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05 de septiembre de 2011
Carol
Era viernes después de clases, yo me apresuré para llegar a una esquina a unos 10 minutos de la universidad donde a Will encontraría esperándome. Miré a lo lejos su Audi y corrí emocionada como una niña al ver a su mamá después de su primer día de clases.
-Hola, cariño- dije mientras subía al auto con dos mochilas.
-Hola, nena- Will me guiñó el ojo, yo tomé su rostro y junte nuestros labios en un exquisito beso.
Will condujo durante horas mientras sonaba The Rolling Stones y Queen, el viaje se sintió corto apesar de que eran casi 12 horas. Éramos como Bonnie y Clayde huyendo para poder estar juntos libremente, amaba como el hombre a mi lado tomaba mi mano y sin aviso dejaba suaves besos en ella. Cuando llegó la noche nos detuvimos en un motel y fuimos a la cantina que había justo a unos metros, había todo tipo de personas ahí y yo sentía una felicidad que se desbordaba de mí. Nos sentamos en una mesa y Will ordenó un par de cervezas y unas papas fritas que no eran la gran cosa pero para mí eran como caviar, en el pequeño escenario había una banda tocando y todo era perfecto, en realidad podíamos estar en un apocalipsis y para nosotros sería el cielo.
Una pareja nos preguntó si podían sentarse con nosotros y accedimos, eran un hombre y una mujer de unos 35 años ambos vestían chaquetas de cuero, playeras de bandas de rock, pantalones negros y botas tipo militar del mismo color. Observé sus tatuajes y note que ambos tenían uno igual.
-¿Te gustan los tatuajes, linda?- preguntó la mujer con amabilidad.
-Eso creo- conteste antes de poner una papa en mi boca.
-¿Tienes alguno?- pregunto el hombre.
-En realidad no- encogí los hombros- siempre pensé que si me hacía uno mis padres enloquecerían.
-Vida solo hay una, querida- la mujer le tomo a su cerveza- si vives para darle gusto a otros serás muy infeliz; vive para ti.
-Y tú galán, ¿Tienes alguno?- el hombre le preguntó a Will que observaba la conversación.
-No, siempre quise uno pero vengo de una familia inglesa algo conservadora.
La pareja nos miró con curiosidad.
-¿Están huyendo de sus familias?- la mujer estaba intrigada.
-En realidad no, solo viajamos a visitar a un amigo- Will le tomó a su cerveza.
-Ustedes son como un príncipe y una princesa sacados de algún cuento de hadas- el hombre nos miró- viven un amor fugaz pero intuyo que ocultan la relación ¿o me equivocó?
-No lo hace- confirmé- es complicado, en realidad nuestra relación es poco profesional ya que él me da clases en la universidad.
-Carol...- susurro Will.
-Vayan lejos y vivan su amor- aconsejo la mujer.
Después de un rato fuimos a nuestra habitación, Will me tomó del trasero y me levanto, yo abracé su torzo con mis piernas y unimos nuestros labios en un beso feroz y apasionado. Llegamos a la cama y ágilmente se deshizo de mi blusa, bajo sus labios a mi cuello dejando besos húmedos y mi respiración se agitó provocando que soltara algunos jadeos, tocó mis senos con tanta delicadeza y los acaricio con dulzura y apretó de una forma tan exquisita que me sumergí en un deseo fugaz.
-Will...- susurré- quiero que nos hagamos un tatuaje.
Él levanto su rostro de mi cuello y me miró con unos ojos desesperados y llenos de deseo.
-¿Segura?- su voz estaba tan agitada como la mía.
-Sí, muy segura.
-Como deseés, nena- puso una sonrisa y atacó mis labios con un beso.
Unimos nuestros cuerpos en un deseo que nos consumía cada vez que nos encontrábamos a solas, era irreal y cada vez que lo hacíamos no solo entregábamos nuestros cuerpos sino también nuestra alma. Nos unimos en una fusión cósmica que nadie podría separar jamás.
(...)
Habíamos llegado a Chicago el sábado a medio día, nos encontramos con Derek el mejor amigo de Will que había viajado hasta ahí por una conferencia. Pasamos un rato juntos y después nos acompaño a un estudio donde nos haríamos nuestro primer tatuaje.
-¿Y qué piensan hacerse?- preguntó Derek con su acento inglés.
-Esto- le mostré una foto en mi celular- era una constelación que estaba en el cielo el día que nos conocimos.
-Es linda- admitió mientras bebía de su café.
Entramos al lugar y le mostramos la imagen a una chica que llevaba tatuajes en sus brazos y uno en el cuello. Ella dijo que sería sencillo y nos preguntó dónde lo queríamos, ambos elegimos la parte lateral de nuestra costilla.
-Me encanta hacer tatuajes de pareja- soltó con entusiasmo.
-¿Te los piden mucho?- preguntó Will.
-Sí, algunos vuelven en unos años a cubrirlos.
-No será nuestro caso- reí.
-Espero que no- sonrió la chica- ¿quieren que le ponga la fecha también?
-Sí- ambos respondimos.
Después de hacernos los tatuajes fuimos un bar-karaoke a pasar un buen rato. Habíamos ordenado una pizza y cervezas, Derek estaba emocionado y pude notar a una chica que no le quitaba la mirada de encima pero él no se daba cuenta.
-Quiero cantar algo- comenté.
-Hazlo, nena- Will beso mi mejilla y me pare al escenario.
Elegí una canción y le informe al chico de sonido cuál quería. Comencé a cantar “Teenage Dream” de Katy Perry y cuando llegue a una estrofa en específico baje del escenario y caminé hasta Will.
-I can't sleep, let's runaway and don't ever look back [no puedo dormir, vamos a huir y nunca mirar atrás]- tomé su mano- Don't ever look back [nunca mirar atrás]
Después de show volví a mi lugar y la chica que había estado observando a nuestra mesa se acercó.
-Lo hiciste muy bien- sonrió.
Era una chica algo alta, delgada, de piel muy blanca, cabello muy oscuro y una linda sonrisa.
-Gracias- contesté.
-Soy Julia pero todos me dicen Juls- me dio la mano.
-Carol- le tome la mano y sonreí- ¿Quieres tomar algo con nosotros?
La chica acepto y de pronto se le olvidó que yo estaba ahí y se concentro en Derek que ahora también estaba coqueteando. Después de una o dos horas nos despedimos y dejamos que tuvieran privacidad. Will condujo hasta un mirador en Chicago y observamos la hermosa vista de la ciudad de noche.
-Te amo, William- susurré.
-También te amo, Carol.
Ambos nos miramos y nos dijimos tanto sin pronunciar una sola palabra, me acerque al rostro del hombre a mi lado y dejé un beso, él me atrajo a su cuerpo y yo pasé de mi asiento al suyo. Me encontraba sobre su regazo con mis piernas a los lados, nos dejamos llevar por lo que estábamos sintiendo en ese momento mientras sonaba “Creep” de Radiohead.
Nunca había sentido algo tan fuerte e intenso en mi vida hasta que llegó Will, con él todo se sentía diferente era como soñar despierta y siempre había tenido la idea de que el amor se sentía como mariposas revoloteando en tu estómago pero con él sentía calma y plenitud en mi interior. Will me hacía ser mejor persona y confiaba en mí de una forma que ni yo misma hacía, me hacía enamorarme de mi misma y después de él, me recordaba cada día lo extraordinaria que era y siempre tenía un detalle conmigo. El contacto entre nosotros no solo era físico sino que también nuestras almas se conectaban a la perfección, era la pieza que encajaba perfectamente conmigo, con él no necesitaba decir una sola palabra para decir cómo me sentía porque con solo verme él sabía mis sentimientos. Sabía quién era realmente y no trataba de cambiarme, me aceptaba así con lo bueno y lo malo, incluso adoraba las cosas que se considerarían defectos. para mí ya no había nadie más que él y sabía que aunque hubiera millones de hombres en el mundo lo seguiría eligiendo a él una y otra vez. William cambio mi vida para siempre.
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