
20
Un poquito de como Dean es celoso ya que muchas me lo habéis pedido, aunque no os fiéis mucho de este capítulo ya que más adelante aprenderá mejor.
Ya entenderéis 😂
Hugo.
Justo segundos después de formular esa pregunta me arrepentí. Iba a juntarlo con mis amigos, con mis amigos, ¡con los putos pervertidos de mis amigos!
-¡Di que sí Dean! ¡Nos lo pasaremos genial!- chilló Patrick demasiado emocionado.
Definitivamente ha sido una idea estúpida.
-Yo...bueno...¿estáis seguros?- preguntó con temor- Además papá no me dejará ir.
Conocía su mirada, no quería venir.
-Vas con Hugo, puedes ir no hay problema- dijo papá emocionado- Y de paso os lleváis a Dave.
Esto se pone todavía peor.
-Estará cansado papá, y querrá estar con su hermana- intervine rápidamente.
-Por mi no hay ningún problema- dijo Dave y Patrick le echó un brazo por encima.
-¡Esta fiesta va a ser genial!- chilló el entusiasta.
-Viva- murmuré irónico- Si te aburres, te sientes incómodo o no quieres venir nos quedamos en casa- susurré en el oído de Dean haciendo que se sonrojara un poco- Por mi elige la última, seguramente nos la pasemos mej...-
Papá tosió fingiendo que se atragantaba, y yo sólo lo miré mal.
-¿Necesitas que te de palmadas en la espalda, padre?- pregunté divertido.
-Mejor no me toques hasta que te hayas lavado las manos- dijo guiñandome un ojo.
Mis amigos y yo lo captamos.
Dean como siempre, no tanto.
Cuando llegamos a casa, Dean se fue a preparar su mochila para irnos. Yo pasaba del tema ya que probablemente tendría más ropa en casa de Patrick que en mi armario.
-¿Qué llevas?- pregunté cogiendo la mochila- Parece que llevas piedras.
-Pues llevo mi pijama y ropa para manaña- dijo ofendido- ¿Y tú? ¿Por qué no llevas nada?
-No te preocupes que no me quedaré sin ropa, y si me llego a quedar sin bóxers seguro que tú me prestas los tuyos- me mordí el labio en un intento de no reír ante su carita roja.
-¿De qué habláis?- preguntó mamá apareciendo de la nada- ¿Qué le has hecho, Hugo? ¿tienes fiebre, cariño? Estás muy rojito.
Sí, rojito. Como un tomate querrás decir.
-Yo no le he dicho nada- me encogí de hombros- Hasta mañana- besé su frente y salí de casa, esperando a Dean.
Llegamos en poco tiempo, y mejor no haberlo hecho.
-¡Pero si has venido!- chilló Patrick abrazándolo- ¡Vamos, ven deja a este cascarrabias!- literalmente lo arrastró del brazo hacia la cocina donde seguramente estaban todos.
-Deberías llevártelo de aquí ya- susurró Steffan- Ha hablado con tu abuelo y con Estrella, eso es malo, ¿verdad?
Muy, muy, muy malo.
-Han hablado sobre confesar sentimientos, ¿los tuyos o los de él?- preguntó curioso.
-Ambos- gruñí exasperado- Están obsesionados con hacer de Celestina.
-Joder tío que mal- palmeó mi espalda transmitiendome sus condolencias.
Tendré una charla muy seria con estos dos...
Al entrar en la cocina confirmé, por décima vez que esto había sido un jodido error.
-¿Quien es este chico tan guapo?- preguntó Mar, hermana de Patrick, juguetonamente, acercándose a mi.
Ella y yo habíamos sido siempre como hermanos, y de vez en cuando se unía a nuestras fiestas de 'hombres'. Nunca me veía como algo más, pero estaba claro que estaba jugando en el equipo contrario.
Puto Patrick, puto abuelo, puta Estrella.
-Lo que me faltaba- gruñí disimuladamente cuando me abrazó- ¿Qué mierda se te pasa por la cabeza para unirte a esos tres?
-Lo siento- susurró- Patrick me ha amenazado con contarle a mis padres sobre mí mate.
En ese caso no podía enfadarme con ella. Su alma gemela era un vampiro y no todos aceptaban a un vampiro como lo había hecho mi padre, en este caso con dos.
Quitando las ganas de matarse mutuamente, se amaban.
-¿Puedes quitarte?- le pedí amablemente empujandola un poco para que dejara de abrazarme.
Dean aprovechó para colarse entre nosotros dos, abrazándome al instante.
-Me siento mal, ¿Podemos irnos?- preguntó en un susurró, abrazándome más fuerte.
Mirarlo con ternura era lo único que podía hacer en este momento. Y morirme también por ver como defendía lo que era suyo.
-¿Qué te pasa?- le pregunté tiernamente siguiéndole el juego.
-Me duele la tripita- murmuró como un niño pequeño.
-¡No! ¡Nada de irse!- chilló Mar- ¡Que empiece la fiesta!
-¡Que empiece!- gritaron los demás.
Al principio seguía pidiéndome que nos marcharamos, pero en cuanto vio que Mar no tenía la mínima intención de acercarse a mí pareció cambiar de opinión.
Así que ahora Steffan, Rubén y yo estábamos haciendo la cena.
Patatas fritas con huevos. No queríamos quemar la casa, y tampoco sabíamos cocinar nada más, así que era la única opción.
-Parece que se divierte- dijo Rubén señalando al salón, donde se escuchaba como Dean reía, supongo que ante la inminente paliza de Ricardo hacia Patrick en el boxeo, y las palabrotas por parte del último.
-Estaba ilusionado por venir, sólo que se puso un poco celoso por Mar- dije feliz.
-Te perdiste su cara al verla con nosotros- comentó riendo- ¡El timbre, abrir joder!- gritó al ver que nadie iba a abrir la puerta.
-¡Dave!- gritó Dean- ¡Que bien que has venido!
Y todo estaba bien hasta que apareció ese.
-Parece que ahora Dean no es el único celoso- cantaba Steffan.
-¿Quieres callarte?- gruñí lanzándole una patata frita.
En eso, un feliz Dean entró a la cocina acompañado de Dave y Mar.
-¡Que bien huele!- chilló poniéndose al lado de Rubén- ¿Puedo?- preguntó tímidamente señalando el plato donde repasaban las patatas fritas.
-Yo no veo nada- contestó Rubén riendo, alentandolo.
La cena pasó tranquila, demasiado daría yo, obviando el hecho de que Mar intentó hablar conmigo como habitualmente hacía, sin nada de coqueteos y Dean fingió quemarse sus deditos con las patatas.
Primero, las patatas estaban frías. Y segundo, todos estábamos comiendo con cubiertos.
-Ya pasó, bebé- susurré besando sus deditos, obviamente siguiéndole el juego ante su intento de llamar mi atención.
Lo cual no hacía falta. Todos, absolutamente todos habían caído en sus encantos, y él se había ganado un puesto en el grupo.
Los conocía bastante bien, y sabía que eso iba a pasar más temprano que tarde.
-¡Vale juguemos a un juego nuevo!- chilló Patrick como un niño pequeño.
-¡Hay dios!- gritamos los que lo conocíamos bastante bien.
-Solo es un juego inocente, antes de comenzar con las guerras de los videojuegos- dijo a la defensiva.
-¿Puedes definirme que entiendes tu por inocente?- pregunté a la defensiva.
Bajo ningún concepto quiero que pase lo mismo que con el inocente juego yo nunca he...
-Solo se trata de escribir algo que nunca le has dicho a una persona pero que realmente sientes que necesitas hacerlo- dijo feliz.
¿Dónde había participado mi abuelo? ¿Dónde? ¡¿Dónde?!
-Se nota que es inventado por ti- dije inocentemente, pero él pasó de mí.
-Sus bolígrafos y sus papeles- dijo emocionado.
-¿Sabes que tu juego no tiene sentido?- pregunté riendo- ¿Yo te escribo a ti que te quiero mucho y te lo entrego directamente aún suponiendo que es secreto?
-Eso no es un secreto- comentó burlón- Bueno eso es cierto pero podemos... podemos salirnos del salón y dejar la nota en el asiento de la persona a la que le queramos entregar el papel.
-Pues menudas vueltas vas a dar, ¿no es mejor decirlo y ya?- se quejó Rubén.
-¡Callate maldito vago y escribe!- chilló indignado.
-¿Se puede escribir a más de uno?- preguntó Mar a lo que su hermano asintió.
Hicimos lo que nos pidió, y dejamos las notas en los asientos vacíos de las personas a las que iban destinados los mensajes.
Yo le dejé uno a Dean y otro a Patrick.
Entramos todos en el salón nuevamete y habían demasiados papeles en cada asiento, obviamente de Mar quien se había propuesto echarnos en cara las verdades que siempre nos decía día a día.
-¡Esto es mentira!- chillé indignado leyendo un papel- ¡¿Quien mierda ha sido?!
Dean palideció al instante y sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.
-El primer paso es admitirlo, amigo- se mofó Steffan- ¿Te ha gustado mi secreto?
-¡Te da por hablar de mi Huguito cuando ni siquiera lo has visto levantado! ¡Tragate tus palabras!- me levanté amenazante y salí a correr detrás de él.
-A mi me encanta el mío- gruñó Patrick- Voy a arrancarte la cabeza, pedazo de traídor, tuyo Hugo.
-¿A que es genial?- me burlé sentándome en mi sitio.
-¿Y a ti, Dean? ¿Qué te han dicho que te has puesto rojo?- preguntó Rubén.
-Pues...pues...nada, nada- ocultó el papelito.
-¡Ah, no! ¡Eso tengo que verlo!- chilló Patrick.
Mientras ambos peleaban por el papel, yo me dediqué a leer los veinte restantes reproches de Mar.
Mi corazón es tuyo.
Distinguía esa letra perfectamente. Sonreí como un idiota levantando mi vista hacia Dean.
-¡Te amo!- chilló Patrick dramáticamente leyendo mi papelito- ¿De quien es esta letra?
Enfuruñado nos miró a todos, deteniéndose en Dave para mirarle mal.
Había hecho la letra diferente a propósito ya que sabía este maruja acabaría intentando delatarme.
Pero Dean si conocía ese tipo de letra, y eso era lo único que contaba.
Gritó a los cuatro vientos que me amaba pensando que no podía escucharlo, era mi turno hacérselo saber.
Día a día, se lo demostraba.
Las cosas se van a poner muy interesantes a partir del siguiente capítulo 😈
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro