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O14. Fire III || Joel Miller

Julieta era una pequeña vivaz, bastante para comenzar a vivir su vida. Su mirada era parda, profunda y su sonrisa era encantadora. No lloraba mucho ya que casi toda la comunidad de Jackson estaba pendiente de ella. Un bebé en estos tiempos, era toda una novedad y ella, con tan solo tres meses, sabía lo encantadora que era ante los ojos de los demás.

—Serás fuerte como tu madre. —Le dijo Ellie cuando la tomó por primera vez entre sus brazos. —Y espero que no seas una amargada como Joel. Por favor. —Le pidió. La pequeña sólo la miraba entre pequeños bostezos. —¿Y si la nombramos Julieta? —Me preguntó. Yo, cansada asentí apenas. El parto había sido normal y sin complicaciones. El doctor impresionado, felicitó mi cuidado pese a los riesgos que tomé para llegar hasta Wyoming.

—Podrías hablarlo con Joel. —Le dije a Ellie. Joel no había asistido al parto. Pese a que ello me era indiferente, sabía que muy en el fondo, lo esperaba a mi lado recibiendo a nuestra pequeña.

—¿Tiene derecho a ponerle nombre? —Inquirió Ellie. —Joel no ha estado aquí. En su nombre, estoy yo. —Dijo Ellie un tanto molesta. No le quitaba los ojos de encima ha la bebé.

—Es su padre. Después de todo, no quiero desplazarlo en cuanto a la elección del nombre.

Ellie asintió sin decir nada. Formó una sonrisa y se despidió de la bebé. María entró a los segundos después para felicitarme y ver la maravilla que estaba en mi pecho. Ella llevaba tres meses de embarazo. Joel, sin querer iba a ser tío, algo que, por lo que me comentó Tommy, no fue de su agrado.

Julieta fue el nombre que le dimos a nuestro bebé. Ahora, Joel trataba de acercarse a nosotras, pero con cierto sigilo.

La última conversación que habíamos tenido nos alejó más de lo que creí que lo iba a hacer. Teníamos a una niña de catorce años que cuidar, y la mentira que Joel le dijo, comenzaba a pesarme a mí también, pese a que me prometí a mí misma no hacerme cargo de ello. Pero era Ellie, y yo, ya la quería como si fuese parte de mí. Verla sonreír, sentir sus abrazos espontáneos y defenderla de los problemas en los que se metía, me era triste. Joel Miller había logrado alcanzarme con sus llamas y temía que alcanzara a Julieta.

Tomé a mi hija en brazos y caminé hacia la salida de la casa. Joel estaba en el living del hogar que Tommy y María nos habían asignado. Joel al tener la opción de optar por otro hogar, decidió quedarse con nosotras con la excusa de podar cuidarlo. No me negué, era el padre de Julieta después de todo.

—¿A dónde vas? —Me preguntó Joel en cuanto me vio dirigirme hacia la entrada del hogar. Se levantó de su puesto y dejó el arma que tenía, sobre la mesa.

—Acompañaré a Ellie al cine. —Le dije. —Me está esperando allá. —Dije sin darle mayor información.

—¿Te llevarás a Julieta también? —Inquirió. Miré ha la bebé que miraba curioso a su padre.

—¿Así parece, no? —Le respondí. Joel suspiró. —Julieta irá a donde iré yo, a excepción. De ser de otra forma, María y Tommy se quedaran con ella si debo hacer otras cosas. —Le aclaré. Joel se tensó. No esperé más, tomé el pomo de la puerta y salí, dejando al padre de mi hija, sin poder decir nada.

Y es que aún no podía dejar a Joel hacerse cargo de Julieta. De los meses que la niña llevaba entre nosotros, Joel nunca pidió tomarla en brazos, y si la miraba, lo hacía de lejos. Aquella actitud distante me dio a entender que no quería hacer esfuerzo alguno por acercarse a su hija. Pero Julieta, pese a que fuese una bebé en formación, miraba a su padre y se inquietaba lo suficiente como para llorar. No sabía con certeza si detestaba a su padre o quería estar con él. De todas formas, no quería arriesgarme. Joel seguía siendo fuego ante mis ojos.

