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Capítulo diez: Río Dimidio

Un acto de amor había salvado la vida de dos hadas muy importantes: Lúmina y Lyra, las cuales descansaban junto a Rygel en el suelo, sin temores ni amenazas, ya que juntos habían logrado romper la maldición de los bosques Melk y Viat.

La brisa soplaba; sus heridas aún continuaban intactas. El silencio reinaba el espacio donde se encontraban, y la noche se hacía más fría y sombría.

—¿Se encuentran mejor? —preguntó Rygel preocupado.

—Eso creo —dijo Lúmina levantándose del suelo—. ¡Ouch! —expresó sosteniendo su brazo, el cual sangraba.

—¿Te duele mucho?

—Sí; pero creo que lo puedo solucionar. He estado en reposo por un buen tiempo, espero que mi magia funcione.

El hada colocó su mano sobre su gran herida, cerró los ojos con fuerza y, poco a poco, fue apareciendo un brillo rosa alrededor de su brazo, el cual iba sanando su herida. Lúmina era la única hada que podía curar heridas no muy profundas y calmar dolores, ya que poseía el poder de las nebulosas; el polvo de estas permitía sanar.

—¡Grandioso! —dijo Rygel al ver su brazo sanar.

—¡Ese es mi poder! —dijo sonriente—. ¡Permíteme ayudarte! —dijo sosteniendo el cuello de su hermana, la cual sufría varias heridas por todo el cuerpo.

—Te lo agradeceré eternamente —comentó su hermana sin poder moverse.

La magia del polvo de las nebulosas recorría todo el cuerpo de Lyra, logrando que este sanara por completo, excepto la gran herida de su brazo izquierdo, el cual había sido curado; pero no por completo.

—Mi magia tiene límites, esta herida es muy profunda. He calmado un poco tu dolor; pero debes esperar a que sane por sí sola —dijo Lúmina concentrando su magia en el brazo de Lyra.

—Muchas gracias hermana, ya has hecho mucho por mí —dijo agradecida levantándose del suelo.

—Me alegra ver que están bien nuevamente —comentó Rygel sonriente.

—¡Gracias por salvarnos! —añadió Lyra sonriente.

—Sin ti no hubiéramos sobrevivido —dijo Lúmina abrazándolo.

—No tienen que agradecer, somos un equipo. ¿Lo recuerdan?

—Sí —respondió Lyra sonriente uniéndose al abrazo.

El emotivo momento no duró demasiado. Las hadas se separaron y abandonaron el bosque Melk, el cual se había convertido en un bosque seguro para atravesar. Al salir del bosque, pudieron apreciar el cielo oscuro estrellado, el cual se iba a convertir en el guía de las hadas para poder llegar hasta el Círculo del Pegaso.

—¿Sabes a dónde tenemos que dirigirnos? —preguntó Lyra observado a Rygel.

—Eso creo —respondió mientras observaba el cielo.

—¿No estás seguro? —preguntó Lúmina preocupada.

—No del todo. Recuerdo las trampas que había en el mapa; pero no el camino de estrellas. El mapa mostraba evidentemente el camino a seguir; sin este será complicado. Pero confío en mí —suspiró.

—Nosotras también. Te seguiremos y apoyaremos en lo que necesites —comentó Lúmina motivando a su amigo.

—Apoyo las palabras de mi hermana. ¡Estamos contigo! —añadió Lyra sonriente.

—¡Gracias! —dijo sonriente—. ¡Esto es lo que haremos! —dijo activando su collar de hada.

Al activar su collar de hada, un inmenso brillo lo rodeó y sus grandes y brillantes alas viridián se desplegaron. Los diseños de galaxias que se encontraban enmarcados en las alas superiores determinaban la belleza de estas, y el efecto de polvo de galaxias en las alas inferiores complementaban la identidad de dicha hada.

—¡Tus nuevas alas son hermosas! —comentó Lyra al verlas de cerca.

—¡Gracias! Estoy seguro que la transformación de las tuyas también lo serán.

Rygel alzó su vuelo, desplegando un destello de chispas verdes a su alrededor, el cual mostró frente a él una gran pantalla donde podía visualizar con mayor facilidad el orden de las estrellas. Rápidamente, comenzó a organizar las constelaciones y estrellas, logrando obtener un buen resultado.

—¡Lo tengo! —gritó emocionado volando hacia las hadas.

—¿Descubriste el camino? —preguntó Lyra entusiasmada.

—¡Efectivamente! Les muestro —dijo mientras acercaba con su magia la gran pantalla.

—¿Qué es todo eso? —preguntó Lúmina al ver todo lo que contenía la pantalla.

—Les presento mi pantalla estelar —dijo mientras mostraba el proceso de organización y ubicación que utilizó—, la cual me ayuda a organizar y profundizar en las ubicaciones que nos brindan las estrellas o una constelación en general. Luego de organizarlas, pude percibir la primera constelación que me permitió encontrar el resto del camino: la Osa Menor, en la cual encontré fácilmente la Estrella Polar, que nos indica el Norte. Tras seguir el camino que esta me indicaba, descubrí la constelación Seintix, la cual contiene seis estrellas que forman, al unirse, dos olas, las cuales señalan hacia el este.

» El siguiente conjunto de estrellas, constituido por cinco grandes luceros, forman al unirse una insignia, la cual conozco demasiado bien; esta simboliza a los Faistros, los dragones guardianes del Río Dimidio, esto indica que al lugar al que nos debemos dirigir es hacia allí.

» Aunque en el cielo nocturno había más información de la que esperaba, al final de la pantalla pueden observar esta gran constelación, la cual tiene como nombre Dimidio; esta está constituida por diez estrellas, las cuales representan a las diez criaturas que hay que enfrentar para atravesar dicho Río. Estas criaturas son denominadas Gesters, sé acerca de ellas, ya que toda la historia de los Faistros está estrechamente relacionada a mi reino.

—¡Eres asombroso! —dijo Lyra al ver todo lo que había descubierto.

