026.
— Usted siempre me pareció diferente, desde el día en que llegó. No sabría decirle por qué, tan solo lo sentía... Por eso intenté que se sintiera cómodo de inmediato, sentía que era mi misión, ¿sabe? Pero ellos no lo ven así. Ellos creen que intentaré manipularlo solamente porque cometí un error en el pasado... Fui condenado por mi familia y aquí parece que siguen castigándome por ello a pesar de que he intentado enmendarlo a cada segundo...
Jungkook se detiene en una calle desierta donde varios locales están abiertos para servir la cena para quedarse mirando a Doyoung y las pequeñas lagrimas que salían por los ojos de este. En ese momento comprende que aquel dolor que llevaba el chico en su interior era profundo y desgarrador, casi tanto como el mismo escondía del mundo entero.
Así que lo comprendió antes de que lo dijera.
— Yo también me enamoré de un chico, Ministro.
• • •
Siempre había entendido que los padres eran quienes te protegían sin importar que, sobre todo cuando eres un niño temeroso del mundo. Se suponía que la familia siempre sería tu mayor apoyo en los momentos difíciles, que sin importar los errores la tendrías a tu lado cuando más la necesitaras. Desde pequeño pensó que eso era lo que tenía. Que el apoyo que sus padres le brindaban era desinteresado y lleno de amor.
Pero Jungkook no entendía como habían llegado hasta allí, ni como las cosas podrían volver a ser lo que fueron.
Siente que su mente comenzó a funcionar en piloto automático desde que iban caminando con Jimin y antes de llegar al edificio de la organización se dan cuenta de que la policía y la ambulancia estaban allí. Muchos escenarios se le pasaron por la mente, pero menos uno y que fue el que tristemente estaba sucediendo.
Apenas vio la mano de Doyoung cayendo a un costado de la camilla supo que ya no había más que hacer.
Recuerda correr y gritar, ni siquiera sabe qué pero lo hizo. Es como si el mundo de un segundo a otro se hubiese quedado en silencio y lo único que sus oídos eran capaces de captar era el sonido de la única voz que necesitaba en ese momento.
— ¡Basta, Jungkook! —gritaba Jimin tratando de sostenerlo— ¡Mírame a mí, mírame!
El chico le tomo la cabeza e hizo que le mirara directo a los ojos. De a poco sus gritos se comenzaron a desvanecer, pero las lagrimas ahora ocupaban su lugar.
— Todo estará bien, Jungkook —repetía Jimin una y otra vez—... Todo estará bien...
¿Cómo? ¿Cómo podrían estar las cosas bien? En menos de un día muchas personas habían muerto y entre ellas se encontraba Doyoung, quien fue su único aliado una vez que se dio cuenta de todos los errores que había cometido. El chico le había apoyado sin siquiera cuestionarlo, se involucro en el torbellino que era su vida y, aún más importante, le dio su amistad.
Y ya no estaba.
Eso jamás estaría bien.
Lloro durante varios minutos en el hombro de Jimin y luego se dirigieron una vez más a la comisaría. Las horas pasaron y Jungkook no estaba al tanto del correr del tiempo. Su mente estaba tan adolorida que ya ni siquiera sabía si todo lo que estaba sucediendo era real o no. Lo único que fue capaz de despertarlo por un breve lapso fue cuando Seokjin se acercó estirando su mano.
— Doyoung me pidió antes de morir que te diera esto —susurra Jin—... Y me ha dicho quién ha puesto la bomba...
Pero Seokjin no tuvo que decir el nombre del culpable porque el ya lo sabía.
— Mi padre pagará por esto... Por esto y por todo lo que ha hecho.
Cuando en la iglesia decían que el diablo estaba en cada rincón y que uno no era capaz de notarlo nunca podía imaginar que alguien no fuese capaz de ver tanta maldad... Pero ahora que ha desenmascarado al demonio más terrible que ha pisado esta tierra supo que el mismo no vio a la maldad reencarnada en un hombre.
Durante años se convenció de que su padre no quería otra cosa que lo mejor para su hijo. Por eso hizo lo que decía, por eso se convirtió en Ministro. Esperaba con eso hacerlo feliz y llevar la vida que siempre habían pensado para él. Pero ese jamás fue el problema. Quien estuvo mal era su padre, era él el único que estaba siendo consumido por el odio que alguna vez intento implantar en su hijo y que casi consigue por completo.
— ¿Qué es eso, Jungkook? —Preguntó Jimin señalando la memoria usb sin tener idea de que Doyoung les había dado una salida.
— Son las pruebas que te dije, Jimin. Con esto podemos hacer que encierren a mi padre... Pero no es suficiente, debemos responsabilizarle por la bomba y hacer que caiga todo el círculo de la iglesia que este involucrado, además de los matones que ha usado para eso...
— ¿Y qué debemos hacer?
— Tenía un plan armado con Doyoung... Y creo que es nuestra mejor opción, aunque ahora necesito ayuda de ustedes.
Los tres chicos se miraron en silencio. Solo tenían una oportunidad para remediar las cosas y a la vez ya no quedaba más tiempo. Si seguían escondiéndose malas cosas sucederían sin poder detenerlas. Ya era hora de frenar al señor Jeon antes de que fuese demasiado tarde y si estaban juntos tendrían más oportunidades de lograrlo.
— Ayudaré en lo que sea para deshacernos de ese maldito —proclama Seokjin—. Me asegurare de que se sepa que fue él quien esta detrás de la muerte de nuestros compañeros.
Jungkook mira a un costado donde estaba Jimin con los ojos pegados al piso.
— ¿Pasa algo, Jimin?
El rubio sube la mirada y se puede ver que una lagrima se desliza por su mejilla.
— He intentado muchas veces deshacerme del odio que hace llegar hasta este punto a las personas. Mis amigos murieron... Doyoung murió. Mi pierna fue destrozada... Y tu vida también Jungkook. Estoy harto de esto, estoy harto de que jueguen con las personas como si no significaran nada. Mis compañeros eran mi familia y se que Doyoung fue la tuya... Ya no más, no quiero más muertes ni dolor, no quiero más odio... Debemos detenerlo y ayudaré en ello.
Con eso dicho la promesa esta sellada. Esta sería la caída del señor Jeon.
• • •
No sabía qué era pero a pesar de que deseaba dormir su cuerpo no era capaz de darle tregua con ello. Se quedó mirando al techo mientras su mente comenzaba a revivir todo lo que había acontecido en las últimas 24 horas. El pecho le dolía y en la garganta tenía un nudo que quemaba cual hierro caliente. Se giró un par de veces sobre la cama intentando controlarlo, pero era imposible. Se preguntaba a si mismo si algún día los recuerdos y la tristeza se irían por completo...
Pero Jimin sabía que no.
Después de acompañar el cuerpo de Doyoung a la comisaría donde le realizarían una autopsia Seokjin se fue diciendo que iría a ver a Taehyung porque necesitaba a su amigo ahora más que nunca. Asintiendo lo dejo ir y luego miró a Jungkook.
— Deberíamos dormir. Mañana será un día largo.
Era gracioso que el sugiriera que debían descansar cuando no era capaz de cerrar los ojos. Siempre le había costado conciliar el sueño, pero ahora se sentía como si nunca volviese a ser capaz de cerrar los ojos.
Se levanta de la cama y decide que es mejor ir por un vaso de agua para aliviar su garganta. Después de que Jungkook accediera a su petición en silencio se dirigieron a su departamento. Jimin preparo su sofa con mantas y ambos se despedieron con una mueca antes de cerrar la puerta para recostarse. No había comido nada y tampoco lo deseaba. Solo quería que el botón de apagado funcionara en su cuerpo y poder disfrutar de un par de horas de completa oscuridad que no le vendrían mal para poder soportar lo que se vendría después.
Abre la puerta y a paso lento se dirige a la cocina. Le toma menos de un minuto llenar un vaso hasta la mitad y beberlo de un sorbo. Apoya las manos en el fregadero cerrando los ojos deseando que eso fuese suficiente, pero no, no lo es. Derrotado se devuelve por el mismo camino que había tomado, pero antes de llegar a su habitación es incapaz de no detenerse a ver la escena que había frente a él.
Jungkook dormía sobre el sofá con la boca semi-abierta y parecía un niño pequeño recién arropado por su madre y que estaba entregado a los brazos de Morfeo.
Verle así de tranquilo traía muchos recuerdos a su cabeza. En alguna época las cosas no fueron tan difíciles para ellos y casi logran ser felices. Quizá ese era su mayor miedo, volver a fracasar y que el señor Jeon se saliese con la suya. Era posible. Era dolorosamente muy posible.
Sin pensarlo comienza a acercarse al sofa y cuidadosamente se sienta en el suelo a un costado de este con su cabeza frente a la de Jungkook. Desde allí podía notar como el pecho del chico subía y bajaba indicando que esta respirando y la forma en las venas de su cuello se marcaban producto del estrés al que estuvo sometido.
¿Cómo iba a evitar enamorarse de él?
Era imposible, completamente. Quizá si hubiese sido su decisión habría preferido no hacerlo sufrir ni sufrir el mismo, pero su corazón fue el que eligió. Se enamoró de la cara angelical de Jungkook, de su alma pura y su facilidad por el asombro ante cosas nuevas. Quería protegerlo, quería que fuese feliz porque el jamás fue tan feliz como cuando estuvieron juntos y se dijeron mutuamente lo mucho que se amaban.
Y lo recordó. Las únicas veces en las que podía quedarse dormido de inmediato era si los brazos de Jungkook arrullaban su cuerpo. Era allí cuando no tenía pesadillas porque el chico le hacía sentir que se encontraba en el lugar más seguro que alguna vez existiría. Escuchar los latidos de Jungkook le ayudaba para poder cerrar los ojos como si de una dulce melodía se tratase. Así era fácil conciliar el sueño porque estaba junto a la persona que amaba.
— Y porque te amo después de entregar a mi padre, desenmascarar a la iglesia y limpiar tu nombre voy a irme de tu vida para siempre. Todo lo que te hice es imperdonable y ya es hora de que te deje seguir adelante para que por fin seas feliz... Porque si te amo, debo de una vez por todas dejarte ir.
El problema era que no quería dormir solo nunca más.
Frenéticamente comenzó a mover a Jungkook hasta que el chico despertó sobresaltado y sus miradas se encontraron bajo la luz de luna que se filtraba por la ventana.
— ¿Jimin? ¿Qué sucede?
Y quienes hablaron fueron los sentimientos del rubio.
— Escúchame bien, Jeon Jungkook. Quiero que me escuches bien y te graves esto en tu memoria... Si me amas será mejor que no te atrevas a irte una vez más. Sé que me quede callado cuando me lo dijiste en la comisaría, pero no quiero que te alejes como ese día porque te amo. Te amo con cada célula de mi cuerpo y con toda la fuerza que poseo. Me enamoré de ti hace cinco años y así sigue siendo el día de hoy. Durante tu ausencia cada día soñaba con volverte a ver y volvernos a encontrar. Me decía a mi mismo que si eso sucedía no dejaría que nadie te alejase de mi lado nunca más porque el verdadero infierno fue lo que yo viví pensando que te había perdido...
Jimin lloraba con cada palabra y Jungkook estaba petrificado.
— Te amo tanto que imaginar un mundo en el que no estas me hace sufrir como no tienes idea. Eres el único capaz de destrozarme el corazón y recomponerlo en un segundo. Tus brazos son el hogar que yo nunca tuve y se que los míos también fueron el tuyo. No sé por qué nos encontramos en esta vida donde todo esta en nuestra contra para estar juntos, pero si sé que te amo y que lucharía por ti una y otra y otra y otra maldita vez. Una vez te dije que Dios no existía, pero no se si eso es verdad porque el hecho de que hayas aparecido en mi vida es un milagro.
Las manos le tiemblan y Jungkook puede notarlo.
— Cometiste errores, pero yo sabía que dentro de todo lo malo aún seguía intacto el chico inocente que le dio su primer beso al borracho que tiraba botellas a una iglesia. Sé lo bueno que eres y se lo buenos que somos juntos... Por eso, por todo lo que hemos pasado y sufrido, todo lo que nos han hecho, por todo eso... Quédate y déjame dormir a tu lado hasta que la hora de mi muerte llegue... Y si veo a Dios le daré las gracias por traerte a mi vida...
Y luego silencio.
Los sentimientos son algo indescifrable al igual que las coincidencias. La vida les había juntado sin esperar que algo allí naciera, pero sucedió. Una vez en un millón encontrabas a tu alma gemela, esa persona que te llena de esperanza y es capaz de ver tu verdadero ser.
Jungkook lo sabía, por eso tomo la cara de Jimin y juntos los labios de ambos en el beso con el que había soñado durante cinco largos años. El tacto era familiar al igual que la sensación que tenía en su estomago. Le beso intentando agradecer sus palabras, intentando que supiera que no merecía todo eso y que era el ángel de la guarda que le salvo la vida. Sin Jimin el seguiría en las sombras, sin Jimin no existía luz ni esperanza.
Se separan porque apenas pueden respirar y Jungkook dice:
— Te amo y no me iré. Nunca más lo haré. Pasaré el resto de mis días haciéndote feliz porque tu sonrisa fue lo que me salvo... Tu me diste vida, Jimin... Nunca fuiste mi pecado.
[ ⛪️ ]
Nota: Maratón 4/4. Comienza la recta final, bbs.
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