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Capitulo 9 - infelum

Morlum

Pensé que esto era una broma pesada de parte de innotiam pero busque en todo el apartamento y ella nunca apareció.
Ella no se iria por si sola, la conozco no haría esto, solo hay dos personas que pueden llevársela y ahora debo hablar con una.

—voy para alla—hable colgando el teléfono, no fue una llamada larga solo dije eso pero sabía que la persona al otro lado de la línea sabía a qué me refería.
Tomé mi auto y conduje lo más rápido que pude hasta las oficinas de mi padre, frene justo enfrente y azotee la puerta.

Intentaron detenerme al entrar pero no pudieron pase de largo e ignorando a todos después de todo este sería mi edificio muy pronto. El ascensor me llevo hasta el último piso del edificio y salí de allí.
—principe el rey está muy ocupado—intento hablar la secretaria de mi padre pero la mire haciendo que callara.

Mis manos empujaron las puertas de madera, mi padre estaba hablando por teléfono mirando hacia el ventanal de su oficina, la luz del sol alumbraba todo con claridad. Mi padre dió una vuelta en su silla y me miró "te llamo luego" dijo colgando el teléfono y levantándose por una botella de whisky.

—¿Por qué estás aquí?—pregunto mientras servía el whisky en dos vasos.
—sabes bien que hago aquí, ¿Dónde está?—le pregunté dando un sorbo al vaso.
—no lo se
—¡Claro que lo sabes!—grite azotando el vaso en la mesa pero mi padre ni siquiera sé inmuto.
—¿Por qué te importa tanto?
—¡Por qué ella era mi misión!—recalque la palabra "mi" —¡Y aún así dejaste que se la llevarán!, ¡Me diste órdenes, las cumplí y ahora te llevas mi trabajo!—le grité

Los ojos grises de mi padre me miraron, probablemente no le había gustado que le gritara, o tal vez solo apreciaba mejor la manera en la que me había enojado.
—ya te dije que yo no me la llevé—se encogió de hombros
—¿Entonces quién fue?, Tu mismo dijiste que no podrían llevársela ellos, ¡que era imposible!
—dije que era difícil pero no imposible, no tienes derecho a estar enojado el que bajo la guardia fuiste tu
—¡Se llevaron mi misión!
—¡Por qué tú dejaste que se la llevarán!, Ve y búscala, no me interesa si tienes que cruzar los límites pero tráemela de nuevo, no quiero que la pierdas, ahora esa es tu misión—se levantó de su silla y me dejó en la oficina.

Gruñi, encontrarla era fácil más no traerla, si ellos la tenian sería muy difícil que la recuperará pero no dejaré que se queden a mi misión. Era hora de ir al reino y prepararme para ser un infiltrado, por qué no dejaría que me quitarán lo más valioso que tenía, la misión que quitaría a mi padre del trono.

Deje mi auto en el estacionamiento del departamento y me dirigí al subterráneo, era la entrada más rápida que conocía.
Me subí al subterráneo y me sente, no había nadie yo era el único ahí. El subterráneo aceleró iba muy rápido, yo solo me agarre más fuerte y espere a que llegáramos. Cuando el subterráneo freno me levanté y las puertas se abrieron, baje y me dió un pequeño escalofrío.

Hacía frío todo estaba oscuro y las pocas luces que habían estaban parpadeando, todo estaba solo, sin una sola alma, había polvo, las plantas cubrían las paredes y la suciedad hacía que todo se viera aún peor, era la misma estación de subterráneo en la que había entrado solo que en un mundo distinto.

Subí las escaleras hasta la salida del subterráneo, el cielo rojo sangre me dió la bienvenida al infierno, las nubes eran negras lo cual era muy normal por aquí significaba que había un buen clima, abrí un poco mi camisa ya que hacía calor, camine hacia el castillo que no estaba muy lejos, pero como había llegado desde el subterráneo me tocaba pasar a por los pozos de tortura.

Camine sin siquiera mirar a las estúpidas almas que estaban ahí, muchas de ellas extendían sus manos e intentaban tocarme pero con un movimiento de mano yo les quemaba, sus gritos eran música para mis oídos pero no tenía tiempo para jugar.

Después de caminar un buen rato logré llegar al castillo, abrí las puertas y logre apresurar la alfombra roja y el piso de mármol negro, los sirvientes se inclinaron frente a mi en una fila, con mi pie toque a algunos haciendo que levantaran la mirada.
—tu, trae la llave infernal—asintio y señale al siguiente—tu tráeme una copa de sangre de brujo, la sangre más mágica que encuentres y los demás preparen la entrada del infelum—todos detuvieron sus actividades para mirarme con horror—¿Les di permiso para descansar?, ¡No! A trabajar. Y alguien dígale mi padre que estaré fuera unas semanas

Innotiam

Cuando Morlum salió del cuarto por más palomitas lo estaba esperando y todo se nublo, mi vista se oscureció y sentí que cambiaba de lugar.

Desperte por la luz, era demasiado clara y brillante, abrí los ojos y los talle para que se acostumbraran a la luz. Las paredes eran blancas, la luz también, las sabanas, los muebles, todo era blanco como en el cielo.

MIERDA ESTOY EN EL CIELO

Me levanté de la cama de un salto, el mármol de piso estaba frío por lo que salte de nuevo a la cama.
—¡princesa!—grito la voz de luctas
—luctas, Hola—sali descalza de la cama para abrazarlo pero el se aparto y miro raro.
—princesa disculpe mi falta de respeto pero usted y yo no podemos tener contacto alguno hasta nuestra boda
—oh, lo olvide—le sonreí de regreso.

Si, leyeron bien, boda, el y yo estuvimos destinados a casarnos desde nuestro nacimiento, sin embargo nunca me había sentido atraída hacia el, si bien era apuesto por qué su cabellera rojiza hacía que todos voltearan a verle, sus ojos color miel eran aquellos que habian echo que el fuera importante.

En el cielo había una profecía, la profecía decía que cuando la luz del sol estuviera unida para toda la eternidad con el azul del cielo los mortales dejarían de pecar y se convertirían en la civilización perfecta, así los angeles y los mortales podrían estar juntos, luctas tenía los ojos miel y yo los ojos azules, todos los demás solo tenían ojos verdes por lo que se dió a entender que nosotros debíamos cumplir con la profecía, pero la profecía decía que sería en un momento de transición del cielo y del infierno por lo que algo podría salir mal.

—princesa, como sabe no está bien que estemos juntos sin supervisión, si bien su padre me ha enviado a por usted no significa que podamos darnos el lujo de tardarnos más de lo debido—¿Así de ridícula me veía yo al hablar sobre lo bueno y lo malo? Díganme qué no.
—si, deberíamos ir con mi padre—me levante de la cama y el vestido blanco que estaba obliganda a usar rozo por debajo de mis rodillas, el ángel tomo la perilla dorada de la puerta la jaló hacia si.
—despues de usted princesa
—te lo agradezco

Salimos de mi cuarto, mis ojos ardieron por la luz, los grandes ventanales del castillo estaban abiertos y los toques dorados no ayudan a que brillará menos.
—¿luctas?—le llame al ángel
—¿Si princesa?—el no me miro, solo se fijo en avanzar recto
—¿Sabes si duis está bien?—ahora si se giro a verme horrorizado.
—¡Oh! Princesa sabe bien que no tengo permitido hablar sobre los castigos, eso es solo incumbencia de la realeza—le sonreí falsamente.

Estaba aún preocupada por morlum ¿Y si me estaba buscando?, ¿Estaría preocupado por mi?, Sin darme cuenta había comenzado a morder mis uñas.
—¡Princesa!, Saque su mano de su boca, recuerde que debe llevar las manos siempre unidas y a la altura de su estómago, no queremos que cualquier angel la vea comportarse de una manera tan indecente—me llamo la atención el ángel
—oh, lo siento, tienes razón, te agradezco que me hayas señalado mi error, los angeles no pueden verme de una manera tan indecente ¿Que ejemplo les estaría dando?
—princesa noto su tono de voz un tanto extraño ¿se siente bien?

"Se le dice sarcasmo maldito imbécil" quise decirle pero era mejor que se quedará en mis pensamientos.
—me siento muy bien, agradezco tu preocupación
—en ese caso princesa me retiro, debo continuar con mis actividades sin embargo prometo intentar volver a verle para la cena, por el momento la dejo en manos de su padre.
—gracias luctas, espero verle en la cena
—igualmente princesa—hizo una reverencia antes de irse y Vi como desapareció por los pasillos.

Me gire a hacía los dos hombres que estaban frente a la puerta de mi padre, ellos me saludaron con una reverencia a lo cual timuve que contestar también con una, luego me abrieron la puerta, entre a la sala de tronos y la puerta se cerró tras de mi.

Recorrí la sala con mis ojos y encontré a mi padre mirando a la ventana.
—buen día padre
—buenos días hija, estaba admirando el cielo, el sol está muy brillante hoy—se giro hacia mi y comenzó a caminar en mi dirección, su gran toga se arrastró por los suelos
—padre, si me permites quisiera saber si duis está bien, y si le has castigado te pido perdón, fue mi culpa no de ella
—duis está bien, no hablaré sobre su castigo y tampoco sobre el tuyo, está vez no recibirás alguno por qué el simple echo de estar con mortales es suficiente castigo
—gracias padre

Mi mirada paso hacia los tronos, el trono de mi padre era de mármol blanco y toques dorados el mío era igual pero más pequeño, los ocupabamos solo en ceremonias importantes y eso.
—hija mía ¿Me ayudarías a recibir a los angeles nuevos?
—seria un honor padre—salimos de la sala de tronos y caminamos por aquel luminoso pasillo que parecía infinito.
—mientras tanto innotiam, cuentame cómo fue tu experiencia con los mortales y podrías responderme ¿Dónde estabas?, Fue difícil encontrarte.

Mierda, mierda, ¡Piensa rápido tiam!

—veras padre, siempre me dijiste que los mortales tenían esas cosas llamadas Iglesias que eran templos para alabarte, por lo tanto caminando por la tierra encontré una y pedí asilo en tu nombre—le sonreí, espero que eso sea creíble
—¿Y por qué te han encontrado en el departamento de un hombre?—¡Muy bien pensado padre!
—veras, el líder de la iglesia el sacerdote me encargo un trabajo de caridad cuidando a un enfermo, como el era el hombre allí seguí sus órdenes tal y como me lo enseñaste, yo simplemente lleve al hombre a su casa y le cuide, como ya era tarde justo planeaba irme a la iglesia cuando lograron encontrarme—¿Cómo se me había ocurrido esa idea? No lo sé pero sirvió
—en ese caso estuvo bien hija, ayudaste a alguien que lo necesitaba y cumpliste tu papel como mujer, seguir las órdenes de un hombre.

En ese momento quise gritarle que ese no era mi deber y se que si lo gritara morlum estaría orgulloso de mi, sin embargo no era momento de que mi fachada se cayera.
Llegamos a las puertas del castillo salimos de la casa, mis pies tocaron las nubes blancas las cuales eran las calles y nos detuvimos frente a la entrada del cielo, mi padre abrió la reja con la llave celestial y el grupo de angeles se acercó, mi padre me pasó el pergamino y una pluma.

El comenzó a decir los nombres de todos los angeles y yo asentía con la cabeza mientras anotaba sus nombres y los asignaba en sus respectivas zonas.
—creo que ya—dije al tachar el último nombre de la lista
—aun falta uno hija
—ya no hay más nombres padre—le enseñé el pergamino y frunció las cejas, esto a veces pasaba a veces eran tantos angeles los que llegaban por día que algunos nombres se extravíaban entre tantas listas.
—dime hijo mío ¿Cuál es tu nombre?—pregunto a aquel ángel, no lo mire por qué estaba esperando la respuesta para así anotarlo
—mi nombre es regidium, de las palabras Regina y praesidium—rapidamente lo anoté y mi padre dijo
—en ese caso tu deber es cuidar a la reina, pero no hay una reina aquí aún, mi hija se convertirá en reina en una semana tu deber es protegerla. ¿Te ha quedado claro?
—si rey—un segundo, esa voz se me hace conocida... Levanté mi vista y tuve que hacer mi mayor esfuerzo para no desmayarme.

Era morlum

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¡Morlum fue a rescatarla! O al menos espero que sea morlum, y si es el al menos espero que si quiera rescatarla

¿Alguna teoría por ahora?

Bueno amigos los veo el lunes

L@s quiero
Atte. Escritoranonima59 ♥

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