Capítulo I
Gruñó sin poder evitarlo y pateó una de las ruedas del auto cuando se bajó. Su padre lo miró con el ceño fruncido, regañándolo con la mirada, pero no hizo más que cruzarse de brazos y rodar los ojos.
—Hijo.
—Padre —imitó.
El hombre frunció el ceño—. Compórtate.
—Sé comportarme.
Mentira. ChanYeol era de aquellos cambiaformas que no tenían armonía con su lobo, los cuales se volvían seres estúpidamente catastróficos cuando algo se salía de control.
Se suponía que ya estaba mayor, al menos lo creía así con sus veintidós años, pero sus padres se entusiasmaron bastante con la idea de enviarlo a un campamento de verano, incluso a pesar de su edad, y pareció ser la oportunidad perfecta para meterlo en un terrible calvario que le terminaron confirmando con unas cuantas palabras: Necesitamos que encuentres a tu pareja, ChanYeol, y es ahí donde los cachorros buscan la suya. Aún se molestaba al recordar las palabras de su padre cuando le dijo la razón por la que iría a ese aniñado campamento.
—Por favor, ChanYeol, procura no golpear a nadie. —El hombre revisó la hora en su reloj de muñeca—. JongIn llegará en unos minutos. —Bufó y se cruzó de brazos mientras veía como la gente, tanto adultos como niños, corrían de un lado a otro mientras arrastraban sus maletas—. Contrólate.
—Papá, maldición. No soy un puto perro —espetó entre dientes.
—Lo eres. —Su padre lo apuntó con el dedo índice—. Y uno que aparenta ser un perro callejero que tiene rabia o algo así.
—El que encuentre a mi pareja no hará que las cosas mejoren.
—Sí lo hará, ChanYeol. Yo era aun más desastroso que tú —Rodó los ojos, sabiendo que su padre empezaría con la misma historia de siempre—, pero luego conocí a tu madre y todo estuvo en paz. Quiero eso para ti, hijo.
—No quiero una pareja.
Su padre gruñó de manera animal y para ChanYeol se le fue inevitable sorprenderse. Vio los destellos dorados en sus ojos y ladeó un poco la cabeza, curioso por la razón por la cual su padre estaba tan enfadado.
En cuanto miró a uno de los costados notó a dos pequeños niños tomados del brazo mientras miraban a su padre con cierto terror. ChanYeol les gruñó con fuerza de una manera animal y los niños corrieron asustados hacia sus madres.
—ChanYeol. —Las manos de su padre cayeron sobre sus hombros—. Por favor, hijo. Por lo que más quieras... —Los ojos de su padre conectaron con los suyos y se sintió estremecer—. Te volverás loco si no encuentras a tu pareja.
—No la necesito —repitió, consiguiendo que su padre cerrará los ojos y soltara un suspiro.
—Entiendo —murmuró el hombre y luego lo soltó—. Toma tus cosas y anda a recepción. Tengo que volver a casa.
ChanYeol imitó las palabras de su padre en un tono chillón, pero le obedeció. Una vez que el hombre estuvo dentro del auto bajó la ventanilla y ChanYeol le gruñó, el hombre rodó los ojos, pero también le dio un gruñido de vuelta. Esa fue su despedida.
—ChanYeol —Frunció el ceño cuando escuchó aquella voz a lo lejos—, pensé que se me sería más difícil encontrarte.
Se giró hacia JongIn apenas lo reconoció—. ¿Qué tal el viaje?
—Nada fuera de lo usual. Tao se vino vomitando la mitad del camino hacia acá. —Su amigo apuntó hacia su hermano, el cuál asomaba la cabeza por fuera de la puerta del auto para seguir devolviendo su desayuno.
—Tan típico de él —comentó mientras seguía mirándolo.
—Deja de ver a mi hermano vomitar. Es asqueroso.
ChanYeol rio y pasó uno de sus brazos por sobre los hombros de JongIn. El chico le gruñó, pero él lo apretó con más fuerza por el cuello.
—Hueles raro —murmuró mientras enterraba la nariz en el pelo ajeno.
—¿Qué haces?
ChanYeol continuó olisqueando y luego se alejó para mirarlo con el ceño fruncido—. Hueles bien.
JongIn se trabó con lo que iba a contestar y lo empujó por el hombro.
—No somos parejas —avisó su amigo totalmente alterado.
—¿Ah? Ya sé que no somos pareja. —Se cruzó de brazos luego de acomodar el bolso sobre su hombro—. Iré a recepción.
Su amigo le hizo un gesto de cabeza para indicar que tendría que ir hacia su auto y ChanYeol prefirió dirigirse hacia recepción. Una vez entró al lugar se encontró con un chico de gafas detrás del mostrador, quien lo miró como si fuera un ángel o algo así.
—Eres un alfa. —El alto frunció el ceño y le asintió al recepcionista.
—Síp. Mi nombre es Park ChanYeol. Mi padre me inscribió por internet.
—Eres un alfa —repitió el hombrecillo y ChanYeol se asustó cuando vio como el sujeto se apoyaba sobre el mesón para mirarlo con más detenimiento—. Pensé que no vendría ningún maldito alfa.
—Mi amigo también es un alfa y vendrá en unos momentos —comentó con confusión mientras apuntaba hacia la entrada del lugar.
—Perfecto. —El muchacho junto sus manos y le sonrió ampliamente—. Soy MinSeok.
—Un gusto —murmuró extrañado por la reacción del tipo.
—Ya estás inscrito, ¿cierto? —Asintió y el hombre tecleó algunas cosas en su computadora—. Dijiste que vienes con amigos, ¿cuántos son? Las habitaciones son de cuatro personas.
—Somos tres.
—Excelente, solo me queda buscar a uno más. —MinSeok tecleó con efusividad sobre el teclado de su computadora—. Estoy muy alegre de encontrarme con más alfas, ¿sabes? Mi novio es uno de los organizadores de las actividades y no quiero que esas chiquillas hormonales lo estén tocando.
ChanYeol asintió lentamente por respeto. No tenía ni puta idea de quién era el famoso novio del recepcionista y francamente le dio igual.
—¿Cuál es el nombre de tu amigo?
—Kim JongIn.
MinSeok apuntó la pantalla del computador—. Aquí dice que viene con su hermanastro.
—Sí, es ZiTao.
—Muy bien, aquí los tengo. —El chico continuó escribiendo algunas cosas, pero luego se detuvo—. Dice que vienen con un acompañante más.
—Oh, yo no sabía eso...
—¡ChanYeol! —Giró la cabeza hacia la entrada de recepción, encontrándose así con JongIn caminando alegremente hacia él.
—¿Traes a alguien más contigo?
—¿Ah? —El chico miró hacia el más alto y luego al recepcionista—. ¡Ah, sí! Es un amigo de mi hermano.
—Bien, pues aquí tienen las llaves de su cabaña. —MinSeok dejó sobre el mesón un llavero con cuatro llaves iguales—. Asegúrense de pasárselas a todos sus compañeros.
ChanYeol fue quien tomó el objeto y luego le agradeció a MinSeok para salir de recepción. Una vez que estuvieron afuera JongIn le quitó las llaves y sacó tres de la argolla, pasándole una a él.
—Les pasaré estas a los chicos.
Detuvo a JongIn por el hombro cuando este tuvo el indicio de dar el primer paso para alejarse. Enterró su nariz en el pelo del chico y olisqueó como todo un animal, ganándose un manotazos por parte del contrario.
—¿Qué mierda haces?
—Hueles bien... —continuó mientras miraba al más bajo con el ceño fruncido, ganándose otro golpe de su parte.
—Deja de olisquearme y anda a la cabaña.
