de lo mucho que deseabamos actualizar, pero que por cuestiones del destino no se había podido.

La mudanza ha sido simplemente como un putazo regalado por la vida.

Pero finalmente parece estar todo estable. Así que sí, es probable que hayan más actualizaciones. No mentimos.

AHORA LO IMPORTANTE:
LATITA, MI AMOR, PERDÓN EN SERIO, SABEMOS QUE FUE TU B-DAY. No lo olvidamos, promise, teníamos pensado subir este capítulo la misma fecha y felicitarte, pero todo se hizo imposible. Como compensación bebé, está será actualización doble.

Y créeme que el capítulo que subiremos en unas horas es uno de los que -en mi opinión- ES UNO DE LOS MEJORES. No lo subimos ahora porque hay gente que se pierde mucho al momento de leer dobles actualizaciones que lee primero la segunda y luego la primera, lo digo porque yo soy de esas.

Perdón por el retraso, en serio queríamos darte una sorpresa, por eso no te felicitamos, PERO LA CAGAMOS, SORRY POR SER UN FRACASO. ):

Esperamos que Retos te guste.

Atte. Las viejas del alma sad.

Pd: ¿Quién les dañó tanto? Cuando dije que iba a tener un poquito de angst es porque si va a tener su parte sad, pero es del angst tranquilito, Karla es bien marik y llora por todo. De hecho, aún me odia por Essences, así que este fic es para que me perdone por hacerla llorar en cada capítulo, NO PUEDO hacer este fic sad. Así que no, nadie muere ni nadie se intenta matar, sólo son dos pendejos.
Aparte, ¿nadie ha sentido que este fic es como una comedia romántica de Adam Sandler? Las comedias románticas de Adam Sandler no son para nada sads mis amiguitos.

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