Un encuentro candente
Deathmask quería someter a Camus.
Él quería hacer que el bastardo rogara porque lo hiciera y luego quería castigarlo por rogar, por suplicar, pero mayormente, él quería cogerlo... hasta que ninguno de los dos pudiera decir una palabra coherente...
Hasta que ninguno de los dos pudiera caminar...
Hasta que ninguno de los dos pudiera recordar cómo se sentía no estar atado en modo alguno al otro...
La razón por la que quería hacerlo era porque Camus no le caía bien.
Odiaba ese largo y sedoso cabello pelirrojo, que invitaba a sus manos a tocarlo, a enredarse en esas suaves hebras. Detestaba esos inescrutables ojos que parecían rubíes, que brillaban y se iluminaban cuando hablaba de temas que le interesaban, como su querido alumno o los libros. Y esa maldita boca... Ángelo odiaba el modo en que su masculinidad se ponía rígida cada vez que Camus humedecía sus labios con su lengua.
El problema más grande era que Camus parecía sentirse atraído por Ángelo, tanto como él lo hacía con el francés. Bueno, así Camus lo quisiera o no, estaba por tener visitas.
Salió de su templo cuando todos los demás cosmos ya se sentían adormecidos.
Iba vestido de negro y recordó que Afrodita le había dicho que parecía un demonio cuando vestía sus ropas de cuero completamente en negro, resaltando sus cabellos grisáceos y sus orbes rojo sangre...
Gruñó cuando se plantó frente al templo de Acuario y se dirigió hasta la entrada.
Camus abrió la puerta incluso antes de que su cosmos lo hiciera anunciar.
-Angelo, ¿qué es lo que haces aquí?- se detuvo allí sin invitarlo a pasar.
Deathmask sacó a relucir su más brillante y seductora sonrisa y dijo: -He venido a visitarte, amigo!
-Estoy sorprendido...
Camus se corrió lo suficiente como para dejar que su compañero de armas, todo vestido en cuero negro, pasara al interior de su templo.
Ángelo bajó la cremallera de su ajustada campera de cuero y mostró una musculosa tan oscura como la noche bajo ésta. Pudo notar cómo aquellos rubíes se encendían mientras lo observaban de arriba abajo, viajando por sus ajustados pantalones.
-¿Te gusta lo que ves?
Camus rápidamente levantó su mirada y Angelo pudo ver cómo el menor se ruborizaba, podía jurar que así había sido.
-Bien, ¿te gusta?
-¿Y si digo que sí?- Camus contestó con una burla villana que no le conocía.
-Te preguntaría si quisieras ver más... aunque puedo ver la respuesta en tus ojos...
Camus jadeó inconscientemente y Ángelo supo que lo tenía.
-Te sobreestimas demasiado, creo.
Ángelo caminó hacia Camus y lo tomó por ambos lados de su rostro para estrellar sus bocas en un beso.
El menor mantenía sus labios apretados y trataba de alejarlo. Pero Angelo no lo dejaría ir tan fácil.
Continuó besando al hermoso pelirrojo, hasta que éste se relajó y comenzó a corresponder el contacto. Tan pronto como Camus abrió su boca, Angelo deslizó su lengua dentro.
Las manos de Camus se movían alrededor de Angelo, atrapándolo en un abrazo, deleitando sus manos con el físico increíblemente bien definido. Cáncer no esperaba que Acuario se hubiese rendido tan rápido pero no se estaba quejando para nada.
-¿Lo hago ahora?- Deathmask susurró mientras rompía el beso. Estaba más que consciente del cuerpo completamente excitado del hombre presionado contra el suyo y estaba aún más que consciente de su propia excitación. -¿Haremos algo respecto a esto, verdad?
Se separó abruptamente de Camus, dejándolo sin aliento.
-¡Mierda!
Eso era divertido. Camus parecía no tener idea de lo jodidamente sexy que era. Diablos, él tampoco había tenido idea de eso hasta que entró al templo junto a su dueño. Angelo sintió su propia necesidad más de lo que deseaba aceptar.
Su idea había sido volver loco a Camus, pero estaba empezando a creer que había caído en su propia trampa, que había sido atrapado.
-¿Qué sucede, Acuario?
-Eres un maldito desgraciado!.
Camus estaba enojado! Ángelo sólo se paró allí, frente a él, sonriendo. No debería haberse sorprendido cuando Acuario lo tomó por su muñeca y rápidamente lo atrajo hacia él, haciéndolo voltear, para que su espalda quedara contra Camus y sus muñecas fueran retenidas detrás suyo.
Pero lo sorprendió sin embargo, aún más cuando la boca de Camus se posó sobre su hombro y, después que su lengua dejara todo un recorrido de saliva, lo mordió.
-¡Por Athena! Eres un maldito bastardo, Acuario!
-Y así me quieres, o no?
Camus no lo volvió a morder... esta vez besó la parte posterior del cuello de Deathmask, llevando su lengua hacia una de sus orejas, succionando su lóbulo hasta que Angelo soltó un sonido sospechosamente parecido a un gemido.
Tan rápido que Angelo no estaba seguro de lo que hizo exactamente, Camus lo giró y capturó su boca en un beso por demás demandante y ardiente. Deathmask sintió que se habría deslizado directo al suelo, si Camus no lo hubiera sostenido tan fuerte entre sus brazos.
Entonces Camus lo soltó y despacio se arrodilló frente a él. Angelo estaba sorprendido al darse cuenta que estaba temblando cuando sintió abrirse el botón de su pantalón.
Estaba tan duro que Camus tuvo que bajar el cierre muy lentamente, puesto no llevaba ropa interior.
Suspiró aliviado cuando su miembro quedó libre de su prisión; Acuario lo observó y luego levantó su mirada hacia su rostro.
-Quítate la remera, quiero verte.
Sin dudarlo, Deathmask tiró de ella y la sacó por sobre su cabeza, dejándola en el olvido.
Vio cómo Camus lo miraba, llevando una mano hacia su abdomen y bajando despacio, trazando un camino a través del vello que lo guiaba hacia su vientre.
-Death, eres todo pecado, luces como un pecado. ¿Acaso fuiste enviado para tentarme?
Angelo trató de pensar en una respuesta pero, cuando fue a abrir su boca, la mano de Camus se cerró sobre su miembro y su lengua acarició el glande para luego recorrer toda su cabeza.
El único sonido que salió de su boca fue un suspiro, largo y fuerte. Death sabía que había llegado a ese lugar para seducir a Camus, para tomarlo y clamarlo como su conquista.
Entonces... ¿Qué había sucedido?
Sus rodillas se hicieron gelatina cuando Camus deslizó sus largos dedos sobre la cabeza de su miembro, presionando la punta con su pulgar.
-Luces como un demonio, Death. Caliente, pecaminoso...- Camus murmuró mientras su lengua trazaba a lo largo su erección, su voz vibrando en la piel sensibilizada ante sus atenciones.
Death sabía que iba a venirse como un chico calenturiento si Camus cerraba su boca sobre su hombría. Y lo hizo. Sus testículos se tensaron, luego la liberación. Dios en el cielo, sintió que el universo explotaba en su cabeza, en su cuerpo.
Vio como su semen caliente y pegajoso se escurría por la mano de Camus, salpicaba su rostro y llenaba su boca. Sintió que sus rodillas dejaron de funcionar, convirtiéndose lentamente en goma y, hubiera dicho algo pero no podía hablar. Camus lo ayudó a sentarse en el suelo.
Acuario le sonrió a Death, una sonrisa depredadora, mientras el italiano se sentaba en cuclillas. El pelirrojo se paró y se quitó sus jeans y camisa, arrojándolos al piso, mirando a Angelo todo el tiempo.
Él, al igual que Death, no llevaba nada bajo su pantalón y su hombría estaba completamente erecta y de un intenso color rojo. Nunca quitó sus ojos del italiano mientras su mano se deslizaba hacia abajo para acariciarse a sí mismo, tocando sus testículos con suaves dedos, amasándolos, mientras su otra mano subía y bajaba con tortuosa lentitud a lo largo de su erección. Capturó las gotas de pre semen en sus dedos y los llevó a sus labios, lamiéndolos.
Una visión que Angelo difícilmente quitaría de su mente...
Camus extendió una mano para ayudar a Death a levantarse. Guió al italiano hacia su dormitorio y lo sentó en su cama. Quitó sus botas y Angelo elevó sus caderas para que Camus pudiera quitar sus ajustados pantalones.
-Realmente deberías ser castigado... ¿no lo crees?- Camus avanzó hacia la cama.
Ángelo sólo sonrió. No creía que le importase cualquier castigo que Camus le diera... no después de todo. Como prueba de ello, sintió cómo su hombría cobraba vida con sólo pensarlo. -Sí-, finalmente contestó, su voz baja.
-Date vuelta, Death.
Él volteó, quedando sobre su estómago. Sintió las manos del francés sobre su espalda y hombros y realmente no estaba preparado ni lo esperaba, cuando Camus le dio una nalgada. Se sobresaltó. Ya estaba un poco más preparado para la segunda pero, de todos modos, el maldito gemido salió sin querer.
Camus rió, suave y erótico. Levantó el trasero de Angelo sobre sus rodillas con sus codos y la parte superior del cuerpo sobre la cama.
Con un dedo recorrió la marca rosada de su mano en cada cachete del trasero del italiano. Death tembló cuando el dedo acarició el fino vello oscuro de su trasero.
Camus se movió en la cama y Angelo sintió su hombría tocar la parte exterior de su muslo y esa maldita mano... lo tomó desprevenido cuando paseó erótica por entre sus glúteos. Escuchó a alguien gemir y le tomó varios segundos darse cuenta que había sido él.
Camus se movió apenas, buscando algo en la mesa de noche y finalmente encontrando lo que buscaba. Angelo gruñó cuando sintió el líquido frío que Acuario desparramaba en él, en especial después del calor que sentía en sus nalgas enrojecidas.
Gruñó cuando Camus presionó su cabeza lubricada contra su apretada entrada.
-¿Qué quieres?- susurró el francés
-A ti
-¿Qué quieres que haga, Angelo?- apoyó su miembro un poco más fuerte contra su ano, pero sin penetrarlo realmente...
-Cógeme ya, Camus- la voz de Angelo salió estrangulada en su excitación.
-¿Cogerte?- la respiración de Camus era pesada, cargada de deseo ahora, pero aún así, sólo presionaba contra él, no dentro suyo.
-Por favor, maldita sea! Cógeme ya!
La suave y lubricada cabeza de Camus presionó dentro suyo, deslizándose en lentos movimientos.
Angelo se forzó a sí mismo a relajarse y permitir que Camus lo tomara. Nunca esperó la nalgada que le dio tan pronto como el francés estuvo completamente dentro suyo. Gruñó cuando sus músculos se tensaron por el dolor y la sorpresa. Camus no se esperaba aquello y jadeó tanto o más que el italiano.
Comenzó a moverse, empujando dentro de las apretadas paredes.
-¡Por Athena, Angelo!- eso parecía ser todo lo que Camus necesitaba decir.
Death había pensado que estaba excitado antes, pero esta vez ya era casi insoportable. Cada vez que Camus embestía en su interior, él sentía como si fuera a acabar o a morir. Tan cerca que casi podía sentirlo, pero entonces Camus se salía.
Se mantuvo empujando su trasero hacia atrás, tratando de mantener al menor dentro suyo, mientras su mano se movía rápidamente sobre su miembro.
Sabía que estaba rogando... al menos, él pensaba que era su voz la que se mantenía murmurando "por favor" una y otra vez.
-¡Oh Dios, Death, oh, mierda, Death, maldición!- ese era Camus.
Embestía dentro del italiano, quién lo sentía palpitante y vibrante mientras se vaciaba dentro suyo, en lo más profundo de su ser... Camus había llegado tan profundo... se sentía tan... oh dios...
Angelo siguió diciendo el nombre de Camus una y otra vez, mientras sentía su propio miembro pulsar y expulsar su semilla en su mano, sobre toda la cama.
Dejó de moverse cuando Camus lo hizo, pero él no se salió, sino que gentilmente, recostó a Angelo en la cama, aún dentro suyo, aún unidos...
-Angelo, Death, debes dejarme salir...
Y cuando lo hizo, Angelo sintió un temblor, un espasmo de placer, como si las olas del orgasmo aún corrieran a través suyo, de su cuerpo...
Tembló... Camus lo apresó entonces entre sus brazos, contra su cuerpo, en posición cucharita y susurrándole en su suave y elegante acento francés.
Angelo sabía que él había llegado a Acuario por algo enteramente diferente a lo que había obtenido.
¿O no?
Tomó la mano de Camus en la suya y la trajo hasta sus labios. Sonrió satisfecho y se permitió dejarse llevar por el sueño y el calor que emanaba el cuerpo que lo abrazaba posesivamente...
Sí... definitivamente no había obtenido lo que buscaba... había hallado algo mil veces mejor.
FIN
Cómo están queridos lectores?
Espero se encuentren bien, llegando a este fin de año tan raro pero lleno de sueños para el año por venir...
Aquí les dejo un one-shot que tenía pensado hace bastante pero no me animaba a hacerlo, hasta que una amiga me retó y dio justo en mi orgullo. Me pidió no sólo la pareja sino que usara un poco de lenguaje vulgar, que me saliera de mi zona de confort...
No sé si lo logré pero hice lo mejor que pude... espero les guste y dejen su opinión...
Nos seguimos leyendo...
Se les quiere muchísimo!
Saludos,
Sailor Fighter ❤
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