C5: ¿Sobreprotector? ¿Yo?
Mayo, el mes de la primavera en Japón. Era el inicio de la semana dorada, llena de festivales y flores, muchas flores.
Era medianoche, y el nido se encontraba menos abultado y con menos capas de ropa. Katsuki se acomodó para dormir, abrazando a su omega por la cintura, mientras que el pecoso -quien ya dormía plácidamente- enganchaba sus piernas con las del mayor.
Encontrándose ya en el limbo del sueño, el agarre fue disuelto, sintiendo una brisa fría al ser destapado.
—¿Deku?
Al no tener respuesta, se levantó rápidamente e intentó espantar su sueño con un gruñido. Pero rápidamente despertó al sentir una oleada de desesperación y de asco por parte de su omega.
—Mierda...— Se acercó lentamente. Acarició con cuidado al peliverde, empezando desde los hombros hasta la zona lumbar, terminando con caricias circulares por toda la espalda. —De acuerdo, primera prueba...
—Kaachan, ve a dormir. Mañana patrullarás todo el día...
—Estás como vomitando hasta la cena del jueves.
—Es miércoles, Katsuki.
—Por eso... no, no, no, me quedaré contigo.— Se sentó de la misma manera, abrazando de la cintura al pecoso, y apoyando su cabeza en la del menor. Después de una media hora, Izuku se levantó del frío suelo del baño, arrastrando al rubio.
⁂
La noche volvió a callarse, demasiado callada en verdad, el pecoso abrió lentamente un ojo encontrándose con...
—¡CARAJO KATSUKI! ¿¡QUÉ ESTÁS HACIENDO!?
Prendió la lámpara de mesa, encontrándose con el rubio completamente despierto. Observó la hora en un celular, eran las dos de la mañana, y si su alfa tuviera una cola, la estaría moviendo curiosamente.
—Viéndote dormir.
—Sí, pero, ¿¡Por qué!?
—Yo, ah... no lo sé— el rubio respondió, abrió los brazos, en respuesta el pecoso se acurrucó rápidamente para volver a conciliar el sueño. —Izuku, ¿Recuerdas que la vez que sentí que me moría ya que no te veía por dos semanas?
El pecoso asintió, ya entrando en un sueño.
—Lo estoy sintiendo de nuevo. Esa electricidad que de verdad... no te quiero soltar.
—Ah, qué romántico. Duérmete.— dijo secamente.
¿Por qué quiero protegerte...?
⁂
—Y así estuve hasta que sonó la alarma.— terminó de contarle a la pelirrosa que le colocaba parches para ojeras. —¿Segura que esto funciona, Mina?
—Sí, y si no desinflama las ojeras que te cargas, voy a robarle la ensalada de pepino a Denki. Ya, tienes que ir a entrenar y yo... veré porqué te atormenta tanto lo de Izuku.
—¿Crees que es por el cachorro? —Katsuki cerró los ojos pesadamente, sentía cómo ardían. —Porque igual... Izu ha cambiado.
—¿Cambiado cómo?
—Bueno...
⁂
—Kacchan... ¿Podrías apartarte de mí unos minutos?
El rubio se encontraba abrazado, más bien enganchado de la cintura del omega hace algunos minutos. El pecoso se encontraba haciendo yoga y de la nada...
agarrado como candado.
—¿Qué tal unos segundos?
—¿¡Qué tal unos días?! Ya, suéltame.
(...)
—Jugo de mango y tu pasta con la salsa que más te gusta.
El pecoso examinó su plato. Tenía apetito, pero no de esto.
—Paso.
—P-pero... es tu plato favorito de ahí. ¡Ah! Hay helado en el refrigerador.
—¿De qué?
—De chocolate.
—Iugh...
La pareja se quedó callada, como si hubieran visto la situación en tercera persona. Izuku bajó la cabeza, no era un niño mimado, pero a veces...
—¿Quieres que te haga algo?— el peliverde negó.
—...¿Puedo probar tu comida?
Izuku olisqueó el plato del rubio. Eso sí que le apetecía.
—Está muy picante. —No había ni terminado de hablar para ver que Izuku ya había agarrado una cucharada. Las lágrimas por la poca tolerancia a ese ardor no tardaron en salir. —¿Qué te dije?
—Quiero más.
⁂
—¿¡Y KATSUKI SOLO LES CONTÓ ESO!?
Ashido y Eijiro fueron a hablar con el peliverde cuando llegó a la oficina. Pensaron que, por las cosas que Katsuki les había dicho, Izuku se vería cansado o... demacrado.
Pero veían al omega como siempre, incluso mejor. Su cabello ondulado, un aspecto más joven, su olor a suave hierbabuena refrescaba al dúo en el cálido día de primavera.
—Ah... sí. Y creemos que quizás estás siendo algo, ¿duro con Katsuki? ¿O algo...?
—¿Mimado?
Izuku observó con sus ojos redondos a la pareja. No pudo evitari una pequeña risita. Una risa cínica.
—¿Yo soy el mimado? Katsuki es el alfa más sobreprotector que conozco. Ni mi mamá me cuidaba tanto... Bien, quiero que piensen bien las cosas que les dijo Katsuki...
Eijiro y Ashido se miraron. Bueno... eso tenía más sentido.
—Escuchen, no he llegado ni a mi tercer mes. Y tener a Kacchan, MI KACCHAN, un alfa de dos metros siempre apegado a mí, tocándome y mimándome, ¿No creen que eso me volvería algo irritable?
Carajo.
Eijiro había hecho click.
—¡Yo ya he escuchado ese discurso antes!
(...)
—Escucha, llevamos, solo unas semanas. Y tener a Izuku, MI DEKU, un omega de 1 metro con 60 siempre abrazándome, mimándome, apegado a mí... ¿No creen que eso me haya cambiado un poco?
—Por dios, son iguales... ¡Estás críando al anticristo, Izuku!
—Disculpa, ¿Qu-
⁂
Izuku llegó al departamento. Observó de lejos a su pareja, Katsuki se encontraba acurrucado en el sillón, viendo lo que parecía ser un documental de montañismo.
—Hola, cariño...— susurró el peliverde. Pero la oleada de felicidad del alfa hizo que alzara y endulzara su tono de voz —¿Cómo estuvo tu día?
—El doble de trabajo sin ti...
Izuku se acercó hacia el ojirrubí, el alfa como rutina se acercó hacia el vientre del pecoso. Pero no lo abrazó. Solo acercó su cabeza al abdomen.
—Yo debería de mimarte más, Kacchan— musitó, acariciando el cabello rubio a modo de piojito.
—Y yo debería de ser mimado y relajarme en vez de... sobreprotegerte, ¿no? — el pecoso río suavemente.
—Mhmm... ahora, ¿Te vas a dejar querer?— ronroneó. Katsuki rodó los ojos.— Ah, como si no te gustara Katsuki Bakugo.
—Honestamente, es bueno que solo tú tengas los síntomas porque si los dos estuvieramos de esa forma, seríamos una pareja explosiva, más de lo que ya somos...
Oh, Katsuki...
Adivina lo que te espera.
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