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Finale pt. 3

Dos años antes...

Abre la puerta y entra a la pequeña oficina que tenían en la parte de atrás de la casa. Todo se encuentra desordenado y hay papeles arrugados cubriendo el piso. Tiene que hacerse paso entre el caos para poder llegar hasta el escritorio, intentando no pisar algún archivo de importancia en el camino. Cuando ya esta al lado de su objetivo es capaz de ver perfectamente el rostro de alguien que ha pasado muchas noches en vela y lo único que ha encontrado en ello es desesperanza y no puede evitar sentirse mal... Aunque procura que no se note una vez que se acerca.

Entonces Jimin mueve un poco a Jungkook.

— Oye —susurra en el oído de este con suavidad—. Ven a dormir conmigo en la cama, Kook. Tienes que descansar.      

El castaño comienza a abrir los ojos de a poco y lo primero que ve es el rostro de Jimin regalandole una pequeña sonrisa. 

— ¿Me quede dormido aquí de nuevo? —Pregunta mientras masajea su rostro intentando que el sueño salga de su cuerpo.

— Sí —responde Jimin quien ahora se encuentra sentado en una orilla del escritorio—. Vine por ti porque no habías vuelto a la cama.

Jimin estaba preocupado por Jungkook. Ha pasado casi un año desde que se unieron al programa de protección a testigos y fueron reubicados en Seúl. Ya habían conseguido un trabajo dentro de una organización lgbtq+ y estaban aún acomodándose dentro de la casa que la policía les había proporcionado para vivir regularmente. Dentro de todo, se encontraban mejor que nunca. Podían vivir una rutina tranquila al lado del otro, algo que tiempo atrás se veía sumamente lejano, y por ello eran felices. Pero, a pesar de lo bueno que había llegado, aún había algo que les quitaba noches de sueño y por eso ahora estaban allí en la oficina, intentando que Jungkook volviese a la cama.

— Perdón —dice Jungkook tomando una de las manos de Jimin y dejando un beso de disculpas en sus pequeños y regordetes dedos—. Solo quería investigar un poco más.

Lo sabía. Jimin estaba al tanto del deseo de Jungkook por ayudar en el caso de su hermano y por eso no decía nada, solo le apoyaba en silencio. Desde que se enteraron de que Yoongi estaba vivo en algún lado, ahora lo único que ambos querían hacer era encontrarlo. Lastimosamente a pesar de que el diario del padre de Jungkook detallaba lo que había sucedido con el chico, no daba pistas de dónde se ubicaba el lugar al que le habían llevado y era por eso que la investigación de la policía apenas daba frutos y se sentían atados de manos al no conocer el paradero de Yoongi.

Jimin acaricia el rostro de Jungkook.

— No nos rendiremos con él, Kook. Sé que va a aparecer. 

Jungkook asiente y apoya su cabeza en las piernas de Jimin. Claramente, si no fuera por ese maravilloso chico que tenía a su lado, no hubiese sido capaz de mantener la cordura hasta este momento. Agradecía todos los días estar con él y a pesar de que estaba preocupado por su hermano, aún así se encontraba feliz de por fin estar con Jimin, viviendo la vida que tanto ansiaba para ambos.

Mientras el más bajo le acariciaba el cabello su teléfono suena encima del escritorio. Ambos chicos se miran desconcertados. Eran las tres de la madrugada, ¿quién podía estar llamando a esas horas? Jungkook toma el aparato en sus manos y cuando ve que se trata de una llamada del Detective rápidamente contestó.

— ¿Ha pasado algo?

El corazón le late a mil. Jimin le abraza.

— Lo hemos encontrado, Jungkook. Tenemos a Yoongi.

Y aquello solo significaba que después de años se volvería a reencontrar con su hermano mayor.






¿Cuánto llevan allí esperando? Casi toda la madrugada y un par de horas después de que el sol se dio a ver en el firmamento. Estaban nerviosos y no tenían mucha información sobre lo que estaba sucediendo. Cuando llegaron a la estación el detective que les había llamado dijo que debían tener paciencia porque se trataba de un caso delicado y apenas pudieran les harían pasar para ver a Yoongi.

Pero había pasado demasiado tiempo y no sabían nada.

— Tranquilo —decía a Jimin a Jungkook mientras estaban sentados en la sala de espera—. Ya vendrán a decirnos algo.

Jungkook asiente, pero aún así no puede controlar lo que siente dentro de su cuerpo. Está nervioso. Está cansado. Está necesitando respuestas. Tenía tanto que decirle a Yoongi y tanto de qué hablar. Prácticamente aquella era la oportunidad que siempre quiso de conocer a su hermano realmente. 

