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Capítulo trece: Desierto Ignis

Las hadas desconsoladas habían abandonado el Triángulo de Orión, sin saber las razones por las cuales las tres hadas habían sido asesinadas por el príncipe Alshain. Las grandes montañas se encontraban completamente desoladas, la vida en ellas había desaparecido por completo. El trío de hadas se había dirigido hacia el gran valle, donde se podían observar las grandes estrellas que iluminaban el oscuro y hermoso cielo. La noche comenzaba a enfriarse, lo que conllevó a que estas se acurrucaran una sobre otras, logrando entrar en calor.

—¡Es increíble todo lo que ha pasado y está sucediendo! —comentó Lúmina mirando hacia el cielo—. Nuestras vidas eran perfectas, bueno eso creíamos, ya que en el transcurso de este gran viaje hemos descubierto secretos sobre nuestras familias o de nosotros mismos, y eso también ha sido asombroso.

—Bueno, agradécele a Alshain por brindarte estas nuevas experiencias —dijo Rygel entre risas.

—Sí, cuando lo vuelva a ver se lo diré —dijo Lúmina sarcásticamente.

—¿Creen que todo esto termine bien? —preguntó Lyra aguantando las lágrimas.

—Es una pregunta compleja —respondió Rygel suspirando.

—Hermana. ¿Estás bien? —preguntó Lúmina al escuchar como sollozaba.

—No, la verdad no. Cuando vi a esas hadas destrozadas realmente sentí el poder de Alshain. Lo que estamos atravesando no es un entrenamiento en los campos o un juego de magia, esto es real, y es realmente malo. ¡Estaban destrozadas! ¡Destrozadas! Él hizo eso y cada vez que lo veo reafirmo que está dispuesto a acabar con la vida de todos por conseguir lo que desea, lo cual es muy egoísta y malvado de su parte. Cada día vamos tras él y siempre nos lleva una ventaja, siempre tiene un plan detrás de las alas, es inteligente, oscuro y muy audaz. No sé cuánto tiempo aguantaremos, cada día se hace más fuerte. Es cierto que nuestra magia ha avanzado mucho, hemos crecido como hadas, pero aún no podemos vencerlo, solos no podemos —comentó agitada y enojada.

—¡Calma hermana! ¡Ven aquí! —dijo Lúmina agrazándola.

—Todo estará bien, sentir miedos e inseguridades no está mal, es parte de nuestra naturaleza. Lo que no podemos hacer es ahogarnos en nuestros sentimientos más depresivos, porque eso nos hará más daño. Recuerda, no estás sola, estamos contigo, puedes hablarlo y no tienes porqué sentirte mal por ello —dijo Rygel levantando su mirada—. No quiero verte derramar una lágrima más, eres fuerte, valiente y poderosa, todos lo somos. Sé que es difícil; pero acabaremos con ellos.

—Rygel tiene razón hermana, todo estará bien, mientras estemos unidos, nada nos detendrá —añadió sonriendo para animarla.

—¡Gracias! Sin ustedes no sabría qué haría —comentó abrazándolos con fuerza—. Ahora, debemos continuar, no podemos permitir que siga adelante y se haga más fuerte.

—¡Eso era lo que necesitaba escuchar! A la Lyra que nunca se rinde —dijo Rygel sosteniendo su mano.

—¡Gracias! —añadió sonriente.

—¿Qué sugieres hermana? —preguntó Lúmina interrumpiendo la dulce conversación que las hadas mantenían.

—Deberíamos continuar con la búsqueda, es de noche, podemos utiliza el mapa de las estrellas —respondió mirando a Rygel.

—Tienes razón.

El hada de las galaxias voló hacia una altura cómoda para poder invocar la pantalla en la cual podían visualizar con mayor facilidad el orden de las estrellas y constelaciones del cielo nocturno. Hallar el rastro de las estrellas en el cielo se había convertido en una habilidad que esta hada había logrado desarrollar cada vez mejor, ya que, al realizarla, iba aumentando su capacidad de agilidad para encontrar el camino.

—¡Listo! —dijo sonriente mostrándole la pantalla a las hadas.

—¡Lo has logrado con mayor rapidez esta vez! —dijo Lúmina sonriente.

—Sí —sonrió—. Al repetir una y otra vez la misma operación para hallar el siguiente camino he podido percatarme de que las constelaciones y estrellas nos muestran siempre el mismo patrón; pero en diferente orden.

—¿A qué te refieres? —preguntó Lyra sin comprender sus anteriores palabras.

—En cada camino que hemos atravesado anteriormente para descubrir el lugar, hemos resuelto lo que simboliza cada una de estas estrellas y constelaciones, las cuales siempre están conectadas a alguna historia que ya conocemos, sin dar referencia a las criaturas que podemos encontrarnos y el lugar. Lo que, por lo general, no sucede así; deberíamos solo obtener la dirección a partir del Norte, Sur, Este y Oeste; pero en nuestro caso hemos abordado más allá de las simples direcciones que estas nos han brindado —dijo mientras mostraba en la pantalla las otras constelaciones que contenían más de un significado.

—¡Tiene sentido! —dijo Lúmina observando la pantalla.

—Efectivamente —dijo sonriente—. Bueno, nuestra próxima aventura comienza partiendo de la constelación Digrex. Esta está constituida por diez estrellas brillantes, las cuales forman una flecha que señala hacia el este. Seguidamente podemos observar el símbolo de Satrit, formado por nueve estrellas y a su alrededor, conformando una circunferencia al unirse ocho estrellas, las cuales simbolizan la unión de los Rígit, unas criaturas formadas por el polvo del desierto. Por último, nos encontramos frente a la constelación Ignis, constituida por ocho estrellas las cuales nos señalan hacia el sur.

—Si lo que dijiste anteriormente es cierto, ¿nuestro próximo destino sería el Desierto Ignis? —preguntó Lyra.

—Así es, el cual se encuentra un poco distante, deberíamos comenzar nuestro recorrido ahora, ya que nos tomaría hasta el amanecer para llegar —dijo Rygel desapareciendo la pantalla verde.

—Eso suena agotador —dijo Lúmina observando hacia las montañas.

—Lo será —comentó Lyra suspirando.

—Bueno, si están listas, es hora de continuar —añadió Rygel sonriente.

—¡Listas! —dijo Lúmina animándose.

—¡Busquemos ese desierto! —expresó Lyra sonriente.

Pov Alshain.

Mientras las hadas comenzaban su travesía hacia el Desierto Ignis, el ejército de Alshain había atravesado la primera parte del recorrido, lo cual había sido un poco tedioso. Ya que el clima cambiaba drásticamente, esto sucedía porque el planeta se encontraba en constante cambio, y estos no eran para nada positivos.

—¡Hemos llegado! —dijo Alshain al ver un gran desierto.

—¡Algo se acerca! —gritó Feiry al ver como un remolino de polvo se dirigía hacia ellos.

—¡Cúbranse! —gritó Alshain al ver como avanzaba rápidamente hacia ellos.

El remolino de aire avanzó cada vez más, aumentando su tamaño y potencia. Las hadas activaron rápidamente su magia de protección, las cuales eran diferentes en cada una; pero mantenían el mismo propósito: protegerlas. El enorme remolino se dirigió hacia las hadas, provocando que muchas de estas salieran volando por los aires. Este no duró mucho tiempo, ya que, al dañar a varias de ellas, se desvaneció rápidamente.

—¡FIUR! ¡FIUR! —gritó al ver como la Dainix no reaccionaba.

La pequeña Dainix se encontraba inconsciente, lo cual preocupaba demasiado a Alshain, ya que no conocía los motivos de su enfermedad. Este se alejó de todas las hadas y comenzó a utilizar su magia en ella, la cual no funcionaba. Al observarla detenidamente, vio como su collar se encontraba completamente oscuro.

—Fiur por favor, despierta —dijo acercándola a su pecho.

Al instante en que la pequeña estuvo cerca del collar del Pegaso, este comenzó a brillar intensamente, lo cual llamó rápidamente la atención de Alshain. Él apartó a su Dainix de su pecho y pudo percibir lo que estaba sucediendo. El collar de piedra de esta había comenzado a brillar con una luz muy brillante, la cual se conectaba con el collar del Pegaso, provocando que se activara.

—¡Increíble! —dijo Alshain al ver por primera vez el collar del Pegaso activo.

—¿Alshain? —expresó Fiur abriendo los ojos.

—Sí soy yo, no te esfuerces —dijo sosteniéndola en brazos—. ¿Qué te ha sucedido? ¿Qué te sucede Fiur? ¡Necesito que me digas!

—Detente, necesito que te detengas o sino... —dijo antes de ser interrumpida por un grito.

—¡Atentos! —gritó Feiry al ver como se dirigía otro remolino de polvo hacia ellos.

El segundo remolino se acercó hacia ellos con más velocidad y potencia, logrando arrasar con una gran parte de las hadas que caían al suelo llenas de heridas. Pero esto no era lo único que amenazaba su estancia en el comienzo del gran desierto. Al desaparecer el gran polvo que había levantado el remolino, las hadas pudieron observar a unas criaturas, las cuales eran muy peculiares, ya que no habían visto nada igual en todo lo que llevaban de recorrido. Estas tenían el cuerpo en forma de espiral, el cual estaba compuesto por el polvo caliente y rojizo del desierto. Su rostro era fino y desfigurado, con una gran boca, la cual carecía de dientes o colmillos.

—¿Qué es eso? —preguntó un hada de Ogost sorprendida.

—Todo menos algo bueno —respondió un hada de Wolust.

Al instante estas criaturas abrieron la boca y comenzaron a producir un sonido, el cual era aturdidor y desagradable.

—¡AAA! —gritaron las hadas.

Los Rígits comenzaron a dirigirse hacia la concentración de hadas rápidamente. El ejército se dispersó en el aire, provocando que las criaturas no pudieran atacarlas a todas a la misma vez. La batalla comenzaba con miles de hadas guerreras y veinte Rígits, los cuales comenzaron a esparcir un polvo que salía de sus bocas. Este provocaba que el cuerpo al que fuera dirigido el polvo se desvaneciera en el desierto, cayendo como arena y tras formar parte de este, se convirtiera en un Rígits, incorporándose a ellos.

Las criaturas lograron acabar con la vida de varias hadas guerreras, logrando aumentar su ejército. Alshain y las hadas se encontraban combatiendo contra estos; pero acabar con ellos le resultaba muy complicado ya que la capacidad que estos tenían para trasladarse era muy veloz, logrando esquivar los ataques con facilidad. Pero, aun así, había un hada que no se le escapaba uno de estos.

—¡Acabaré con ustedes! —dijo lanzando bolas de fuego celestial por todos lados.

La defensa que Alshain ejercía era muy buena, al contrario de su ejército, el cual tenía las mejores habilidades para defenderse con armas; pero con la magia muchas de estas hadas no se desempeñaban muy bien. Por lo cual, su vida pasó a tomar un gran riesgo. Miles de hadas caían, lo cual hacía incomodar cada vez más a Alshain, el cual no podía fabricar más hadas guerreras como hacían los Rígits.

El hada de las llamas, en medio de todo el alboroto, comenzó a volar hacia la dirección contraria, logrando alejarse de los Rígits. Los cuales, al observar lo que esta hada estaba haciendo, no duraron en seguirla. Alshain, al conseguir que estos lo siguieran, conseguía la primera parte de su plan. Al dejar a salvo a su ejército y Dainix, una gran alegría lo invadió y ver a Fiur volando le brindó el ánimo que necesitaba.

El hada voló rápidamente en círculos cinco veces, esparciendo su nuevo poder Llama Estelar, el cual había desarrollado mientras asesinaba a las tres hadas de luz. Este fue prendiendo llamas en la arena, provocando que las criaturas perdieran fuerza. Al culminar las cinco vueltas, este volvió rápidamente hacia arriba y expulsó una bola gigante roja, la cual a simple vista era hermosa e inofensiva; pero era una de las creaciones más poderosas de esta hada.

—¡LUGUSTOR —gritó con todas sus fuerzas apartándose de la bola cubriéndose.

Al instante en que los Rígits impactaron la gran bola, esta explotó, provocando que estas criaturas se desvanecieran y el fuego comenzara a esparcirse pronto por el desierto. El hada voló rápidamente hacia donde se encontraba su Dainix y la apartó de todas las llamas.

Las hadas abandonaron el desierto y desde afuera observaban como las llamas se apagaban y las almas de sus hermanas caídas no regresaban. Sus cuerpos y toda su esencia habían sido absorbidos por el Desierto Ignis, el cual no dejaba de sorprenderlos.

Al apagarse las llamas, el desierto comenzó a sufrir cambios. Su arena pasó de ser rojiza a marrón, lo cual llamó mucho la atención del hada de las llamas. Este se adentró en el desierto, y lo que comenzó a aparecer era algo que no se lo imaginaba.

Por todo el desierto comenzaron a aparecer criaturas de todo tipo y tamaños, logrando invadirlo por todos lados e impidiendo que cualquier hada saliera de este.

—¡No es posible! —dijo un hada de Wolust sorprendida.

—¡Qué comience la batalla! —dijo Feiry volando junto a Alshain.

—¿Saben que no es real? —preguntó un hada de Almost.

—¡Creo que no! Debemos usarlo a nuestro favor —susurró otra hada de Almost.

—¡Este será nuestro plan de escape! —dijo sonriente la primera hada.

—¿Qué es tan gracioso? ¡Vuelvan a sus posiciones! ¡Prepárense para la batalla! —dijo Feiry enojada.

—Esto te protegerá —dijo Alshain colocando a Fiur en una bola roja de llamas—. Nos vemos pronto pequeña.

La bola de llamas protegía a la Dainix del peligro que se acercaba; esta volaba hacia el bosque que le antecedía al desierto con la esperanza de que Alshain saliera con vida del desierto.

Al Fiur alejarse, el collar del Pegaso, perdió el brillo que había mantenido mientras esta estaba cerca de este. La curiosidad en Alshain aumentaba cada vez más, ya que sabía que Fiur ocultaba un secreto, y este podría estar relacionado con el poder del Pegaso, ya que la función que tenía dicho collar era brillar cuando estuviese cerca del poder.

—¿Qué secreto guardarás pequeña? —dijo observando como la bola de llamas se alejaba.

—¡Príncipe Alshain! ¡Nos atacan! —comentó asustada un hada de Ogost.

—¡Preparadas! ¡Qué comience la batalla! —expresó con entusiasmo.

Pov Lyra.

Mientras la guerra avanzaba en el Desierto Ignis, las hadas llegaban a este, el cual se encontraba desolado y tranquilo.

—¿No deberían estar las otras hadas aquí? —preguntó Rygel sorprendido al no ver a nadie.

—Tal vez se hayan marchado —dijo Lúmina.

—No lo creo, presiento que aquí pasa algo raro —comentó Lyra pisando el desierto.

Al pisar Lyra el desierto, comenzaron a aparecer puertas por todos lados, las cuales eran de color marrón y contenían símbolos dorados en la parte principal.

—¿Vieron eso? —preguntó Lyra si comprender lo que había sucedido.

—¡Es increíble! —dijo Lúmina intentando entrar en el desierto.

—¿Qué sucede? —preguntó Lyra observando a su hermana.

—No puedo entrar, es como si hubiese una barrera.

—No continúes intentándolo, no podrás entrar, esta prueba le pertenece a tu hermana —comentó Rygel observando a Lyra.

—Creo que Rygel tiene razón —expresó Lyra acercándose a su hermana—. Estaré bien —sonrió.

El hada de las estrellas se dirigió hacia la primera puerta, la cual poseía un gran símbolo que la identificaba. Esta, al pronunciar su nombre, provocó que este brillara con más potencia, logrando que la puerta se abriera, la cual mostraba el mismo desierto a través de ella.

—¡Vega! —dijo al ver el símbolo en la primera puerta.

Sin pensarlo demasiado, el hada entró en la puerta; sus expectativas de aparecer en un lugar peor no fueron cumplidas, ya que apareció en el mismo desierto; pero en otra parte, donde el número de puertas había disminuido y su hermana y amigo no se encontraban. El hada, al estar concentrada en el desafío que tenía ante sus ojos, no pudo percibir que dichas hadas no estaban presentes, solo observaba detenidamente el símbolo de la puerta que había atravesado, la cual se cerró al instante sin permitir que esta volviera a pasar a través de ella.

—La constelación de Lyra, la cual porta mi nombre, el cual fue inspiración para mi madre al ver las estrellas en mis ojos al nacer. Vega, mi estrella progenitora y la primera estrella brillante de dicha constelación, la cual mantiene a todas sus estrellas aún vivas y radiantes —dijo, conectando la historia de los dos símbolos que había observado.

