Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

O37. Mando II || Pedro Pascal

La noticia del casamiento fue toda una noticia para mi familia y la de Pedro. Habíamos puesto fecha para el verano pues, queríamos, como luna de miel y a España o ha Grecia. Países que era de interés para ambos. Los sobrinos de Pedro pronto comenzaron a preguntar si tendríamos hijos, y con ello también se sumó casi toda la familia que con ansias esperaban que hubiese un pequeño o pequeña corriendo junto a sus primos.

Los preparativos comenzaron luego. Pese a que faltaba medio año para poder sellar nuestro amor en un ritual solemne, quisimos adelantarnos a los adornos, invitados y vestuario. Pedro se ocuparía de los invitados y yo de la decoración. El vestuario nuestros amigos íntimos. Entre ellas, mi hermana.

Aquel día Natalia me invitó al centro. Fuimos por un café. Una sensación de euforia recorría mi cuerpo entero al recordar una y otra vez, que en meses me desposaría con el hombre que siempre quise a mi lado. Sonreí para mí, a lo que Natalia, burlona se rio.

—Quien iba a pensar que mi hermanita menor se casaría. —Rio mi hermana, tomando un sorbo de su café. —Aun recuerdo cuando dijiste una y otra vez que nunca ibas a salir con alguien y menos casarte.

—Pasado, pisado. —Respondí burlona. —Digamos que James no me dejó buenos recuerdos de lo que podía ser una bonita relación.

—Eso es cierto. —Asintió mi hermana, en afirmación.

Recordar aquellos momentos con James me descomponía. Pero Pedro lo mejoraba todo.

—Además, hay que destacar que estas con Pedro. —Natalia alzó las cejas socarronas. —Y, déjame decirte que ese hombre está siendo tendencia en todo el mundo. ¿No te da miedo, _________?

La miré casi sin comprender su pregunta.

—¿Miedo a qué? ¿A que se vaya con otra? —Inquirí.

—No, o sea, no sé. Esperemos que no, pero... Siendo sincera, con toda su fama, me daría miedo que todo ello se vea destruido por los comentarios, fotos, la misma prensa. ¿Como llevas toda esta situación? Me pregunto cada día...

Miré mi taza de café, perdiéndome en el color oscuro de este. Nunca me había detenido a pensar en cómo sobrevivía a cada comentario, foto o videos que salían de nosotros en internet. No fue una fijación o inseguridad puesto que Pedro, no me generaba ninguna sensación opuesta a la que sentía en ese momento. Entonces sonreí.

—La verdad es que no le doy importancia. —Aclaré. —Estar con Pedro, sonará cursi, pero olvido todo lo que pasa a nuestro alrededor. Sé que le afecta en cierto modo tener tanta responsabilidad, pero no nos a afectado. —Me encogí de hombros, casi sin saber qué respuesta darle a Natalia.

La hora fue apremiante. Pagamos el pedido y caminamos por las calles de L.A en busca de una tienda de vestidos, donde encontramos una gran variedad de las cuales, me hubiese quedado con todas las opciones.

Regresé a casa con algunas ideas que pensaba proponerle a Pedro esa noche. Èl había ido a casa de Oscar por asuntos de trabajo. Me confirmó su regreso a través de un mensaje de texto, mencionando que traía una sorpresa. Me mordí el labio y sonreía, sintiendo cómo mi corazón palpitaba con fuerzas al saber que ya venía en camino. Entré al baño y tomé una ducha.

—¿_______________? —Sentí la voz de Pedro del otro lado de la puerta. —Llegué.

—Salgo en un momento. —Le dije. —¿Como te ha ido?

—Bastante bien. —Me respondió, su voz sonaba distinta, casi como ahogada. —He estado con Oscar, salimos a ver algunos asuntos pendientes. Ya sabes, trabajo...

—Uhm, me imagino que mucho, ¿no? —Inquirí, curiosa. Algo en su voz me llamaba la atención. —¿Estás bien?

