Funeral
26 de julio de 2013

Matt.

Miré a mi alrededor, todo era tristeza y dolor. Había personas vestidas de negro por todo el lugar. La mamá de Carol estaba sentada en un sofá color negro y su esposo la abrazaba mientras ella lloraba desconsolada, él dejaba escapar algunas lágrimas de vez en cuando y las limpiaba rápidamente para evitar que su esposa lo notará. Él quería mostrarse fuerte para ella pero en el fondo estaba tan destrozado como su mujer. Yo estaba en otro sofá frente al de sus padres, a mi lado se encontraban Will y Tom. Jess lloraba sobre el ataúd de Carol y Alisson trataba de consolarla acariciando su espalda.

Todo era deprimente y yo seguía sin asimilar que mi chica se había ido. Cuando muere alguien que amas al principio entras en un estado de shock y durante éste no sientes nada, estás en pausa pero cuando esa pausa se quita entonces llega un tsunami de sentimientos que te derrumban y te hunden pero no te permite ahogarte, te mantiene respirando para que sientas todo. Entonces, todo se vuelve insoportable. Sientes un vacío tan inmenso que te hace sentir que te asfixias, tratas de gritar pero ese grito que se forma en tu garganta no logra salir y es como si te hubieras quedado mudo. Después viene un dolor catastrófico, el peor de los dolores para acompañar al vacío en tu interior, ese dolor abrasador, hirviente que te quema y se siente como miles de pequeñas agujas que se encajan lentamente en cada parte de tu cuerpo. Estas destrozado y no hay nada que hacer.

Después vendrán las personas con frases de aliento como "Todo va a mejorar", "Vas a estar bien", "Todo dolor tiene un propósito", "El tiempo cura todas las heridas" o "El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional"; todas y cada una de esas frases suenan completamente estúpidas y es entonces cuando te das cuenta que la persona que creó cada una de ellas no tenía ni puta idea de lo que hablaba. Quien diga esas frases es claro que no conoce realmente el dolor porque si lo conociera sabría que nada va a mejorar al contrario va a empeorar, que la herida que deja la muerte de alguien importante es imposible que sea curada por el tiempo así pase un siglo esa herida seguirá abierta y tan viva como el primer día, el sufrimiento para nada es opcional o al menos en este caso no puedes elegir sentirlo o no. Vas a perderte en un sendero de dolor y sufrimiento del que no vas a poder salir o simplemente no vas a saber cómo hacerlo.

Me levanté del sofá en el que me encontraba, caminé hasta el ataúd de madera café y miré al interior. Ahí estaba ella... Carol, mi chica. Parecía que solamente estaba dormida pero su rostro se veía triste y apagado apesar de que habían cubierto con habilidad los golpes en su rostro; las lágrimas brotaron con rapidez de mis ojos poniendo mi vista borrosa en cuestión de segundos, trate inútilmente de limpiarlas pero continuaban saliendo con más desesperación. Tomé su mano que ahora estaba rígida y tan fría como un hielo, la apreté con fuerza esperando que ella apretara la mía también pero ya no podía hacerlo. Me negaba a aceptar que la chica que amaba había muerto, deseaba que todo fuera un sueño del cual en algún punto iba a despertar pero la realidad me golpeaba con fuerza.

Continuaba aborreciendo a "Dios" por llevársela y entonces me preguntaba dónde se encontraba él cuando ella estaba sufriendo, dónde estaba él cuando le recé para que la dejara vivir, ¿dónde está ahora?

Acaricié su rostro y una sonrisa triste apareció en mis labios, no quería dejarla ir y me estaba doliendo demasiado verla ahí. Su cabello castaño que solía tener un brillo ahora lucia opaco y sin vida, lo tenía suelto y perfectamente peinado por detrás de sus orejas, llevaba puesto un conjunto blanco de blazer y pantalón que era su favorito, en sus manos había un pequeño ramo de gardenias y usaba sus aretes de diamantes que le había regalado Jess. La miré por un largo rato con miedo de pensar que algún día podría olvidar cómo se veía, me dolía verla ahí pero no quería alejarme de ella porque sabía que esas eran las últimas horas que la tendría a mi lado.

Suspiré hondo y cerré los ojos ligeramente para evitar que más lágrimas salieran; "Cariño, no tengo palabras para decirte cuánto te amo. Eres el amor de mi vida y no tengo duda de eso, creo que jamás estuve tan seguro de algo como lo estoy ahora. No puedo imaginar una vida sin ti y sinceramente no quiero vivir sin ti pero el destino me obliga a hacerlo, eres la única con la que quería compartir mi vida hasta envejecer y ahora te has ido. Me gustaría decir que comprendo que llegó tu tiempo pero la verdad es que no, no lo comprendo; aún te quedaba tanto por vivir pero Dios es un desalmado que decidió llevarte y voy a odiarlo por siempre por quitarme lo que más amaba. No tienes idea de lo mucho que vas a hacerme falta, no sé cómo voy a seguir mi vida sin ti. Quiero que todo esto sea un sueño y me despiertes de el con un beso pero es real, la pesadilla se volvió real. Hoy una gran parte de mí se irá contigo y quedará un enorme vacío que nadie jamás podrá llenar. Me duele terriblemente verte dentro de este horrible ataúd y quisiera irme contigo, ruego por irme al otro lado pero mis súplicas parecen inútiles. No quiero dejarte ir, no quiero vivir sin ti, me niego a aceptar que te has ido. Supongo que nunca estamos preparados para ver morir a alguien que amamos. No importa cuántos años pasen siempre voy amarte infinitamente, voy a ir por siempre a esa colina en Central Park en la que solías sentarte a ver cómo se ocultaba el sol. Amarte siempre no puede estar mal y así lo haré."