Al culminar sus palabras, apareció a su lado, marcado en la arena un gran trazo de una constelación, la cual dirigía su camino hacia una de las puertas más cercanas hacia ella. Sorprendida por lo que acaba de suceder, siguió el camino que esta le indicaba.

—¡El arpa! —dijo al ver el símbolo que contenía la siguiente puerta.

El hada entró en dicha puerta, volviendo a repetir el recorrido anterior. Esta apareció en otra parte del desierto, o al menos eso pensaba, al cerrarse la puerta vio otro símbolo, el cual comenzaba a tener relación con la historia anterior.

—¡La musa! —dijo sonriente—. El arpa de la musa, el instrumento del canto estelar de mi reino Almost, el cual fue creado e inspirado en los sonidos que mi magia producía al crear estrellas cada inicio de verano, el cual es utilizado en cada celebración desde que era pequeña, dicho nombre fue tomando de la historia de mi estrella progenitora Vega, lo cual me llena de orgullo —dijo Lyra emocionada.

El símbolo de la musa comenzó a dar vueltas y producir el sonido de dicho instrumento, lo cual provocó en Lyra una gran emoción, hasta el punto en que algunas de sus lágrimas cayeran en la arena. Al instante, donde estas habían caído, surgió otro trazo de una constelación, la cual se conectó con la anterior, produciendo un gran brillo dorado.

—¡Asombroso! —dijo observando la constelación, la cual le resultaba muy conocida.

El hada siguió el camino que le indicaba esta constelación, la cual la condujo hacia la última puerta, la cual brillaba con más intensidad que las anteriores.

—¡El Triángulo de Verano! —dijo entrando en la puerta.

Una brisa caliente impactó su cuerpo al atravesar dicha puerta, la cual al cerrarse contenía un símbolo de estrellas, el cual no le resultaba familiar con la historia que creía que debería conectar con dicho triángulo.

—Estrellas... —dijo pensativa.

El hada se detuvo por unos instantes a pensar en lo que significaba este símbolo. Miró hacia el suelo y observó con atención la constelación que se estaba formando, la cual era la respuesta que necesitaba.

—¡Lyra! ¡Eso es! —expresó con emoción —. El Triángulo de Verano mantiene una estrecha relación con la constelación Lyra, ya que la estrella que forma parte de uno de sus vértices es mi estrella progenitora, la cual, al interactuar por primera vez con los triángulos de las estaciones de los otros reinos, nos brindaron nuevas transformaciones en las alas, provocando que las mías se plegaran de estrellas pequeñas, las cuales han continuado desarrollándose al obtener nuevos poderes.

Al concluir con la historia de los símbolos, el trazo de la constelación que faltaba por crearse apareció tras culminar sus palabras; este se unió y expulsó un gran brillo a todo su alrededor. La constelación de Lyra había sido completada con éxito, esta desapareció tras expulsar su gran fuente de luz.

El hada volvió a observar las puertas a su alrededor, lo cual le resultó algo confuso; pero los sucesos extraños no terminaban ahí. Al darse la vuelta, pudo escuchar gritos, golpes de magia y destrucción; pero a la misma vez podía escuchar la voz de su hermana y Rygel gritando que se apartara.

Al observar lo que estaba pasando se preguntaba cómo había podido estar todo ese tiempo junto a Alshain y su ejército sin poder observarlo. El hada voló rápidamente junto a su hermana y amigo, los cuales se encontraban aislados de la batalla que las otras hadas estaban protagonizando.

—¿Qué está sucediendo? —preguntó sin comprender.

—Nos preguntamos lo mismo. Al culminar tu desafío una gran luz iluminó todo el desierto provocando que todas estas hadas y criaturas aparecieran —dijo Lúmina.

—Probablemente ya estaban aquí; pero no podíamos observarlas —comentó Lyra observando detenidamente la batalla.

—¿En qué estás pensando Lyra? —preguntó Rygel al observar su mirada.

—Están luchando en vano, esas criaturas no son reales, son espejismos, están dentro de sus mentes. Miren atentamente, cada uno lucha con una criatura diferente, no se dañan y ningún golpe mágico las atraviesa; en sus mentes esto sí sucede —respondió Lyra.

