En sus profundas orbes
que parecen mares
se ven arraigados los efímeros rastos
de toda su amargura y pesares

Dónde se quedó aquel inmenso
palpitar de su romance
que el indigno mal de amores
en su legado le dió un gran alcance

Sus penas quedaron arraigadas
en su amarga existencia
hallándose pedazos de un órgano vital
en las profundidades de su resistencia

Reacia vida pasajera
de un amante testarudo
Que dió todo por conservar intacto
aquel sentimiento profundo

Su inmaculada terquedad
que da espacio al desperdicio
En un apresurado pasar del tiempo
sacándole de quicio

Solo le queda esperar una salida
De aquel tormentoso pasado
Dónde las lejanas sonrisas de un amor
lo mantiene condenado

Dios cobija su desesperado lamento
Ten piedad de su insensato planteamiento
Sin dejar que este se derrumbe
en impuro pensamiento

Luna resplandeciente y piadosa
Dale paso a su llanto interminable
Deja que su atormentada alma viaje libre
en su retorno a la vida inefable.