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09 de marzo de 2014

Matt

Despierto gracias al sol que entra por mi ventana, veo la chamarra de Carol a mi lado y la acarició como la cosa más preciada que tengo. En la mesa de noche está el iPod ya cargado y lo tomo, ingreso la contraseña y sonrió tontamente al recordar que me reí de ella cuando me dijo que era la fecha de su cumpleaños. Entró a la galería de fotos y mi corazón siente como si clavaran cientos de agujas en el, abro la primera foto que aparece... es nuestra, justo de una semana antes de que todo sucediera. Cualquier persona que viera esta foto juraría que íbamos a casarnos y envejecer juntos pero supongo que la vida tenía planes diferentes para nosotros.

Salgo de la galería y entro al reproductor de música donde se encuentran todas tus canciones favoritas, recuerdo que antes de conocerla juraba que escuchaba a Justin Bieber o One Direction pero ella era una caja de sorpresas y amaba eso.

20 de agosto de 2012

Estamos sentados en los jardines de la universidad intentando juntar partes de nuestras vidas para crear un buen libro. Observé a Carol anotar varios acontecimientos de su vida que ella creía interesantes, le apasionaba todo lo que tenía que ver con escribir y a mí me hacía inmensamente feliz verla sumergida en su mundo de letras. Ella era muy talentosa y tenia la capacidad de convertir en arte cualquier cosa a la hora de escribir.

Ese día mientras estábamos ahí tirados en el pasto ví su iPod y lo tome para verlo, ella dirigió su mirada a mí y me observo, parecía debatir en su interior entre si confiarme su contraseña o simplemente ignorarme.

0208 susurró.

—¿Qué?

—La contraseña, es 0208 sonrió ligeramente— mi cumpleaños.

Entonces entendí que el día que hablamos por primera vez era su cumpleaños, en realidad no tenía idea pues no éramos amigos y en los dos años y medio que habíamos compartido clases nunca miré que nadie le diera un regalo o tal vez se los daban pero ninguno de sus amigos estudiaba literatura así que yo no podía enterarme.

—Nadie usa su fecha de cumpleaños como contraseña— solté una ligera risa— eso no tiene nada de seguridad.

Frunció el ceño y me observo.

—Es porque no la necesito— aclaró— en realidad no oculto nada ahí.

Ella continúo escribiendo y leyendo mis sugerencias para el trabajo y yo observé su reproductor de música. Miré las canciones y descubrí que le gustaba el rock clásico, tenía una playlist llamada “favoritas” y en su mayoría eran canciones de The Beatles, Queen y The Rolling Stones.

—¿Cuál es tu canción favorita?— pregunté.

Yo estaba recostado en el pasto con mi cabeza sobre mi mochila, ella estaba sentada y recargaba su espalda contra el tronco del gran roble bajo el que estábamos, así que yo la veía desde abajo y pude notar que desde cualquier ángulo era hermosa.

Let It Be— salió de sus labios de inmediato y sin pensarlo ni un poco.

—¿De The Beatles?

—Así es— su dulce mirada se posó en mí.

—¿Por?

Miré como esa canción parecía tener un significado especial para ella, sus ojos se estremecieron y paso saliva con dificultad. Sus frágiles manos apretaron el bolígrafo entre ellas y pestañeo como si tratara de despejar su mente de los recuerdos que la invadían.

—“Dejalo ser”; es una frase corta pero profunda— finalmente respondió— cuando todo parece caer sobre ti solo tienes que dejarlo ser, tus miedos, tu felicidad, tu enojo, el amor... Incluso tu dolor.

Su voz pareció quebrarse al decir esto último y su mirada se apartó de mí para mirar fijamente al pasto. De pronto me pareció tan frágil y era claro que algo estaba doliendo dentro de ella; mirarla de esa forma me dolió.

Justo en ese momento aparecieron Tom y Jason frente a nosotros, ambos chicos se sentaron y nos observaron. Jason un chico alto de cabello castaño muy oscuro, ojos grises y piel clara sin duda es el tipo de chico que liga con facilidad por tener una sonrisa encantadora. Tanto Tom como Jason se relacionaban con el grupo de amigos de Carol aunque creo que eran más unidos a los amigos de Jess, su hermana. La sombra de Tom sentándose frente a Carol la hizo volver de ese lugar al que se transportó por unos segundos, cerro ligeramente sus ojos y volvió a ponerlos en mí.

—Debo irme, Matt— ella se puso de pie y tomo sus cosas rápidamente.

—¿Te vas?— pregunto Tom.

—Sí, tengo algo que hacer— se giró para verme nuevamente— podemos vernos esta tarde en mi casa, si quieres.

—Claro— asentí.

—Te envío la dirección por mensaje—su voz sonaba precipitada y parecía querer salir corriendo del lugar.

Los tres la observamos irse.

—¿Qué fue eso?—cuestionó Jason.—¿Acaso no le agradamos?

—No tengo idea.—encogí los hombros.

Esa mañana pude notar que esa hermosa chica a la que llevaba observando desde que inició la carrera, guardaba demasiado en su interior. No tenía idea de que era eso que tanto la atormento pero sentí la necesidad de protegerla y abrazarla hasta que eso que la lastimaba desapareciera.

Carol

Mi corazón latía demasiado rápido y podía escuchar mis latidos claramente, me era difícil respirar y mi pecho dolía inmensamente hasta sentirme sofocada por ese dolor. Mis ojos amenazaban con soltar lágrimas que sabía que no podría controlar, estaba expuesta y mi única opción era huir de ahí o mejor dicho de Matt. Agradecí internamente a sus amigos por llegar y aproveché para marcharme.

Sentía mis piernas tan frágiles que me asustó la idea de que pudieran doblarse y hacerme caer al suelo, aceleré mi paso como pude para alejarme lo más rápido posible de las áreas verdes llenas de alumnos. Me detuve sin saber a dónde ir; necesitaba alejarme de todo.

Me dirigí al antiguo edificio donde solía estar la biblioteca hace algunos años, entré desesperada y me encerré en esa habitación que en algún momento fue nuestro secreto. Me tiré en el suelo y presioné mis manos contra mi cara, podía sentir las lágrimas corriendo por mis mejillas mientras mi respiración se volvía un asco. El dolor me invadió como si cayera sobre mí una gran ola y abracé mis piernas juntándolas contra mi pecho, mis manos temblaban y luchaba contra todos los recuerdos que llegaban a mí como balas de cientos armas siendo disparadas y siendo yo el objetivo.

Cerré los ojos y espere verte a mi lado al abrirlos nuevamente pero eso no ocurrió, solté un grito desesperado y me sumergí en todo ese inmenso dolor que me invadía nuevamente. No luché más contra el y lo deje ser.

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