Llegué hasta el cine, donde más de una persona sonrió y se acercó a saludarme. Hicieron mimos a Julieta y ella se sentía querida por todos. Ellie me hizo una seña a lo lejos para que me acercara a ella.

—Si quieres puedes dejarme a la niña. —Me dijo Tommy. —Ve con Ellie y disfruta de la película.

—Gracia, Tommy. —Sonreí. Le pasé a mi pequeña y él no dudó en besar su frente. —Serás un buen padre.

—Eso espero. —Me dijo. —La verdad es que temo, pero también estoy muy ansioso por su llegada.

—Mientras no seas como Joel. —Musité. Tommy me miró con cierta pena. —Da lo mismo, tú eres su hermano y lo conoces más que yo.

—A sí es. —Me dijo. Miró a la bebé y le sonrió. —¿Te puedo decir algo? —Asentí. Ellie me seguía llamando. Le hice una seña de que iría en un momento. —Joel cambió mucho después de la muerte de Sarah, el brote, todo lo que vivimos juntos y nuestra separación. No justifico lo que hizo contigo. Pero créeme que está haciendo un esfuerzo por acercarse a Julieta.

—Pues, no se nota. —Reí nerviosa.

—Lo está tratando, _______________. No hace mucho me fue a ver, y me comentó que él sabía el daño que podía hacer a Julieta. No es el mismo de hace años, y es entendible. Pero, ____________, es su padre y yo sé que él desea cambiar por la pequeña. Lo hizo por Ellie.

Le miré curiosa. Tommy sonrió. Era evidente que Tommy no sabía que Joel le había mentido a Ellie sobre la cura. No dije nada, solo asentí y agradecí sus palabras. Me dirigí hacia donde se encontraba Ellie y me senté a su lado.

—Pensé que traerías a Julieta. —Me recriminó.

—Tú estás bastante tiempo con ella, Ellie. —Reí. —Tienes que aprender a compartir.

Ellie rio, tomó de mi brazo y apoyó su cabeza en mis hombros.

—Espero que esto sea divertido. La última película fue una mierda. —Dijo.

Durante la película no pude evitar pensar en lo que me había dicho Tommy. Me comencé a cuestionar mi actitud frente al papá de mi hija. ¿Era acaso muy radical con mi decisión de no acercarla a Joel? ¿Tanto temía que le hiciera daño? O era sólo cuestión de despecho por no apoyarme en aquellos momentos en los que yo creí estaría conmigo.

La película terminó y todos aplaudieron; ovación que me sacó de mis cavilaciones. Ellie se quejó por lo bajo.

—Vaya basura. —Dijo y se paró del asiento. —Iré a casa a buscar una chaqueta. Iré a casa de Milán, quedamos en jugar futbol.

—No llegues tarde. —Le dije y me levanté de igual forma, ahora en busca de mi hija. Tommy y María me invitaron a su hogar a compartir un momento. María no dejaba de ver a Julieta y el futuro que le esperaba. La mujer estaba bastante emocionada de poder traer a una pequeña o pequeño al mundo. Ella ya había perdido a un hijo antes del brote, y quería darle lo mejor al ser que portaba en su vientre.

—Jackson será su hogar. —Decía y posó su mano en su vientre. Tommy hizo lo mismo, besando su frente. —Y el tuyo igual, Julieta.

—Eso dalo por hecho. —Le dije. —Me tengo que ir, es tarde y Julieta debe descansar. Y yo igual. —Reí.

Me despedí de la pareja y me dirigí hasta la casa. Abrí la puerta y vi a Joel, en el mismo lugar, ahora con un vaso de wiski que alejó rápidamente cuando me vio entrar. Se puso en pie y se quedó allí, mudo. Observándonos a ambas.

