Cap 2: No es lo mismo sin ti
Alguien me ha invitado a una fiesta.
A una fiesta. A mí. Y encima alguien que sólo sé su nombre. ¿Será una broma?
Nervioso, analizo el papel rosa pálido entre mis manos, girándolo e inspeccionandolo en diferentes ángulos, como si así pudiese averiguar su verdadera intención.
-Te han invitado... -comenta Dani, quien al parecer, estuvo leyendolo por encima de mi hombro. Giro mi rostro hacía él para saber como sentirme. Sus ojos azul grisáceo brillan intensamente y tiene una gran sonrisa de ilusión en su bonito rostro-. ¡Esto es genial! ¿No lo crees?
-Am... -aprieto un poco el papel entre mis manos. Me siento mal por no compartir su emoción, pero al mismo tiempo, siempre he sido sincero con él. Vale, quizás no sobre todo, pero tampoco le he mentido.
Dani nota mi indecisión y arquea sus cejas negras.
-¿Qué pasa?
-Bueno.... Tú sabes como me siento... sobre... otras personas -respondo, bajando la voz, y sin añadir nada más, sabiendo que Dani lo entenderá.
Y en efecto, lo hace, porque su rostro cambia a una de tristeza y sus hombros se hunden.
-Oh, Álex, perdona... -se disculpa con un tono avergonzado en su voz, haciéndome sentir culpable-. Es que me emocioné y olvidé que... -eso sólo lo empeora.
-¡No, no tienes que disculparte, no pasa nada! -interrumpo. Es entonces que me fijo en el sobre rosa aún sin abrir sobre su pupitre-. Aún no abriste el tuyo.
-Es obvio que pone.
-Aún así, no está de más.... -insisto, con una parte de mi ansiosa. Tengo este sentimiento de que si Dani también fue invitado, entonces quizás no es una broma. Después de todo, Dani se lleva bien con toda la clase, y tendría más sentido que a él lo inviten.
Porque, ¿quién me invitaría en su sano juicio?
Ante mi insistencia, Dani se encoge de hombros y abre el sobre con movimientos delicados, abriéndolo de una manera limpia, a diferencia de mí, quien rompió parte del sobre por accidente.
-¿Ves? -pregunta con una sonrisa divertida mientras coloca su invitación cerca de mis ojos-. Te dije, tenía razón.
Me limito a asentir, sin quejarme como lo hacía antes. Dani siempre tiene razón, ha sido así desde que tengo memoria.
-Fue estúpido de mi parte -es lo único que digo. Al oírme, Dani junta sus cejas en un gesto de tristeza y me rodea los hombros.
-No lo fue.
-Que sí.
-Que no.
-Ella le dio a toda la clase un sobre del mismo color. Era obvio.
-Nah, no estuvo de más comprobar... -insiste estrechándome contra él suavemente, usando palabras similares a la mía cuando le pedí que abriese la invitación. No puedo evitar una pequeña sonrisa que rápidamente se desvanece cuando mis ojos se vuelven a fijar en el papel entre mis manos-. ¿Y bien?
-¿Tú quieres ir?
-¡Obvio! Es la primera vez que me invitan a mí también.
-Entiendo.... -murmuro.
-¿Y tú quieres ir?
-Bueno.... -quiero decir que no, poque estoy asustado. Estaré rodeado de personas desconocidas. ¿Y si hago el rídiculo, y se ríen de mí, y me recuerdan sólo por ser el chico que hizo el rídiculo en la fiesa? O peor, ¿y si me ven y piensan raro de mí?
"Mira, es Álex".
"Sí, que feo es".
"Y enano".
"¿Por qué se molestó en venir?"
"Eso, nadie lo quiere aquí".
Me muerdo el labio inferior. Por otro lado... simplemente no quiero decirle que no a Dani. Me duele, y más viendo lo ilusionado que está.
-No lo sé.
-Aw, Álex... -me acaricia la cabeza, despeinándome-. ¿Tan asustado estás? -A veces me da miedo que tan bien me conoce. Me limito a asentir con la cabeza y él chasquea la lengua-. Mira, lo entiendo...
-Lo sé.
-Y me alegro que lo hagas -con su brazo tras mi espalda, me estrecha el hombro izquierdo, y vuelvo a sonreír. Siempre me hace sentir querido y protegido-. Es sólo que... mira, esto -alza su invitación-, es algo especial para los dos, porque es la primera vez, ¿sabes?
-Sí.
-Sería una experiencia divertida y algo única para los dos.
Mis ojos se abren muchísimo.
-Es... Es que... -me sonrojo al notar que lo contradije. Él me mira atentamente y yo agacho la cabeza.
-No te calles, dímelo.
-No, no, está bien.
-No lo está, escúpelo amigo.
-¡Tú sabes! -grito, harto. Aunque rápidamente me arrepiento al ver su expresión de sorpresa-. Lo siento -balbuceo cubriéndome la cara. Dani simplemente estaba siendo amable, y yo me comporto como un imbécil. Él tiene el derecho de enojarse. Pero en su lugar, me frota la espalda de arriba abajo, despacio.
-No, lo siento yo, creí que ibas a decir algo diferente y por eso insistí.
-Pero... o sea, ya te dije que...
-¡No estarás sólo! Te acompañaré todo el rato, y la pasaremos muy bien, ya verás.
Comienzo a juguetear con mis dedos, haciendo que los bordes de las uñas de mis pulgares entrechoquen ligeramente. Una parte de mí sigue temerosa.
-Es que...
-Álex, por favor. No sería lo mismo sin ti.
Me quedo boquiabierto. La verdad, no me esperaba que dijese algo así.
-¿No... No exageras?
Él niega con la cabeza.
-Ya te dije, es la primera vez que a mi también me invitan. Me gustaría que me acompañes, porque eres mi mejor amigo.
Una tonta sonrisa se forma en mi cara. Otra vez me está haciendo sentir que sí soy importante para él.
-Bueno -suelto un hondo suspiro, fingieno resignación-. Si insistes tanto, no puedo negarme -añado rodando mis ojos. Dani celebra, alzando sus brazos y exclamando "¡Sí!" para luego rodearme en un abrazo.
-¡Ya verás, no te vas a arrepentir para nada!
-Vaya, que contento estás -comenta Andy, acercándose. Él tiene la mochila sobre sus hombros. Es cuando noto que parte de la clase ya esta vacía, y que deberíamos irnos. Al verlo de pie, al lado de Dani, me pongo rápidamente a la defensiva y frunzo el ceño.
-¿Y a ti que te importa? -pregunto en un tono cortante. Andy suspira mientras sostiene el puente de su nariz, y Dani me regaña con la mirada.
-Álex...
-Que maleducado -suelta Andy-. Y no te preguntaba a ti, malhumorado, era a Dani.
-Álex y yo fuimos invitados.
-¡Oh, eso es maravilloso! -exclama Andy. De pronto noto que su mano derecha sostiene un papel...
-¡Wow, Álex! ¿Tú también?
Pego un grito al notar a Sammy tras mía. Volteo rápidamente para ver sus ojos azules mirándome atentamente y su gran sonrisa, dejando ver el pequeño hueco en sus dientes delanteros. Es cuando noto que su nariz está casi pegada a la mía. Una sensación asquerosa recorre mi espalda y nuca, y mis piernas y brazos de repente se sienten débiles.
-¡MANTEN LA DISTANCIA, ASQUEROSO! -grito, empujándolo. Sammy choca con la mesa que hay tras él, y en lugar de mirarme con rabia, me mira sorprendido. Aun así, alza sus manos.
-Lo siento, sólo quería sorprenderte.
-¡Pues no me gusta! ¡No vuelvas a hacerlo! -todavía me siento algo débil. Noto a Dani apoyar una mano sobre mi espalda, y me calmo un poco. Me conoce demasiado bien...
-Anotado -replica Sammy, haciendo un saludo militar. Yo resoplo y me froto la frente-. Bueno, como estaba diciendo, ¿tú también? ¡Es genial!
-¿Y eso por qué? -pregunto con frialdad. De repente mis neuronas hacen click-. Sammy, no me digas que tú también...
-No lo diré -dice en un tono divertido, mientras extiende su invitación con ambas manos, y lo acerca hasta que el papel roza con la punta de mi nariz. Las letras escritas en rosa fucsia se ven gigantes y borrosas. Golpeo su brazo para apartarlo.
-¡Me estás jodiendo!
-¡Nop! ¡Yo también fui invitado!
Mierda. ¡Mierda! ¡MIERDA! ¡Lo van a arruinar, es que yo lo sé!
-Bueno, Dani, nos vemos en la fiesta -comenta Andy alegremente. Siento como mi estómago da un vuelco. Aprieto los puños, clavándome las uñas en la palma de las manos, y tornando mis nudillos en blanco.
-Sí, allí nos vemos -corresponde Dani. Agacho la cabeza, furioso.