Pero debe relajarse. Al menos ya sabía que solo unas paredes les separaban.

Pasa una hora más antes que la puerta de la oficina principal se abra de par en par y por ella salga el detective que está a cargo del caso de Yoongi. De inmediato tanto Jungkook como Jimin se ponen de pie y corren a su encuentro, esperando por fin obtener algo de información.

— ¿Dónde está Yoongi? —Es lo primero que Jungkook le pregunta al hombre.

— Está en la sala de interrogatorios recuperándose —responde el detective—, todo ha sido muy chocante para él, pero está bien. Nuestros médicos ya le revisaron. Solo tiene un par de heridas leves provocadas por la terapia de conversión a la que estaba siendo sometido desde hace años.

A Jungkook se le corta la respiración. Finalmente lo que su padre había descrito en aquel horrible diario era totalmente cierto.

— ¿Qué le han hecho? —Pregunta Jimin quien sen encuentra igual de afectado por la confesión del policía.

El detective suspira.

— No dice mucho producto del trauma que viene cargando, pero por lo que hemos visto le golpeaban con objetos de madera en el cuerpo y a veces le sometían a terapia de electroshock... 

Silencio. Al menos hacen silencio por unos segundos.

— Mierda —susurra Jimin y después no puede evitar alterarse—... ¡Mierda, mierda! ¿Cómo pudieron hacerle todo eso? Mierda...

Jungkook está en silencio con las manos apretadas. Quizá ellos también habían sufrido a manos de su padre, pero el hecho de imaginar a Yoongi pasando por todo eso durante tantos años le hacía desmoronarse porque no había comparación. En ese momento solo quería ver a su hermano y darle un abrazo para dejarle claro que ya no estaría solo nunca más y que se encargaría de protegerlo de cualquier cosa de ahora en adelante.

— Pueden verlo —termina diciendo el detective—. Solo deben ir despacio ya que no habla mucho y sigue procesando todo... En caso de emergencia estaremos con un equipo médico observando de cerca.

Ambos asienten y luego siguen al detective hasta la puerta de la habitación tras la cual mantenían a Yoongi. Se toman las manos una última vez para darse fuerza y luego Jimin se hace a un lado.

— Creo que tu deberías verlo primero —susurra—. El querrá ver a su hermano.

Jungkook concuerda y una vez que el detective abre la puerta se adentra al interior de la habitación.

Había imaginado ese momento durante muchos meses. Era pequeño cuando le dijeron que Yoongi había muerto y a veces sentía que de a poco olvidaba su rostro. ¿Sería diferente a como le recordaba? ¿Habría cambiado durante estos años? ¿Podría reconocerle?    

La habitación tenía paredes blancas y solo estaba amoblada con una mesa y una silla. Su mirada lo encuentra apenas entra. Está sentado en una esquina del piso mirando a la nada, vestido con una camiseta negra y pantalones del mismo tono que hacen resaltar su piel pálida y enfermiza. ¿Cuánto pesaba? Estaba en los huesos. Lo podía notar por la forma de su cara y el hecho de sus costillas se le marcaban a través de la ropa. ¿En eso habían transformado a Yoongi?

Da varios pasos. Por fin el chico nota su presencia y por primera vez se miran a los ojos.

— Yoongi —susurra e intenta no dejar que las lágrimas se escapen de sus ojos.

Inesperadamente el chico se coloca rápidamente de pie y camina hacia Jungkook con la mirada perdida. Están frente a frente. Después de tantos años los hermanos Jeon se volvían a encontrar y parecía un sueño.

El chico estira su manos hacia el rostro de Jungkook y lo toca como si no creyera que fuese real. En ese momento Jungkook no puede evitar soltar una risita de felicidad mientras las lagrimas bajan por su rostro. Estaba allí. Su hermano estaba allí.

Y por fin Yoongi habla.

— ¿Jungkook? ¿Eres tú, Jungkook?

El nombrado asiente y un segundo después ambos se estaban fundiendo en un abrazo de reencuentro.

Jungkook pensó que había perdido a su familia. Tanto su padre como su madre habían decidido manejar su vida a su antojo y una vez que fue capaz de darse cuenta cosas malas pasaron después. Pensó que ahora solo tendría a Jimin a su lado y claro que con eso bastaba... Pero recuperar a su hermano, quien había compartido sus vivencias y a quien siempre quiso conocer más, era algo que le llenaba el corazón.

Así que se quedan así un poco más. 

Su padre se esforzó tanto en separarlos, en que se alejaran el uno del otro, y Jungkook sabe por qué lo hizo. Cuando cuentas con alguien que te entiende, que te apoya y te da el verdadero amor familiar que necesitas, eres capaz de cuestionar más cosas. Jeon Youngheen no quería que cuestionaran nada. Esperaba que ambos aceptaran la realidad que el había dibujado, mientras los utilizaba como muñecos. Yoongi fue el primero en rebelarse y en su minuto quiso que Jungkook no viviese lo mismo, pero su padre le detuvo. Ya que su hermano mayor intentó salvarle tiempo atrás, era hora de que él hiciera lo mismo, ahora que de verdad tenían la oportunidad de comenzar de nuevo.

En resumen, Yoongi y Jimin eran su verdadera familia y lucharía por mantenerlos a salvo siempre.         





Presente...

— ¡Miren! —Habla Jimin cuando los tres están cenando— Taehyung me mando una foto con Baek y Hobi de sus vacaciones. Se ven muy lindos.

Jimin estira el aparato para que Jungkook y Yoongi puedan observar la fotografía con mayor claridad. En ella se podía ver a Taehyung sentado en la arena de una playa a un lado de Hoseok y con un niño en medio haciendo una mueca. Parecían una tierna familia feliz tratando de hacer nuevas memorias.

— Se ve que la están pasando bien —dice Jimin mientras contesta el mensaje que su amigo le había enviado con muchos emojis de corazón de por medio—. Falta como un mes para el cumpleaños de Baek, ya debemos ir pensando en el regalo, Jungkook. Ya que somos sus padrinos hay que destacar.

— ¿Y salvarle la vida no es regalo suficiente? —Bromea Jungkook y Jimin frunce el ceño.

— No seas tacaño, Kook. Además no engañas a nadie. Tu adoras  ese niño. 

Jungkook se ríe y es que era verdad. Se sentía muy feliz de que Baek hubiese encontrado una familia a pesar de todo. Después de que se enteraron de que era un huérfano que por error se topo con el festival el día de la bomba hicieron todo lo que estuvo a su alcance para ayudarle y fue allí que Taehyung conoció al niño y simplemente conectaron de inmediato. Ahora Baek llevaba el apellido Kim y tenía como padrinos a Jimin y Jungkook, quienes a pesar de estar lejos se encargaban de malcriar al chico como si no hubiese un mañana.

— Podrían comprarle un instrumento musical —opina esta vez Yoongi—... Para que tenga un hobby o algo así...

En ese momento Jimin se ríe por lo tierno de la escena. Esta sentado a la mesa frente a los dos hermanos y ambos hacen los mismos gestos mientras comen y toman los cubiertos de la misma forma entre sus manos. Muchas veces se sorprendió en las cosas pequeñas que se parecían a pesar de los distintas que eran sus personalidades. Se trataba de detalles que aprendió a identificar con el pasar del tiempo y que ahora buscaba solo para reírse consigo mismo un rato.  

— Seokjin vendrá el próximo mes —Avisa Jimin dando un sorbo de agua de por medio— ¿Volverás para esas fechas, Yoongi?

El mayor de los presentes asiente.

— Como por una semana, luego me iré definitivamente.

— ¿Ya hablaste por lo del departamento? —Pregunta Jungkook.

— Sí. Todo está listo —responde Yoongi dando por terminado su plato—. Siento como si mis padres me estuvieran interrogando porque me voy de casa. Ya dejen de tratarme como un niño cuando ustedes lo son.

Todos ríen y es que esa aclaración no era muy distinta a la realidad. Después de dos años viviendo junto a Yoongi, el mayor había decidido que ya era tiempo para que el se fuera de allí a seguir su propio camino y su psicólogo a cargo de la terapia a la que asistía sagradamente cada semana también estaba de acuerdo con ello. Al principio Jimin y Jungkook no estaban muy entusiasmados con la idea, pero finalmente entendieron que el mayor necesitaba su espacio y eso no significaba que se alejarían.

— Solo queremos que te vaya bien —dice Jimin—. Además, no nos molesta tenerte aquí. Muy al contrario.

Yoongi asiente.

— Pero no puedo vivir bajo la sombra de mi hermanito menor por siempre. Debo crecer y esas cosas. Además hace mucho quiero visitar la organización en la que antes trabajaba y ahora se ha dado la oportunidad.

— Nuestro pequeño Yoongi ya no será pequeño —bromea Jungkook ganándose un codazo por parte de su hermano en el brazo—. Te irá bien, cualquier cosa nos tienes aquí y lo sabes.

— Lo sé —contesta el mayor—. Gracias por todo lo que han hecho.

Así termina la cena. Jimin y Jungkook se quedaron lavando los trastes sucios para que Yoongi pudiese dormir lo suficiente para su vuelo de mañana y una vez que terminaron con ello se vieron a sí mismos dentro de la habitación, recostados en la cama y mirando el techo.

