Hugo.

Estaba presenciando una atrocidad, viendo como esos vampiros jugaban con esos policías, dándoles esperanzas de vivir.

Toda mi vida había sido entrenado para estas cosas, para cualquier ataque y ahora realmente estaba acojonado.

Y lo interesante era que no tenía miedo por mí. Tenía miedo por Dean.

Revisé el móvil por cuarta vez y seguía sin batería. La lluvia no cesaba por lo que seguíamos atrapados, y eso cada vez me ponía más nervioso.

Intentando no hacer movimientos bruscos para no llamar la atención de esos salvajes, deposité a Dean los asientos traseros.

Lentamente comencé a ir yo también atrás, pero en un descuido de mi parte golpeé la puerta.

Cerré los ojos fuertemente, esperando el ataque. Sin embargo nada ocurrió; estaban tan concentrados en su comida que no se habían percatado si quiera de nuestra existencia.

Cuando terminen con ellos van a venir al auto, ¡tenemos que hacer algo!

No bastaba con la presión que la situación ejercía sobre mí, sino que también Mika colaboraba.

Mi prioridad era Dean y no sabía donde esconderlo.

-Maldita sea- gruñí golpeando el asiento.

Desesperado y sin importarme mucho hacer ruido, hice acopio de mi fuerza y arranqué el maldito asiento, dejándome ver el maletero.

Sin perder ni un segundo, escondí allí a Dean, todavía inconsistente, y volví a colocar el asiento.

No es que quedara exactamente bien, pero no es que ellos se pusieran a ver los defectos y supieran que dentro del maletero había alguien.

-Tengo un puto plan, espero que no me falles- gruñí esperando una respuesta de mi lobo, la cual nunca llegó.

Me incorporé lo suficiente como para hacer sonar el claxon, aunque rápidamente me escondí detrás del asiento.

Factor sorpresa, me gusta.

Mis huesos comenzaron a crujir, a lo que no opuse resistencia, convirtiéndome en lobo.

La ventana de piloto fue rota cuando uno de ellos intento abrir el coche sin éxito. Abrió la puerta del piloto y escuché como respiraba.

Se había percatado de mi olor porque se puso a buscar desesperadamente, abriendo la puerta del asiento detrás del piloto justo donde yo estaba escondido.

No esperé su saludo, y directamente me tiré sobre él. Fue demasiado fácil arrancarle la cabeza porque estaba desprevenido y no pudo hacer nada para quitarme de encima.

El problema llegó cuando los otros tres decidieron venir a por mí.

-Hacía tiempo que no mataba a un Alpha- murmuró uno- Será divertido.

Narrador omnisciente.

Si algo habían aprendido esos vampiros a lo largo de su larga vida era que no podían jugar como lo habían hecho con aquellos dos humanos.

Un sólo Alpha podía acabar con un vampiro como si de una mosca se tratase, justo como había hecho con uno de ellos.

Así que optaron por la opción fácil. Dos de ellos lo golpeaban sin dejar que el lobo se pudiera defender.

El tercero merodeaba por los alrededores en busca de alguien más, como por ejemplo su alma gemela.

Los boxeadores antes de subirse a un ring debían estudiar y planificar, así como ese vampiro estaba haciendo.

Cabía la posibilidad de que ese lobo hubiera encontrado a su alma gemela, y sabía que si las cosas llegaban a desocntrolarse podría utilizar eso a su favor.

Aunque también sabía que aunque era una ventaja, en cuestión de segundos podía convertirse en una desventaja.

Defendemos lo que nos importa, con uñas y dientes sin importar lo que suceda. Y con los lobos no iba a ser menos.

Un grito desgarrador se escuchó, y es que el lobo había mordido a otro de ellos en cuanto se hubo despistado.

Tenía pocas fuerzas pero volvió a atacar, dejando al vampiro mal herido, convulsionado y esperando a que terminara de morir.

Ya sólo era uno contra uno, porque el otro seguía sin querer meterse en la pelea.

Mientras en la casa Sheran se paseaba de un lado a otro, preocupado. Hacía como una hora que había notado la desaparición de sus hijos así como las llaves de su coche.

Sabía que ambos eran responsables y que Hugo podría protegerlos a los dos, pero aún así algo le hacía sentir inseguro.

El vampiro cansado de golpear decidió sacar un cuchillo de plata dispuesto a acabar con todo de una buena vez.

Le hizo varios cortes que lo debilitaron aún más si era posible, haciendo que perdiera las ganas de luchar.

El otro había decidido indagar en el coche, dispuesto a abrir el maletero. Grave error.

Utilizó la poca fuerza que le quedaba y los mató a los dos, justo antes de que el otro abriera el maletero. Allí sin poder resistirse más acabó cayendo al suelo.

Lo has hecho bien, Hugo.

Moriría por él otra vez.

Repitiendo esa frase una y otra vez acabó cerrando los ojos.

Dos hombres lobos habían aprovechado el mal tiempo para salir a cazar. Pero en vez de una buena presa acabó encontrándose con dos humanos muertos, cuatro vampiros degollados y un lobo tirado frente a la parte trasera de un coche.

Dentro del maletero se escuchaban los grito de un chico que gritaba de forma desesperada en un intento de que le rescatan de allí.

-¡Hugo!- gritaba una y otra vez.

Ambos lobos supieron al instante que tanto el lobo ensangrentado como el chico del maletero se trataban del hijo del Alpha.

Uno de ellos se fue corriendo a avisar a su Alpha, mientras que el otro intentaba acercarse al maletero para poder sacarlo de allí.

Pero no podía, Mika todavía tenía algo de fuerzas para no permitirlo.

Cuando Sheran llegó intentó mover a su hijo mientras lágrimas caían de sus ojos.

Hugo gruñó pensando que la pesadilla todavía no había terminado, dispuesto a dar lo poco que le quedaba.

-Soy papá, Hugo- susurró llorando- Ya está, ya pasó.

Hugo volvió a convertirse en humano y sonrió débilmente sabiendo que su única prioridad estaba a salvo.

¿Hasta donde puede llegar el amor?

Repito que nadie va a morir, y si estoy haciéndoos pasar por un mal momento es porque después será el doble de romántico.

Confíad en mi ♥