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Finale pt. 1

Si dos personas pueden hacerse sonreír, alegrarse la una a la otra, y hacerse olvidar por un momento de todo el dolor y la oscuridad que hay en el mundo, ¿por qué deberíamos sentir vergüenza de ello?

LEAH RAEDER  





Tres años después...


Las luces se prenden, las cámaras también. Todos están listos para comenzar en cualquier momento. 

La presentadora llega al lugar y se sienta en la silla roja analizando por última vez las preguntas que tenía que hacer. Debe esperar que el invitado entre y que el productor le de la señal de que están al aire para poder comenzar. Hoy, especialmente, no podía cometer errores. Eran un día que había quedado en la memoria de todos y debía tratarlo con el respeto que se debía.

En ese momento alguien se hace paso en el estudio. Lleva el cabello peinado hacia atrás y un traje negro sin corbata que le da un aire relajado, pero bastante formal. La presentadora se pone de pie y hace una pequeña reverencia, quizá no lo conocía en persona, pero había visto tantas fotos suyas en los periódicos y artículos de Internet que podía reconocerlo en cualquier sitio. Había soñado con hacer esa entrevista desde que todo se había sabido en los medios y por fin el día había llegado.

— Es un gusto conocerte —dice la mujer y le regala una sonrisa a su invitado—, Kim Seokjin.

El chico le sonríe de vuelta a modo de saludo. 

— Muchas gracias por la invitación —responde acomodándose la chaqueta listo para comenzar la entrevista—. Significa mucho para nosotros, sobre todo en el día de la conmemoración.

Es así como ambos se sientan el uno frente al otro mientras charlan un momento de cosas banales hasta que empiece el programa. Cuando el productor avisa que quedan dos minutos Seokjin mira una última vez se teléfono y envía un mensaje antes de que la mitad de las luces del estudio se apeguen y los focos solo queden mirándoles a él y a la presentadora. 

— ¡Al aire en 3, 2, 1!

Nunca se imaginó a si mismo haciendo algo así, pero ya habían pasado tres años desde lo sucedido y encontraba preciso dejar en claro que ellos seguían allí, luchando por lo que significó aquella catástrofe que había dejado tantas lecciones como tristeza en sus corazones. Hace bastante aprendió que la única forma de cambiar este mundo era educando y esperaba que aquella entrevista fuera una herramienta de difusión para lograr ese objetivo.

— Bienvenidos a Conectados —comienza la presentadora con voz elocuente y apasible—. El programa de entrevistas favorito en el país. Hoy es un día muy especial y por eso también contamos con un invitado igual de especial para conmemorarlo. 

Seokjin asiente, aún las cámaras no le han apuntado, pero falta poco.

— Un día, igual que este, hace tres años el país entero, y hasta el mundo, se conmocionó al conocer la historia del accidente del Risco de Busan. A pesar de que al principio parecía ser un trágico incidente sin mucho más que agregar, el trabajo de la policía terminó desenmascarando que detrás de la caída del auto de dos jóvenes hacia el río había una verdad oscura y mucho más profunda. No se trataba de una simple coincidencia, sino que ambas víctimas en ese momento estaban huyendo de un ataque de indices homofobicos, perpetrado por una red de violencia que comenzó nada más y nada menos que en una Iglesia y por el padre de uno de ellos. Se creyó que este era un siniestro aislado, pero se recaudaron las pruebas suficientes para determinar que varios ataques hacia la comunidad lgbtq+ que se habían orquestado dentro de la ciudad durante los últimos años, incluyendo la bomba en el festival que cobro docenas de vidas inocentes, habían sido obra de esta organización religiosa y sus miembros...

¿Cuántas veces había escuchado y leído lo mismo? Cientos, quizá miles. Pero aún así recordar la historia hacia que el pecho le ardiera y las manos le temblaran ligeramente. Durante esos años mucha gente inocente perdió la vida a base del odio de un grupo reducido y eso era algo que no podía olvidar por más que lo intentara. Cargaría con ese peso en su conciencia para siempre porque tal vez podría haber ayudado más de lo que hizo en aquel entonces.

— Han pasado tres años, pero la historia sigue impactando a personas de todo el mundo. Los detalles que se han recopilado nos hablan de la práctica de la homofobia suscitada dentro de la iglesia y como está llevo a varios miembros de la comunidad a elegir la violencia para imponer sus creencias. La historia de ambos chicos, quienes sufrieron el accidente, fue la que más llegó al corazón de las personas una vez que la verdad se destapó. Un trágico testimonio de como dos jóvenes y su amor se vieron envueltas en un círculo de violencia extremo causado directamente por el padre de uno de estos y que les costó no solamente una separación de años que intentaron remediar, sino también la vida. Jeon Jungkook y Park Jimin fueron las víctimas que el mundo ahora se niega a olvidar. 