-Sammy, tu mochila.
-¡Ah, sí, sí! -oigo sus pasos el como alza la mochila y la cuelga sobre su hombro. Luego se para a mi lado-. ¡Espero que vayáis!
-Claro.
-...
Finalmente oigo que se van. Dani me da un ligero codazo y yo lo miro, notando que tiene el ceño fruncido de manera exagerada.
-Estaré contigo, te lo juro.
-... ¿Lo juras con el corazón?
Él esboza una sonrisa y hace una cruz sobre su corazón.
-Lo juro.
Desde que vimos la peli de Up de niños, hemo estado imitando ese juramento. Ya tenemos 15 años.
***
En el bus que nos llevaría a casa, Dani se la pasó comentando entusiasmado lo que podríamos hacer en la fiesta.
-Ojalá supiese bailar... -comenté.
-¡Pues yo te enseño!
-Dani, tú tampoco sabes -respondo con una sonrisa divertida. Él se encogió de hombros.
-¡Yo puedo enseñarte! -exclama Sammy de la nada. Ahora está sentado detrás de nosotros, y su cara aparece sobre los asientos. Yo le lanzo una mirada asesina.
-¡Tú no te metas!
-Sólo quiero ayudarte.
-Bueno, es verdad que Sammy sí sabe...
-¡DANI!
-¿Ves? ¡Él sí sabe!
-¡Ya cállate!
-Sammy, déjalos -interviene Andy. Yo me asomo sobre mi asiento para mirarlo, confundido. Él tiene un libro entre sus manos y tiene una expresión de aburrimiento-. No sé por qué te molestas sabiendo como es Álex.
Me muerdo el labio inferior con fuerza mientras siento mis ojos escocer. De repente, Andy alza a mirada, aunque yo me vuelvo a sentar rápidamente. Me paso el antebrazo por los ojos. De nuevo, Dani me da un suave codazo.
-Haremos el tonto los dos y así seremos el alma de la fiesta -me susurra y yo sonrío.
-Claro.
Desgraciadamente, ya llegamos a su parada. Él me da un rápido abrazo y me recuerda que vaya a visitarlo después. Se lo prometo sin pensar y finalmente, me quedo sólo. Me subo la capucha, saco mi móvil y mis cascos y comienzo a escuchar Linkin park. Escondo mis manos en mis bolsillos, y me hundo en mi asiento, sintiéndome sólo en todo el mundo. Noto como todos los demás alumnos en sus asientos charlan animadamente con sus amigos. Veo a Bárbara y Bonnie, a Maddie y Cinthya.... Apoyo mi frente contra el cristal de la ventana que hay a mi lado, sin ganas de llegar a casa.
Pero lo hago. Con la cabeza gacha, y a paso rápido, me bajo del bus. Sin embargo, una vez afuera, camino lo más despacio posible, deseando simplemente poder irme directamente a la casa de Dani.
-Ya estoy en casa -digo en tono desganado, mientras me quito los cascos y los guardo. Las palabras me saben amargas en la lengua. Los colores fríos que pintan las paredes del interior de mi hogar no ayudan a subir mi ánimo. Me siento en el suelo del recibidor para quitarme las deportivas, y me fijo en las zapatillas blancas de andar por casa de John. Mi "padre". Frunzo el labio, y aparto la mirada rápidamente. Oigo los suaves pasos de mamá detrás mía y los pelos de la nuca se me erizan. Rápidamente me pongo de pie.
-Hola, cariño.
-Hola -murmuro.
-He preparado estofado de carne, y pure de patata junto a unas salchichas. ¿Qué dices?
-Suena bien -digo sin emoción en la voz. Rodeo a mamá y subo las escaleras rápidamente. Tiro la mochila en mi cuarto, y bajo las escaleras a paso lento. Mamá está en el comedor, poniendo los platos.
-Tu padre llegará en un par de minutos, así que ponte cómodo.
Mi estómago se revuelve. ¿Cómo puedo ponerme cómodo sabiendo que ese hombre se acerca?
Aún así, obedezco y me siento en uno de los lados de la mesa, sabiendo que John se sienta justo enfrente de mí. Mamá se sienta al lado de la silla en donde a su marido le gusta ponerse.
-¿Y cómo fue el primer día de clases?
Me encojo de hombros, y saco mi móvil para distraer mi mente de lo inevitable.
Dani
Hey, Álex, ¿llegaste?
Mi corazón da un brinco de alegría. Leí el mensaje con su voz, y sonrio divertido.