—¡Lo sé! —sonrió.

—Estás muy convenido de ello —dijo Lúmina riendo.

—¿Acaso tú no? —rio.

—Bueno, volviendo a la teoría de Rygel. ¿Por dónde comenzamos? —preguntó Lyra completamente seria.

—Gracias al mapa que pude observar, conozco las trampas. Si atravesamos los bosques más intrincados de las afueras de los reinos, nos encontraríamos con los volcanes, los cuales están custodiados por los Faistros, los fieles dragones a las hadas de Forest y guardianes del Río Dimido, lo cual sería un problema. Y no necesariamente para mí, ya que, por ser un hada de Forest lo cruzaría sin impedimentos; pero ustedes no. Lo que sería absurdo es si nos separamos, ya que, sabiendo a lo que nos enfrentamos, no estamos preparados para combatir contra Alshain, Feiry y su enorme ejército de hadas.

—Rygel tiene razón, no podemos arriesgarnos —comentó Lúmina.

—¿Entonces que sugieres que hagamos? —preguntó Lyra rápidamente.

—Hay otra vía para llegar hasta el Río Dimido; pero no tengo la seguridad de que sea confiable.

—¡Hay que intentarlo! —dijo Lúmina decidida.

—Calma hermana, primero debemos saber a qué nos enfrentamos —respondió Lyra—. ¿Cierto Rygel?

—Concuerdo con Lyra; pero hay algo más... —suspiró haciendo desaparecer la pantalla.

—¿Qué sucede?

—No tengo la mínima idea de lo que podríamos encontrarnos.

—Bueno, sea lo que sea, lo detendremos, como siempre lo hacemos, juntos —dijo Lúmina con seguridad.

—Concuerdo contigo hermana. ¡Es hora de marcharnos!

Las hadas, guiadas por Rygel, emprendieron vuelo por todo el lago que rodeaba el reino de Ogost. Atravesar este reino había sido más complicado que Almost, el cual descansaba en un gran silencio. En cambio, Ogost desprendía una energía oscura y desagradable, al expulsar humo contaminante por los aires, el cual provenía de todas partes.

—Algo muy malo está sucediendo allá abajo —dijo Lúmina estornudando.

—La belleza de este reino ha desaparecido por completo —comentó Lyra con tristeza al ver la destrucción.

Las hadas volaron por un largo tiempo. Desde lo más alto, podían apreciar como el planeta seguía sufriendo severos cambios: la flora se encontraba muriendo, y la fauna de los bosques y mares, desapareciendo. El aire ya no era puro y limpio, los aromas naturales habían perdido su pureza, y los reinos, su esencia. Pegasi perdía su magia y moría cada vez más.

—¡Allí! —señaló hacia abajo—. ¡Es allí!

—¿Ahí donde Rygel? —preguntó Lúmina sin observar nada.

—¡Ahí! Justo debajo de nosotros. —Se detuvo para indicarle.

—Yo tampoco veo nada —dijo Lyra confusa.

—¿¡Cómo no pueden verlo!? Está justamente ahí —dijo desesperado.

—¡Vamos hacia allí! —dijo Lyra con entusiasmo.

Las hadas se dirigieron hacia donde Rygel les había indicado que se encontraba algo, lo cual ambas hadas no podían observar.

—¿Ya vieron? —preguntó Rygel incómodo.

—¡Aún no vemos nada! —expresó Lyra cruzando los brazos.

—¿No? —preguntó Rygel observando a Lúmina.

—¡No! —respondió Lúmina totalmente convencida.

—¡No estoy perdiendo la cabeza! —añadió Rygel sin poder comprender la situación.

—¿Qué observas? —preguntó Lyra confundida.

—Una gran muralla bloquea el camino, impidiendo el vuelo. No hay nada visible detrás, solo la inmensidad del muro.

—¿Una muralla? —dijo Lúmina sorprendida—. ¡Solo vemos un simple bosque!

—¿Un simple bosque? Intenta atravesarlo —dijo Rygel intentando comprobar si lo que veía era verdadero.

Lúmina caminó, convencida de que era un bosque lo había delante de ella; pero al llegar a la gran muralla que Rygel podía observar, esta tropezó, incapaz de avanzar.

—¡Existe! ¡Es real! —gritó Rygel emocionado—. ¡Aún no estoy perdiendo la cabeza!

—¡¿Cómo es posible?! Yo y Lyra no podemos observarlo —dijo Lúmina confundida.

—Tampoco lo comprendo —añadió Lyra acercándose a su hermana.

Ambas hadas intentaron atravesar el bosque que ambas creían observar; pero fracasaron. La gran muralla que veía Rygel era real y sólo él podía derribarla.

—¡No! ¡Paren! Pueden dañarse —dijo Rygel al ver como ambas intentaban atravesar la gran muralla y recibían rebotes.

Rygel se acercó a la gran muralla para levantar a sus amigas, quienes se encontraban en el suelo por los grandes rebotes que habían recibido al intentar cruzarla. Al levantarlas, la fuerza que empleó le hizo perder el equilibrio y cayó apoyado en la gran muralla. Al entrar en contacto con el hada de las galaxias, la muralla se activó y comenzaron a aparecer en ella varios círculos que contenían símbolos relacionados con Rygel.

—¡Wow! —dijo Rygel al ver los símbolos que habían comenzado a aparecer—. ¡Supongo que tampoco vieron eso!

—¡No! ¿Qué sucede? —preguntó Lyra confundida.

—Cuando me apoyé en la gran muralla, unos símbolos comenzaron a aparecer. No tengo idea de qué trata todo esto; solo sé que, a simple vista, puedo definir que uno es el símbolo de Espiga, mi estrella progenitora —dijo mirando fijamente el símbolo de su estrella.

—¡A lo mejor tienes que superar esta prueba! Tal vez sea un acertijo —comentó Lúmina.

—También creo que puede serlo; aunque no encuentro mucho sentido entre los símbolos.

—Piensa bien Rygel, el más mínimo detalle te ayudará —dijo Lyra colocando una mano sobre su hombre—. ¡Lo lograrás!

—Es hora de intentarlo —dijo sonriente.

Rygel se acercó a la gran muralla, la cual tenía incrustada seis símbolos, los cuales contenían una historia detrás de ellos.

—¡Creo que lo tengo! —comentó entusiasmado.

Los primos seis símbolos simbolizaban estrellas; entre ellas, debía presionar el círculo en la estrella que tenía una estrecha relación con él.

—¡Espiga!

Rápidamente el símbolo de Espiga comenzó a brillar y los demás desaparecieron; pero no todo terminó ahí. Tres símbolos nuevos comenzaron a aparecer, estos contenían un tipo de insignia diferente, de las cuales, el hada reconoció solo una.

—Espiga es una estrella; pero el Trigo su significado —dijo Rygel presionando la insignia del trigo.

La insignia del Trigo brilló al igual que la de Espiga y estas dos se unieron logrando derrumbar la primera parte de la muralla.

Al derrumbarse gran parte de esta, el suelo comenzó a temblar. Las hadas que no observaban lo que sucedían se encontraban en alerta por lo que podía pasar, mientras que Rygel continuaba entre las rocas caídas, concentrado en los siguientes símbolos.

Nuevos símbolos habían aparecido, esta vez se trata de constelaciones, las cuales, al ser vistas por el hada, fueron reconocidas rápidamente.

—Tanto Leo como Libra forman parte del alrededor donde Virgo se encuentra mi constelación, la cual refugia mi estrella y brinda una larga vida —pronunció dichas palabras antes de presionar el símbolo de Virgo, el cual se iluminó rápidamente

Los símbolos que se habían iluminado aparecieron nuevamente junto a seis símbolos nuevos, los cuales conformaban un gran acertijo, el cual Rygel debía descifrar con las pistas que antes había podido responder con facilidad.

Rygel fue observando cada símbolo detenidamente, parecía muy concentrado en lo que debía de lo lograr.

—La gran "Y", el símbolo que debe permanecer aquí arriba —dijo mientras colocaba cada símbolo en orden—. El cual comienza con una línea de estrellas en forma de "Y" hasta la estrella más brillante de la constelación de Virgo, Espiga, la cual significa el arma y pureza, camuflada por el Trigo para representar a todo nuestro legado de Foresistas, liderados por nuestra virgen que nos protege de que nuestros bosques y campos mueran. No sé si colocar estos símbolos en orden hace que la historia de mi reino sea coherente o interesante. Pero al verlos iluminados de verde, el color que define mi hogar, puedo decir lo mucho que lo amo y añoro. Espero que esta muralla caiga como mismo caerán los que han dañado la insignia de nuestro dragón sobre la espiga genuina —dijo Rygel colocando el símbolo de la espiga genuina, por último.

Al terminar de colocar dichas piezas toda la muralla se iluminó de verde y está comenzó a caer en pedazos. Rygel había podido realizar con éxito la prueba que se le había presentado por el camino logrando estar muy cerca del Río Dimido.

—¡Ahora sí lo podemos observar! —dijo Lúmina entusiasmada.

—¡Oh! Era realmente enorme —expresó Lyra sorprendida—. ¡Lo has hecho muy bien! —sonrió

—¡Gracias! —sonrió—. ¡Vamos! Es hora de llegar al Río Dimido.

—Por cierto, la historia que has contado ha sido preciosa —comentó Lúmina emocionada.

—¡Gracias Lúmina! Es lo que siempre nos han enseñado en Forest —respondió Rygel sonriente.

Las hadas volaron sobre todo el camino despejado. El gran silencio que se podía sentir fue interrumpido por unas voces que se escuchaban a lo lejos. Al escucharlo, las hadas detuvieron su vuelo y comenzaron a andar por el bosque, el cual estaba libre de trampas.

—¿Creen que falte demasiado? —preguntó Lúmina exhausta.

—¡Venga hermana! ¡Tú puedes! —dijo Lyra animándola.

—¡AAA! —gritó Rygel, el cual cayó al suelo.

—¡Rygel! ¡Rygel! —gritaron ambas hadas.

El hada cayó al suelo, desesperado por el dolor. Alrededor de su cuerpo comenzó a crearse una burbuja verde. La gran cantidad de potencia mágica, provocada por hadas de su reino, provocó que este interactuara con ella.

—¡Príncipe Rygel! ¡Príncipe Rygel! Debe encontrarnos, estamos en los volcanes, los cuales son custodiados por los Faistros. ¡Debe venir a salvarnos! ¡Debe venir a salvarnos! —gritó un hada desesperada.

Al instante la burbuja desapareció y Rygel abrió los ojos rápidamente.

—¡Las hadas de mi reino! ¡Necesitan ayuda! ¡Debemos apresurarnos! —expresó agitado mientras se levantaba del suelo.

El hada comenzó a caminar rápidamente mientras les contaba a sus amigas lo que había sucedido; la oscuridad que había en ese bosque les impedía avanzar con mayor rapidez; pero las voces aún se podían escuchar, lo cual había sido la guía fundamental para que estas hadas hallaran primeramente los volcanes, ya que su plan era llegar directamente al Río Dimido.

—¡Allí! —susurró Lúmina al ver a Alshain.

Rygel observó detenidamente lo que sucedía entre las hadas de Forest y Alshain. Rápidamente su conexión con las hadas guerreras aumentó y este voló a hacia ellas.

—¡Rygel! —gritó Lyra al ver como este volaba a través de los ataques mágicos de las hadas.

—¡Vaya! ¡Vaya! ¡Miren a quién tenemos aquí! —gritó Alshain al ver a Rygel incorporarse al grupo de hadas que lo atacaban.

—¡BOMBA ESPIGAL! —gritó despejando una gran bola de poder verde hacia Alshain.

La gran descarga de poder que Rygel había expulsado contra el hada de Ogost había sido devastadora; este, sin esperar dicho ataque, el cual había sido rápido y directo, cayó al suelo desde la gran altura en que se encontraba, causando que un gran polvo se elevara a causa de su impacto contra el suelo rodeado de volcanes.

—¡Alshain! —gritó Fiur al ver como su hada había sido dañada.

Mientras la Dainix volaba hacia Alshain, Feiry observaba como las hadas de magia blanca habían reforzado su magia, lo cual le provocaba los deseos más oscuros.

—¡AAA! —gritó con todas sus fuerzas levantando sus manos expulsando un humo oscuro.

El humo negro oscureció lo poco visible que se podía apreciar en la oscura noche. El silencio reinó el ambiente por unos instantes, hasta que los rugidos de unas grandes criaturas se pudieron escuchar.

—Queridos oscuros Faistros. ¡Destrocen a esas hadas! —dijo Feiry mientras el humo fue desapareciendo.

Los Faistros habían cambiado su apariencia al ser alcanzados por el humo oscuro que dicha hada había expulsado por el ambiente. Estos portaban un color negro por todo su cuerpo y sus ojos eran naranja brillante, los cuales transmitían una muerte instantánea.

¡Debemos apoyarlos! —dijo Lyra mirando a su hermana.

—¡Tienes razón! ¡Vamos! —dijo Lúmina sosteniendo la mano de su hermana y volando hacia las hadas.

—¡Ahora estamos completos! ¡Qué comience la diversión! —comentó Feiry al ver a las hermanas—. ¡Ataquen!

Los Faistros se habían convertido en criaturas de la oscuridad, las cuales obedecían a dicha hada cegada de maldad. Estas criaturas comenzaron a esparcir fuego por todos lados, provocando que el bosque comenzara a incendiarse. Las hadas de los reinos Almost y Wolust se unieron al bando de la magia blanca, del cual eran pertenecientes, y comenzaron a combatir contra los Faistros, los cuales estaban dispuestos a terminar con la vida de todos.

Mientras las hadas guerreras y los Faistros protagonizaban una gran batalla, las hadas de Forest, Rygel, Lúmina y Lyra se encontraban frente a Feiry, la cual estaba respaldada por el gran ejército de Ogost.

—¿Cuándo aceptaran que están acabadas habitas? —dijo mirándola con desprecio.

—¿Cuándo dejarás de decir eso cada vez que nos enfrentamos? ¿No estás harta de que nos interpongamos y no te dejemos vencer? —dijo Lyra mientras creaba entre sus manos una gran estrella— ¡Estrella Haisher! —gritó mientras la dirigía hacia Feiry.

—¡UPS! Fallaste —dijo mientras reía malvadamente.

Feiry pudo esquivar el golpe de la estrella; pero las hadas que se encontraban detrás de ella no. Al impactar en una de ellas, esta explotó, provocando que el polvo de hada estelar de Lyra cayera sobre ellas, provocando que sus alas dejaran de moverse.

—¡¿Qué les sucede?! ¡Vuelvan! —Feiry gritó incomoda al ver a varias hadas caer—. ¡Acabaré contigo! —dijo mientras creaba un tornado oscuro.

El tornado oscuro que Feiry había creado se dirigía únicamente para Lyra, la cual volaba sobre todas las llamas tratando de que esta no la alcanzara.

—¡VETRIX! —gritó formando alrededor de ella un escudo de estrellas.

El tornado avanzó introduciéndola dentro; pero esta se protegía manteniendo su escudo de estrellas; pero a la vez se encontraba con los ojos cerrados, desarrollando su poder Vetrix, el cual no tardó en hacer estallar, expulsando por todos lados una gran luz amarilla, logrando destrozar al tornado oscuro que la acechaba.

—¿Eso es lo mejor que tienes? —preguntó desafiando a Feiry, la cual observaba llena de ira.

—¡REMOLINO NEBULOSO! —gritó Lúmina dirigiendo su magia hacia Feiry, la cual estaba concentrada en Lyra.

Alrededor de Feiry habían aparecido nebulosas atrapantes, las cuales fueron rodeándola y adentrándola en miles de diminutas nebulosas que habían dentro de ellas, provocando que esta quedara atrapada entre las bellas y coloridas nebulosas.

—¡Es injusto que luchen en desventaja! —dijo Alshain tranquilamente apareciendo entre las llamas.

—¡Alshain! No continúes con esto —suplicó Fiur.

—Es muy tarde para pensar en ello.

Alshain cerró los ojos y sus alas se tornaron de rojo. Al instante, cientos de bolas de fuego celestial comenzaron a aparecer a su alrededor. La magia de las nebulosas no duró demasiado, ya que la magia oscura de Feiry aún era más poderosa que el poder que había utilizado Lúmina. El hada de la oscuridad se colocó al lado de Alshain y agarró su mano, creando en las bolas de fuego celestial una oscuridad que las hizo aumentar su tamaño y potencia. Mientras estas dos hadas fusionaban su poder, las hadas guerreras habían destrozado a los Faistros, los cuales eran los guardianes del Río Dimidio y una de las fuentes de la conexión de las hadas de Forest, las cuales se encontraban junto a Rygel manteniendo su conexión sin intervenir en ninguna batalla. El fuego mágico se extendía y el humo de este comenzaba a afectar el ambiente de manera brusca, provocando que todas las hadas tuvieran problemas al respirar.

—¡Hadas guerreras! Únase a su rey —dijo Alshain con autoridad.

Las hadas de los reinos Wolust y Almost se unieron a las pocas hadas de Ogost que quedaban, ya que las que fueron dañadas por la magia de Lyra se encontraban sin poder volar; pero este efecto era momentáneo, ya que esta hada no quería provocarle daños graves a ninguna que no fuera Alshain o Feiry.

—¿Aún creen que nos pueden derrotar? No nos detendrán nunca —gritó Alshain alzando todas las bolas de fuego celestial hacia las hadas del bando contrario.

—¡Detrás de mí! —expresó Rygel con agilidad mirando a sus amigas.

