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OO9. My girl || Pedro Pascal


Sonreí orgullosa. Acomodé la humita de su cuello y no me privé de robarle un beso al galán que estaba frente a mí. Pedro captó mis labios y se dio el lujo de saborearlos a su antojo. Reí entre besos y me alejé unos centímetros de él.

Lucía maravilloso. Un hermoso terno negro era su vestimenta de la noche de los Oscar. Para Pedro, una noche especial pues, lo habían invitado como presentador junto a Elizabeth Olsen. El mundo clamaba por Pedro. Después de iniciar su proyecto en la serie The Last Of Us, internet explotó con comentarios, imágenes y rumores sobre el actor y todo lo que le rodeaba. De haber pasado a ser Javier Peña, en Narco y Oberyn Martell en Juego de tronos, ahora era el antipático, conservador pero muy guapo, Joel Miller.

—Que guapo te ves, Pascal. —Le dije, mordiéndome el labio inferior. —¿Sabes qué le sucederá a este hermoso atuendo cuando vuelvas a casa?

Pedro carcajeo.

—______________, me gustaría conservarlo, si es posible. Un recuerdo de que fui presentador en los Oscar. —Me atrapó entre sus brazos y me acercó a él. —¿Crees que tenga energías para lo que tienes planeado hacerme en la noche?

—Deberías. —Dije, tajante. —Pedro es que...tú sabes que este vestuario, precisamente este vestuario, me enloquece. Lo elegiste porque lo sabías. —Le acusé. Pedro rio. —Ahora tendré que contemplarte desde la televisión.

—______________, si hubieses aceptado ir conmigo, me habrías tenido toda la noche.

—No, Pedro. Tu hermana debe ir contigo. Fue la primera en saber sobre tu proyecto y te apoyó. Estás ahí gracias a ella. —Dije y volví a acomodar el corbatín. Peiné un poco su cabello y volví a depositar un tierno beso en sus labios.

—¿Irás conmigo para la próxima? ¿O te quedaras maquinado qué hacerme en la noche?

—Se me da más pensar en cómo recibirte. —Le guiñé un ojo — Además, quiero mantener el anonimato, aunque ya hayan fotos de nosotros dando vueltas por internet. No quiero que nuestra tranquilidad se vea truncada por rumores y fotos. Detesto verme en internet.

—Sabías que esto iba a suceder. —Me recordó. Asentí, recordando las condiciones en las que había aceptado ser la novia de Pedro. Una vida entre rumores, paparazzi y fans que nos detenían en la calle para obtener una foto de su ídolo. Era todo un mundo vivir en el mundo de Pedro Pascal. Desde que fue Javier Peña, comenzaba a tener un sinfín de mensajes y cartas de sus fans. También entrevistas donde le preguntaban sobre su vida personal, a lo que él, en ese entonces, comentaba que estaba bastante feliz con su vida en ese momento. Claro que no contaba con expandir su fama a todo el mundo. Y yo, no pensaba compartir aquellos triunfos con él.

Javiera Balmaceda llegó a la habitación en donde nos estábamos hospedando. Ella lucía un hermoso vestido negro, bastante simple y un maquillaje bastante natural. Miró a su hermano y se acercó a él.

—¿Te encuentras bien? —Le preguntó. A lo que Pedro negó.

—No. —Rio. —Sabes, creo que me quitaré el corbatín. Presiento que me ahogaré si hablo.

Asentí y le quité el corbatín. Pedro respiró, simulando haber estado sin respiración por bastante tiempo.

—Hermosos. —Felicité. Tomé mi celular y enfoqué la cámara. —Un recuerdo. Lo enmarcaré y lo pondré en algún lugar visible. —Sonreí al ver la foto de ambos hermanos.

—Me la envías por mensaje, ____________. —Pidió Javiera. —Y no te olvides de vernos en TV.

—Imposible. —Reí. —Lúzcanse. Se ven maravillosos.

Pedro y Javiera se tomaron del brazo y se fueron de la habitación. Un auto los esperaba fuera del hotel. Al ver que ya se habían marchado, corrí hacia la televisión y la prendí, atenta a la aparición de ambos personajes.

Me divertí observando los vestidos de las actrices, deseando haber lucido uno igual o tan hermosos como los que lucían ellas. Por un momento me imaginé acompañando a Pedro a alguna alfombra roja. No podría ser tan malo después de todo. Sin embargo, recordé lo cruel que podían ser los comentaristas y los mismos fans de Pedro. Y el deseo se esfumó. Hasta el momento, me iba bien siendo la pareja, amiga, familiar de las fotos que rondaban por internet.

