
12
Dean.
Después de decirle que su coche estaba roto se echó a llorar mientras me abrazaba.
Y no sé por qué yo también me puse a llorar. Estaba entristecido por como me había hablado y por una pregunta en la que había bebido.
Pero en verdad no tenía ganas de llorar hasta que lo vi llorando.
De pronto me quedé dormido entre sus brazos, y de vez en cuando me despertaba por una fuerte presión en mi pecho que no me dejaba respirar.
Él seguía llorando.
Me susurraba palabras tranquilizadoras y me decía que durmiera. Y aunque no quería, acababa haciéndolo.
El reloj marcaban las cinco de la mañana, cuando el pinchazo más fuerte de toda la noche atravesó mi pecho, haciendo que despertara nuevamente.
-No pasa nada, bebé- susurró Hugo con voz ronca, abrazándome más fuerte- Duérmete.
Sin embargo, esta vez me negaba a dormirme. Me costó separarme de él, pero cuando lo conseguí encendí la luz de la lamparita de noche, dirigí rápidamente los ojos hacia Hugo y me encontré con sus ojos muy rojos e hinchados.
¿Había estado llorando toda la noche?
-Perdón- susurré bajito- De verdad que no quisimos romper tu coche, fue un accidente.
-Dean no me importa el coche, es más te lo regalé a ti- contestó acariciando mi cabello- Me importas tú, y lo mierda que he sido contigo, ¿si?
-Te perdono si tú me perdonas a mi- murmuré a lo que él me abrazó más fuerte.
-Eres el mejor- hizo que abriera las piernas y las colocara al lado de su cadera- ¿Me das un besito?
Sí, quería darle uno y dos cientos besitos, pero algo en mí me lo impedía.
-¿A tí te gusta los chicos?- pregunté avergonzado.
Sí, era una pregunta tonta, pero eramos 'hermanos' aunque de sangre no me uniera nada a él. ¿Y si yo me estaba enamorando de él para que después me dijera que no podía enamorarme de él?
¿Qué? Lo vi en una película.
-Pues.. a ver.. ¿tú eres un chico?- preguntó riendo- Entonces sí, me gustan los chicos.
¿Me ha dicho que le gusto, verdad? ¿Verdad? ¿Verdad?
-A mí también me gustan los chicos- murmuré avergonzado, agachando la cabeza.
-Eso no se vale- dijo intentando parecer ofendido- Debes decir que te gusto yo.
-Pero es que tú no me gustas- susurré muy, muy bajito. Sentí como colocaba sus manos en mi cadera y me impulsaba hacia arriba para quitarme de encima suyo- me encantas.
¿Ahora sí me puedo morir ya?
-¿Qué has dicho?- preguntó atónito.
-No voy a repetirlo- susurré avergonzado.
-Dean, susurras y si susurras no te entiendo- dijo serio, pero sus ojos delataban que estaba feliz.
-Eso es mentira, la mayoría del tiempo susurro y no tienes problemas para entenderme- dije inflando mis cachetes.
-¿No te gusto?- preguntó serio y yo negué- No te gusto, ¿y eso por qué?- largué un gritito cuando quedé debajo suya y comenzó a hacerme cosquillas- ¿Por qué no te gusto, Dean?
-¡Hugo por favor!- chillé riendo, intentado escaparme- ¡Dejame!
-¡¿Por qué no te gusto, Dean?!- gritó feliz siguiendo con las cosquillas.
-Porque me encantas- No susurré, pero tampoco grité.
-¡No te escucho Dean!- gritó sin parar de hacerme cosquillas.
-¡Porque me encantas!- chillé y por fin me dejó.
Sin siquera dejar que me recuperara de las cosquillas, unió nuestros labios.
Agradecía muchísimo que no exigiera en el beso, y que me dejara llevar un ritmo lento.
Es mi segundo beso y todavía no tengo claro que hacer.
-Meter lengua- contestó riendo.
-¿Cómo?- pregunté mirándolo curioso.
-Hace un minuto que te he dejado de besar y has pensando en voz alta- besó la punta de mi nariz- Mete lengua, a mi no me va a importar nunca- me guiñó el ojo de forma juguetona.
-Tonto- dije riendo- ¿Y... esto no es normal, verdad?
-¿Normal?- preguntó confuso.
Que no me haga decirlo, por favor.
-Sí, normal- murmuré avergonzado.
-Dean- dijo suavemente acariciando mi mejilla- No debes tener vergüenza conmigo, puedes contarme todo lo que quieres y del tema que quieras.
-¿No te daría vergüenza hablar conmigo de sexo, por ejemplo?- pregunté sorprendido.
-Primero es algo natural, y segundo he escuchado cosas verdaderamente horribles, experiencias del abuelo por ejemplo, ¿Crees que una mente tan inocente como la tuya puede superar eso?- preguntó riendo- Ahora suelta lo que tienes que decir.
-¿Qué estamos haciendo?- pregunté un poco más seguro de mi mismo- Yo no te veo como un hermano, sinceramente pero para el resto del mundo lo somos y no es normal que hagamos estas cosas.
-Pues mira tengo una solución muy sencilla para esa, pero a cambio de esa información necesito muchos muchos besos- lo miré divertido y él puso morritos.
-¿Y por qué no me das primero la información?- pregunté intentando parecer ofendido.
-Sin besos no hay información, y ahora dame besos- dicho eso volvió a poner morritos- Y recuerda, con lengua.
-¡Contigo no se puede!- chillé divertido haciendo que él riera.
Cerré los ojos y tomé bastante aire en un intento de armarme de valor, como él había dicho debía dejar la vergüenza, al menos cuando estuviera con él.
Uní nuestros labios, y comencé a moverlos lentamente contra los suyos, sin abrirlos, sólo disfrutando los suyos.
Cuando me creí listo, tímidamente perfilé su labio inferior con mi lengua, y él instantáneamente abrió la boca.
Su lengua rápidamente se coló en mi boca, buscando mi lengua desesperadamente y para eso sólo había una palabra; impaciente.
Cuando nos quedamos sin respiración se retiró solo unos centímetros y, contra sus labios murmuré un quiero mi información.
-Cuando estés listo le contamos a la gente, hasta entonces se mi amante- suplicó dulcemente contra mis labios.
Se mi amante, ¿eso no iba con el tema sexual acompañándolo, verdad?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro