O23. Always love You || Joel Miller (FIN ESPECIAL)
Miré el cielo y suspiré. Ellie caminaba a mi lado observando todo a su alrededor. Joel iba tras nosotras, cargando su rifle, atento ha cualquier movimiento extraño. Caminábamos las desoladas calles de lo que era Boston. En silencio mirábamos el panorama delante de nosotros; calles repletas de autos abandonados, los grandes rascacielos que en algún momento brillaron en lo más alto, ahora yacían destruidos y abrazados por la naturaleza. Todo estaba envuelto en ramas, incluso, el suelo y las mesas de los hoteles que debimos inspeccionar. Todo era terriblemente maravilloso.
—¿Te gusta la vista? — Le pregunté a la muchacha una vez subimos al último piso de uno de los tantos edificios abandonados. Todo lucía igual, destruido y repleto de malezas. Sin embargo, se podían ver grupos de infectados a lo lejos, arrastrándose en el suelo ante el calor del sol tocar sus pieles.
—Algo. —Respondió Ellie. —Excepto por ellos. —Indicó a los infectados, quienes reaccionaban ante la luz solar. —Reaccionan en cadena...
—Están conectados. —Le dijo Joel. —No es mucho lo que sabemos de ellos, pero si molestas a uno, molestarás a miles. —Ellie observó atenta a Joel. El hombre no era alguien que compartiera muchas palabras con la muchacha. Desde que llegó a nuestras vidas, para él no era mas que un objeto a quien ir a dejar a su lugar sólo por conveniencia. Ellie era una chica inteligente, bastante para su edad; muy astuta y ágil. Si algo nos llegaba a pasar, debía saber cómo sobrevivir y lo básico, era aprender sobre los infectados.
—Entiendo. —Musitó Ellie y miró la cicatriz que decoraba su brazo. Cicatriz que para las Luciérnagas, era entrada para una cura y la salida para todo el caos que vivíamos como humanidad.
—Eres inmune, Ellie. —Le dije. —Pero no inmune a que despedacen. Si algo nos sucede, debes aprender lo básico.
La muchacha asintió, con su mirada llena de susto.
—Creo que debemos tomar el camino corto. —Suspiró Joel, observando frente a él, un lugar que nos ayudase a poder esquivar a la multitud de infectados.
—¿El camino corto? —Inquirió Ellie.
—El museo. —Le dije. Joel volvió a asentir, indicándonos que debíamos seguir nuestro camino.
Caminamos nuevamente en silencio, cada uno, quizás pensando en qué momento se volvió todo un caos. Todo lo que parecía ser una película de terror, ahora lo vivíamos en carne y hueso, debíamos correr por nuestras vidas, perdiendo nuestras familias y quienes algún día conocimos como amigos.
Me acerqué a Joel y tomé su mano. Nuestra relación comenzó en la ZC de Boston, de donde decidimos escapar. Convencido de que encontraría a su hermano en Wyoming, nos dirigíamos hacia allí con la esperanza de poder llevar a Ellie al Oeste, donde Marlene nos indicó que debíamos ir a cambio de obtener lo que quisiéramos. Aunque, no fuésemos una pareja que expresáramos mucho, sabíamos que había cariño y, por ende, que nuestro apoyo era incondicional.
Joel tomó mi mano y dio pequeños toques suaves.
—Todo saldrá bien. —Me dijo. Como si leyera mi mente, había percibido el miedo que recorría mi cuerpo y la inseguridad de salir con vida de aquella misión. —Llegaremos donde Tommy.
—¿Lo prometes? —Musité.
—Lo prometo. —Afirmó Joel. Sonreí y apreté su mano con fuerzas. Temía perderlo.
Recorrimos desde el edificio hacia el museo. El lugar parecía estar intacto; una gran puerta nos daba la bienvenida hacia la gran arquitectura que guardaba historias dentro. Joel se acercó a la puerta y la abrió con cuidado, asomando sólo su cabeza por el pequeño espacio que lo separaba del interior del lugar. Apuntó su arma una vez abrió la puerta por completo, esperando a que algún infectado apareciera.
—Nada. —Indicó. —Cuidado con los vidrios. Iremos hacia el segundo piso.
Saqué mi arma y me posicioné a su lado.
—Uhm, tengo una mano libre, por si...
—¡No! —Vociferamos junto a Joel. Ellie dio un paso hacia atrás, asustada.
—Esta bien, esta bien. Rayos, no se alarmen.
—Camina junto a nosotros, en silencio. —Le ordenó Joel, haciendo énfasis en la ultima palabra. Ellie asintió.
Inspeccionamos el lugar. Estaba destruido y repleto de polvo. Parte del cielo raso se había derrumbado, quizás por los misiles que los militares habían lanzado años atrás para terminar con la infección. El lugar no nos proporcionaba mucha luz, por lo que, era una desventaja para nosotros.
—Oh mierda. —Chilló Ellie, asustada. Nos dirigimos hacia a ella lo más rápido, pensando que algo le había sucedido. Frente a ella, un hombre muerto, con heridas distintas a las que veíamos normalmente. Ellie nos miró asustada.
—Es reciente. Él... debió haber entrado hace pocos. —Dije, observando atenta sus heridas. —¿Qué fue lo que lo atacó?
—No lo sé, pero el infectado que me atacó, no era lo que atacó a esta persona. —Comentó Ellie.
—Nueva regla. —Intervino Joel. —Iremos en silencio.
—Pero...
—En silencio. —Le volvió a indicar Joel a Ellie. —Nada de palabras, ni susurros. Silencio. Ellos no te ven, sólo escuchan.
Ellie asintió. Volvimos a caminar, esta vez, dirigiéndonos hacia el segundo piso. Con precaución, pisamos con cuidado cada escalón que era decorado por raíces características de quienes estaban infectados. Unos escalones más, el cuerpo de una mujer yacía petrificada en la madera, con miles de raíces saliendo de su cuerpo. Ellie miró sorprendida, haciéndose a un lado para no pisar el cuerpo.
Sin embargo, no vimos la raíz que había más adelante, la que Ellie pisó sin querer. La raíz petrificada resonó por todo el lugar, haciendo eco. Joel la fulminó con la mirada, más Ellie sólo lo miró, pidiendo perdón con su mirada.
—Allí está la puerta. —Le indiqué a Joel. La puerta estaba cerrada. Forcejeé contra ésta, empujándola contra mi cuerpo. La puerta se abrió, causando un estruendo tras nosotros que nos obligó a saltar junto a Ellie. Tras nosotros, parte del cielo raso se había derrumbado, bloqueando la puerta de entrada.
—¿Estás bien? —Le pregunté a Ellie.
—Asustada, pero bien. —Respondió la muchacha.
—¿Tú estás bien? —Me preguntó Joel. —Te has herido la rodilla. —Me dijo, observando mi pierna.
—Oh si, pero no es nada. —Mi rodilla sangraba. Volví a tomar mi arma y miré atenta. Esta vez, todos volteando ante la presencia de un infectado.
—No hagan ruido. —Ordenó Joel. Ambos afirmamos nuestras armas y posicionamos a Ellie tras nosotros. El sonido que parecía salir desde lo más profundo de una garganta, se acercaba cada vez más y nosotros no sabíamos de cual puerta se asomaría.
Allí, frente a nosotros, un infectado se acercó realizando movimientos bruscos con su cuerpo. Su cabeza era rodeada por terminaciones que nunca habíamos visto con Joel. El hongo, al parecer, se expandía incluso por fuera de la piel.
Nos escondimos tras una vitrina de vidrio, donde el infectado se paseaba tras nosotros, sin percibir nuestra presencia. Ellie asustada, se tapó los oídos, pero soltó un pequeño resoplido cuando el mismo infectado apareció tras Joel.
Nos movimos rápidamente mientras Joel le disparaba para alejarnos de nosotros. Un segundo infectado apareció y yo no hice más que empujar a Ellie para mantenerla lejos de todo peligro. El infectado, rápido saltó sobre mi cuerpo, botándome al suelo.
—¡No! —Grité desesperada, interponiendo mi arma contra él. Cuando vi que me era imposible, comencé a buscar con mi mano algún objeto en el suelo que me pudiese servir. Las esperanzas de vida se me acortaban pues, podía ver su boca próxima hacia mi rostro que con ansias trataba de morder.
Pateé con fuerzas su cuerpo, alejando al infectado de mí, para cuando quise incorporarme para levantarme, fui nuevamente derivada por el infectado. Esta vez, sus dientes lograron morder mi brazo cuando por equivocación, quise interponer un fierro contra él. Chillé ante el dolor que generó su mordida. Con rabia volvía golpearlo y esta vez, con rapidez me levanté del suelo e inserté el fierro contra su cráneo, matándolo al instante.
Vi mi brazo y maldije entre llantos. La sangre gorgoteaba de mi piel. Intenté limpiarla, esperando que fuese solo un mal entendido, pero la mordedura seguía allí, emanando aún más sangre. Cerré los ojos y comencé a llorar, desesperada ante el destino que me deparaba el futuro.
Los disparos se habían detenido. Rebosé mi brazo con una venda y apreté con fuerzas para detener la sangre. Me incorporé y caminé hacia donde se encontraba Joel.
—¿Es-estas bien? —Me preguntó Joel desesperado. —¿Estas heridas?
—N-no, no. Estoy bien. —Asentí. Estaba aturdida. La realidad me golpeó con fuerzas, ocasionando un desequilibro en mi comprensión de lo que esta sucediendo. Observé a Ellie, quien permanecía de pie junto al cadáver del infectado. Nos acercamos a ella y llamamos para seguir con nuestro camino.
Fuera, el sol brillaba como nunca y la naturaleza resplandecía entre el caos. Reprimí mis lágrimas mientras nos dirigíamos hacia la posible base que las luciérnagas podrían tener. Mis pies comenzaban a temblar, no sabía si por miedo o por los efectos de la infección. Pero me detuve.
—¿Te sientes bien? —Inquirió Ellie. Sonreí entre lágrimas.
—¿____________? —La voz de Joel sonaba serio, pero con cierto temor en su tono. Le miré con mis ojos llenos de lágrimas. —¿Qué sucede?
—Lo siento tanto. —Murmuré.
—¿A qué te refieres? —Preguntó Joel, esta vez comenzando a mostrarse molesto.
—Allí dentro, me llevé el susto del año. —Reí. Respiré hondo y me puse en pie. Despejé mi brazo y saqué la venda, mostrando la mordedura que ya comenzaba a ver ciertas raíces del hongo actuar.
Los ojos de Joel se humedecieron al instante y yo no pude hacer más que llorar.
—Se siente como la mierda. —Musité, observándome el brazo. —Bastante mal, ¿no? Joel, debes llevarte a Ellie. Ella es la cura, es real lo que nos decía Marlene. Es la única esperanza que el mundo tiene.
—¡No, no! —Gritó Joel, lanzando al suelo su arma. Me quise acercar para poder calmarlo, pero éste se alejó, quisquilloso.
—No te voy a decir que me abraces, ni tampoco te pediré un último beso. —Gemí, comenzando a sentir un leve dolor en mi pecho al ver que debía despedirme y alejarme de ellos. Mi mano comenzó a temblar por inercia. El efecto comenzaba a recorrer mi cuerpo rápidamente.
—______________, no, por favor. —Susurró Joel. Pequeñas lágrimas se deslizaban por su rostro. —No era este el plan... debíamos seguir juntos.
—Debíamos, pero... el destino es otro. —Suspiré. —Prométeme que te llevaras a Ellie y la cuidarás. Con ello, has de recompensar todo lo que has hecho en tu vida. —Tomé mi arma, y se la hice entrega a Ellie. —La necesitarás. Cuida de Joel.
Ellie asintió entre lágrimas, alejándose de nosotros.
—Esto no era lo que quería. —Me dijo Joel, recriminándome. —Prometí que llegaríamos vivos donde Tommy...
—Joel, basta ¿sí? No todos tenemos suerte. —Sequé mis lagrima y me armé de valor al aceptar mi futuro. Nos quedamos en silencio por unos minutos. Ambos, mirándonos, tratando de despertar de la pesadilla que vivíamos. —Deben irse.
—Tú, ¿Qué harás?
—Tengo una navaja. —Musité. —Será una muerte lenta, pero el arma la necesita Ellie y no quiero que vea todo este show. —Sonreí apenas. Joel asintió. —Joel... —Volvimos a mirarnos en silencio. Siendo lo único que hacíamos para comunicarnos. Esta vez, decidí expresarme. —Te amo.
—No me hagas eso. —Tragó saliva, apesadumbrado. —No sigas...
—Siempre lo haré. —Sonreí, esta vez, plena. Haberlo dicho, había liberado parte de mi corazón, sabiendo que aquello estaría con Joel por el resto del viaje.
Joel se retiró de mi lado una vez le pedí que se fuera. Verlo partir terminó por matarme. Me senté sobre un tronco y apoyé mi espalda sobre el árbol tras de mí. Miré el cielo y disfruté de los arboles un momento. Jugueteé con la navaja y me tomé el tiempo para llorar. Joel había desaparecido junto a Ellie. Estaba sola.
Abrí la navaja y la posicioné en las venas de mi brazo. Respiré profundo y deslicé el filo, chillando ante el dolor punzante que partía mi piel en dos. La sangre no demoró en salir. Repetí el mismo proceso en el otro brazo. Solté la navaja y me recosté sobre el árbol, esperando que el dolor, finalmente, actuara como anestesia para finalmente, dormir.
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Buen día, mis queridas lectoras. Hoy ùltimo OS ESPECIAL de nuestro querido Joel Miller. Mañana, como recomepenza, se viene un ESPECIAL de nuestro querido Pedrito pascal y algunas ideas de unas lectoras que iré desarrollando *.* Debía despedirme de este especial con algo triste :) . Sino, no soy yo aaaaah
Las quierooooooo!!
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