—¿Pasa algo? —Le pregunté.

—No, digo... les hice comida. —Dijo y se rascó tras su nuca. —Ven...

—No era necesario. —Dije, pero él esta vez se atrevió a tomar de mi brazo y a dirigirme hacia la mesa del comedor. Abrí los ojos con sorpresa al ver lo detalladamente ornamentada que estaba. Reí en un acto de nerviosismo.

—Espero te guste. —Dijo nervioso.

—Tiene buena presentación. —Felicité. Me dirigí hasta mi puesto y me senté. Julieta comenzó a moverse, intranquila. —Uhmm, creo que debería ir a dejar a Julieta...

—No. —Dijo Joel rápidamente. El ambiente comenzaba a tornarse extraño. —______________. —Dijo, y se acercó a nosotras. —¿Puedo...?

—¿Quieres tomarla? —Inquirí. Joel no contestó, pero su silencio otorgó. No dije nada, me levanté del asiento y le extendí a la bebé. Esta vez, decidí hacer caso a Tommy y no negarle el cariño de Joel a Julieta. La muerte de Sarah había sido un golpe bajo para él, y creí que en ese momento, Joel podía darle la vida que no le alcanzó a dar a Sarah, a Julieta.

Joel tomó en brazos por primera vez a su hija, después de tres meses pidiéndolo, quizás. Sus ojos comenzaron a brillar, y un llanto inminente se aproximó. Del tiempo que estuve con Joel, éste nunca derramó lágrima alguna. Ni si quiera con la muerte de Tess. Las ultimas, habían sido las que derramó por su hija herida en bala.

—Es hermosa. —Sollozó. —Dios, he sido tan tonto. —Dijo y seguía llorando, atreviéndose a dejar un beso en la frente de Julieta. La niña, como si supiese que era su padre, comenzó a farfullar, estirando su pequeña manito hacia el rostro de Joel.

—Joel, no quiero que Julieta sufra. —Le dije. —No quiero mentiras, ni actitudes que pongan en peligro la integridad de nuestra hija. Lo hiciste con Ellie y la cura... y aunque no quise ser parte de este jueguito, tú me arrastraste a ello.

—Será diferente, ____________. —Dijo Joel, convencido. —Lo prometo. Cometí muchos errores. No era yo quien decidía, _____________. Ese día, cuando mencionaste lo de tu embarazo, volví a sentir el miedo que sentía cuando perdí a Sarah...

—Y lo comprendo. Pero me hiciste daño a mí, _______________. Tú sabes que aun te quiero, pero no arriesgaré a Julieta.

Joel asintió.

—Esperaré el tiempo que sea necesario para recobrar tu confianza. —Suspiró Joel. Meció a su hija y no se separó de ella en todo el momento que estuve yo, degustando la comida que él había hecho. Dejé un poco a Ellie, sabiendo que esa noche volvería. Sin embargo, un Tommy agitado llegó a casa, entrando en ella y mirando furioso a Joel.

—Ellie se ha ido. —Le dijo a Joel. —¿Por qué mierda le has mentido con el tema de la cura?

Miré asustada a Joel.

—Tommy... —Dije, tratando de calmarlo.

—Ellie evadió a los guardias, diciendo que no volvería más, que le has mentido y que la cura siempre había sido ella. —Explicó. Joel sólo enmudeció. — Joel, le has mentido. Tendrás que remediar lo que has hecho con esa pequeña. —Le apuntó con su dedo índice. —¿Quieres ser un buen padre para Julieta? Ve por Ellie y compórtate como tal. Con ello, remediarás todo lo que has hecho en tu vida.

Dicho eso, Tommy se fue de la casa. Pude sentir el pesar de Joel. Julieta comenzó a llorar. Se la quité para poder calmarla.

—Vamos, te ayudaré a buscarla. —Le dije.

El fuego había alcanzado a Ellie. El día, había llegado. 

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