🖤Shota Aizawa🖤
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Pᴀʀᴇᴊᴀ: Aɪᴢᴀᴡᴀ x Sᴏᴘʜɪᴇ
Tɪᴘᴏ: Aɪᴢᴀᴡᴀ sɪᴇɴᴅᴏ ᴛɪᴇʀɴᴏ ᴜɴᴀ ᴠᴇᴢ ᴇɴ sᴜ ᴠɪᴅᴀ
Exᴛᴇɴsɪᴏɴ: Mᴇᴅɪᴀɴᴀ
Tɪᴛᴜʟᴏ: Nᴏ Tᴇ Dᴇᴊᴀʀᴇ Cᴀᴇʀ
Pᴀʀᴀ: SophieHatakeUwU
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En plena cita con su novio, su teléfono sonaba.
Algo desesperada la castaña tomo la llamada. Odiaba que la interrumpieran cuando estaba con el azabache, pues por el trabajo de ambos, solo se veían entremedio de clases y bueno... No era muy cómodo para ninguno de los dos saludarse o besarse enfrente de toda la preparatoria.
De pronto, Aizawa vio como dejaba caer su teléfono en la mesa. La castaña lo volvió a tomar rápidamente, se alejó de su novio dejándolo preocupado.
Y cuando volvió, él pudo distinguir cómo los ojos que tanto amaba de ella se habían cristalizado.
No pudo hacer más que abrazarla por impulso.
No le gustaba ni un poquito verla triste, era su novia después de todo, y verla casi a punto de llorar... No era algo que le gustara.
Tomó la mano de la chica y sin esperar más, la llevó a su departamento.
Ambos entraron al no muy desordenado lugar en el que vivía Sophie.
Aizawa aprovechó que estaban solos para abrazarla por más tiempo. Y en cuanto ella sintió los brazos del hombre sobre ella, se echó a llorar.
Le dolía en el alma todo. Sin decir nada, Aizawa se sentó en el sillón para después ponerla a ella sobre sus piernas.
Soohie seguía llorando como vil Magdalena, mientras que el azabache sólo podía abrazarla en un intento de consolar aquellas lágrimas que bajaban por sus mejillas.
—Dime, ¿qué pasó? —Preguntó temiendo lo peor.
—Mi... Mi madre... Está... Ella está en el hospital... —Respondió con algo de dificultad.
Aizawa solo la abrazó más fuerte.
Sabía que su novia estaba algo sensible esos días... Y esa noticia, vaya que la había tomado por sorpresa.
No se atrevía a decir nada más, pues sentía que en cualquier segundo iba a dañarla más, y eso es lo menos que quería.
Se quedaron así, abrazados. Aizawa pensaba en una solución y que decir para que Sophie no se sintiera tan mal. Mientras que ella solo se dedicaba a abrazarse cada vez más fuerte a su novio con la esperanza de que eso le sanara un poco la herida.
—Sophie... —Llamó el hombre acariciando la espalda de la mujer que lo acompañaba.
En vista de que ella no levantaba su mirada, la obligó a verlo tirando de su mentón.
Como pudo secó las lágrimas de sus mejillas, y aunque me costara demostrar su amor con actos físicos, atinó a besar los labios de la mujer.
Aún si llevaban casi un año siendo pareja, las muestras de afecto seguían poniéndolos nerviosos. No eran expertos besadores ni mucho menos, hacían lo que podían para entregarse uno al otro con ese simple y sencillo detalle.
Por un momento, las preocupaciones de la castaña desaparecieron.
Se sentía segura entre los brazos de Aizawa, de alguna manera, siempre sabía que hacer o decir para mantenerla tranquila.
[...]
Sophie tomaba la mano de su madre que estaba recostada en la camilla.
No lo iba a negar, tenía miedo y mucho de que algo fuera a pasar.
Estaba cuidando de ella, eran cerca de las cuatro y treinta de la madrugada, no había comido nada desde la tarde y se estaba muriendo de frío.
Decidió bajar unos momentos a ver si un café la hacía sentir mejor.
De pronto, sintió como alguien tomaba su cintura.
El miedo la invadió y golpeó fuertemente con su codo.
Volteó para ver de quien se trataba y, vaya sorpresa... Aizawa Shota estaba ahí, tocándose el pecho por el dolor.
—Lo siento, Lo siento, Lo siento, Lo siento, Lo siento—Se disculpó repetidas veces, pero eso no le quitaba la pena de lo que había hecho.
—Recuerdame no volver a abrazarte así—Dijo Aizawa incorporándose. —En fin, yo vine a traerte esto—Extendió una bandeja con café y la manta azul de Sophie.
—Me asusta que sepas exactamente que venía por un café—Tomó alegremente las dos bebidas y le extendió el suyo a su novio para después cubrirse con el trozo de tela azul.