— ¿En qué piensas? —Pregunta Jungkook interrumpiendo el silencio que se había formado entre ambos.

— En lo distinta que es nuestra vida ahora... Parece que tan solo ayer nos conocimos a las afueras de la iglesia...

Jungkook suspira.

— Nunca pensé llegar hasta aquí —susurra—. Por años creí que me habían arrebatado este futuro y ya no podría tenerlo.

Jimin se acomoda en un costado de cuerpo para mirar al chico. Eran momentos simples como esos los que más apreciaba. El solo estar recostado y saber que Jungkook estaba con su sonrisa al otro lado de la cama era algo que nunca le dejaba de sorprender. 

— ¿Sabes qué fue lo primero que pensé de ti? —Pregunta y Jungkook niega— Que eras uno de esos locos que no saben hacer otra cosa que gritar.

— ¡Oye! —Se queja el castaño y se acomoda para enfrentar a Jimin— ¡Tu tampoco dejaste muy buena impresión en mi! Hasta me dio miedo verte lanzando botellas.

Ambos se ríen. Era un comienzo extraño, claro que sí. Pero ahora estaban allí y a pesar de que las situaciones por las que pasaron les marcaron para el resto de su vida, seguían siendo los mismos chicos que lograron encontrarse hace ya casi 9 años.

— La verdad es que pensé que eras peligroso —confiesa—. Porque tenías esa mirada en tus ojos... Esa que dice voy a entrar en tu vida y la voy a poner de cabeza sin tu permiso.

Jungkook se ríe y se acerca Jimin para acariciarle el cabello.

— Lo siento por eso...

— No lo sientas —dice Jimin con una sonrisa de oreja a oreja que lograba hacer que sus ojos desaparecieran tras ella—. Adoro esa mirada. Es la que te hace especial, Kook.

Y con eso dicho Jimin deja un pequeño beso en los labios de Jungkook. Apenas es un roce y significa todo. En el van sus sentimientos, el amor que sentía por el castaño que difícilmente le cabía en el pecho y las ganas de seguir a su lado hasta su último suspiro...

Vaya que le amaba.

— ¿Sabes qué pensé yo? —Cuestiona Jungkook y esta vez Jimin es el que niega con la cabeza— Que nunca había visto a alguien tan enojado con Dios. Para mi eso era nuevo... Pero cuando te vi a los ojos lo supe de inmediato... El problema no era Dios y por eso quise saber más de ti, acercarme para protegerte. No sé por qué, pero necesitaba estar a tu lado y asegurarme de que estuvieses bien.   

Jimin sonríe.

— Y yo pensando todo ese tiempo que querías exorcizarme. 

— Bueno, y un poco de eso también.

Se ríen mientras se toman de las manos. Ese escenario era perfecto y es que se trataba de lo que más habían deseado durante mucho tiempo. Cada beso sigue sabiendo igual que el primero y cada abrazo les llena el alma. Después todo era hora de admitir que ambos habían cambiado la vida del otro y que eran dos almas destinadas a encontrarse. 

— Te amo —concluye Jungkook—. Te amo más que a nada en este mundo, Jimin. Desde que me conociste me haz enseñado cosas nuevas que nunca pensé entender y te estaré eternamente agradecido por ello. De verdad que eres todo lo que necesito para poder ser feliz en esta vida y no soy capaz de imaginarme un universo sin tu sonrisa. Muchas gracias por elegirme a pesar de todo. 

El más bajo enreda sus brazos en el cuello de Jungkook rozando tiernamente las narices de ambos antes de contestar.

— Yo también te amo y te elegiría una y mil veces más, Kook. Nunca me he sentido tan fuerte al lado de alguien como contigo. A veces pensaba que me quedaría igual que un muñeco roto por siempre y eso me asustaba. Pero luego llegaste tu, con esa luz que te caracteriza tanto y me hiciste ver el mundo de color de nuevo. Eres mi todo, Jungkook. De verdad que sí.

Se acercan lentamente y se besan con la mirada atenta de la luna sobre ellos. ¿Qué el amor entre ellos era una aberración? Imposible. Lo que sentían era puro. Era mirarse a los ojos y creer que la otra persona era el tesoro más grande que hubiesen visto. Era ser capaz de sacrificarte por completo solo pensando en el el bienestar del otro, sin importar lo que sucediera contigo. Era crecer juntos a pesar de las adversidades. Era amarse hasta con la última célula que tenían en su cuerpo y demostrarlo a cada segundo...

No, definitivamente no era una aberración y el problema nunca fue Dios.


✞   F I N   ✞

   

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