Las hadas de Forest, junto a su príncipe Rygel, funcionaron toda su magia y la de sus estrellas progenitoras, logrando que la burbuja que varias hadas, incluidas sus amigas, mantenían se extendiera y sellara, impidiendo que las numerosas bolas de fuego celestial causaran daños en ellos. El poder que se había unido dentro de la burbuja verde era más fuerte que la magia de todas las hadas guerreras unidas, y Alshain era consciente de ello, por lo cual no se arriesgó en forzar la magia de su ejército, y Feiry y él comenzaron a atacar.

—Encarguémonos de Feiry —susurró Lyra.

—¿Crees que nos siga? ¿Y si su ejército nos persigue? —preguntó Lúmina insegura.

—Nos odia tanto que sus deseos más oscuros es asesinarnos con sus propias manos. Confía en mí —dijo Lyra segura de sus pensamientos.

Las hermanas salieron de la burbuja verde y se alejaron de ella dirigiéndose hacia el Río Dimidio, con el objetivo de atraer a dicha hada, la cual no se resistió a seguirla.

—¡Tenías razón! —dijo sonriente—. ¡Sé está acercando!

—¡Ahora debemos detenerla! —dijo Lyra mirando hacia atrás.

Ambas hadas se dirigieron en sentidos opuestos. Feiry se detuvo en el centro y, desde la derecha, donde se encontraba Lyra, y la izquierda, donde se encontraba Lúmina, atacaron hacia el mismo punto.

—¡AHORA! —gritó Lyra con rabia.

Ambas hadas desplegaron su magia hacia el hada oscura. El brillo de la magia amarilla de Lyra y el azul de Lúmina se fusionaban en el mismo objetivo, provocando que esta luchara por no ser derrotada. Feiry, al ver la cantidad de poder que se dirigía hacia ella, rápidamente extendió sus manos hacia cada lado, logrando que ambos poderes chocaran y comenzaran a luchar por vencer al poder contrario. Al comienzo, la magia de Feiry se fue debilitando; las hadas de la luz estaban entregando todas sus energías para lograr detener a Feiry; pero esta no era fácil de vencer.

—¡No acabarán conmigo! —dijo Feiry mordiendo sus labios con rabia.

—¡Ya lo veremos! —añadió Lyra fortaleciéndose cada vez más, logrando vencer poco a poco la magia de Feiry.

—¡Te mataré! —dijo Feiry incrementando su magia, provocando que esta avanzara y la luz amarilla de Lyra fuera perdiendo fuerza.

Feiry cerró los ojos, canalizando toda su magia. Al abrirlos, estos eran de color negro, como sus alas y su cabello. El hada comenzó a desatar toda su rabia y odio, provocando que su magia tomara ventaja sobre la de las hadas, que estaban comenzando a tener dificultades para mantenerse fuertes.

—¡Acabaré con ustedes! —dijo sonriente al ver como su magia oscura iba ganando la batalla.

—¡Lyra! —gritó sin casi fuerzas—. ¡Fusionemos nuestra magia!

—¡Nunca lo hemos hecho! Puede salir mal —respondió insegura.

—No tenemos otra opción, no vamos a aguantar demasiado, debemos arriesgarnos —dijo Lúmina convenciendo a su hermana.

Las palabras de Lúmina habían convencido a Lyra, la cual se fue acercando poco a poco a su hermana, que también se movía hacia ella. La cercanía entre ambas no preocupaba a Feiry, que se encontraba cegada por la oscuridad y no podía percibir lo que sucedía entre ellas.

Las hermanas unieron sus manos, sosteniéndolas con fuerza. Cerraron los ojos y comenzaron a establecer las conexiones con sus estrellas progenitoras. Al realizar esto, cerraron con fuerza los ojos y canalizaron toda su magia, logrando fusionarla. Entre toda la oscuridad comenzó a resaltar su gran brillo. Alrededor de ellas empezaron a aparecer grandes líneas de poder que daban vueltas en torno a ellas, las cuales continuaban expulsando toda su magia contra Feiry, que comenzó a perder fuerzas, ya que la fusión de magia que las hermanas estaban alcanzando era aún más poderosa que el hada oscura, que iba cayendo poco a poco.

—¡AAA! —gritaron las hermanas.

La fusión estaba siendo tan poderosa y desgastante que ambas hadas gritaron con todas sus fuerzas, logrando expulsar una gran bomba de poder, la cual estalló contra Feiry, provocando que esta cayera desde una gran altura hacia el suelo. Las hadas, sin casi fuerzas, volaron hacia Feiry, la cual se encontraba inconsciente

—¡Nunca acabarás con nosotras! —dijo Lyra mirándola con desprecio.

Al terminar sus palabras, comenzó a aparecer en sus brazos una nueva marca. Esta contenía un destello rodeado por polvo de nebulosas, el cual simbolizaba la gran fusión que habían logrado esa noche, marcando así la aparición de nuevos poderes.

—¡Son hermosas! —dijo Lúmina observando las marcas.

—¡Muy hermosas! —recalcó Lyra tocándola.

Al tocarla, a su alrededor comenzó a aparecer un gran humo, el cual formó poco a poco una sombra amarilla que comenzó a hablar con el hada de las estrellas.

—¡Hada de las estrellas y polvo estelar! Tu increíble fuerza y poder se ha incrementado tras realizar uno de los desafíos más importantes para las hadas que comparten la misma sangre, por ello, esta marca en tu brazo significa la unión entre tu otra mitad. Tu nuevo poder, Wester Estelar, te ayudará a controlar mucho más de lo que imaginas —dijo la sombra antes de desaparecer.

—¿Hola? —dijo Lyra al ver como la sombra se había desvanecido.

—¡Increíble! —comentó Lúmina al ver lo que acaba de suceder—. ¡Intentaré con la mía! —dijo antes de tocar su marca.

Al tocar su marca, sucedió exactamente lo mismo que había presenciado segundos antes. Una sombra azul apareció y comenzó a hablar con dicha hada, la cual se encontraba ansiosa por escucharla.

—¡Hada de las nebulosas! Has demostrado lo valiente y entregada que eres, y esta noche el universo lo ha vuelto a presenciar. La fusión mágica con tu otra mitad ha resultado ser exitosa, y por ello, esta marca representa un gran vínculo y poder, Nebulaes, el será tu mayor defensa —dijo antes de desaparecer.

—¡Oh! Esto es increíble —dijo Lúmina entusiasmada—. ¡Ya puedo sentirlo dentro de mí!

—¡Hermana! —dijo Lyra, la cual observaba preocupada hacia arriba—. ¡Mira hacia allí!

—¡Oh no! Debemos ir a ayudarlo—dijo Lúmina antes de escuchar una queja de dolor.

—¡Malditas hadas! —expresó Feiry sin fuerzas.

—¡Debemos hacernos cargo de ella! —dijo Lyra al ver como Feiry había despertado—. Confío en Rygel, sé qué hará todo lo que pueda —dijo mirando con tristeza hacia arriba.

Mientras las hadas vigilaban a Feiry, la cual las maldecía constantemente, en el aire se desarrollaba una gran batalla entre Alshain y las hadas de Forest. El ejército de Alshain había tomado la delantera y se dirigía hacia el Río Dimido, junto a Fiur, la cual iba con una gran responsabilidad. Si las hadas de los otros reinos intentaban escapar, ella, a través de su vínculo con Alshain, lo advertiría. Sin embargo, las probabilidades de que esto sucediera eran muy pocas, ya que Alshain sabía que ningún hada se atrevería a marcharse, ya que todas les temían.

—Me sorprendes Rygel, pensé que eras un cobarde como tu padre; pero resulta que eres como tu madre —dijo Alshain sonriente provocando a Rygel.

—¡No te atrevas a hablar de ella! —gritó enojado.

—La verdad era muy hermosa, lástima que tu padre la sacrificara por un poder que nunca obtendrá. ¡UPS! ¿Sabías eso? —dijo fingiendo preocupación.

—¡Dije que no hablaras de ella! —gritó atacándolo con enojo.

Rygel comenzó a atacar al hada de los poderes solares, el cual esquivaba o detenía cada ataque.

—¿Eso es lo mejor que tienes? Pensé que eras un poco inteligente como tú padre, ya que te engañó por años —sonrió al ver como Rygel salía de control.

—¡NO DIGAS UNA PALABRA MÁS! —gritó haciendo explotar la burbuja.

Rygel hizo explotar la burbuja, como mismo explotaron sus sentimientos de ira y enojo, acercándose a Alshain y comenzar su enfrentamiento. Las hadas de Forest comenzaron a atacar junto a Rygel, desplegando todo el poder que habían unido. El amuleto de Alshain alumbró color verde y sus alas se tornaron de este color, como si fuera un hada perteneciente a este reino.

La gran energía y fuerza que se necesitaba para enfrentar a Alshain y su amuleto era enorme. Muchas hadas de Forest no portaban dicha fuerza y fueron cayendo, agotadas e inconscientes. Las hadas que se encontraban vigilando a Feiry alzaban redes de estrellas y nebulosas para que estas no cayeran desde lo más alto, cuidándolas mientras la gran batalla se llevaba a cabo.

El momento que tanto temían las hadas había llegado. Cuando la última hada que mantenía la unión de las hadas de Forest cayó, Rygel se encontró frente a Alshain, el cual cambió el color de su amuleto, volviendo a portar sus grandes alas rojas y su color de ojos.

—¿Estás cansado? Puedo ayudarte y enviarte con tu madre a descansar para siempre —dijo antes de atacar a Rygel—. ¡Regulus Celestial!

El gran impacto de fuego provocó que Rygel cayera gritando por las quemaduras que estaba sufriendo. Lyra lanzó una red de estrellas, la cual frenó su caída; pero comenzó a desvanecerse por el gran poder del fuego de Alshain. Rygel pudo mantenerse volando poco a poco. Alshain, aprovechando que se encontraba débil, lo atacó nuevamente; pero esta vez desde abajo habían invocado una nebulosa alrededor de Rygel, la cual sirvió para que el fuego celestial que se encontraba dentro de él se fuera calmando. Alshain, al ver las nebulosas, no dudó en destrozarlas, aunque esta vez no le resultó fácil, gracias al nuevo poder de Lúmina.

Al desaparecer las nebulosas, el hada de las galaxias se encontraba mirando hacia abajo. Al subir la mirada, una gran bola de fuego celestial se dirigía hacia él; pero esta vez alzó sus dos manos, expulsando todo su poder.

¡Te arrepentirás de todo lo que dijiste! —expresó Rygel agotado.

Alrededor de ambos comenzaron a aparecer galaxias, las cuales se empezaron a mover poco a poco, aumentando su velocidad. Rygel comenzó a sangrar por los brazos, los cuales habían sufrido el fuego celestial de Alshain, y dicha hada se encontraba concentrada en atacar a Rygel. Sin embargo, este había logrado crear a su alrededor una burbuja verde, la cual era muy resistente

Las galaxias que los rodeaban fueron cerrando su círculo, y estas comenzaron a moverse en dirección a Alshain, el cual intentaba destrozarlas; pero eran tan fuertes que no podía. Rygel se encontraba volando sobre ellas y manteniendo su movimiento, hasta que Alshain utilizó uno de sus poderes más fuertes y su burbuja explotó. Esto trajo consigo que todas las galaxias explotaran a su alrededor, provocando que el fuego del bosque se intensificara. La explosión de las galaxias afectó a Alshain tanto que cayó desde lo más alto, y seguidamente Rygel, el cual había utilizado todas sus fuerzas y se encontraba herido. Lyra voló rápidamente y creó una gran red donde pudo caer seguro.

El fuego se expandía rápidamente; el humo contaminante comenzaba a asfixiarlos a todos al encontrarse junto a las llamas. Las hadas de Forest habían recuperado sus fuerzas y decidieron volver a su reino, el cual necesitaba su ayuda para la futura liberación de este. El gran ejército de Forest volvía hacia su hogar gracias a su príncipe y las hadas aliadas.

—Nadie va a impedir que sean libres. Vuelvan a Forest y liberen a todos los súbditos. Cuiden a nuestro reino hasta mi retorno. Auva, confío en ti —dijo el príncipe mirando a su guardiana de confianza.

—¡A sus órdenes mi príncipe! Aprecio su confianza, no lo defraudaremos —expresó Auva con respeto—. ¡Es hora hadas guerreras de Forest! ¡Volvamos a nuestro hogar!

Las hadas de Forest emprendieron su vuelo; pero antes de marcharse, juntaron sus manos y fusionaron su magia, logrando apagar las llamas que tanto hacían sufrir a las plantas y al planeta en general. Luego de su bondadosa acción, volaron hacia su reino con la esperanza de poder liberarlo.

Mientras las llamas se calmaban, Lúmina y Lyra atendían a Rygel, el cual se encontraba en el suelo, sangrando y gritando por las quemaduras en su piel.

—Intentaré hacer desaparecer tus quemaduras; pero las otras heridas que posees no podré cicatrizarlas, solo calmaré tu dolor —dijo Lúmina sujetando sus brazos para curarlo con su gran poder.

—¡Gracias Lúmina! —expresó Rygel sin aliento al sentir como Lúmina lo curaba.

—¡Feiry! —gritó Lyra al ver como se escapaba.

—¡Nos vemos muy pronto haditas! —dijo Feiry desapareciendo en una nube negra.

—¡Lyra no! —gritó Lúmina al ver a su hermana ir detrás de ella—. ¡Déjala ir! Ayudemos a Rygel, con ellos nos volveremos a encontrar.

—¡Esto aún no ha acabado Feiry! Aún no —gritó Lyra mirándola desde lejos.

—¿Mejor? —preguntó Lúmina al terminar de sanar a Rygel.

—¡Sí! Gracias —sonrío—. Gracias por ayudarme mientras estaba ahí arriba —dijo mientras lo ayudaban a levantarse.

—No tienes que agradecer, siempre nos protegeremos uno a los otros —respondió Lyra sonriente.

—¡AAA! —gritó Rygel al sentir como una marca se creaba sobre una de sus heridas del brazo.

Al sentir el dolor y tocar la marca en forma de una galaxia, el humo volvió a aparecer delante de ellos, una sombra verde apareció y anunció lo que Lyra y Lúmina ya habían obtenido.

—¡Nuevo poder! —dijeron al mismo tiempo.

—¿Eh? —preguntó Rygel sin comprender.

—¡Hada de las Galaxias! Arriesgar tu vida por salvar a los que amas es una característica que define tu gran corazón. En esta noche has demostrado lo valiente y el gran poder que posees. Esta marca representa tu nuevo poder, Espigalix, el cual te mostrará el poder de las mayores galaxias —expresó la sombra antes de desaparecer.

—¡Increíble! —dijo Rygel observando su marca.

Mientras las hadas recuperaban sus fuerzas para continuar hacia el Río Dimidio, Alshain se encontraba en el suelo alejado de ellos en el bosque.

—¡Alshain! —gritó Fiur al encontrarlo.

—¡Fiur! —dijo Alshain abrazándola.

—¡Aún no estás recuperado!

—Tranquila Fiur, puedo continuar. ¿Qué haces aquí? ¿Dónde están las hadas guerreras?

—Están junto a Feiry en el Río Dormido, el cual no luce muy bonito. Las criaturas que habitan en sus profundidades han salido y las hadas guerreras están luchando contra ellas. Al sentir tu dolor no pude evitar venir hasta aquí.

—¡Oh Fiur! No quiero que te pongas en riesgo por mí, sé que sientes mis emociones y sensaciones; pero quiero que recuerdes que estamos en medio de una batalla, en la cual puedo salir herido muchas veces y no quiero que vueles hacia el peligro por mí —expresó Alshain seriamente.

—¡Está bien! Pero podrías detener todo esto. Eres muy poderoso, no necesitas el poder del Pegaso —dijo Fiur intentando convencerlo de no continuar con sus planes.

—Fiur, no quiero volver a hablar de ello, ya lo hemos discutido y sabes que no cambiaré de opinión y debes aceptarlo. Sabes que daría todo por ti; pero no renunciaré a mi búsqueda. ¿Estás conmigo o no? —preguntó alzando el vuelo observándola desde arriba.

—¡Estoy contigo! —respondió volando hacia él.

Mientras el hada y su Dainix volaban hacia el Río Dimidio, el collar de piedra de Fiur iba perdiendo aún más su brillo, marcando su destino, el cual no iba a ser bueno.

Al llegar al Río Dimidio, Alshain pudo observar como habían muerto varias hadas guerreras. Esto afectaba a su ejército, el cual se fue reduciendo al perder a todas las hadas guerreras de Forest; pero este aún contaba con miles de hadas a su disposición.

El lugar se encontraba bajo una gran montaña, donde la luz del Helvetios no llegaba a reflejarse. El color del río era rojo burdeo; a su alrededor había varios árboles, los cuales se encontraban secos. La neblina comenzaba a notarse, lo cual demostraba que pronto iba a amanecer.

—¡Estás vivo! —dijo Feiry con ironía

—No como tú sentido del humor —respondió cortante.

—¿Qué te sucede? ¿Acaso te molestó que unas simples hadas te derrotaran?

—¿Derrotaran? —rio a carcajadas—. Dos simples hadas te destrozaron fácilmente, siendo un hada oscura. Muchas veces pienso en que nunca debí sacarte del Abismo Elemental, desde ahí parecías más poderosa.

—¡Hazlo! Y nunca encontrarás el poder del Pegaso —dijo desafiándolo.

—¿No? No puedes matar a diez simples criaturas, creo que comienzas a ser un estorbo —expresó acabando con las criaturas del Río Dimidio.

El rostro de Feiry se tornó rojo al ver cómo Alshain había destrozado a los Gesters en cuestión de segundos, mientras que ella y las hadas guerreras no lo habían logrado en más tiempo.

—¡Avancemos hadas guerreras! —dijo Alshain guiándolas.

Las hadas siguieron a Alshain, el cual voló hacia el Río Dimido y se adentró en este, hallando rápidamente la salida. La inteligencia y poder de Alshain eran la mejor combinación que portaba, ya que, gracias a estas, lograba alcanzar con éxito todos los planes que se proponía. Mientras dicha hada y su ejército avanzaban camino hacia el próximo lugar que deberían atravesar, las hadas restantes se dirigían hacia el Río Dimidio.

—¡Ahí abajo! —señaló Lyra.

Las hadas volaron hacia allí y pudieron notar que una batalla se había desarrollado. Los cuerpos de las hadas que fueron destrozadas por los Gesters eran la prueba de lo sucedido.

—¿Qué habrá sucedido aquí? —preguntó Rygel mirando su reflejo en el lago.

—¡Princesa Lyra! —dijo un hada guerrera de Almost sin aliento—. ¡Princesa Lúmina!

—¡Hermana! —dijo Lúmina al escuchar que alguien las llamaba—. ¡Sígueme!

Las hermanas se dirigieron hacia el hada que apenas podía respirar.

—¡Hola! Tranquila, te ayudaré —añadió Lúmina rápidamente curándole algunas heridas.

—Aún están vivos... —dijo antes de respirar por última vez.

—¿Quiénes están vivos? —preguntó Lyra arrodillándose junto a ella—. ¿Quiénes están vivos?

—¡Oh no! —dijo Lúmina al observar como su magia no había logrado curar todas sus heridas—. ¡Qué en paz descanse! —Cerró sus ojos.

—¡AAA! —gritó Rygel cayendo al suelo cubierto de agua.

Al instante los Gesters salieron del agua provocando que esta salpicara como una gran ola sobre las alas.

—¡GRAK! —rugieron con fuerza.

Los grandes Gesters eran unas criaturas azules de cuello largo y manchas rojas. Sus largas extremidades superiores culminaban con unas grandes garras. Estos comenzaron a mostrar su cuerpo completo, y lo que las hadas pudieron apreciar fue un cuerpo inmenso que contenía diez largos cuellos y cuatro largas patas.

—¡Diez cabezas en un cuerpo! Es horrendo —expresó Lúmina levantándose del suelo.

—¡Vamos chicas! Acabemos con él.

Las hadas unieron sus poderos contra los Gesters, los cuales expulsaban por sus grandes bocas unas bolas de lava.

—¡Es imposible destruirlo por separado! —dijo Lúmina.

—¿Qué sugieres? —preguntó Rygel observándola.

—¡Fusionar nuestras magias! —sonrió.

—¿Crees que funcione? —preguntó con temor.

—No perdemos nada con intentarlo —respondió Lúmina complétamele segura.

Las hadas juntaron sus manos, formando alrededor de ellas una gran rueda de magia con el color característico de cada uno.

—¡Ahora! —Lyra alzó la voz en señal del último ataque.

Al dar Lyra la señal, dirigieron la rueda de poder que habían creado hacia los Gesters, la cual se introdujo dentro de ellos y los rodeó dando vueltas hasta desvanecerse junto a ellos. Al desaparecer, un gran brillo cayó por los aires hasta los cuerpos de las hadas caídas.

Las hadas, exhaustas, se sentaron en el suelo y observaron todo su alrededor, el cual fue cambiando. Las plantas que se encontraban marchitas comenzaron a obtener su antiguo color, el río cambió su color hacia verde y el reflejo de Helvetios iluminó unas rocas al final de este.

—¡Oh! Creo que la criatura formaba parte del horrendo aspecto que antes tenía este lugar —comentó Lyra al observar los cambios.

—Concuerdo contigo —suspiró—. Es triste ver como estas hadas han muerto por defender a alguien que no merece ni sus alas —expresó Rygel al ver los cuerpos de las hadas a su alrededor.

—Es muy triste, ver como tus súbditos, tus hadas guerreras, los cuales juraste proteger, están ahora aquí, sin vida en un sitio donde nadie debe descansar para siempre —añadió Lyra observando al hada que les había advertido sobre los Gesters antes de morir, la cual era habitante de su reino.

—¡Lúmina! ¿Qué observas? —preguntó Rygel al ver como esta miraba un punto fijo sin decir una palabra.

—¿Ven eso de allí? —dijo caminando hacia las rocas que los reflejos habían iluminado.

—¿A dónde te diriges? —preguntó Lyra siguiéndola.

—¡Este símbolo! —dijo tocándolo—. ¡Es el símbolo de Orión!

—Y... ¿Qué deberíamos hacer? —preguntó Rygel.

—¡Ver si es la salida! —respondió Lúmina empujando el símbolo entre las grandes rocas.

Al empujarlo, este se hundió en las rocas y comenzó a girar. El suelo comenzó a temblar, las rocas de las montañas a caer sobre el río, y la gran pared donde se encontraba el símbolo se abrió.

—¡Entren! ¡Ahora! —dijo Lyra rápidamente, al ver como la montaña se desmoronaba.

Las hadas entraron en el túnel rápidamente, logrando escapar. Este se encontraba oscuro y estrecho. Sin decir alguna palabra, caminaron con la esperanza de encontrar la luz de Helvetios al otro lado; pero la salida se hacía cada vez más lejana. Mientras las hadas intentaban escapar de la oscuridad que las acechaba, el ejército de Alshain se encontraba sumergido en el Río Dimido, el cual contenía una salida que los Gesters custodiaban.

—¡Dulce aire puro! Te anhelé por unos minutos —dijo Alshain colocando sus pies sobre un gran valle—. ¡Qué comience la diversión!





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