Bufó, pero le hizo caso a su amigo, de repente sintiéndose muy extrañado por creer que el olor de JongIn llamaba su atención. Se conocían desde hace años y sabía que no era su pareja, pero aun así no logró entender por qué el chico pareció tener de repente un olor tan característico y atrayente.
Mientras caminaba por entre la gente observó su llave, dándose cuenta que esta tenía el número catorce escrito sobre una hoja de papel mal recortada y siendo plastificada por una serie de vueltas de cinta adhesiva. Una vez que abrió la puerta principal de la cabaña se encontró de inmediato con dos camarotes, los cuales se apegaban a los costados de las paredes y habían dos grandes baúles a los pies de las camas. Además, al fondo de la habitación había una segunda puerta, la cual dedujo que sería el baño. El lugar no le gustó del todo y ChanYeol no pudo evitar arrugar la nariz cuando entró al sitio y sintió el aroma a humedad siendo detectado por su delicado sentido del olfato.
—¡Pido la de arriba! —No se asustó cuando vio a JongIn correr por su lado para lanzar sus cosas a la cama de arriba del camarote, de hecho, él mismo se acercó a la que estaba debajo del chico para instalarse ahí.
Un nuevo olor pareció llegar hasta él, logrando alterarlo en cierto punto. ChanYeol no acostumbraba a sentirse así y una parte de él odiaba el efecto que producían los demás de su raza sobre él, por lo que se apresuró en sacar el pote de pastillas del interior del bolso para tragarse una sin necesidad de agua.
—Hola, ChanYeol. ¿Qué tal te trata la vida? —Le hizo un gesto de cabeza a Tao cuando vio como este entraba a la habitación con su gran maleta, aunque esa fue una de las cosas que menos le importó. Su atención quedó fija en el muchacho sonriente que estaba por detrás del alto, quien simplemente llevaba un gran bolso con él y parecía agarrarlo fuertemente con las dos manos.
—Hey, ChanYeol. Este es BaekHyun, el amigo de Tao —presentó JongIn después de ponerse a un costado del chiquillo.
ChanYeol le hizo un gesto con la cabeza al chico que recién venía entrando en la casa y luego prosiguió a guardar el pote de pastillas dentro de su bolso. Su mirada, casi sin darse cuenta, quedó anclada en BaekHyun, quien se acercó hasta la otra litera con cierto grado de timidez y decidió asentarse en la cama de abajo al ver que Tao ya se adueñó de la superior.
—Mientras veníamos hacia acá uno de los organizadores nos dijo que fuéramos al comedor apenas dejáramos nuestras cosas —mencionó Tao con cierto aire relajado.
ChanYeol simplemente siguió a los demás cuando se dio cuenta que todos se dispusieron a salir por la puerta de la cabaña. Se dirigieron de inmediato hasta el que supuso que era el salón y una vez que ingresaron tomaron asiento los cuatro en una mesa. Las reglas que mencionaron fueron rápidas de entender y fáciles de aceptar. ChanYeol no tuvo mucho problemas con nada en particular, bueno, si exceptuaba el claro hecho de que verdaderamente no quería estar en ese lugar.
Los organizadores dieron inicios a las actividades de inmediato, separándolos según las edades. Para su sorpresa, no era el único chico que superaba los veinte años, de hecho, habían bastantes personas que iban allí estando completamente desesperados por encontrar a su pareja. ChanYeol aún no lograba entender qué tanta importancia podían llegar a tener. Conocía la situación de sus padres, su amor incondicional y todo aquello. Y le era tan normal que no lo veía como algo que él necesitaría.
—ChanYeol, vámonos ya. —JongIn lo tomó por el antebrazo, haciendo que se acoplase a los demás.
—Iremos a dar un recorrido por el bosque. —El alto estuvo tentado a bufar por la explicación de Tao, no especialmente porque le molestara el chico, sino más bien por las actividades que tendría que hacer.
