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028.

🌹 Narración especial de Park Jimin 🌹


Seis años antes:  Ángel guardián.

  — Me recuerdas mucho a mi hermano, Jimin.

Eso dijo Yoongi un día de los muchos en los que me fue a dejar comida para sobrevivir cuando me mude de ciudad y no tenía nada para mantenerme. En su momento no le presté mucha atención, pero ahora sus palabras resonaban en mi cabeza siempre que recordaba su rostro.

— Me gustaría presentártelo algún día si se da la ocasión. Desde que nació era un niño amable, por lo que de seguro serían buenos amigos, ¿sabes? Es un poco menor que tú, pero ambos tienen ese carácter pacifico que les identifica.

Ese día asentí imaginando a ese chico dentro de mi mente. Nunca tuve un amigo antes de eso y siempre me pareció imposible llegar a hacer uno, porque me daba miedo confiar en la gente. Siempre que lo hacía algo salía mal, por eso aún no era capaz de comer mi comida cerca de Yoongi, siempre nos encontrábamos sentados en el callejón separados por al menos un metro de distancia y a pesar de eso el jamás insistió en acercarse a mí haciéndome sentir incomodo.

— Los dos son buenos chicos, por eso me recuerdas a él. Hace mucho no lo veo y me pregunto que tanto a crecido... La verdad es que lo extraño y espero recuperar el tiempo perdido.

A eso no dije nada, pero mire a Yoongi. Es fue la primera vez que confié en el, porque la sinceridad en sus ojos al hablar de su hermano me hizo sentir que estaba seguro. Por eso me acerque y termine de comer a su lado, deseando en el fondo haber tenido un hermano mayor como él.





Cinco años antes: Otra vez en el infierno.

La primera vez que lo vi mi cuerpo tembló y el corazón se me aceleró, no sabía que significaba en ese entonces, pero ahora me doy cuenta de que lo ame desde el principio, cuando sus ojos se posaron sobre los míos.

Supe el nombre de Jungkook antes de que el supiera el mío, porque a pesar de que jamás nos habíamos visto si podía notar el parecido que tenía con su padre, aquel hombre horrible con el que me topé en más de una ocasión y que fingía llevar una vida libre de pecado cada vez que llegaba la hora de apretarse la corbata y asistir a misa. 

Era una fuerza magnética la que me atraía a Jungkook a pesar del rechazo que podía tenerle por ser hijo de un monstruo. No lo entendía del todo, por lo que solo dejaba que el destino nos juntase una y otra vez, permitiendole lentamente que se metiera bajo mi piel. Jugamos con una pequeña llama durante mucho tiempo y esta fue creciendo al igual que nuestros sentimientos. A pesar de que podíamos imaginarnos lo que se avecinaba eso no ayudo a evitar quemarnos por completo una vez que el fuego estalló en nuestras caras.

La última vez que lo vi mi cuerpo volvió a temblar, pero esta vez mi corazón dejo de latir y sabía exactamente lo que significaba.

Recuerdo despertar con un inmenso dolor en la pierna que me arrancó un gritó.  Apenas si podía mantener mi cabeza quieta y cuando mis pensamientos por fin se ordenaron lo primero que pensé fue en el rostro de Jungkook esperándome en la estación. Me habían golpeado dejándome como un pedazo de carne inútil en el piso, pero eso no redujo mi ímpetu. Me arrastre centímetro a centímetro susurrando el nombre de Jungkook y rogando poder llegar a cumplir mi promesa antes de que lo arrebataran de mi lado.

Está de más decir que nunca llegué.

Seokjin al encontrarme me llevó a un hospital en el cual estuve postrado al menos un mes a causa de mis heridas. Durante todo ese tiempo no dije ni una palabra, me dedicaba a llorar contra la almohada porque sabía que lo había tenido todo entre mis dedos y ahora lo había perdido. En mis sueños aparecía una y otra vez la figura de Jungkook gritando que lo dejé solo y que no había cumplido nuestra promesa. La culpa me carcomía vivo, nunca supe donde se lo llevaron y el solo hecho de no estar seguro si estaba siendo alimentado o le estaban haciendo daño no me dejaba vivir una vida tranquila.

"− Dijiste que tomarían un tren... Yo podría estar esperando por ti en la estación mucho antes así tan solo tendríamos que crear una confusión para que salgas corriendo y nos subamos a un tren con dirección a la ciudad donde vive la prima de Mamá Jin."

Lo planee todo, cada detalle, la forma en que ambos viviríamos una vida en paz y seríamos felices. Quizá era un sueño muy ambicioso, pero se me hacía imposible no imaginarme el resto de mi vida al lado de ese chico de cabello castaño. Quería que tuviéramos la oportunidad de crecer juntos y construir nuestro propio camino lejos de la familia y personas que nos quisieron hacer daño. Me era fácil soñar a su lado, siempre me hacía sentir invencible, como si pudiese conquistar hasta el obstáculo más difícil que el destino me pusiera en frente.

Pero perderle me rompió.

La terapia duró más de dos años y a pesar de que podía ponerme de pie en el fondo aún sentía que en cualquier momento podía caer una vez más al suelo a falta de la fuerza. Seguí con mi vida, pero jamás deje de mirar hacia el pasado, no cuando el recuerdo de Jungkook me seguía a cada lugar de cerca. No sé cuantas veces vi chicos en la calle que se le parecían y les grite teniendo la esperanza de que el estuviese ahí para abrazarlo una vez más. Tampoco sé cuantas veces desperté llorando por la noche deseando que todo fuese tan solo una pesadilla de la cual podría despertar para estar a su lado. El tiempo parecía pasar cada vez más lento y mi cuerpo apenas lo resistía. Las esperanzas de volver a verlo cada vez eran menores.

— Oh, miren los anillos de esa tienda, chicos. 

Fue ese día, cuando íbamos caminando por el centro de la ciudad junto a Seokjin y Taehyung, el que me hizo despertar por completo de mi estado adormecido.

Entramos en la tienda primero de curiosos, pero fui yo quien se quiso quedar una vez que encontré unos anillos de plata con la inscripción "nos volveremos a encontrar" grabada por dentro. La caja negra que los sostenía parecía llamar mi nombre, sobre todo una vez que mi mente imagino uno de ellos en el dedo anular de Jungkook, con mi mano a un lado. Apenas si tenía dinero, pero los pagué con lo poco y nada que había ahorrado durante ese tiempo. Ese día salí con la cajita dentro de mi pantalón y nadie habló del tema mientras volvíamos a casa.

No importaba cuanto tiempo pasase, algún día iba a encontrar a Jungkook y cuando eso sucediera le pediría perdón por no cumplir mi promesa y le entregaría los anillos que compre como muestra de que jamás me iría otra vez de su lado.

Esta vez cumpliría mi palabra.





Presente: Y volviste a mí.

Podía verle, olerle, sentirle. Después de años con solo su recuerdo como compañero al fin lo tenía nuevamente en mis brazos y el mundo que yo daba por perdido comenzaba a tener sentido una vez más.  A pesar de que estuvimos separados durante tanto tiempo era como si jamás nos hubiésemos alejado. Nuestros cuerpo seguían calzando de manera perfecto el uno con el otro como si los hubieran moldeado solo para cumplir ese propósito y nuestros pechos subían y bajaban al unísono como dos maquinas perfectas.

Mi cuerpo vuelve a temblar, esta vez en sus brazos y mi corazón tiene ritmo una vez más.

Jungkook toma mi barbilla y me sonríe. 

— Eres todo lo que alguna vez me hizo feliz, Jimin. 

Siento ganas de llorar, pero en vez de eso me aferro más a él sin dejar ni un milímetro de espacio entre ambos. No quiero soltarlo, aún siento miedo de que vuelva a desaparecer y todo se trate solo de un sueño.

Y como si leyera mi mente dice:

— No me iré. Este es mi hogar. Dónde estés tú va a estar mi hogar.  

Me separo y le beso comiéndole la boca y las palabras, comiéndole los suspiros y los quejidos. El me abraza por la cintura y sus manos son lo único que me sostiene. Quiero fundirme a su lado, no dejarlo ir, quedarme allí para siempre repitiendo ese momento una y otra vez. Mi lengua le devora, deseosa de sentir cada rincón, cada movimiento. Puedo notar como mis labios se hinchan, pero nada me detiene. Podría besarle el resto de mi vida ahora que le tenía a mi lado.

El se separa con la respiración entrecortada y puedo sentir su dedo pulgar acariciando con ternura mi mejilla.

— Deberíamos dormir... A este paso no se si pueda controlarme...

Pero yo no puedo detenerme. Lo necesito.

— Quiero tenerte —susurro—... Completo.      

En ese minuto puedo ver la chispa encendida en los ojos de Jungkook y la manera en que nos mueve a ambos para quedar sobre mi mientras tengo las piernas separadas. Nuestras pelvis chocan y creo que el solo roce con la ropa en medio puede volverme loco.

— ¿Estas seguro, Jimin? No haré nada que no quieras.  

Hay muy pocas cosas de las que he estado seguro en este mundo y esta era una de ellas. Pero no digo nada, solo tomo su rostro para volver a besarle con fervor esperando que eso sea suficiente para convencerlo de que lo necesitaba allí y ahora.

La mejor manera de describirlo era como una montaña rusa. Cuando sus manos levantaron mi camisa y empezar a pasear sobre mi piel sentí ese subidón de adrenalina que te hace querer gritar de la emoción. Luego, cuando me la quita y sus labios comienzan a besar cada rincón de mi torso la adrenalina baja hasta el punto más mínimo y un tipo de electricidad recorre mi espina dorsal. Me muerdo el labio inferior ahogando un gemido cuando su rostro esta cerca del comienzo de mi pantalón. Él me mira pidiendo permiso y solo cuando asiento comienza a quitarme la prenda con lentitud y dejando todos los besos posibles a su paso.

Y ahora volvía a estar en la cima.

Su lengua contra mi piel y su mano sosteniendo la mía es lo único en lo que puedo pensar en ese momento. Cierro los ojos disfrutando cada cosquilleo, cada retracción de músculo, mi miembro reaccionando a su cercanía y chocando contra la ropa interior que ahora era quitada por sus dedos. Muchas veces me había imaginado el momento en que eso sucediera, pero las imágenes que mi cerebro daba no le hacían justicia alguna.

— Te amo, Jimin.

Es su voz rasposa y sus labios rojos por el contacto lo que me vuelven loco. Me desahogo de su ropa desesperado porque quiero sentirle piel con piel y el me sonríe al ver mi actuar. Es como una obra de arte esculpida frente a mi, y a penas puedo contener mis ganas de cambiar de posición para poder verle en todo su esplendor.

— Desde aquí te ves hermoso, con tus mejillas sonrojadas y tu cabello desordenado. No merezco tener esta vista de ti, Jimin.

Ambos estamos desnudos bajo la luz de la luna compartiendo una mirada larga y tortuosa. Es ahí que me doy cuenta que quiero cada parte de ese chico a mi lado. Deseó que nuestras manos no vuelvan a soltar. Espero que tengamos momentos como ese hasta que nuestras vidas se terminen y nos volvamos a encontrar en la siguiente.

— Si te duele, me dices que pare... ¿Bien?

Asiento y luego puedo sentir como sus dedos se abren paso dentro de mí. Cierro los ojos recibiendo el ardor dentro de mí, mientras el comienza con un vaivén rítmico buscando que me acostumbre. Duele, pero es ese tipo de dolor que me hace sentir que ahora vuelvo a estar vivo en sus brazos, deseoso de más.

— Te quiero —digo entre gemidos después de unos minutos cuando estoy listo—... Te quiero a ti dentro mío...

Con eso separa delicadamente un poco más mis piernas buscando no hacerme daño y alinea su miembro en mi entrada. Antes de comenzar  se abalanza hacia mi y atrapa mi boca en un beso para comenzar a hacerse paso en mi interior. Aprieto su mano, me duele, pero quiero más. Puedo sentir como cada centímetro se funde conmigo, ayudándome a tocar un despacito del cielo que tanto hablan. Gimo en su boca y el muerde suavemente mi labio. Sus ojos están sobre mí, diciendo que me aman tanto como los míos a él.

— Estoy adentro...

Eso lo sé porque me siento lleno de su esencia y de su amor. Besa mi rostro en pequeñas dosis y acaricia con su nariz la mía. Es allí donde quiero perderme, el laberinto del cual jamás quiero salir.

— Por favor —pido—... Muévete, te necesito...

Y como si de ordenes se tratasen Jungkook comienza a mover sus caderas haciendo que su pelvis choque contra en un vaivén exquisito que me hace perder el sentido del tiempo y el espacio. Me aferró a su espalda con la cara hacia atrás recibiendo todo lo que tiene para ofrecerme. Pronto mis piernas comienzan a temblar avisando que mi climax esta cerca.

— Lléname... Lléname por completo, Kook.  

Los movimientos se vuelven más energéticos, pero nuestras manos no se dejan ir. Gimo su nombre una y otra vez, mientras el me responde con palabras de amor. Lo tengo ahí, para mí, completo y el solo darme cuenta de eso hace que la última embestida toque mi punto vital y me corra en el estomago de ambos mientras Jungkook me rebalsa al mismo tiempo con su semilla.

Silencio. Luego todo se queda en silencio.

Nuestros corazones laten al mismo tiempo mientras intentamos recuperar el aliento. Su rostro que yacía en mi pecho se levanta para mirarme y regalarme una sonrisa. Me es inevitable no tomarlo entre mis manos y dejar un pequeño beso en su frente.

— Gracias por volver a mi vida, Kook.  

— Gracias a ti por esperarme...

Y cuando nos separamos listos para dormir mi mente evoca el recuerdo de la caja negra que yacía en el fondo de mi closet olvidada en un rincón desde hacia años.  

Me levanto de inmediato y corro hasta encontrarla. Puedo sentir la voz de Jungkook a mi espalda preguntando que sucede mientras mis manos sostienen el tesoro que siempre soñé en entregarle. Después de tanto el día había llegado y por fin volvía a tener una oportunidad de hacerle una nueva promesa al amor de mi vida.

— ¿Esta bien, Jimin?

Vuelvo a la cama y estiró la caja hacia él.

— Me dije a mi mismo cuando te perdí que si volvías a mi lado te daría esto y te prometería que sin importar cuantas veces nos separemos, siempre volveré a ti, Kook.

Abre la caja y los anillos brillan ante nosotros. 

— ¿Puedes prometerme lo mismo?

Y una vez más un beso es el que sella la promesa.





[ ⛪️ ]  

Nota: Espero disfruten el capítulo, estoy un poco oxidada, pero lo escribí con mucho amor. Eso, un beso.



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