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#2 ONESHOT

Acto 1. Castigo Fortuito.

A finales del septiembre del año 2006, un caso inédito y extraño había surgido en Volterra, Italia. Aro y Caius habían aceptado entre sus líneas de séquitos una alianza que si salía beneficioso como había predicho Marcus con su don, todo se convertiría en un camino de ascenso regular e impredescible de poder, solo debían cultivar con paciencia el fruto de sus planes. ¿Quién era el soberano con el que se aliaron para conseguir sus deseos avariciosos dentro de su mundo vampirico? Ni mas ni menos que Asmodeo, es reconocido como un demonio poderoso relacionado con la lujuria y seducción, aspectos importantes que todo vampiro debe tener tanto para poder alimentarse como para atraer nuevos reclutas al Clan. Ellos habían investigado con tanta pasión y determinación cómo invocarlo, que ofrecerle y cómo sembrarían la unión de ambas fortalezas dentro del mundo vampiricos, maravillando al teniente general del Jefe de sucubos: Naamah, esposa del Ángel de la muerte y Reina de los sucubos.

La alianza comenzó detrás de una petición poco común.

—Interesante una alianza. —masticó con una voz seductora y divertida el demonio con cuernos sobresalientes de su frente, alas de murcielagos resguardadas detrás de su espalda, y de piel oscura casi bermello opaco. Su aspecto ofrecía para los vampiros perfectos una sensación prominente de temor, desagrado, y respeto por el poder que emanaba al estar cruzado de brazos, recistado en una de las paredes de la Sala de juicio del Castillo—Propondré a mi Reina su petición, sólo si logran cumplir una prueba, ésta calificará cuán aptos son de recibir nuestros servicios en vuestro Clan.

—¿Por qué tanta cautela, acaso menosprecias nuestra experiencia antaña en el mundo humano?—preguntó Caius con molestia palpable.

—No me sirve sus experiencias personales, necesitamos pruebas contundentes de que sus miembros serán aptos para aceptar la alianza sin estropear la existencia del sucubo. Nuestras damas aman la compañía, la complacencia y la energía vital para sacar a relucir su maestría seductora y lujuriosa. Si no son complacidas y caen débiles, es porque la tierra no es fertil. ¿Entiende a lo qué me refiero o debo simplificar mi experiencia a su nivel de comprensión?—dice soez Asmodeo, mirándolo fijamente sin rebajarse al vampiro petulante, solo haciendo uso de su voz provocativa y dominante.

Aro se mantenía calmado, serio y pensante. Ansiaba tener está adhesión de conocimiento a sus guardias, no había bajez ni efecto contraproducente que pudiera ver en el caso de que sedieran al jugoso deseo, grande sería su éxtasis si uno de sus miembros fuera compañero de una sucubo, la Alianza se haría una y otra vez al conectar ambos mundos inmortales; la contra del plan sería perder la oportunidad por tener vampiros débiles que no pudiera adoptar la habilidad y enseñanza de los sucubos como parte propia de uno mismo.

—¿De qué se trata la prueba? Cuéntanos los pro y contras de lo nos espera para habilitar la Alianza. —preguntó curioso. Mandando a callar con una mirada a su hermano impaciente y orgulloso.

—Una de nuestras Damas ha sido maldita como ninfómana, consumió la energía vital prohibida de una criatura de un Dios. Es una veterana rebelde y una de nuestras mejores seductoras y lujuriosas, claro; su prueba se validará mediante la estabilidad y cordura de hambre sexual por medio de uno de sus miembros del Clan, la selección será incondicional y natural. —comenta pensativo mientras se acaricia la barbilla con los ojos brillantes— los beneficios: su vampiro hombre o mujer aprenderá de una de las mejores la técnica de seducción y lujuria, también tendrá un vínculo especial que la dama podrá ofrecerle y eso es la ciega fidelidad, sólo si ceden voluntariamente la compañía de nuestra Dama.

—¿Cuál sería el desgaste negativo de esa prueba?—preguntó Caius.