—Bien, chicos. —El organizador habló, llamando así la atención de todos—. Soy JongDae y estaré a cargo de esta excursión. Si gustan pueden transformarse para continuar.
JongIn chilló emocionado y tiró de su brazo entre gestos infantiles, a lo que ChanYeol solo le dio unas cuantas negaciones con la cabeza para darle a entender que él no se transformaría.
—¿Qué tal tú, Baek? ¿Irás con nosotros? —le preguntó Tao al chico, recibiendo una negación bastante tímida de su parte—. Hey, ¿estás bien? Últimamente actúas un poco extraño.
El más bajo dejó escapar una risita nerviosa y acompañó su negación de cabeza con un movimiento de manos.
JongIn le dio una última mirada a ChanYeol antes de trasformarse y echarse a correr junto a Tao por entre el bosque. Fueron pocas las personas que no se convirtieron, por lo que JongDae se encargó de entregarle a cada uno un caramelo.
—¿Desde cuándo conoces a Tao? Nunca los vi juntos. —Se acercó hacia BaekHyun para comenzar una conversación y se echó a la boca el dulce que le dio el organizador.
Para su sorpresa, no pudo avanzar mucho más cuando logró sentir el olor del chico. Sus hábiles sentidos parecieron cegarse y se vio obligado a dar un paso atrás para alejarse del posible peligro. Sus ojos quedaron anclados en los de BaekHyun, quien lo miró con el rostro levemente fruncido. El chico bajó la mirada para desenvolver su dulce y se lo echó a la boca.
—¡Muy bien! Chicos, por favor síganme y no se vayan muy lejos.
JongDae comenzó con su caminata hacia el interior del bosque, llevando a todos los demás por detrás y fueron dirigidos por un pequeño sendero. Los lobos iban al último o a unos cuantos metros por al lado de ellos para tener más libertad con sus extremidades y grandes cuerpos.
Ya para cuando ChanYeol solo llevaba quince minutos de caminata el día se le hizo tedioso. BaekHyun por alguna extraña razón provocaba que se sintiera extraño, así que mantuvo cierta distancia del chico, sumándole a ello que JongDae era terriblemente insoportable y se pasó la mitad del camino describiendo las plantas que hubieron a su alrededor.
La excursión se le hizo de inmediato aburrida y fue por eso mismo que se entretuvo quitando ramas de los árboles que estaban a sus costados, intentando formar con estas una corona a la cual añadió unas cuantas flores que encontró por el camino. Un accesorio natural bastante bonito que se empeñó en aprender su hermana YooRa a través de vídeos tutoriales por YouTube.
—Bueno, chicos. Lamentablemente nuestro recorrido termina aquí. —El chico que estaba a la cabecilla del grupo los hizo detener a todos, logrando que ChanYeol se diera cuenta que estaban otra vez en el campamento.
Vio el objeto que tenía entre sus manos mientras que continuaba escuchando la voz de JongDae por algún lugar. Miró hacia su costado para ver a BaekHyun, encontrándose con que el chico lo miraba, provocando así que las mejillas del más bajo se sonrojaran. ChanYeol rodó los ojos porque sabía que solía tener algún tipo de efecto parecido con otros cambiaformas al ser un alfa.
Giró otra vez la corona entre sus manos y se la puso a BaekHyun sobre la cabeza de manera despreocupada mientras veía como JongIn y su hermano menor se acercaban a ellos.
—Que mierda más aburrida —se quejó JongIn mientras hacia una mueca, importándole poco que estuviera desnudo.
Miró hacia BaekHyun, comprobando así que las mejillas del chico se sonrojaron bastante, cosa que le hizo fruncir el ceño. Ese chico tenía un comportamiento demasiado raro.
—Vayan al comedor. Es hora de almorzar.
Ninguno tuvo verdadera intención de seguir haciéndole caso a JongDae, pero era verdad que la hora de la comida se acercaba y luego de una aburrida caminata todos tendrían hambre, especialmente los que se convirtieron. ChanYeol ya se aburrió del campamento y, a pesar de que procuró que le daría una oportunidad a las actividades y al lugar, no creyó realmente que le pudiera agradar del todo.
A pesar de su cara de amurrado, de igual forma fue arrastrado por JongIn hasta el comedor una vez que este se vistió. Su amigo se sentó a su lado y al frente de él estaba BaekHyun, quien seguía con la corona de flores mientras daba sonrisitas por lo bajo.
La comida la tuvieron que ir a buscar ellos mismo, así que fueron de a dos para que nadie les quitara la mesa. Una vez que estuvieron comiendo ChanYeol por fin pudo disfrutar un poco del lugar al pensar que la comida no era tan mala del todo.
El almuerzo en su mayoría fue tranquilo, cada uno comiendo de su plato y pinchando con los palillos las variedades que habían sobre este. ChanYeol sin darse cuenta se comió la carne apresuradamente, pero nunca llegó a quejarse de eso, por lo que sorprendió a todos lo que hizo BaekHyun, dado que, mientras él se sirvió una cucharada de arroz, el chico de la corona le puso un trozo de carne de su plato sobre lo que estaba por comer. Los tres chicos restantes fruncieron el entrecejo al ver ese acto tan íntimo, lo que hizo que el chico volviera a sonrojarse. Tao le pegó a BaekHyun un manotazos en la pierna, haciendo que este diera un salto y sacara la carne que dejó sobre la cuchara de ChanYeol para echársela a la boca.
—Tao, ¿qué le pasa a tu amigo?
El más alto lo miró de reojo y no le tomó importancia a las palabras de JongIn, sino más bien a las expresiones de BaekHyun. El chico tuvo la intención de decir algo para defenderse, pero al ver la mirada de ChanYeol clavada en él rápidamente cerró la boca. Eso lo extrañó aún más.
La tarde no fue algo realmente divertido y ChanYeol estuvo tentado muchas veces a llamar a su padre para que lo sacara de esa mierda. Solo es una semana, se recordaba continuamente para que lo molesto de la situación no lo llegara a enfadar.
Resultó que JongDae sería su guía oficial hasta que acabaran con el campamento, lo que hizo que ChanYeol le tirara mentalmente más mierda al pobre lugar. El tipo era simpático y vivaz, pero nadie negaba que era un tocapelotas. Tenía un humor particular y a él cada vez le quedaba más claro por qué le asignaron a JongDae el grupo de los mayores de edad.
Se pasaron la tarde recolectando fruta en el bosque, al parecer porque JongDae era un alfa muy familiarizado con el área y porque a los organizadores se les ocurrió la fantástica idea de hacer un pastel con frutas recién recolectadas. A ChanYeol ya de por ende el tipo no le caía del todo bien, sumándole a eso que se les unió MinSeok a la actividad excusándose con que él también quería hacer un pastel. Lo cierto era que el recepcionista se la pasó pegado al guía mientras que no dejaba de sonreír.
ChanYeol, por otra parte, se preparó minuciosamente antes de salir. Se puso una gorra y se untó el suficiente bloqueador como para no hacerse daño en su delicada piel. JongIn fue el primero que se rio al verlo, junto con Tao. Baekhyun fue el único que lo miró serio y se apuntó a sí mismo la mejilla en señal de que el bloqueador estaba mal distribuido.
Con el paso de las horas las cosas no estuvieron para nada bien. El pelo lo tenía totalmente sudado debajo de la gorra y debido al calor el bloqueador pareció derritirse, lo que provocó que la mierda esa le entrara a los ojos. No hizo más que quejarse en silencio mientras procuraba no rasparse los brazos en el momento que sacó las moras. Al final terminaron muy tarde de recolectar las dichosas frutas, por lo que JongDae les mencionó a todos con tono alegre que al día siguiente por la mañana podrían empezar con su pastel, haciendo que todo el horario de planificación fuera un desastre.
Una vez que estuvieron dentro de la cabaña se bañaron por turnos, siendo Tao el primero y ChanYeol el último. Cuando el alto se adentró entre sus sábanas con su pijama toda la cabaña estuvo completamente oscura a exceptuar por la luz natural que ingresaba desde el exterior. Luego de estar unos minutos con los ojos fijos en la oscuridad logró acostumbrarte a esta.
ChanYeol quedó en la cama de abajo, al igual que BaekHyun, por lo que, al rotar un rato sobre el colchón por no poder conciliar el sueño, en una de sus vueltas se encontró con los fijos ojos de BaekHyun, quien lo miraba desde el otro lado de la habitación. Mentiría si dijera que el chico no lo asustó, aunque el sentimiento se evaporó de inmediato cuando ChanYeol notó como BaekHyun subió las mantas hasta su barbilla para luego darle la espalda, todo siendo efectuados con movimientos rápidos, como si le diera vergüenza ser pillado mirándolo.
No lograba comprender la manía que tenía el tipo con él. Mientras estaban recolectando la dichosa fruta de JongDae ChanYeol lo vio a lo lejos y se quedó mirándolo por mera curiosidad, notando que el chico solía reírse con frecuencia y no tenía vergüenza al molestar a Tao o JongIn. Entonces llegó a pensar por unos minutos que él era el problema, pero no logró encontrar una razón lógica para el cambio de actitud del contrario y eso solo lo confundió más.
Al día siguiente se despertó antes que todos para poder tomarse su pastilla habitual. Al saber que aún las actividades no empezaban se vio obligado a permanecer recostado en la cama mientras escuchaba los ronquidos de JongIn, aunque hubo otro sonido que llamó más su atención; BaekHyun soltaba suaves quejidos y gemidos mientras dormía, como un cachorro. ChanYeol sin darse cuenta pasó toda la mañana mirándolo y no se detuvo hasta cuando notó que el chico despertó.
Las actividades empezaron con una fantasiosa y ruidosa trompeta, provocando que JongIn casi cayera de la cama y que Tao gritara como desquiciado. JongDae fue quien le abrió la puerta unos minutos después, diciéndoles que debían ir al comedor para hacer el famosillo pastel.
—No soy bueno con esto —se quejó Tao mientras intentaba batir la mezcla.
A ChanYeol lo mandaron a lavar las moras junto con BaekHyun, quien se encargó de sacarle cualquier tipo de rama u hoja que tuviese, además de desechar las malas. Fue por esa razón que el chico quedó manchado de un color oscuro cuando se rascó la mejilla izquierda.
—Aquí. —ChanYeol se apuntó su propia mejilla mientras miraba al contrario en un intento de que se limpiara, aunque pareció que el chico entró en desesperación y se pasó la mano con fuerza por la piel, haciendo más pronunciado el color—. Ven aquí.
Se acercó lo suficiente a BaekHyun para pasarle el dorso de la mano e intentó sacar la mancha. Sin embargo, la cercanía solo provocó que algo se removiera con demasiado entusiasmo dentro de su pecho. No solía experimentar esos sentimientos debido a las pastillas que tomaba todos los días para controlar sus instintos de lobo. A ChanYeol no le gustaba sentir su corazón muy acelerado ni tampoco creía en aquella afinidad que se suponía que tenían las parejas destinadas, no quería tener una tampoco. Desde hace unos años que empezó tomando la tableta más que nada por curiosidad, aunque en la actualidad la tomaba para evitar las sensaciones, fue por eso mismo que le extrañó tanto el hecho de que se sentiera así con BaekHyun. El sentimiento tampoco fue algo negativo, lo que hizo que no sintiera miedo o necesidad de apartarse. Permaneció ahí, tocando la mejilla de BaekHyun con suavidad mientras lo miraba a los ojos.
—¿Qué pasa con ustedes dos? —JongIn inmediatamente los sacó de su pequeña burbuja y ChanYeol dio un inmenso paso hacia atrás para que no se notora la cercanía, aunque fue todo lo contrario.
El día no pasó con algún otro hecho que fuera digno de recordar. Bueno, puede que la caía de Tao al lago si lo fuera. Los siguientes dos días pasaron igual, aunque esa vez ChanYeol sintió con más fuerza esa sensación y atracción hacia BaekHyun. El chico le pareció bonito desde el primer día y él no se dio cuenta hasta que llegó el tercero y fueron al lago, donde tuvo la oportunidad de ver el torso desnudo del contrario. La cosa era que aún no lograba entender por qué la actitud de BaekHyun cambiaba con él. ChanYeol comprobó que efectivamente el chico parecía cohibirse a su lado. Y fue justo al final del cuarto día cuando el contrario se le acercó para preguntarle con timidez si podían hablar. ChanYeol accedió y decidieron acercarse un poco al bosque para que nadie los pudiera interrumpir.
—Es raro que quieras hablar a solas conmigo. Normalmente no me comentas mucho. —Intentó demostrar una actitud simpática junto a una hermosa sonrisa, la cual poco a poco se desvaneció cuando vio como el contrario parecía retorcerse los dedos en un acto de ansiedad.
—Somos pareja —susurró BaekHyun mientras miraba al suelo.
—¿Ah? —Soltó una risa nerviosa luego de abrir la boca, pensando que de seguro se escuchó sumamente ridículo.
—Pensé que te diste cuenta. —Los ojos de BaekHyun estaban fijos en los suyos y le extrañó de sobremanera encontrarse con un ceño fruncido y una expresión triste.
—Yo... realmente no tenía ni idea.
—Pero debiste darte cuenta, eres... mi alfa. —Las palabras contrarias no le gustaron para nada. Él no quería ser el alfa de nadie.
—No quiero enlazarme, BaekHyun. Lo siento.
Las expresiones del chico cambiaron drásticamente y ChanYeol se dio cuenta de inmediato que lo sorprendió.
—Pero eres un alfa —susurró el chico sin dejar de mirarlo y luego se llevó ambas manos al pecho—, el mío, y se supone que me tienes que querer.
A ChanYeol se le secó la boca y luego la abrió en un intento de que algo coherente saliera de ella, pero sus ojos aún seguían muy fijos en los de BaekHyun y la sensación que sintió en el pecho no fue agradable del todo.
—¿No me quieres?
—No, Baekhyun. Yo... —Se pasó las manos repetidas veces por el pelo—. Es más complicado que eso.
Los ojos del chico no dejaron de verlo y en sus expresiones se plasmó claramente lo triste que estaba. ChanYeol sintió una especie de opresión que le dificultó el respirar. Se sintió mal y tuvo unas ganas inmensas de pasar sus brazos por sobre los hombros de BaekHyun para abrazarlo, pero no hizo nada de eso y simplemente se quedó quieto en su sitio en espera de alguna reacción del chico. Y lo que hizo no le pudo sorprender más; BaekHyun dio un paso hasta él, llegando a estar lo suficientemente cerca como para que el chico tocara la nariz contra su pecho, aunque lo que verdaderamente le sorprendió fue cuando el otro puso ambas manos sobre sus hombros y se paró de puntillas para besarlo. El contacto fue ejecutado de manera insegura y ChanYeol simplemente se quedó estático con los labios del contrario aprisionando los suyos.
BaekHyun se alejó de él con rapidez y se quedó mirándolo con ojos esperanzados. Al parecer el chico estaba ansioso por ver su reacción, pero no hubo algo que pudo decir ChanYeol. Simplemente se quedó ahí quieto, mirándolo porque aún estaba muy sorprendido.
—¿Aún así no?
—Lo siento, BaekHyun. De verdad lo siento.
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