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O16. Fire IV (FINAL) || Joel Miller

Tener una hija en mi vida había cambiado mi perspectiva; Ahora, todo lo que hacía era por ella. Buscar a Ellie, lo hacía por Julieta.

Dejé a mi hija a cargo de Tommy y María. Les proporcioné lo suficiente para mantener a la pequeña por al menos una semana. Eso estimábamos junto a Joel; la búsqueda de Ellie no sería algo fácil de llevar, conociendo a la muchacha, ya debió haber caminado bastante o quizás, estaba escondida en algún lugar recóndito.

Tomé mi mochila, mi arma y le di un gesto ligero a Joel anunciando que ya estaba lista para salir. Tommy nos ofreció caballos para acelerar la búsqueda, pero ambos negamos. Queríamos ir de a pie.

Salir de Jackson se sintió extraño. Hacía meses que no salía a la intemperie, todo se veía igual. Sólo que más soleado y sin nieve. Ahora se podía ver el pastizal alrededor de la comunidad y los arboles lucían sus hojas verdes. Di un último vistazo hacia atrás, prometiéndome a mi misma que volvería al lado de mi hija.

—Joel, tú conoces a Ellie. ¿Tienes alguna idea de a donde pudo haber ido? —Inquirí. Joel negó. Hasta para él le era imposible predecir los movimientos de Ellie.

Caminamos un buen trazo en silencio. Joel iba delante y yo detrás de él, sin soltar mi pistola, observando a mi alrededor atenta. La visión se hacía más fácil ahora que la nieve no cubría todo. El camino estaba despejado.

Me detuve, sin embargo. Mi pie izquierdo punzó, justo en la zona donde la trampa de osos se había incrustado hace meses atrás. Me quejé, levantando parte del pantalón para ver la cicatriz en mi piel.

—¿Q-qué te sucedió? —Preguntó Joel, agachándose de inmediato para observar la marca de los dientes de la trampa. —¿Una trampa de osos? ______________, pudiste haber perdido el pie. —Dijo alarmado. De inmediato hurgueteó en su mochila, en busca de lo que parecía ser una huincha negra.

—Por un momento había olvidado que caí en este tipo de trampas. —Reí por lo bajo. Joel seguía inspeccionando la zona herida. —Por eso detesto la nieve...

—Tuviste suerte. —Dijo Joel. —Una trampa así...

—Si, pero era pequeña. Por suerte pisé esa y no la que estaba más adelante. Como dices tú, fue pura suerte. —Confirmé. Joel cubrió mi tobillo para afirmar mi pie. Me senté sobra la tierra y sobé mi piel, el caminar había activado el resentimiento en mi hueso.

—Si quieres podemos detenernos y seguir mañana. —Ofreció Joel. Negué.

—Ellie avanzará y no podremos encontrarla. —Dije y me levanté. —Julieta nos espera, Joel. No podemos dilatar la búsqueda.

Comencé a caminar, y pese a que el pie me dolía, no lo demostré. Ahora, Joel caminaba a mi lado.

—¿Cómo sobreviviste a ello? —Me dijo. Sonreí, recordando aquel momento. Casi pierdo el pie, pero el haber conocido a dos adultos que me brindaron la ayuda necesaria era lo que destacaba de aquella situación.

—Unas personas me ayudaron. Pensaba en entrar a la casa. La había divisado a lo lejos, cuando me acerqué, pude ver la chimenea en uso. Di un paso en falso y bueno, ahí está la evidencia. —Conté. Joel no respondió, pero su silencio me dio a entender que quería saber más. —Eran dos ancianos que me ayudaron durante ocho meses. Me brindaron cobijo, comida y calor. Le debo la mitad de mi vida a aquellas personas.

—¿Ibas a saquear la casa?

Reí, negando.

—En mi trayecto mi vida giraba en revisar las casas abandonadas y quedarme con lo que veía útil para sobrevivir. Llegué a esa casa pensando que era una de esas que estaban abandonadas, pero no. De no haberme topado con ellos, yo... —Di un suspiro. Pensar en mi muerte y en la de Julieta, me remeció. —Como te digo, le debo mucho a esas personas.

—¿Crees que estén vivos?

—¡Claro! Es un lugar seguro. Entre arboles la casa se camufla bastante bien. Sé que están vivos, ambos sabían cómo defenderse. —Asentí segura de ello. Joel dibujó una sonrisa en sus labios, lo que me hizo sonreír de igual forma. —Tú y Ellie... durante los meses que no estuve...

—Fue duro. —Respondió de inmediato. Joel acomodó su rifle en su espalda y observó a su alrededor. Me hizo una seña con su dedo índice para que girara y caminara hacia el lado derecho. Nos introdujimos entre los árboles.

—Ellie te cambió. —Le dije. Joel asintió. —¿Qué sucedió allá afuera para que tú vieras a Ellie como tu hija?

Joel se tensó. Dio un suspiro largo. El tema le dolía. La situación en general le dolía y no era algo extraño de esperar. Joel necesitaba un motivo por el cual seguir adelante y en ese momento, Ellie lo era para él.

—Ellie tiene un carácter fuerte. Los primeros meses sin tu presencia fueron duros de llevar. Ellie quería buscarte, pero ya habíamos avanzado demasiado para seguir tu camino. No sabía por dónde empezar, ni qué hacer. Si seguir tus pasos o seguir con la indicación que nos dio Marlene. Ellie se rindió luego de que ya no podíamos dar vuelta atrás, por lo que seguimos nuestro camino.

—Me alegró que hayan seguido la indicación de Marlene. —Murmuré.

—Bueno, creo que de ser lo contrario, ambos hubiésemos vivido la encrucijada juntos. —Se encogió de hombros. —Encontramos la base. Pero Las luciérnagas no estaban, pero si pudimos dar con ellos. Habían dejado un mapa marcando su próxima base. —Contó. En su voz comenzaba a notar la tensión de seguir contando la experiencia. —Nos topamos con unos saqueadores que me hirieron...

—¿Qué?

—Un sujeto con una navaja se acercó a nosotros forcejeamos. Ellie me defendió tomando su arma y disparándole.

—¿Cómo que Ellie le disparó? —Le reclamé. —Ella no....

—Lo vi necesario. Esa es otra historia. —Explicó. —Luego de que el sujeto cayera al suelo, Ellie me advirtió. La navaja quedó incrustada en mi abdomen. Luego, no recuerdo mucho, sólo sé que esa mocosa me salvó la vida y ella, casi muere en el intento.

Joel me narró la experiencia de la comunidad que se alimentaba de carne humana y de lo que Ellie tuvo que hacer para mantenerlos vivo. Me impresionaba por cada palabra. Cuando me fui de su lado, la muchacha tenía prohibido usar arma alguna. Pero luego, Joel me comentó que sabía utilizar un rifle y que fue ella, quien debió distraer a los saqueadores de su lado. Cuando reaccionó y comenzó a buscarla, Joel también tuvo que torturar a dos de los que buscaban a Joel. Justamente, era la comunidad de la que pertenecía el sujeto que Joel mató con anterioridad y el mismo que hirió a Joel con su navaja. Estaban cobrando la muerte de su habitante.

—Ellie sabe cómo esconderse y cómo sobrevivir a ello. SI tenemos suerte, la podremos encontrar. —Suspiró. —Me hiciste falta, ______________. Nos hiciste falta a ambos.

Mi pecho se apretó y mis ojos amenazaban con botar lágrimas. Tragué saliva y antes de hablar, suspiré, tragándome las lágrimas.

—Ustedes también me hicieron falta. —Musité.

—Cuando llegamos a la base que Las Luciérnagas tenían, nos encontramos con Marlene. Entonces entendí que Ellie iba a salvar el mundo, pero con su vida. No podía dejar que eso sucediera. —Su voz tembló. —Te había perdido a ti, no pretendía perder a Ellie. Y ahora, es justamente lo que sucedió.

—Joel... —Tomé su brazo y detuve su andar. Quedamos frente, lo que me permitió ver su rostro con claridad. Comencé a sentir nuevamente aquellas mariposas en mi estomago cuando tomé su mano. Joel la presionó con fuerzas, con temor.

—Cuando me dijiste que era fuego... que quemaba todo lo que había a mi alrededor...

—Joel... —Le callé. —Estás tratando de remediar lo que hiciste. Lo estas haciendo con nosotras, y ahora con Ellie. El fuego se puede apagar. —Le dije, y me acerqué a él. Miré sus labios para luego mirarle a los ojos. —Encontraremos a Ellie y volveremos a Jackson, junto a nuestra hija.

Joel suspiró y asintió. Me alejé de él y le animé a seguir caminando.

—Ellie no debe estar muy lejos. —Dije, observando hacia todos lados. —Es impulsiva, debe estar por aquí, decidiendo si seguir o no su camino.

—Espero que tengas razón. —Me dijo Joel al mismo tiempo en el que una rama sonó entre los árboles. Ambos tomamos con fuerzas nuestras armas y escuchamos con atención. Le hice una seña con mi mano, indicando entre los árboles. Si mi audición no me fallaba, el ruido se había ocasionado sólo a distancia de nosotros.

Caminamos con sigilo, haciéndonos señas para mantenernos en alerta. Entonces la voz de Ellie nos alertó.