—¡Es cierto! —dijo Lúmina.

—¿Qué? Yo no puedo percibirlo —expresó Rygel sin comprender lo que estaba sucediendo.

—No puedes observarlo porque no eres un hada de Almost, solo las hadas de mi reino son inmunes a las trampas de los desiertos mágicos, ya que somos provenientes del reino del calor —comentó Lúmina observando a Rygel.

—¡Cuidado! —gritó volando hacia otro lado.

—¡Oh no! Me temo que vas a tener que luchar contra tu mente —dijo Lúmina observando como Rygel luchaba contra un espejismo.

—¡No comprendo lo que dicen! ¿Cómo no va a ser real? —expresó volando hacia todos lados.

—¡Rygel! Mírame —dijo Lyra volando hacia él—. Lo que sea que veas no te dañará, intenta mantener entretenida a tu mente, lo resolveremos, mantén la calma; recuerda, no te puede dañar —dijo Lyra volando hacia donde se encontraba su hermana.

—¡Debemos ayudarlo! —dijo Lúmina impaciente.

—Tranquila hermana, tengo un plan.

—¡Princesas! Estamos a su disposición —susurró un hada de Almost acercándose a ellas.

—¡Xinnet! —dijo Lúmina al ver al hada guerrera acercarse a ellas—. Me alegro de que estés bien.

—Lo mismo opino princesa. Las hadas guerreras de Almost estamos unidas a ustedes y dispuestas a derrotar a Alshain, el cual se encuentra muy entretenido luchando contra su espejismo.

—Agradecemos su apoyo; pero es primordial para nosotras liberarlas a ustedes y disminuir la potencia de su ejército —dijo Lyra decidida.

—Entendido princesa Lyra —comentó el hada guerrera—. ¿Qué debemos hacer?

—¡Eso quería escuchar! —respondió sonriente.

Mientras los príncipes y hadas guerreras luchaban para mantenerse con vida, las hadas guerreras de Almost rodearon todo el desierto. Alshain se encontraba tan enfocado en destruir a su espejismo que no se detuvo a observar lo que sucedía sobre él. Las hadas del reino del verano tomaron sus manos y comenzaron a volar en una misma dirección, estableciendo sus conexiones con sus estrellas progenitoras. El brillo dorado alrededor de estas comenzó a fluir poco a poco, volviéndose cada vez más fuertes. Lúmina y Lyra se encontraban en el centro, encabezando toda la fuente de poder.

—¡Ahora! —gritaron las hermanas al mismo tiempo.

Las hadas aumentaron la velocidad de su vuelo y la gran fuente de poder que se generó a su alrededor fue sumamente grande y poderosa, la cual logró hacer desaparecer todos los espejismos y provocó que todas las hadas cayeran al suelo.

—¡Bien hecho hadas de Almost! —dijo Lúmina sonriente.

—¡Gracias por su apoyo! Sin ustedes no lo hubiésemos logrado —añadió Lyra agradecida.

—¿A dónde creen que van tan rápido? —dijo Alshain levantándose del suelo—. ¡Hadas guerreras! ¡Ataquen!

Una nueva batalla comenzaba a desarrollarse entre las hadas guerreras de Almost contra las de Ogost y Wolust, la cual, al parecer, iba a ser en total desventaja; pero no lo fue, ya que Lúmina, Lyra y Rygel se unieron a las hadas de Almost para lograr su libertad, mientras que Alshain y Feiry observaban como estas hadas se desgastaban contra su ejército.

—Prepárense para la unión final —gritó Lyra volando hacia lo más alto.

—¿Crees que las derroten? —preguntó Feiry observando a Alshain.

—Eso deseo saber, veremos cuanto poder tienen estas haditas —respondió observado detenidamente la batalla.

Las hadas de Almost volvieron a rodear el desierto; pero esta vez, todas tomadas de las manos junto a Lúmina, Lyra y Rygel. Este creó alrededor de ellos una red espiral, la cual impedía, por unos minutos, que los golpes mágicos la atravesaran. Las hadas del bando contrario rodearon toda la red, expulsando todo su poder sobre ella

—La red no aguantará mucho —comentó Rygel preocupado al ver como esta se debilitaba.

—¡FUSIÓN! —gritó Lyra con todas sus fuerzas.