Seokjin se muerde el labio. Tres años y aún se sentía impotente ante la situación.

— Para hablar de ello hoy contamos con la presencia de un amigo cercano de ambos chicos. Kim Seokjin. Activista lgbtq+, a cargo del centro de ayuda para adolescentes de la comunidad en Busan y una de las víctimas que sobrevivió a la bomba colocada en el festival de orgullo de la ciudad hace tres años.

En ese momento las cámaras le enfocan y Seokjin hace una pequeña reverencia desde su asiento hacia la audiencia. Estaban transmitiendo en cadena nacional y vía Internet. Era un momento importante ya que era la primera vez que iba precisamente a un programa para hablar de lo sucedido hace tres años.

Estaba listo.

— Primero, Seokjin —dice la entrevistadora mirando esta vez hacia él—. Mi más sentido pésame por lo sucedido con tus amigos. A pesar de que su historia ayudó a abrir los ojos de muchas personas, el precio que pagaron ellos no lo justifica. 

Asiente.

— Tres años no pasan en vano —contesta Seokjin—. Pero me alegra que esta historia haya llegado mucho más allá y no quedase en el olvido. Como raza humana nos creemos superiores en muchos aspectos, pero este tipo de cosas siguen sucediendo y personas siguen muriendo porque no somos capaces de darnos cuenta de que los estereotipos que nos imponemos respecto a la identidad u la orientación sexual de los demás, no son más que eso, un montón de estereotipos.

— Concuerdo contigo y sé que tanto Jungkook como Jimin lo vivieron en carne propia, ¿no?

— De diferentes maneras, pero sí. Ambos fueron empujados a vidas en las que ser ellos mismos nunca estuvo bien visto. Jungkook fue criado dentro de la iglesia que estuvo tras de todo esto todo el tiempo, siendo constantemente presionado por sus padres para ser el creyente perfecto y Jimin era un chico perdido que también nació dentro de una familia religiosa que abusó de él en repetidas ocasiones para luego dejarle a la deriva siendo aún muy joven. No sé si puedo creer en el destino exactamente, pero para mí ellos siempre se vieron destinados a encontrarse.

Eso era verdad. A Seokjin siempre le pareció que aquellos dos eran la otra mitad que el otro estaba buscando.

— Pero tomaron caminos muy distintos después —comenta la presentadora—. Jungkook se convirtió en Ministro y Jimin era uno de tus compañeros activistas dentro de la organización. ¿Cómo fue esa época?

— Turbia. Muy turbia. Después de estar juntos durante tan poco tiempo, se vieron forzados a separarse porque por más que lo intentamos, no pudimos rescatar en ese minuto a Jungkook de las manos de su padre y este terminó enviándolo a otra ciudad donde tomo los estudios religiosos. Lo que empeoró todo fue que ambos tenían versión distintas de la historia y eso solo llevo a malos entendidos muchas veces cuando se volvieron a encontrar... Yo solo puedo decir que fueron manipulados por el mismo hombre que los llevo hasta el risco y ese es Jeon Youngheen.

— ¿El padre de Jungkook, no?

— Sí. El siempre intentó separarlos a base de mentiras y ataques. Contaba con contactos dentro de mafias y con ellos se encargaba de orquestar ataques homofobicos dentro de la ciudad, siendo Jimin una de sus víctimas cuando se enteró de que estaba con su hijo Jungkook, y muchos más como mi amigo Kim Taehyung y un chico que estuvo durante breve tiempo en el centro llamado Doyoung.

La entrevistadora asiente. Seokjin se acomoda en el asiento.

— ¿Pero el tiene otro hijo no? El hermano mayor de Jungkook.

— Yoongi —contesta—. Otra de sus víctimas. Yoongi también era gay y el hombre lo destruyó por completo. Por eso Jungkook corrió la misma suerte...

Se hace silencio. 

— Creo que es eso lo que más dejó pensando a las personas que se enteraron de la noticia. El nivel de violencia que Park Youngheen pudo ejercer sobre sus propios hijos con tal de mantener la tradición creyente que tanto le motivaba. Hasta el día de hoy no se sabe qué sucedió con Yoongi, aunque la policía sigue investigando. Quizá por eso hay tantos cuestionamientos hacia la iglesia sobre todo ahora.

En ese momento la imagen de Jimin aparece en su cabeza sin poder evitarlo.

— Jimin siempre decía que el problema no era la religión o Dios —cuenta Seokjin y una sonrisa nostálgica se le escapa de los labios—. Me contaba que el estuvo mucho tiempo enojado con eso, cuando ese no era el fondo del asunto, sino solo la superficie. Existen personas que creen en Dios y son religiosos, sin embargo no hacen daño y dejan a las personas vivir. La diferencia es que hay personas llenas de odio que usan aquello como excusa para hacer daño, cuando en realidad dejar vivir a alguien su vida en paz ni siquiera debería ser algo que deberíamos cuestionar. Por eso para mí el problema no es Dios, es Park Youngheen y sus decisiones que lastimaron a tantas personas.

— Quería hablar de eso —comenta la entrevistadora leyendo la hoja que tenía en frente—. La policía llegó al lugar del accidente justo después de que el auto cayera al río. ¿Cómo fue todo ese momento?

— Nosotros llamamos, junto con mi amigo Taehyung, quien venía despertando de un coma también provocado por ordenes de Park Youngheen. Al ir a visitar a Taehyun al hospital  fuimos amenazados por uno de los hombres del padre de Jungkook, que terminó llevándose a Jimin al lugar donde les secuestraron, y luego de eso llamamos a la policía de inmediato. Dimos nuestros testimonios y pedimos que les buscaran... Aunque no fuimos lo suficientemente rápidos. 

Eso también se lo reprochaba. Unos minutos antes y todo podría haber sido diferente.

— Y es así como apresaron a Park Youngheen y comenzaron la investigación en su contra, terminando con él siendo sentenciado a 65 años de cárcel por los crímenes que se le imputaron... ¿Estás al tanto de lo que sucedió con él?

Seokjin asiente.

— Leí algunas columnas en Internet, aunque no tengo los detalles de su muerte.

— Los reportes policiales indican que fue durante una pelea hace tres meses después que le trasladaran a la cárcel de máxima seguridad. Le apuñalaron y dejaron que se desangrara hasta la muerte. Se cree que fue en venganza de las mafias con las que trabajaba.

Seokjin menea la cabeza.

— Ese es el problema del odio... Solo trae consigo más odio.

La muerte del hombre no le había traído paz en absoluto, porque entendió que esa jamás sería la respuesta. Lo hecho, hecho estaba. Lo único que podía remediar un poco la situación era pensar en el futuro y asegurarse que una historia como la de sus amigos no se volviese a repetir.  

— Eso es verdad y se que han buscado cambiar aquello. Con tu organización han logrado promulgar leyes para protección de los adolescentes de las comunidades lgbtq+, ¿no? 

— Seguimos trabajando para asegurarnos de que ningún joven se vea la a deriva en casos de violencia relacionada ya sea con su orientación sexual o su identidad de genero. Contamos con la aprobación de un proyecto de ley que ayuda a subir las penas a crímenes de índole homofobicos y a la vez hemos ampliado nuestra red de centros para ayudar a la juventud que se encuentra en riesgo social o sin hogar. Todo esto bajo el nombre de Park Jimin y Jeon Jungkook, quienes inspiraron estos cambios.

— Y no solo están esos homenajes, sino también las personas en general alrededor del mundo se han hecho parte de esta causa —en ese momento una de las pantalla que está detrás de ellos se ilumina y comienza a pasar diversas imágenes una tras otra—. La gente se ha reunido en distintos países para expresar su descontento, han levantado velas en señal de apoyo y han exigido que se vuelvan a discutir los temas sobre el respeto a las minorías de cualquier tipo. Y no solo por este caso, sino por los que se supieron después y los que hasta el día de hoy se siguen denunciando.

Seokjin sonríe tristemente.

— Soy feliz sabiendo que muchas personas están tomando conciencia de estas problemáticas y saber que muchos chicos están recibiendo la ayuda que necesitan también me alegra el corazón. Se que Jimin y Jungkook sienten lo mismo donde quiera que estén.

Recuerda el día del accidente y como llegó al momento exacto en que sacaron la camioneta blanca, en la que sus amigos iban, del agua. Los vidrios estaban destrozados al igual que su corazón. Sintió que todo eso pasó en cámara lenta y creyó que ya todo había terminado... Que el mal del señor Jeon finalmente había ganado...

Pero no fue así. Después se daría cuenta de ello.