—La anemia de nuestra Dama, repercutirá en vuestro castillo como una onda expansiva de rebelión. Si el seleccionado llegara a resistirse y no aceptarla, los demás irán en contra de vuestras ordenes al sentir las feromonas seductoras y frustradas de nuestra dama hasta lograr complacerla, pero como es una consecuencia a no haber cumplido con la prueba, ella no tendra saciedad y hará que el respeto que cultivaron a base de temor o dones, sea inútil. Hará a toda su guardia sus sirvientes sexuales, podría hasta ser la nueva gobernante pero intervendrá la Reina con algún decreto para que esto no suceda, pero en caso de llegar a ocurrir... Probablemente solo quedarían en el limbo del placer, sin capacidad para gobernar ni ordenar. —respondió como si aquello no fuera ninguna abominación para él, pero los tres Reyes quedaron tiesos al escucharlo.

—¿Y cómo se supone que la mantendremos a raya si es así de poderosa?—gruñó Caius, golpeando el reposa brazos del trono.

—Astucia. El seleccionado es su victoria como su perdición, si no colabora pueden sufrir pero si colabora, será la cordura que buscamos que tenga nuestra dama. ¿Creéis ser capaces de ser astutos para conseguir completar esta prueba? —pregunta Asmodeo, divertido al verlos perder los estribos.

Aro enseguida pensó que podía obligar al seleccionado para que no se redimiera o fuera en contra de la influencia de la Dama.

—¿Hay probabilidad de que nuestra raza pueda quedar sin energía vital?—pregunta preocupado.

—No. Vosotros como bebedores de sangre a diario arrebatan la vitalidad de humanos, se quedarían sin su inmortal vitalidad solo si no consumieran de sangre. Es decir, si dejan de cazar, perecen en el limbo—aclara el demonio.— Sus ojos rojos son su vitalidad inmortal, el ejemplo claro de perecer sería su rival pacífico, los ojos dorados, quiénes se alimentan de sangre animal no resistirán ni dos horas de tener la compañía de nuestra Dama, ya que inconsciente y conscientemente nos alimentamos de su energía vital.

Al escuchar aquello, dos de los reyes sonrieron con malicia. Encontrando la destrucción absoluta de los Cullen, pero eso solo lo obtendrían si conseguían aprobar, lo cual estaba por verse.

—¿Dónde se firma?—pregunta Marcus curioso, sabía que de todos los vampiros, ahora tomaría una gran misión y esa sería ver la conexión de hilos de las Damas hacia su propia raza. Estaría mintiendo si dijera que no era interesante ese desafío.

—Oh, cierto. Casi olvidaba que para hacerlo legal debía firmarse —bromea nervioso Asmodeo. Hizo aparecer un pergamino largo que tenía letras pequeñas, por la aguda visual pudieron notar la consigna trampa: En el caso de asesinato o intento de asesinato a una dama, su veredicto final será la extinción.— Empapen sus dedos indice y pulgar en la tinta, impregnen sus huellas en la línea para finalmente pronunciar el juramento de firma diciendo así: Su nombre completo, especie y Clan, "firmo y acepto el desafío voluntariamente"

La tinta era roja, viscosa y cuando cada uno empapó su dedo en ella, la impregnación en el papel tenía un grosor de 0,5mm como si tuviera relieve. La sensación al firmar a los tres les dio un escalofrío, como si se llevaran un poco de energía vital entre la misma acción.

—Yo Aro, Vampiro y Líder del Clan Vulturi—pronunció primero, con determinación— Firmo y acepto el desafío voluntariamente.

—Caius, Vampiro y segundo Líder del Clan Vulturi —recitó fríamente el juramento— Firmo y acepto el desafío voluntariamente.

Y finalmente, llegó el turno del tercero.

—Soy Marcus, un vampiro y el tercer líder Vulturi —dijo despreocupado— Firmo y acepto el desafío voluntariamente.

Una vez dicho eso. El pergamino brilló y desapareció como humo frente a sus narices. Dejandolos extrañados.

—¿Y eso?

—Ya fue enviado a la Reina Naamah.

—Vaya, que rápido.

Asmodeo sonríe irónico. Personalmente odiaba esta parte, porque no podía ni manipular el papel firmado para su antojo, la Reina era tan astuta que nisiquiera podía hacerse con el poder.

—Bien. Es hora que la conozcan —cambia su sonrisa irónica a un rostro serio. Debía ser firme ante la orden que decretaría para la Dama o sino, todo podría desencadenar su descenso de puesto— Elana Hellebore, ven a mí y no te resistas.

Detrás de una hambruna oscura que aparece tras aquel llamado imponente y severo, va saliendo como una diva sensual una mujer de cabello negro sedoso y ondulado con un brillo seductor que demuestra en todo lo alto su presencia dominante; sus ojos eran rojizos de mirada despreocupada, arrodillandose frente a Asmodeo, la dama era bastante alta casi unos ciento ochenta metros con la piel palida y suave, con un pequeño halo resplandeciendo mágicamente una sobrenatural aura. Aura ganada tras su última víctima de quién consumió toda su energía y alma, extinguiéndola.

—¿Qué desea, Teniente?

—Tu castigo será impuesto en este momento, tienes prohibido evitarlo.

La sucubo aprieta los labios y se abstiene a responderle de mala manera.

—¿Cuál es mi castigo, Teniente?

Asmodeo levanta la mirada hacia los Vulturi, y pide:

—Traed a sus mejores reclutas.

Caius resopló, Marcus suspiró y Aro acepto la petición, nombrando a sus preferidos de la guardia.

—Jane, Alec, Demetri, Félix y Heidi, pasen a al Salón inmediatamente.

Los mencionados estaban esperando la orden de su líder, por ende, no demoraron mucho en aparecer. Solo bastaron dos segundos para posicionarse en una hilera casi cercana a la pared izquierda del lado del líder rubio. Todos los vampiros mencionados no entendían porqué debían ser presentados como presas ante las visitas, pero fue la mas baja de entre todos quién se empezó a sentir molesta, un aroma especial la hacía sentir sed, pero no era una sed de sangre, esto la hizo sentir incómoda inmediatamente. Alec la miró preocupado de reojo, como hermano la salud de su hermana era su prioridad.

—Perfecto. Dos mujeres y tres hombres, es buena su estratégia prioritaria. —opinó Asmodeo sonriente, e inmediatamente apuntó con su dedo a ese grupo— Entre esos está tu objetivo, tu misión es clara: Serás la responsable de enseñarle los conocimientos de seducción y lujuria a quién te interese más de entre los nombrados, elige sin demora pero sin presión, estarás con el o ella, tres meses.

—¿En tres meses debo cumplir mi castigo?—preguntó la sucubo relamiéndose los labios con sus ojos rojizos, siguiendo con la mirada el lugar apuntado.

Elana Hellebore con su figura de imponente presencia, con una piel oscura rojiza que resalta su naturaleza demoníaca. Lleva una blusa de seda burdeos con detalles de encaje en los hombros, una falda larga y transparente que revela una tanga sensual de color rojo. Sus botines de tacón alto y cuero negro con hebillas plateadas completan su atuendo. Un collar de ónix adorna su cuello, acompañado de pulseras finas de plata y pendientes largos. Su maquillaje oscuro realza sus ojos hipnóticos y sus labios de un profundo tono ciruela. En su frente, un tatuaje blanco representa la sangre maldita de Seraphina Faelan, el Hada inmortal imperial de la que consumió su alma y energía vital total.

Las runas Thurisaz, Berkana y Uruz están tatuadas visiblemente en su antebrazo derecho, clavícula izquierda y costado derecho respectivamente, simbolizando protección, defensa, protección emocional y curación inmediata. Una cola alargada con una punta en forma de corazón, se mueve con gracia, enfatizando su naturaleza seductora. Observa a las dos mujeres y tres hombres parados frente a ella, callados y mirándola confundidos. Con una sonrisa seductora, percibe la mirada de desagrado de una rubia pequeña de ojos rubíes, Jane Vulturi, cuya estatura baja la hace destacar aún más entre los demás. Elana se muerde el labio y se acerca a fingir una inspección en cada uno de los que la observan.

Su parte sucubo le permitía obtener información inmediata com solo mirar a su siguiente víctima u oponente.

Primero, se aproxima a Alec, un joven de cabello oscuro y ojos fríos, olfateándolo y acariciando su rostro con descaro. Luego, se desplaza hacia Demetri, alto y musculoso, con una presencia imponente y penetrantes ojos marrones, rozando sus hombros y pecho sin vergüenza. Continuando su recorrido, se acerca a Felix, el más robusto de todos, con una mirada feroz y cabello corto, acariciando su brazo con lujuria. Finalmente, pasa por Heidi, una mujer de gran belleza y cabello castaño, observándola de cerca antes de detenerse frente a Jane.

Con petulancia, Elana toca a Jane y, sin permiso, la besa en los labios. Luego, se vuelve hacia quien responde a Asmodeo, diciendo con astucia:

—Me temo que solo uno de ustedes tiene el potencial para aprender realmente mis artes. Elijo a la rubia pequeña con los ojos de rubí; su desagrado solo hace que sea más interesante.

Jane reacciona con una mezcla de sorpresa y furia. Sus ojos rubíes brillan intensamente y su cuerpo se tensa, pero se contiene, consciente de la presencia de los líderes y la importancia del plan que han ideado. Aunque su disgusto es evidente, Jane no hace ningún movimiento agresivo inmediato, sabiendo que esto seguramente sea parte de un juego mayor.

Alec, observando la escena, frunce el ceño con preocupación y tensión en sus ojos, pero se mantiene en su lugar, sin intervenir. Demetri, con su habitual mirada calculadora, sigue la interacción con interés, evaluando cada movimiento de Elana y la reacción de Jane. Felix, el más robusto de los tres, muestra una expresión de desagrado, sus puños se cierran instintivamente, pero al igual que los otros, se mantiene en su lugar.

Heidi, sorprendida por la audacia de Elana, sonríe ligeramente, encontrando la situación intrigante y reconociendo la valentía y la destreza manipuladora de la súcubo. La tensión en la sala es palpable, pero ninguno de los presentes se atreve a actuar en contra de la voluntad de los líderes, Aro, Caius y Marcus, quienes observan sin oponerse, conscientes de que esto es solo un paso en su plan hacia la alianza.

—Perfecto. Cumple con tu castigo, y vendré a verificar el resultado al final del tercer mes. Sabré si terminaste escapandote de esto —advierte Asmodeo.

—Bien.

—¿Y ahora qué? —pregunta impaciente Caius, al ver como todo iba encaminado.

Asmodeo mira al rubio cada vez con menos paciencia pero sin mostrarlo.

—Ella acompañará en todo momento a su alumna, no estorbará en su rutina, ni se involucrará. Sus asuntos no nos interesa, pero eso si, nos alimentamos de humanos así que, en ese momento ella lo hará también. Espero disfruten de esta corta estadía y la sepan aprovechar, claro cumpliendo con nuestro trato —opina despreocupado Asmodeo.

—No soy una maldita perra. —gruñe molesta Elana.

—Pues, ahora fíjate que lo serás, estás castigada. Reflexiona ante tu delito y tal vez considere hablarte como un igual —ironiza Asmodeo, creando una grieta en el suelo, esta se abre y lo absorbe a él.

—Esto es incómodo. Pero espero sea un placer, convivir en este mundano lugar.

Aro sonríe y aplaude.

—Soy el primer líder, mi nombre es Aro. Espero goces una estadía dichosa con mi predilecta Jane. —se presenta cordialmente.

Jane miraba con ganas de preguntar y conseguir respuestas a sus líderes. Molesta y ardiendo en angustia.

—Sentir tu angustia no es placentero Jane, habla si es lo que quieres hacer —claudicó Caius impaciente.

—Gracias Amo Caius, no estoy comprendiendo sus decisiones. ¿Por qué necesito de este conocimiento y convivencia cercana? —pregunta con sumo respeto la rubia, arrodillando frente a sus reyes, sumisa.

—Es curioso que seas quién lo pregunte. —opina Marcus con una mirada irónica.

—¿Qué? ¿Porqué lo dice, Amo Marcus?

—El hilo rojo que las une, aclara completamente tu actitud reacia de aceptarla como parte de íntima rutina que tienes —opina Marcus.

Aro inmediatamente toma la mano de su hermano y abre la boca extasiado, feliz y encantado. Para luego mirar hacia ambas mujeres, se levanta hasta llegar a Jane, haciéndola levantarse de la postura de sumisión, llevandola frente a la sucubo.

—Querida Elana, veo que has hecho tu elección con una perspicacia que solo una verdadera maestra de las artes podría tener. Jane es, sin duda, una prodigio en nuestro clan. He consultado con Marcus, y me ha mostrado algo realmente fascinante.

Aro hace una pausa dramática, mirando a Jane con afecto y luego a Elana con aprobación:

—Elana, no solo acepto tu elección, sino que la celebro. Con el don de Marcus, he confirmado que tú eres la compañera destinada para Jane. Es un enlace que solo puede fortalecer nuestras alianzas y elevar nuestras capacidades a nuevas alturas.

Aro coloca una mano en el hombro de Jane, mirándola con una mezcla de orgullo y seriedad:

—Jane, confío en que aprovecharás esta oportunidad para aprender y crecer. Con la bendición de nuestros líderes y mi aprobación personal, te entrego a Elana, para que juntas puedan alcanzar la grandeza que ambos clanes merecen.

Aro extiende su mano hacia Elana para sellar el acuerdo

—Que este enlace sea fructífero y beneficioso para todos nosotros. Tienes mi personal bendición, Elana.

Jane, al escuchar las palabras de Aro y sentir el peso de su bendición, experimenta una mezcla de emociones. Su sorpresa inicial se convierte en una fría aceptación, aunque su desagrado sigue siendo palpable. Su rostro muestra una expresión contenida de resistencia, y sus ojos rubíes parpadean con una mezcla de furia y resignación.

A pesar de su disgusto, Jane sabe que desafiar la decisión de Aro podría tener consecuencias graves. Su cuerpo se relaja visiblemente en un intento de mantener la compostura, aunque sus labios se aprietan en una línea firme. A regañadientes, acepta la mano de Elara con un gesto de formalidad y respeto, aunque su mirada no oculta completamente su incomodidad.

Internamente, Jane se siente atrapada entre su furia y la realidad de su situación. Mientras mantiene su postura de dignidad, no puede evitar sentir un creciente desdén hacia la súcubo que la ha elegido como su objetivo. Esta situación la obliga a prepararse para enfrentar lo que venga, sabiendo que sus emociones y lealtades están en juego.

Mientras que Elana con una sonrisa seductora, aceptando la mano de Aro y mirando a Jane con una mezcla de desafío y admiración.

—Gracias, Aro, por tu generosa bendición. Estoy encantada de ser elegida para guiar a Jane en el arte de la seducción y el poder. Tu confianza en mí solo fortalece mi determinación de cumplir con esta misión.

Suelta la mano de Aro y se vuelve hacia Jane, manteniendo su mirada fija en la suya.

—Jane, sé que no es fácil aceptar este nuevo papel. Pero estoy segura de que juntos lograremos grandes cosas. Tu fortaleza y mi experiencia son una combinación imparable. Estoy ansiosa por descubrir lo que podemos lograr.—decretó con un toque de desafío en su voz.

Jane solo la mira. Incapaz de responder.

—Espero que estés lista para lo que se avecina. Estoy aquí para enseñarte, pero también para desafiarte. El camino hacia el poder no es fácil, pero estoy segura de que disfrutarás cada paso.

Elara finaliza con una inclinación de cabeza respetuosa hacia Jane y una sonrisa astuta hacia Aro.

—Que comience esta colaboración.

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Acto 2: Gusto culposo.


Aro había dado carta blanca, por lo que ambas se habían marchado a tener una charla privada; aunque fue Alec quién más nervioso se encontraba al verla lejos a su hermana con esa desconocida, pero no había hecho ningún movimientos para evitarlo por la gran lealtad a sus líderes, esto no irradiaba buenas intenciones. Con algo muy oscuro sus líderes se estaban involucrando y que su hermana sea la primer víctima, era un hecho que lo mantenía encerrado y enjaulado como un león queriendo matar a la amenaza.

           La luna llena ilumina tenuemente el aposento medieval perteneciente a Jane, en el ala norte del castillo Vulturi. La noche es joven, y el aire fresco se cuela por las ventanas entreabiertas. Elana Hellebore, con su porte elegante y aura imponente, se encuentra en pie en el centro de la habitación, observando cada detalle con una mezcla de curiosidad y desdén. Jane Vulturi, con su apariencia fría y mirada penetrante, la observa desde la sombra, evaluando cada movimiento de la súcubo.

Impaciente y molesta, Jane decide empezar con la charla lo más antes posible, quería sentirse libre pero con la presencia de esa dama no podía sentirse en libertad sino a la defensiva.

—¿Qué conocimientos tan valiosos puedes enseñarme, Elana? He vivido siglos y he visto más de lo que podrías imaginar. No necesito a nadie que me enseñe a seducir o manipular. —pregunta Jane con voz calmada pero cargada de desconfianza.

—Jane, querida, el arte de la seducción y la lujuria no es solo sobre manipulación. Es sobre control, sobre comprender las más profundas necesidades y deseos del otro, y usarlos a tu favor sin que se den cuenta. Es un poder que va más allá de lo físico. —Elana contesta con una sonrisa serena y confiada, sus ojos rojos brillan a la luz de la luna, pero mientras habla, sus ojos rojos comienzan a cambiar a un dorado intenso, reflejando su poder y conocimiento ancestral.

—Y dime, Elana, ¿Porqué debería confiar en ti? ¿qué te hace pensar que eres más sabia en estos temas que yo? —pregunta Jane con el ceño fruncido, sintiéndose desafiada e intrigada.

—No te pido que confíes en mí ciegamente, Jane. —dice Elana avanzando un paso tras otro, con su cola o dulando suavemente detrás de ella, sus tatuajes brillan sutilmente ante la luz de la luna. Mirandola con aquellos ojos dorados puestos fijamente en ella con una seductora y poderosa mirada— Pido que me des la oportunidad de mostrarte. Mi conocimiento viene de siglos de experiencia, y mis habilidades están más allá de lo que los simples mortales o incluso muchos inmortales podrían comprender.

—Si tus habilidades son tan excepcionales, ¿cómo es que eres inmune a mi don? Ningún ser ha resistido mi poder. —dice Jane cruzandose de brazos, sus ojos escudriñando a Elana en desconfianza.

—Mis protecciones son antiguas y poderosas, Jane. Las runas en mi piel no solo me protegen de daño físico, sino también de influencias mentales. He recorrido un camino largo y oscuro para obtener estas defensas. Pero esto no se trata de desafiarte, sino de ayudarte a alcanzar un nuevo nivel de poder. —le contesta sonriente, alzando una ceja entorno a Jane. Mientras su cola ondula demostrando su interés y diversión como sucubo.

—Si es así, demostrarás tu valor aquí y ahora. No confío en que estés en mis aposentos, pero quizás una demostración me haga cambiar de opinión. —la rubia de ojos rubies, con una expresión desafiante la escucha con un destello de curiosidad embriagando poco a poco sus ojos.

—Con gusto. Pero recuerda, Jane, este es solo el comienzo. Si decides seguir adelante, lo que aprenderás no solo cambiará cómo ves a los demás, sino también cómo te ves a ti misma. —la sucubo asiente, optando por mantener una distancia respetuosa de un brazo extendido de distancia.

El silencio es rey por un momento. Hasta que Jane logra digerir lo dicho, consintiendo ligeramente la idea.

—Veremos si tus palabras tienen algún peso. Pero te advierto, no me impresionarás fácilmente.

—¡Eso es lo que hace esto aún mas emocionada! —dice extasiada y sonriente la mujer de cabellos negros, ondulantes sin viento cercano. Sus ojos brillando con una mezcla de desafío y promesa, promesa de conseguirlo y consumirla a ella.

Elana comienza a moverse suavemente, su aura se transforma, emanando un poder místico y seductor. La atmósfera en la habitación cambia, impregnada de una energía cargada de lujuria y encanto. Las runas en su piel brillan sutilmente, y una neblina dorada, casi imperceptible, la rodea, dándole un aire etéreo y poderoso.

—El verdadero arte de la seducción es hacer que el otro desee lo que ofreces, sin siquiera darse cuenta. Es entender sus miedos, sus deseos más ocultos y usarlo todo a tu favor —Elana vuelve a hablar con una voz seductora y melódica, mientras se acerca más a Jane, casi rozándola, con los ojos empezando a dilatarse ante la cercanía.

Jane intenta mantenerse firme, pero la cercanía de Elana y su energía la hacen sentir vulnerable. Por primera vez, duda de su capacidad para mantener el control sin su don.

—Eso... Eso no me impresiona. ¿cómo puedo saber que no es solo una fachada?—opina con voz temblorosa, tratan de mantener la compostura.

Déjame mostrarte —su voz suena mas aterciopelada que antes, seductora mientras que sus ojos se vuelven más hipnotizantes brillando con intensidad, como si la voz expusiera una necesidad nunca antes deseada.

Elana levanta una mano lentamente, sus dedos casi rozando la mejilla de Jane. La vampira, nerviosa y consciente de su propia inexperiencia en estos terrenos, instintivamente detiene la mano de Elana con una fuerza inusitada, su expresión mostrando una mezcla de nerviosismo y desafío.

—Detente. No necesito tus trucos. —sisea con voz tensa, apretando con fuerza la mano de Elana.

Jane, querida, no son trucos. Es simplemente entender y manipular las emociones. Y parece que he tocado una fibra sensible, ¿no es así? —comenta con una sonrisa satisfecha de haber descubierto la vulnerabilidad de Jane, sus ojos brillando con una mezcla de poder y lujuria.

Elana amaba consumir las energía de almas inocentes y vulnerables como esta vampira de actitud sádica. Sus ojos rubíes exponían el sadismo y lo confirmó al verlos brillar, queriendo imponerle dolor.

«Mi estadía no será aburrida. Ni siquiera lo siento como un castigo, me han dado en bandeja de plata la vulnerabilidad que consumo con tanta dicha, de solo saber que es inmortal me hace sentir excitada, no hace falta descansos sosos... ¡todo es apetitoso»piensa fantaseando, aprovechando el silencio en la rubia.

Jane siente la verdad en las palabras de Elana. Ha dependido de su don durante tanto tiempo que la idea de no poder usarlo la deja expuesta y vulnerable. No quiere admitirlo, pero sabe que esa dama ha encontrado su punto débil.

«Mierda, esto no puede ir más de mal en peor.» se quejó mentalmente.

—No es una debilidad, Jane. Es una oportunidad. Aprende a controlar esto, y serás verdaderamente invencible. —Elana interviene con voz suave pero cargada de poder, su aura mística rodeandola y amplificando su presencia. Añorando tenerla en la cama, y llevarla al placer.

Jane, aún sosteniendo la mano de Elana, se da cuenta de que su inexperiencia en este campo la ha dejado cohibida. No quiere admitirlo, pero sabe que necesita aprender lo que Elana puede enseñarle.

—Está bien. Enseñame. —cede con voz apenas audible, soltando lentamente la mano Elana.

—Excelente, Jane. Este es solo el comienzo. Juntas, alcanzaremos un poder que ni siquiera puedes imaginar —Elana sonríe, satisfecha, sus ojos dorados brillando con un destello de triunfo y determinación.

La atmósfera en la habitación se calma un poco, pero la tensión latente sigue ahí, mientras Elana y Jane se preparan para comenzar la lección que cambiará sus vidas para siempre.

Siendo así, como lograron avanzar aún con reticente actitud de Jane.

Media jornada en 3 meses de aprendizaje, Elana la sucubo dio paso al conocimiento del arte de la seducción y lujuria a su aprendiz rubia, estas contaban de 3 lecciones.

🔥La Primera Lección era: La Mirada

El salón del ala norte, está decorado con velas, sus llamas titilantes creando sombras danzantes en las paredes. Jane se sienta frente a Elana, sus ojos dorados clavados en los de la vampira. Elana empieza a utilizar la mirada para expresar deseo y control sin palabras.

La mirada, Jane, es el primer paso. Aprende a hablar con tus ojos sin decir una palabra —dice la mujer de piel rojiza, y ojos dorados, con una voz suave y seductora.

Jane intenta replicar la acción, su mirada se suaviza y se llena de intención, aunque aun hay inseguridad en ella y pregunta:

—Así... ¿es correcto?

—Vas bien. Recuerda, la confianza es clave. Deja que tus ojos hablen por ti. —contesta sonriendo Elana, asintiendo.

🔥Segunda Lección: El Arte del Toque.

Elana y Jane están en la biblioteca, un lugar inusualmente íntimo bajo la tenue luz de la tarde. Elana toma la mano de Jane, guiándola a lo largo de su propio brazo, enseñándole a usar el toque como un arma de seducción.

—Un toque puede decir más que mil palabras. Suave, lento, deja que tu intención fluya a través de tus dedos. —Elana empieza a explicar la lección, con una voz similar a un murmullo cálido.

Jane traga saliva y se estremece al sentir una corriente electrica al tocar la piel de Elana, el cuál posee rasguños con relieve y los tatuajes extraños brillando en su antebrazo. Sus ojos rubíes brillan con una emoción nueva.

—Lo siento, es... diferente.

—Es natural. Deja que fluya, Jane. Aprenderás a dominarlo. —comenta con una divertida mirada, mientras se relaje los labios hambrienta. Aunque trata de ofrecer una sonrisa tranquilizadora a la rubia aprendiz.

🔥Tercera Lección: La Danza de la Lujuria.

En una noche oscura, bajo el cielo estrellado, Elana y Jane se encuentran en un jardín secreto del castillo. La música suave llena el aire mientras la sucubo guía a Jane en una danza lenta y sensual. Vistiendo su larga falda de seda transparente con su tanga de una pieza al igual que el escote realzando sus senos, mostrando mas símbolos raros, dejando su cuerpo mas sensual.

Elana se mueve fluidamente con el cuerpo hablando el lenguaje de la lujuria acompañado de su cola de punta corazón invertido, ondulando lento.

—Sigue mi ritmo, Jane. Siente la música, deja que te envuelva.

Jane intenta imitar los movimientos de cadera de la dama, pero percibe una extraña sensación de estado líquido mojar zonas que antes no tenía necesidad de tomar en cuenta. Sintiéndose abrumada, excitada por la cercanía y la conexión entre ellas.
 
—Es... tan íntimo.

—Exactamente. La intimidad es poder, Jane. —dice la sucubo sonriente, acercándose aún mas, tomando la pequeña cintura de la rubia y curvando su espalda al ser más alta que ella, con el rostro bajo con la intención de por fin rozar sus labios solo un poco a los de Jane.

Sin embargo, Jane la detuvo nerviosa. Y se alejó inmediatamente de Elana, por suerte esa vez no avanzó a mas por la intervención de su hermano Alec.

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EL GUSTO CULPOSO

Durante una noche en la habitación de Jane, la tensión entre ambas es palpable. Elana se acerca, y en un momento de vulnerabilidad y deseo, Jane la besa, sintiendo una mezcla de culpa y placer.

—Lo siento, no debería... —se excusa la rubia con voz temblorosa después del beso, sus ojos reflejan confusión y deseo.

—No te disculpes por lo que sientes, Jane. Es natural dejarse llevar. —la sucubo se muestra extasiada, mordiendose el labio inferior con una expresión de mueca frustrada pero lo cambia a una suave sonrisa.— Hasta yo quiero consumar nuestro lazo ~

Siendo así como ambas siguen el transcurso de la noche, Jane en dirección a alimentarse por una sed que no sabe saciar ni entender.

[...]

Jane, sola en su aposento, contempla su reflejo en un espejo antiguo. Sus ojos rojos muestran el tumulto interno. Se siente expuesta, vulnerable. Por primera vez, ha bajado su guardia, y el lazo que la une a Elana la hace sentir culpable.

«¿Cómo he podido dejarme llevar así? Esto... esto no es correcto.»Pensando en silencio, mientras su mente era un torbellino de emociones.

La culpa se mezcla con el deseo, creando un conflicto interno que Jane no sabe cómo manejar. Se da cuenta de que ha bajado la guardia, y la conexión con Elana es más fuerte de lo que había anticipado.

«Debo mantenerme fuerte, pero... no puedo negar lo que siento.»Mirándose en el espejo, sus ojos llenos de resolución y miedo.

Finalmente, en la siguiente noche serena, Jane enfrenta a Elana. Sus ojos rubíes muestran una mezcla de determinación y vulnerabilidad.

—Elana, he aprendido más de lo que jamás imaginé. Pero... me siento vulnerable. Solo eres... Un gusto culposo. Y eso me aterra.—declara con voz firme, pero cargada de resiliencia.

La sucubo casi gime de dicha, en palabras escondidas con su actitud despectiva le había declarado su amor. Si tan solo hubiera sido en la cama. Y no en el patio nocturno del castillo.
 
—Jane, el amor y la vulnerabilidad son parte del poder que buscabas. No es debilidad, es fuerza. Acepta lo que sientes, y serás invencible. —comenta la sucubo con una falda corta roja saten con accesorios que censuran sus pezones pero dejan en total libertad sus senos con cada movimiento lento de la dicha acumulada que siente. Demostrandole una mirada comprensiva pero que irradia un calor incandescente en esos ojos dorados.

Sus ojos rojizos se volvieron dorados desde que aceptó la unión de pareja que mantenía con la vampira rubia.

—No seas tan petulante. Recuerda que a ojos de los demás solo eres un gusto culposo... —dice Jane, aún luchando con su conflicto interno, da un paso hacia Elana, reconociendo que su verdadero poder viene de aceptar todas las partes de sí misma, incluso las que la hacen sentir vulnerable.

«Yo sé que estas enamorada de mi, descuida cariño» piensa dentro de la mente de Jane, una vez que se lanza a besarla completamente hambrienta.

Siendo así, como su lazo de compañeros siempre sería demostrado como un extraño romance dramático.

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❏  Personaje Jane Vulturi con Faceclaim Megan Fox actriz para representar a Elana Hellebore.
Una historia romántica dramática.

Objetivo concebido.

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