La fusión mágica comenzaba a surgir al instante en que la red desaparecía. Los golpes mágicos impactaban a las hadas; pero estas no sentían los daños. Las conexiones con las estrellas progenitoras de cada una de ellas generaban una gran fuente de poder, la cual ninguna de las hadas del bando contrario había alcanzado.

Las hadas más poderosas del planeta estaban fusionando sus poderes entre sí, logrando que su mezcla de poder generara la expulsión de un brillo cegador y explosivo. Este provocó que toda la arena del desierto se levantara y comenzara a moverse junto a ellas en el aire. El remolino que estas estaban creando había arrasado todo el ejército de Alshain, el cual se encontraba inconsciente en la arena del desierto.

Más de cien hadas habían sido derrotadas con una gran fusión mágica, logrando demostrarle a Alshain y a Feiry que la unión de todas estas podía acabar con su ejército e incluso con él, lo cual provocaba que su sangre hirviera.

—¡Al parecer son muy poderosas! Las hemos subestimado por mucho tiempo —dijo Feiry al observar lo que las hadas habían conseguido.

—Aún no lo son, no han podido conmigo, ni podrán —añadió Alshain volando hacia ellas.

Las hadas de Almost se despidieron de sus princesas, las cuales se encontraban felices de poder liberarlas de Alshain. Estas habían pedido que liberaran al reino de los guardias de Ogost.

—¡No te acerques a ellas! —gritó Lúmina al ver como Alshain contenía en su mano una bola de fuego.

—Tranquila hadita, esto no es para ella —dijo Alshain dirigiendo la bola de fuego hacia ella.

—¡Red de estrellas! —expresó Lyra colocándose delante de su hermana e impidiendo que esta la dañara.

—¡Hasta aquí Alshain! ¡Hasta aquí! —dijo Lyra llena de odio.

El hada tomó la mano de su hermana y Rygel, quienes comprendieron al instante lo que esta quería hacer. Rápidamente, alzaron el vuelo delante de Alshain y comenzaron a susurrar sus conexiones estelares.

—FLEIMSTO WELTENMEN GLOW SUOFT —susurró Lyra estableciendo su conexión con la estrella Vega.

—VLUP GTOP STAOP DLIS —susurró Lúmina estableciendo su conexión con Orionis.

—TWISA TUHGES PBIHS QERC OQ —susurró Rygel estableciendo su conexión con Espiga.

—¡FUSIÓN MÁGICA! —gritó Lyra con fuerza.

La magia de estas tres hadas se fusionaba una vez más. Estas cerraron sus ojos canalizando toda su fuerza, expulsando toda su magia hacia Alshain, el cual esperaba con ansias el ataque. El impacto de poderes era una bella representación de magia: el rojo intenso de Alshain impactaba con fuerza a la gran fuente de poder contraria, la cual no se debilitaba por más fuerza y poder que este le ejerciera.

—¡No te dejaré solo! —dijo Feiry tomando la mano de Alshain.

Al incorporar la magia oscura de Feiry, la barra de poder de Alshain impactó sobre la de las tres hadas, las cuales sufrían el agotamiento extremo por fusionar toda su energía. Estas comenzaron a caer poco a poco y su barra de poder celeste comenzó a desvanecerse, hasta que el grito final de Alshain culminó por impactar con más fuerza la del bando contrario, derrotándolo una vez más.

Las hadas sufrieron el impacto de toda esta fuente de poder oscura y cayeron inconscientes desde lo más alto. El choque contra la arena fue tan doloroso que perdieron su transformación y sus alas desaparecieron temporalmente, hasta que su energía volviera.

—¡No me agradezcas! —comentó Feiry sonriente.

Alshain, sin decir una palabra, miró desde arriba a las hadas. Su ejército había reaccionado después de la gran derrota que habían sufrido anteriormente. Fiur volvía hacia su hada en la bola de llamas en la cual había sido encerrada por su protección. Todo volvía a la normalidad por ese instante.

—¿Qué hacemos con ellos? —preguntó Feiry.

—Nada, probablemente estén muertas.

—Tienen mucha suerte para estarlo —dijo Feiry observándolas de cerca.

—¡Olvídalas! Debemos continuar —expresó enojado.

El hada de las llamas y su ejército abandonaban el Desierto Ignis, el cual había sido una gran prueba para todos. Este se sentía algo decepcionado consigo mismo, ya que, mientras luchaba contra las hadas, sentía como su magia se iba apagando. Por ese instante, se sintió débil, y esa era una de las razones por las cuales sentía que debía aumentar su magia, ya que estas hadas se hacían cada vez más poderosas.

El tiempo pasó, y las hadas comenzaron a sentir el gran calor del desierto. Estas se encontraban sin muchas fuerzas, ya que el enfrentamiento que habían tenido que protagonizar anteriormente les había consumido mucha energía.

—¿Cómo se sienten? —preguntó Rygel levantándose de la arena.

—He tenido días mejores —respondió Lúmina riendo.

—Al menos tienes fuerzas para sonreír —comentó Rygel ayudándola a levantarse.

—Hermana —dijo Lúmina tocando su brazo—. ¡Despierta!

—¡Casi lo logramos! —expresó enderezándose rápidamente asustando a Lúmina.

—¡Oh hermana! Nunca pierdes los ánimos—dijo Lúmina ayudándola a levantarse.

—También lo creo —rio—. Estuvimos cerca de derrotarlo, sino fuera por Feiry —suspiró.

—Sí, estuvimos muy cerca esta vez. Cuando fusionamos nuestra magia puede sentir algo diferente dentro de mí —comentó Rygel intentando expresarse correctamente.

—Te comprendo, yo también lo sentí —dijo Lúmina.

—Todos los sentimos, fue asombroso —añadió Lyra emocionada.

De repente, su agradable conversación fue interrumpida por una voz que provenía de los anillos, que antes eran invisibles en sus manos; pero al reproducirse la voz, estos volvieron a aparecer.

—¡Reina Xain! ¿Es usted? —preguntó Rygel sorprendido.

—Efectivamente Rygel —dijo dulcemente.

—¡Oh! Hola reina —dijeron las hermanas saludando a la reina.

—¡Hola queridas hadas! Me temo que mi llamada no es por una buena razón —dijo la reina Xain con un tono de voz preocupante.

—¿Qué sucede reina? —preguntó Rygel preocupado.

—¿Le sucedió algo a Selfya? —preguntó Lyra rápidamente.

—No, Selfya se encuentra bien. Los he localizado ya que hemos encontrado en las afueras Trillix un cuerpo, el cual estaba prácticamente congelado y tal vez pensé que ustedes conocían a esta hada, ya que está sumergida bajo un sueño dimensional como Selfya —respondió la reina.

—¡ÁCRUX! —gritó Lúmina—. ¡Por esa razón Selfya gritaba su nombre antes de sumergirse en el sueño dimensional!

—Al parecer si lo conocen —comentó la reina—. Esta no es la única razón por la cual los llamo, hay algo que deben observar.

—¡Oh no! —expresó Lyra preocupada.

—¿Cómo volvemos a Trillix? —preguntó Rygel.

—¿Recuerdan el brazalete que les dio la reina Auryn cuando visitaron Aistrol?

—Sí, lo recuerdo. La reina nos dijo que podíamos utilizarlo a través de un portal; pero solo sería una vez —dijo Lúmina con emoción.

—Efectivamente Lúmina, a través de esos brazaletes que mi hermana les brindó van a llegar hasta Trillix —expresó la reina.

—Gracias por la ayuda reina Xain, ahí estaremos —comentó Lyra entusiasmada.

—Los esperaré con ansias —dijo antes de terminar la comunicación por los anillos.

—¡No hay tiempo que perder! —comentó Rygel invocando los brazaletes que llevaban en sus muñecas—. ¿Listas?

—¡Listas! —respondieron las hermanas.

Las hadas activaron sus brazaletes, lo cual abrió un gran portal mágico frente a ellos. Este brillaba de azul y blanco, lo que identificaba los colores de dicha galaxia del bajo mundo de Pegasi. Las hadas se adentraron al mismo tiempo y viajaron hacia dicho reino en cuestión de segundos, logrando aparecer en la sala del trono helado.

—¡Eso fue divertido! —dijo Lúmina al aparecer en dicho reino.

—¡Qué bueno que lo disfrutaste! —expresó la reina dulcemente—. ¡Bienvenidos a Trillix! Una vez más. 

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