Álex
¡Lamentablemente sí! Preferiría estar contigo.
Dani
Y yo que estes aquí.
Un calor agradable recorre todo mi pecho.
Álex
¿Tu mamá aún no ha llegado?
Dani
No, ella llegará una hora más tarde.
Hago una mueca, sintiendo lástima. El padre de Dani falleció hace unos dos años, cuando él aún tenía 13. Ahora él y su mamá sólo se tienen el uno al otro. Excepto que ella se la pasa trabajando, y Dani está sólo en esa casa. Y aunque no ha dado indicios de que le afecta, me siento mal por él...
En realidad, tampoco es que Dani sea muy abierto sobre sus sentimientos. Nunca muestra si algo le afecta. Sonríe y bromea sin importar qué.
-¿Hablas con un amigo?
-Sí, con Dani -respondo sin quitar los ojos de la pantalla mientras tecleo rápidamente.
Álex
Has comido ya?
Dani
Jaja suenas como a una mamá
Álex
Hey!
Dani
Nah no tengo mucha hambre de todos modos
Álex
Nunca la tienes
Dani
Eso no es verdad
Álex
Es como si nunca tuvieses apetito
Dani
Estás imaginando cosas.
Sólo porque no tenga el mismo estómago que tú ya piensas que es porque algo anda mal conmigo!
Álex
Me estás llamando glotón de nuevo?
Dani
Pues sip
Álex
Hijo de...
No termino de teclear la palabrota porque oigo la puerta de la entrada abrirse. Me congelo en mi asiento al darme cuenta de lo que eso significa.
-¡Tu padre ya llegó! -exclama mamá alegremente.
Con manos temblorosas, me despido de Dani y guardo el móvil en mi bolsillo. Inspiro y exhalo hondo mientras oigo los pasos pesados de John dirigirse al comedor. Mantengo mis ojos fijos en mi plato, sin atreverme a verle la cara y las manos entrelazadas bajo la mesa.
-Hola, cariño.
-¿Está lista la merienda? -pregunta y su voz hace que toda la piel se me erice, y que un nudo se forme en el agujero de mi estómago.
-¡Por supuesto! Dame tu maleta, la dejaré en tu despacho. Ponte cómodo.
"No te vayas, por favor".
Pero lo hace. Oigo los escalones crujir cuando ella sube. Hay un silencio pesado por un rato que se me hace eterno, y el cuál sólo quiero que acabe de una vez. Finalmente lo noto acercarse y yo comienzo a temblar.
-¿No vas a decir nada? -pregunta con voz seria. Su voz me cala hasta los huesos y noto todo mi cuerpo débil.
-Bu-Buenas tardes, papá.
-¿Por qué tartamudeas? -noto la amenaza en su voz y cierro mis ojos a la vez que aprieto mis manos, deseando estar en el cuarto de Dani. O en cualquier lado, mientras esté conmigo y lejos de John-. ¿Acaso hiciste algo malo y te averguenzas?
-¡No! -respondo rápidamente. Noto su gigantesca mano apoyarse sobre mi hombro, y yo doy un respingo mientras se me escapa un jadeo por el susto.
-Entonces mírame a los ojos.
Temblando, lentamente trato de alzar la mirada... hasta que John me agarra con brusquedad de la barbilla y de tirón me obliga a verlo a los ojos.
Ojos verde oscuro, como los míos.
Su piel helada me recuerda a la de un pescado. Quiero apartársela de un manotazo, pero me contengo porque sé que eso lo empeorará.
-No vuelvas a faltarme el respeto, mocoso -sisea. Sus ojos chispean tras los cristales de sus gafas.
-N-No...
-¡Y deja de tartamudear!
-¡Sí! -exclamo, al borde de las lágrimas. Por suerte no se me escapa ninguna. Finalmente se sienta y yo comienzo a hiperventilar. Noto a mamá asomándose lentamente por la puerta. ¿Cuánto tiempo estuvo ahí? Mis ojos se abren al pensar que ella vio y...
-No tengo hambre -digo levantándome con rapidez. John alza una ceja castaña y mamá ladea la cabeza.
-¿Estás seguro?
-Sí....
-¿Ni siquiera un poco...?
-¡No, no quiero! -exclamo mientras salgo, empujándola sin querer en el camino-. ¡Perdona! -grito mientras corro con rapidez hasta llegar a mi cuarto. Cierro la puerta y pongo el pestillo, para después, agarrar mi Pikachu y esconder mis sollozos en él mientras me tumbo en la cama.
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