Preparé un poco de comida antes de que el programa empezara a presentar a los ganadores. Tomé una copa de vino y la situé en la mesita de al lado, junto al diván en el que estaba. Fue cuando Pedro hizo su aparición junto a Javiera. Un par de entrevistadores le preguntaron sobre sus siguientes proyectos y lo que iba a ser de TLOU.

—Aun no puedo decir nada, pero creo que rodaremos la segunda temporada este año. —Dijo el actor. —Pero son solo rumores. Nada oficial aún.

—Pedro, ¿sabes la cantidad de fans que tienes en estos momentos? —Le preguntó la entrevistadora. Pedro sólo sonrió humilde. —Bueno, esto tampoco lo podemos dejar pasa, ¿cierto?

—Es verdad. —Afirmó el entrevistador ya sabiendo a qué se refería su compañera. Pedro les miró curioso. —La chica de las fotos.

Mi corazón se detuvo. Tomé un sorbo de vino y me aproximé a lo que podría responder.

—Todos están muy pendientes de tu acompañante, Pedro. —Confesó la entrevistadora. —Incluso yo. Lo siento pero, debía confesarlo.

Javiera rio, pegándole un codazo a su hermano. Pedro sólo reía, al parecer sin querer decir nada. Pero tomó el micrófono del entrevistador sin ante pedirle permiso. Miró directo a la cámara y volvió a sonreír.

—Es mi chica. —Dijo finalmente. —Sólo puedo decir eso.

—O sea que, ¿ya no estas dentro del mercado? —Inquirió la entrevistadora. Pedro negó.

—Absolutamente, no. —Dijo tajante. Y devolvió el micrófono al entrevistador. La mujer lo miro, un poco decepcionada. Sonreí para mí, y deseé estar con él en ese momento.

—Bueno, ahora que sabemos la verdad. —Dijo la mujer. —Gente que esté viendo este programa en directo, Pedro Pascal ya tiene a su chica y pues, se le ve muy enamorado. —Felicitó. —¿Crees que te veamos compartiendo alfombra con ella algún día? —Preguntó.

Javiera intervino.

—Yo espero que sí. —Dijo y Pedro le miró acusador. —Es una mujer encantadora.

—Eso espero. —Dijo Pedro. —Lo hemos conversado, pero siempre será decisión de ella. Sólo se, que robará miradas.

Dicho eso, se despidió de los entrevistadores y siguió su marcha. Luego se presentó a algunos periodistas en español, dando un saludo a su tierra natal. Finalmente, el anuncio de las premiaciones.

Internet volvió a explotar, ahora con fotos mías y de Pedro paseando por la alameda central de la ciudad. Los titulares y sus rumores se esparcían y yo, no sabía qué pensar. Apagué la TV Y cerré mi laptop y me dispuse a esperar a Pedro en nuestra habitación. Larga fueron las horas, para cuando él llegó, yo ya me había quedado dormida.

—_____________. Cariño. —Murmuró en mi oído. Besó mi mejilla con suavidad.

—¿Qué hora es? —Murmuré somnolienta.

—Las cinco de la mañana. Nos quedamos con Javiera un par de horas más. —Dijo. Se sacó la chaqueta y se recostó sobre la cama, a mi lado. Me acomodé y lo abracé con fuerzas.

—¿Mi chica? —Dije y sonreí. —Fue una sorpresa que lo mencionaras.

—Creo que ya es tiempo de decirle al mundo que Pedro Pascal no está disponible. —Murmuró. Escondió su rostro en mi cuello y besó. —¿Estás de acuerdo? sino lo puedo desmentir.

Reí.

—Está bien. —Besé sus labios. Sabían a ron. —Para la próxima te acompaño.

—¿Lo prometes? —Susurró.

—Lo prometo.

Aun no se quitaba la ropa. Me levanté de la cama y lo desvestí. Estaba realmente cansado. Murmuraba por lo bajo, pero no hizo intento de acomodarse. Lo cobijé con la sábana y me acurruqué a su lado. Lo abracé quedando cómoda sobre su pecho

Ahora, el mundo sabía que Pedro Pascal, en el próximo evento, iría acompañado por su chica

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