La entrevista sigue transcurriendo de manera normal tocando diversas problemáticas que la comunidad lgbtq+ seguía teniendo hasta el día de hoy. Ni siquiera se dio cuenta en qué momento el tiempo pasó tan rápido y ya estaban recibiendo señales por micrófono interno de que debían terminar el programa en los siguientes 10 minutos. 

La presentadora le sonríe.

— ¿Tienes alguna reflexión con la que quieras cerrar nuestra entrevista, Seokjin?

Sí, la tenía.

— Me gustaría decir que yo aún tengo fe en este mundo así como la tuvieron Jimin y Jungkook. Sé que podemos cambiar las cosas malas que hemos construido para poder vivir en paz. La educación, el respeto y el amor son lo único que puede salvarnos del destino cruel al que nos depara si seguimos luchando unos con otros. No importa la orientación, el sexo, el color ni la nacionalidad. Esos son categorías nos hemos impuesto para separarnos, cuando en realidad todos seguimos siendo humanos y como tales debemos vivir en armonía para lograr ser felices. Si hay algo que puedo asegurar es que Park Youngheen no era feliz y tratando de llenar ese vacío cometió todos los crímenes de los que hemos hablado, llevándose consigo la vida de muchos inocentes. Murió sin nadie al lado y amargado en su propias culpas. Eso no es algo que le deseo a nadie y la única forma en que podemos remediarlo es cortando los círculos de odio que hemos construido... Espero que ya no tengan que ocurrir cosas así para cambiar el pensamiento de las personas y no olvidemos la parte de la biblia que dice que debemos amar al prójimo, porque si Jeon Youngheen la hubiese recordado nada de esto hubiese pasado. 

Con eso el programa termina. Las luces se apagan y Seokjin se levanta para retirarse.





        • • •     





"Ya va a comenzar el programa. Te hablaré cuando termine."

Revisa el mensaje otra vez y sonríe. Sin querer diversas lagrimas descendían por su rostro después de escuchar las hermosas palabras de su amigo a través de la televisión.

 "Lo hiciste bien, Mamá Jin. Estoy orgulloso de ti."

Manda el mensaje y guarda el teléfono para seguir con su trabajo. Había pausado sus quehaceres y papeleo para poder ver la entrevista de su amigo y ahora debía volver a su rutina. Era un día importante y a la vez amargo, pero no podía dejar de cumplir con sus responsabilidades. Además, trabajar le ayudaba a alejar los malos recuerdos y concentrarse en lo que era su presente ahora allí en la organización.

En ese momento tocan la puerta de su oficina y grita que pueden pasar, pero no sin antes quitarse las lagrimas del rostro para ocultar el llanto que había soltado segundos atrás.

La puerta se abre y por ella entra un hombre de cabello medianamente largo y camisa arremangada gracias al calor que había hecho durante las últimas noches en Seúl. Se miran y sonríen. Ambos estaban ocupados con su propio trabajo, pero siempre se hacían el tiempo para ir a ver cómo estaba el otro.

— ¿Terminaste de ver la entrevista? —Pregunta el chico y asiente.

— Seokjin es bueno hablando, siempre lo ha sido.

Se levanta con ayuda del bastón que tiene al lado y camina lentamente hacia el chico quien lo recibe con un abrazo grande que en ningún momento pidió, pero claramente necesitaba.

— Estás fechas son difíciles —susurra el chico y las manos de este comienzan a pasar tranquilamente por su cabello.

Sí, lo eran. Aún tenía sueños sobre lo que paso a tres años y a veces despertaba llorando en medio de la noche debido a los traumas que acarreaba desde entonces. Los primeros meses después del incidente recordar le dolía, pero ahora se trataba más de evocar un recuerdo distante que le había llevado hasta donde se encuentra ahora. Le ha costado, pero con ayuda del tiempo ha aprendido que a pesar de que algunas heridas nunca sanan por completo, uno igualmente puede encontrar la felicidad.

— No importa —contesta y mira al chico directo a los ojos con una sonrisa cubriéndole la boca—. No importa si son difíciles porque te tengo a ti, Kook.

Y eso era todo lo que importaba. Que ambos estaban allí y ahora.

Se besan.

Jimin y Jungkook seguían amándose igual que el primer día.        

 




[ ⛪️ ]

Nota:  Esta es la parte en que me vuelven a querer jaja. El Epílogo tendrá dos partes más y serán publicadas el jueves y el viernes a esta misma hora. Muchas gracias por darle una oportunidad a esta historia y seguir aquí. ¡Nos vemos mañana!

     

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