—Si, bastante bien. —Respondió seguro. Tomé un poco de crema del envase que estaba en mi mano y esparcí un poco en mi rostro. —He salido con Natalia. Hemos ido a ver los vestidos de novia. ¡Te mueres con tanta opción, Pedro! —Exclamé, recordando aquellas maravillas. —Me compraría todos los vestidos...

—Con cualquiera te verías hermosa, ______________. —Respondió, ahora sintiendo su voz más alejada y apagada. Sentí un ruido que se silenció al caer al suelo. Iba a abrir la puerta, pero Pedro me advirtió que no lo hiciera.

—¿Qué pasa?

—Nada, tu solo quédate ahí un momento. —Pidió.

—Pedro... ¿Qué sucede?

—Nada, nada. Sígueme contando sobre los vestidos. —Suspiré, alejándome de la puerta. Me saqué la toalla de mi cabella y comencé a secar mi cabello. —Había uno bastante simple, pero muy hermoso. He pensado en ese vestido todo el día, creo que es el indicado...

—¿Le has sacado foto?

—Si, te las envié por mensaje. Voy a salir, quiero verte. —Me dirigí hasta la puerta, donde la abrí y caminé hasta nuestra habitación. Cuando crucé el umbral, grande fue mi sorpresa al ver en la cama a otra persona y no a Pedro. Observé lo que estaba ocupando su lugar, para luego soltar una carcajada.

—¿Mando? —Y volví a reír al ver a Pedro vestido de El Mandaloriano. Lucía su casco y el resto del traje que por más que mirara, no sabía como había logrado ponerse el traje sin ayuda. —¡Pedro! ¡Como llegaste con ese traje a la casa!

—Larga historia. —Rio tras el casco. Una risa ahogada, igual que su voz. —De hecho, fui a buscar el traje, con ayuda de Oscar. ¿Te acuerdas que un día te lo prometí? Me dijiste que era tu fantasía, o algo así.

—Ajá. ¿Como olvidarme de ese momento? —Dije y me acerqué a él. —Deberías pararte, quisiera observar el traje de cerca.

Pedro se levantó de la cama a duras pena. Cuando estuvo de pie frente a mí, me relamí los labios, vehemente.

—Te puedo ver a través de este casco, _______________. Y sé cuales son tus intenciones. —Rei divertida, sin esperar a más contemplación. Tomé el casco de su rostro y lo retiré. —Hola...

—Hola, guapo. —Susurré. Lucía despeinado y sus ojos brillaban. Esbozó una sonrisa. —¿Te puedo quitar este aparataje?

—¿Podrás? —Arqueó una ceja.

—No dudes de una mujer que quiere pasar la noche con su futuro esposo. —Le apunté con mi dedo índice. —Quiero hacer el amor contigo. Esto... —Y miré a Pedro de pie a cabeza. —Esto es justamente lo que quería, Mando.

Pedro sonrió. Captó mis labios y me rodeo con sus brazos. Mi faena comenzó rápido. Entre risas divertidas despojaba su ropa. Caímos a la cama y aún así, nuestra jugarreta no cesó. Hasta que, por fin, pude observarlo sin ropa y él a mí.

—¿Crees que concibamos a un pequeños o pequeña? —Me preguntó Pedro. Estaba sobre mí, con su respiración agitada. Le miré sorprendida.

—¿Me estas pidiendo un hijo? —Pedro asintió.

—Me haría feliz tener un hijo contigo, _______________. —Besó mi frente.

Aquella noche, el traje de Mando quedó esparcido en el suelo. Nuestro cuerpo se unió siendo uno; nuestros gemidos, reinaban la habitación. Era feliz, y podía decir que Pedro también lo era. Esa noche, quisimos dar la oportunidad de programar un hijo que sabíamos, sería un nuevo paso para nosotros y felicidad para nuestras familias. 









✩▬✩▬✩▬✩▬✩▬✩▬✩▬✩▬✩

Hola mis nenas. Obvio esto tiene parte III. No podemos dejar esto así, o si? :) 

This is la fantasía de muchas jejeje 

Las quierooooooo!

✩▬✩▬✩▬✩▬✩▬✩▬✩▬✩▬✩

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro