Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

19. ¿En otra vida?

[...]

Llega por poco a su habitación, siente que no puede fingir un rostro tranquilo más tiempo. En cuanto cierra la puerta detrás de él lanza su mochila sin cuidado, cubre su boca para evitar ensuciar el suelo y corre al baño.

Vomita, tanto como hace años no lo hacía.

No sabe que le duele más, si la garganta, el pecho o la cabeza.

Aún más importante, no sabe si debería preocuparse por cómo se encuentra Mario después de discutir o de toda la sangre que hay en el inodoro.

No, eso último no le preocupa en absoluto.

Se siente tan miserable... ¿no fue muy grosero con él?, ¿había sido lo correcto?

Colín deseaba, como no había deseado nunca nada en su vida, que algo así pudiera ocurrir, por supuesto que quería probar los dulces, quería agradecerle por ellos y... pedirle algunas galletas recién horneadas si era posible...

Le gustaban las galletas, y le hubiera encantado comer algún creme brulee, para ser sincero, sería capaz de comerse incluso un fraisier si fuera Mario el que se lo preparaba.

Siente su pecho subir y bajar con brusquedad, sus ojos arden de pronto.

¿En qué momento había roto en llanto?

¿Por qué lloraba?, odiaba hacerlo, lo detesta, ¡este no era él, por amor de Dios!

¿Qué esperaba obtener con sus absurdas palabras?, lo había lastimado de nuevo... Mierda, ¿lo había hecho llorar otra vez?

¿Era culpa suya?, Mario era el que se había equivocado esta vez, ¿no?, ¡era culpa de él!

¿Por qué se sentía tan mal entonces?

No era capaz de distinguir siquiera si su malestar era físico o emocional... ¿ambos?, no sabía.

No quería esto, no quería lastimar a nadie nunca más, mucho menos a él.

Mario era el único que se había atrevido a retarle, a contestarle, a llevarle la contra y a tratarlo como a cualquier otro, incluso como alguien insignificante.

Colín amaba que le tratara como humano, y ahora ¿qué hacía?, ¿él también sentía lástima por él como todos hacían?, ¡Claro!, ¡él solo era un pobre niño sin amor, un niño que creció sin padre!, ¡es hijo de una omega común divorciada!, ¡pobrecito!

Colín da un golpe al lavabo, tratando de acallar la voz de su subconsciente.

¡No!, ¡no lo era!

No recibiría cariño por obligación de nuevo. No otra vez.

Primero Adrianne, a la que obligaron a que se amistara con él porque sus padres eran socios. ¿Acaso creen que él no notó las miradas incómodas en la niña porque ella no deseaba estar ahí en primer lugar?, ¿creen que no notó la decepción de todos al descubrir que ambos eran alfas y que juntarlos no sería posible?

¡Él tampoco quería ser así!

Samuel siempre fue obediente y complaciente, y no saben la cantidad de veces que rezó en vano para que cuando se revelara su género fuera él también un alfa o un beta. No podía siquiera pensar en él como un omega porque sabía que dejaría de ser ese amigo al que tanto amaba sinceramente porque eran cercanos desde niños. Sabía que tarde o temprano los malditos lobos y las feromonas le harían creer que le quería.

No se había equivocado del todo, ¿o sí?

Si Samuel fuera beta o alfa, ¿se habría enamorado de él como lo había hecho?

No... ¿Quién en su sano juicio le querría sinceramente?

Ni siquiera Mario, que era su destinado, lo había hecho. ¿Tan malo era?, ¿no merecía amor?

Sabia que la respuesta era no.

Solo que, sinceramente, le había dolido bastante que Mario fingiera estar interesado en él solo porque se sentía responsable de... ¿de qué?

Hablando claros, Mario no tenía la culpa. Nunca dijo que aceptaría la decisión de la Luna, al contrario, le dejó en claro desde el inicio que ellos solamente eran dos chicos que se odiaban.

No más.

Es él el único que creyó que sería buena idea aceptar ese hecho unilateralmente, porque se dejó envolver en esa sensación cálida de anhelar algo... anhelar a alguien. Se dejó caer en esa momentánea felicidad de esperar por alguien, de sentir por fin motivación de hacer algo además de generar caos y miseria a los de su alrededor.

Fue un imbécil por creer que podría controlar hasta dónde llegarían sus sentimientos.

¿Cómo iba a ser capaz de hacerlo si ni siquiera había notado que amaba a Mario desde mucho antes de todo esto?

Era ridículo... ridículamente patético...

El aire le falta, el pecho le duele y el sabor a hierro en su boca le produce asco. No puede evitar vomitar de nuevo, la sangre que sale de su boca es incluso más oscura y espesa que hace un momento. Las arcadas son agresivas, lo sabe y siente, aún así, no logra escucharse a sí mismo en ningún momento.

No sabe cuanto tiempo pasa abrazado al inodoro, pero no quiere saberlo. Lo único que desea es quitar el sabor de su boca. Se levanta con dificultad, su estomago duele al punto de doblegarlo. Abre en envase de enjuague bucal y lo acerca a sus labios.

Lo nota entonces.

Acerca la boquilla a su nariz.

No hay nada.

No huele el fuerte aroma a menta.

Sale apresurado a su tocador, buscando cualquier perfume. Lo rocía en su muñeca y lo huele sin percibir aroma alguno. Abre uno y luego otro sin éxito.

Los arroja al piso frustrado y asustado.

El frasco de vidrio se rompe en muchos pedazos, pero no escucha el estruendo que se supone debería haber hecho.

No, no, no... ¿tan pronto?, ¿por qué?, ¿qué ocurría?

No hacía falta que se asustara tan pronto, solo era el olfato y oído.

Solo eso, sí, claro.

Regresa al baño, agarra el enjuague y lo toma; lo deja en su boca y lo remueve. Se sostiene con ambas manos al lavabo y escupe.

Suelta un grito, que, de poder escuchar, podría asegurar que ha sido el más desgarrador que ha soltado en su vida entera.

No. No podía.

Agarra el enjuague de nuevo, pero en lugar de escupir como debería, lo toma. Lo bebe como si fuera agua purificada, no hay sabor alguno que le advierta de lo dañino que era hacerlo. No sabe a nada.

En su boca solo hay sabor a sangre.

¿Qué debería hacer?, ¿un médico le salvaría?

No, más importante, ¿él quería ser salvado?

La verdad era que no.

Mario había sido el que rechazaba el lazo y por eso él sufría, si él acudía al médico y rompía el lazo ¿Mario sentiría todo el dolor, angustia y agonía que el sentía justo ahora?

No, no podía permitirlo.

Prefería morir.

No, eso tampoco podía hacerlo, si moría ¿no sería lo mismo que romper el lazo?, ¿el lazo se rompería más gentilmente si moría a que si lo rechazaba?

Estaba dispuesto a hacer lo que fuera por evitarle a su omega todo esto.

Se siente culpable y tan solo de pronto.

¿Por qué tenia que amar a Mario de esta manera?, ¿por qué tenía que ser así?

¿Por qué... Mario no le amaba de vuelta?

Sin sus lobos, ¿habría posibilidad de estar a su lado?

Se deja caer en el suelo, agotado.

Divaga en posibilidades, ¿Mario y él podían ser almas gemelas en cualquier otro universo?, uno sin lobos tal vez.

Imaginaba que en alguno se enamoraron siendo estudiantes, tuvieron una relación en donde compartían noches de lectura... a él le gustaba leer, tal vez en otro universo le dedicó poesía o noches de insomnio. Le preguntaría a su Mario si le gustaba la idea, antes de que perdiera la vista.

Imaginaba que tal vez en alguno se conocieron siendo más adultos, cuando ambos tuvieran ya algún empleo, le gustaría que en ese Mario fuera el primero en quererlo, que fuera Mario el que se pusiera nervioso a más no poder por verlo y tenerlo... le preguntaría a su Mario si podía abrazarlo, antes de que perdiera el tacto.

No tenía que quererle, podía imaginar y sentirse feliz incluso si en otra vida son solo amigos. Solo conocerlo de nuevo era esperanza suficiente. Le preguntaría a su Mario si podía retarlo de nuevo, que de nuevo fuera valiente y se convirtiera en su enemigo que, en el fondo, quiere ser su amigo pero que no sabe cómo hacerlo.

Estaría agradecido con la diosa luna si le permite verlo de nuevo, antes de perder la vida.

Le había dicho que prefería morir a estar con él por lastima.

Justo ahora, no estaba seguro.

¿Sería muy malo si desea un abrazo aunque fuera por obligación ?, ¿estaba mal si quería que Mario le besara incluso si era por lástima?

Mierda...

El solo quería... dejar de amarlo.

[...]

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro