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O35. Two paths one option II || Joel Miller

Caminé. Lejos del apartamento donde Joel y Tess planeaban buscar a Robert para cobrar la batería para dejar la ZC de Boston. Mis lágrimas no dudaron en desbordar mis ojos mientras caminaba cabizbaja por las calles. Era tarde, pronto comenzaría el toque de queda, pero a mí, no me importaba nada. Me sentía traicionada, desplazada y patéticamente ilusionada ante un posible romance con Joel. Que él eligiera a Tess ante todo, había clavado un inicio y final hasta el momento.

Me escondí tras un basurero ante el destello de luz que proyectó uno de los grandes focos guiados por guardias de FEDRA. Me agazapé y me quedé allí por un buen momento. Casi sin saber que había pasado a mí alrededor bastante tiempo como para escuchar la voz de una mujer entre la oscuridad. Incliné mi cabeza y miré a mí alrededor, con miedo pensando en que un oficial me había encontrado tras la oscuridad del callejón.

—___________.—Susurró la voz, un poco más cerca. Sentí pasos, firmes y decididos.

—No te tengo miedo, seas quien sea. —Gruñí entre dientes. Aterrada, pero controlando mi miedo. La voz emitió una risita divertida.

—Eres igual que tú hermana, ______________. —Me dijo. La mujer apareció entre la oscuridad con una sonrisa amplia y amigable. Le miré confundida sin saber quién era y cómo pudo verme en mi escondite. —Laura debe estar orgullosa de ti, esté donde esté.

—Está muerta. —Espeté.

—Lo sé, la vi. —Asintió la mujer con cierto atisbo de pena en sus ojos. Su contextura era físicamente apuesta; lucía unos pantalones verdes oscuros y una polera blanca. Su piel era mora y su cabello ondulado. En su cintura portaba un arma. Entonces lo supe y no dudé en sonreír. —Ven, te quiero enseñar algo. Tu hermana me habló mucho de ti...

—¿Como supiste que estaba aquí? —Inquirí.

—Tenemos oídos en todos lados. Sabemos que estabas con Joel y Tess. A Joel tuve el honor o... el deshonor de conocerlo. Sé quién es y cómo es. La mujer, no la conozco pero a simple vista, se nota que tiene huevos... para ser mujer. —Rio divertida.

Sonreí apenas. Casi automáticamente. La mujer al parecer entendió mi pesar y asintió, invitándome a seguirla entre los oscuros callejones de las calles de Boston.

—Por cierto, soy Marlene. —Se presentó. Asentí, ya sospechando a quien tenía en frente.

—Al fin te conozco. —Suspiré. —Ya me parecías una leyenda cada vez que mi hermana me comentaba algo sobre ti. La mujer misteriosa a quien tanto admiraba.

Marlene carcajeó.

—Primero que nada, sé que Laura te comentó sobre la cura. No estuve de acuerdo, mientras menos personas supieran, más posibilidades había de que todo funcionara bien. —Explicó, al mismo tiempo en el que escalaba una escalera de metal. Me tendió la mano para darme impulso.

—Le prometí que no le diría nadie. —Me mordí el labio inferior, recordando que tanto Tess como Joel sabían que había una posible cura.

—Laura me decía que querías ser parte de Las luciérnagas. Eso es cierto? —Preguntó, casi de modo interrogatorio.

Esperé unos minutos antes de contestar. Había muchas promesas y deseos en mi mente; la promesa de una larga vida junto a mi hermana y el deseo de poder conocer y ver la cura de la que tanto hablaba. No sabía si valdría la pena ser parte de la organización sabiendo que, dejaba a Joel atrás, convirtiéndose quizás, en un enemigo si me unía a Marlene. Pese a todo, mi mente estaba con él y cualquier decisión que tomara, automáticamente sería un cambio significativo en mi vida.

—No te presiones, sólo piénsalo. Sé que es difícil decidir. Somos los malos para muchos y los buenos, para muy pocos. Te daré la oportunidad de pensarlo y también, de conocer a nuestra salvación a todo este caos.

Le miré curiosa pues, sus palabras llamaron mi atención. Entre líneas, se podía suponer que aquello no era un animal o alguna planta por la cual estaban experimentando y esperanzados de salvar al mundo, sino más bien, su cura me pareció ser un ser humano.

—¿Es un persona de quien estamos hablando? —Inquirí. Marlene no dijo nada, sólo me guio hasta un edificio entremedio de otros más antiguos y aparentemente abandonados. Subimos escaleras y pronto, se pudo escuchar voces en una de las salas.

El lugar tenía una luz tenue, bastante amigable al ojo humano. Las paredes estaban dañadas y vetustas. Alguna que otra persona pasaba por nuestro lado, saludando a la morena y a mí, dirigiéndome miradas curiosas. Finalmente, Marlene abrió una de las puertas y dejó ver a dos mujeres y al final de la habitación, una niña encadenada.

Miré a Marlene sin entender por qué aquella muchacha estaba sentada, mirando el suelo y con las manos encadenadas.

—Pueden irse. Estoy con la hermana de Laura. —Les dijo a ambas mujeres. —Es seguro.

Ambas asintieron, retirándose del lugar.

—Ella...—Dije y miré a la niña.

—Ella es Ellie. —Dijo Marlene con una sonrisa amplia en su rostro. Se acercó a ella y se sentó a su lado. La niña la miró desafiante. —Ellie es una muchacha esplendida, muy inteligente y fuerte. La conocimos hace un mes. Ella conoció a Laura y tenían una buena comunicación.

—¿Me soltarás o me dejarás pudriéndome en este puto lugar? —Dijo la niña, escupiendo las palabras con fiereza. Marlene le sonrió maternal.

—Ellie, ella es _______________. Y es hermana de Laura. —La muchacha me miró pero sus ojos aún proyectaban molestia. No dijo nada, sólo me observó, desafiante. —Ella te llevará al Oeste, a la base de las luciérnagas, donde te llevaría Laura.

—¿Qué? —Exclamamos ambas. Sorprendidas, sin comprender qué era lo que quería decir Marlene. —¿Qué la llevaré dónde? —Le pregunté.

—Al Oeste, a la universidad científica. —Explicó Marlene. —Era el plan que teníamos con Laura.

—¿Laura iba a ir al Oeste? ¿Y por qué nunca me dijo?

—Tenía prohibido. Así como nosotros tenemos oídos por todas partes, FEDRA también los tiene. —Se levantó del piso y se acercó hacia un bolso que estaba a unos metros de ella. Lo tomó y se lo entregó a Ellie. —Te irás con ella hoy.

—¿Hoy? —Volví a preguntar.

—¿Eres parte de esto, ___________? —Me preguntó. Más yo no supe qué decir. —Eres y tienes el mismo espíritu de Laura. No puedo confiar en nadie más para que te lleves a Ellie.

—¡Pero si ni nos conocemos! —Reclamó la niña.

—Opino lo mismo. —Musité. —No nos conocemos, Laura nunca me dijo que ella es la cura. Además... ¿cómo lo sé si no me has dicho nada sobre ella?. —Le mencioné. Marlene miró a Ellie y le indicó con un ademan.

—¿En serio, tendré que hacerlo nuevamente? —Le reclamó Ellie.

—Si. —Respondió tajante la mujer. Ellie se levantó del piso y se posicionó frente a mí. Era un poco más pequeña que yo, pero grande en cuanto a fiereza. Su mano se dirigió a la manga de su pollerón y se lo levantó, dejando a la vista una mordida y pequeña cicatriz que formaban caminos que se disipaban en su propia piel. Miré sorprendida a Marlene y luego a Ellie.

—Ahora entiendo por qué Laura tenía fe en que todo esto iba a suceder. —Musité, sin dejar de mirar las cicatrices de Ellie. —¿Hace cuanto te mordieron?

—Un mes. No ha avanzado ni ha demostrado cambios de conducta. Lo que ves, es lo que hay. —Marlene sonrió. —Ellie es así, como la vez.

Asentí.

—La llevaré al Oeste. —Dije sin más. Al mismo tiempo en el que se escucharon balazos al otro lado de la puerta. En un sentido de protección, tomé a la pequeña y la cubrí con mi cuerpo mientras Marlene sacaba su arma y corría hacia la entrada. Desapareció tras la puerta pero el sonido de las balas era infinito.

Pronto, todo se detuvo. El silencio reinó en el edificio. Ellie hurgó en su bolso y sacó una navaja que bien supo utilizar para zafarse de los grilletes de sus muñecas. Tomó su bolso y se dispuso a caminar hacia la puerta.

—Lo haremos juntas. —Le susurré, tomándola del brazo. Abrí la puerta y miré precavida, observando cuerpo en el suelo, desangrándose y otros, muertos. Otro nuevo ruido se escuchó, proveniente de una de las puertas del edificio. Le indiqué a Ellie que guardara silencio. Abrí la puerta y me acerqué a uno de los cuerpos para sacar su pistola. La tomé con firmeza y la apunté hacia el frente cuando el cuerpo de Joel se asomó. Tras él venía Tess.

Joel me observó curioso para luego mirar tras de mí.

—Vaya, creo que nuestros caminos se juntan nuevamente. —Dijo la voz de Tess, socarrona. —Y mira Joel, ahora _____________ hace de niñera.

Les miré, esta vez, desafiante. Joel no reaccionó al comentario de Tess, pero pude ver en sus ojos, tristeza, o quizás culpa. Bien no sabía, pero sí comprendí algo; si nuestros caminos se volvieron a cruzar, esta vez, si debía haber una opción definitiva al nuevo dilema que se me presentaba. Ser una luciérnaga y llevar a Ellie a su destino, o retractarme y unirme a Joel. 












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Buenas buenaaaaaas obvio esto tiene III parte jeje. 

En otras noticias, espero seguir estos días desarrollando la historia de Joel Miller FIRE. A si que, atentas. He tenido días ajetreados asi que, sólo me dio para escribir este OS que obvio, se me alargó para III parte jeje. 

Las amoooooo!

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