Aizawa quiso abrazarla. Sabía de sobra que estaba pasando un mal momento, así que no dijo nada más, sólo la abrazó. Sophie correspondió de inmediato. Siempre estaba ahí, y eso se lo agradecía, probablemente en ese momento estuviera deprimida de no ser por él.
[...]
Y
a habían pasado unos meses desde que la madre de Sophie había sido internada en el hospital.
La mujer se turnaba con su hermano menor para poder salir del horrible y tétrico lugar.
Sus ojos habían sido adornados por unas ojeras que a la vista de ella se veían pésimas, pero para el azabache que tanto la quería, se le veían geniales.
De pronto empezó a ganar peso, pues no tenían tiempo entre su trabajo y su madre para ejercitarse. Igual que las ojeras, eso a Aizawa no le importaba. Se veía genial para él estuviera como estuviera.
Y, cuando pensó que las horribles inseguridades en ella habían desaparecido para no volver jamás... Lo hicieron. Volvieron a ella atacándola como si la quisieran matar.
Cada vez se sentía peor consigo misma. Lloraba noche tras noche, todo el estrés, inseguridades y demás la comían viva.
Quería gritar, pero no quería que la vieran débil.
De esas noches de llanto solo sabía Aizawa.
Muchas veces lo había llamado en las madrugadas para que me ayudara, y él lo hacía.
No podía más, se sentía insignificante. Necesitaba un apoyo.
Volvió a sentir las manos sobre su cintura, está vez no reaccionó mal, al contrario, volvió a llorar.
Se acurrucó entre los brazos de su novio sintiéndose segura entre ellos.
La consoló como pudo con mimos y cariños, pero Sophie ya estaba demasiado cansada.
—Ya, suelta todo lo que quieras, No Te Dejaré Caer —Esas simples palabras tranqulizaron de alguna manera el pobre, estresado y destrozado corazón de la castaña.
Solo él tenía ese poder sobre ella.
[...]
Meses más tarde, Sophie presenció lo mejor que le pudo haber pasado en casi un año.
Su madre se había recuperado, la habían dado de alta.
Cuando pudo, se lanzó a los brazos de su novio completamente feliz.
Emocionada por volver a tener su vida normal.
Ambos, ya recostados en la cama, se dieron todo el cariño que les había hecho falta en todo el tiempo que Sophie estuvo encerrada en el tétrico lugar.
Aizawa se levantó y tomó la mano de la mujer. Era ahora o nunca.
—Cierra los ojos, por favor—Pidió.
Ella obedeció. Y en cuanto estuvo seguro de que ella ya no veía nada, sacó, literalmente de debajo de la manga una pequeña caja aterciopelada negra.
—Puedes abrirlos—Dijo el azabache. —Mira, sé que sólo nos hemos llevado como pareja dos años. Pero, no me hacen falta más pruebas, quiero que pases el resto de tu vida conmigo. Te he visto llorar, reír, ser feliz, y, si hay algo que quiero, es verte sonreír todas las mañanas día tras día mientras nos preparamos para ir a dar clases—Mientras hablaba, el hombre bajaba lentamente hasta quedar arrodillado. Sophie sabía lo que venía, había leído muchas veces cosas similares, pero jamás imaginó que le llegara a pasar a ella. —Así que... Sophie, yo quiero saber si... ¿Me harías el honor de quedarme contigo día con día noche tras noche por el resto de mi vida? —Preguntó temblando de miedo por la respuesta de la castaña.
Ella, totalmente paralizada sin saber que hacer, soltó una que otra lágrima que se había guardado durante todo el discurso. Y cuando por fin su boca pudo articular el "Sí" tan anhelado por Aizawa y tan difícil de decir para Sophie, ambos se lanzaron al otro como si fuera la primera vez que se abrazaban en millones de años.
—Primero que, No Te Dejaré Caer jamás—Y selló su promesa con un beso.
[...]
Vaya, quien lo diría, Aizawa Shota se había casado.
A muchos les sorprendía, sobre todo a sus alumnos.
Y se sorprendieron aún más cuando vieron a su profesor bien arreglado para la ceremonia. No podía ir tan mal vestido el día que más le importaba a él y a Sophie.
Tomó la mano de su esposa... Que bien le sonaba eso en la cabeza. "Sophie, mi esposa".
No pudo evitar sonreír mientras la llevaba de la mano a la casa que compartirían el resto de su vida.
No les costó nada adaptarse uno al otro. Eran como dos piezas de rompecabezas que quedaban perfectas juntas.
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Siento que en especial el final está malo... Pero, bueno.
SophieHatakeUwU sé lo que estás pasando, y sé también que es de lo peor.
No sé qué tan buena idea haya sido este One Shot, pero de verdad espero que te haya gustado y que sepas que no importa que pase, siempre estaremos Aizawa, Denki, Kakashi, los demás y yo a tu lado ayudándote y jamas te dejaremos caer, ¿sí?...
No me quiero poner a decir mil y un cosas... Así que... Solo diré que ha me tengo que ir.
FÁTIMA FUERA
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