—Basta. —Dijo y nos apuntó con su pistola. —No de un paso más.

—Ellie...Cariño. —Le dije, bajando el arma. Di un paso, pero la muchacha volvió a apuntarnos con la pistola.

—¡Déjenme sola! —Chilló. —¡Joel eres un idiota! ¡Pude salvar el mundo! ¡Y tú me arrebataste eso! —Le recriminó, comenzando a llorar. —No quiero tener a alguien como tú en mi vida. Mientes y hieres a todos los que están a tu lado...

—Ellie, basta. —Le dije, levantando la voz. —¿Mierda, acaso no sabes por qué Joel hizo lo que hizo?

—¿Y tú? —Me recriminó. —¡Tú lo sabias!

—Te queríamos decir la verdad, Ellie. —Miré a Joel.

—Ellie... no podía dejarte morir. —Dijo al fin Joel. —¡Ibas a morir!

—¿Ya y ahora te importo? ¿Después de que sólo te querías deshacer de mí? —Rio con sorna. —Increíble. Mi misión en el mundo era salvarlo, por primera vez en mi vida iba a hacer algo digno, pero tú me lo arrebatas.

—Ellie, yo hubiese hecho lo mismo. —Le dije y la muchacha con sus ojos llenos de lágrimas me miró, conmocionada. —Eres nuestra pequeña...

—Nuestra pequeña. —Reafirmó Joel. —Ellie te juro que, si tuviese que volver a elegir entre la cura y tu vida...

—Elegimos tu vida. —Terminé la frase de Joel.

Ellie bajó el arma y se derrumbó en el suelo. Llorando con desconsuelo. Corrí a su lado y la abracé. La muchacha se cobijó entre mis brazos y lloró. Lloró todo lo que no pudo llorar durante tanto tiempo. Su cuerpo temblaba, trataba de hablar, pero no podía.

—Tranquila Ellie. —Acaricié su cabello. —Estamos contigo.

Joel se sentó junto a nosotras y nos abrazó. Aquel abrazo hizo que yo comenzara a llorar. Escondí mi rostro en el cuello de Joel y lloré. El fuego comenzaba a disiparse y con ello, el incendio también. Todo lo que necesitábamos era desahogar nuestras almas. La vida después del brote, se había vuelto difícil y las decisiones aún más.

Caminamos hacia un nuevo refugio. Esa noche, Joel vigilaría nuestros sueños. Para cuando volvimos, las puertas de Jackson se abrieron. Tanto Tommy como María nos recibieron expectantes, esperando ver a Ellie con nosotros. La muchacha venía detrás, a paso lento.

—No nos vuelvas a hacer algo así. —Le dijo Tommy a Ellie. —Este es tu hogar. Nunca lo olvides.

Ellie asintió.

Me dirigí hacia María quien sostenía a Julieta entre sus brazos. La tomé y deposité tiernos besos en su rostro. La pequeña farfullaba.

—Necesito un baño. —Dijo Ellie al fin. —Nunca pensé extrañar tanto esta casa. —Se dirigió hacia la que era su habitación, sacando ropa nueva para poder cambiarse.

—Te espero abajo. —Le dije. Ellie asintió, no sin antes tocar la mejilla de Julieta y sonreír.

Bajé junto a Julieta y le hice entrega de nuestra hija a Joel, quien la tomó entre sus brazos y la cobijó. Aquella imagen, volvía a humedecer mis ojos.

—Joel...— Le dije y me acerqué a él. Tomé su mano y di toques suaves. Joel me miró fijo, acercando su rostro hacia el mío, dejando una corta distancia entre ambos. Me armé de valor y besé sus labios. Aquella sensación que creí se había ido, volvió a revivir después de meses sin estar con él. Lo abracé fuerte mientras Julieta movía sus manos e intentaba sonreír.

—¿Vaya odisea, no? —Susurré.

—Creo que ahora podremos tener una granja con ovejas, como lo decía Ellie. —Me susurró.

Reí.

—Todo lo que Ellie haya imaginado. —Sentí. — Y lo que julieta quiera.

—¿Y un viaje a la luna? —Dijo Ellie. Su cuerpo descansaba en la escalera, mirándonos fijo con sus ojos oscuros. —Joel... Me lo prometiste.

Reí ante la petición de la muchacha. Me acerqué a ella y la abracé con fuerzas.

—Creo que esto es todo lo que queremos, ¿no? —Dije. —Una familia.

Joel asintió de acuerdo.

Miré a las personas frente a mí con determinación. Sin duda alguna, era algo que no quería olvidar nunca en mi vita. Joel, Julieta y Ellie juntos. Mi familia.

Nuestra familia. 

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