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024.

La oficina principal se encontraba en la parte de atrás de la iglesia. Para llegar hasta allí tuvo que pasar por el pasillo principal y luego doblar hacia la derecha. A lo lejos pudo ver la puerta cerrada y voces saliendo de esta. No había nadie a su alrededor, eso jugaba a su favor. Doyoung nunca había sido bueno mintiendo para salirse de un aprieto, siempre sabían que tramaba algo cuando actuaba de manera sospechosa.

Pero debía lograrlo, por Jungkook.

Siguió avanzando con cuidado de no hacer ruidos. El plan era escuchar todo lo que pudiese para luego salir en busca de Jungkook. La iglesia era una construcción de madera, por lo que era fácil escuchar a través de las puertas sin mucho esfuerzo. Mientras más se acercaba a su objetivo podía sentir como las voces eran cada vez más nítidas y fue la del señor Jeon la que le hizo detenerse en seco.

— ¿¡Me está diciendo que cree que yo le dije a mi hijo de nuestro plan!?

Se hace silencio unos segundos y después oye al Diácono responder.

— Solo estoy diciendo que es obvio que algo descubrió, sino no habría abandonado la iglesia sin avisarle a nadie y llevando todas sus cosas consigo... Creo que esto ha llegado demasiado lejos, Jeon. Tu hijo nos puede traer la ruina si dice algo de nosotros y lo que ha pasado.

Doyoung traga saliva y aprovechando sus cinco minutos de valentía se acerca un poco más a la puerta de madera.

— No soy idiota, estoy al tanto de lo que sucedería si Jungkook sabe algo... ¿Pero cómo se habría enterado? Las únicas veces que hablamos del ataque fue en esta oficina mientras el dormía, lo teníamos vigilado para que no se acercase.

— Lo sé. Sé que tomamos todas las precauciones que estaban a nuestro alcance y la verdad es que Jungkook quizá no sepa nada de las bombas... Pero que descubrió algo, pues lo hizo.

Se tapa la boca. Podría gritar del horror.

— Lo encontraré y veré que sabe. De todas formas si está en algún lado será con el maldito demonio de Park Jimin... Mi hijo es lo bastante idiota como para volver a los brazos de ese enfermo si quiere ponerse en nuestra contra.

— Mejor que sea rápido. No podemos dejar que se nos involucre con la bomba que ha estallado en el desfile. Se suponía que este ataque sería el último que haríamos en contra de esa maldita organización y por eso tomamos medidas tan extremas. Si se llega a descubrir la verdad sería el final para nuestra iglesia, sin contar con los cargos judiciales que tendríamos —el Diácono suelta un suspiro largo y profundo antes de continuar—... Necesitamos mantener nuestra posición como lideres de fe, gente como la de esa organización solo hace que los demás duden de sus creencias y las enseñanzas del Señor... No podemos permitirlo.

— Lo comprendo, Diácono. Por eso he estado al servicio de esta iglesia siempre que lo necesitan y yo soy la cabecilla de este ataque. Me aseguraré de que esa horrible organización no nos moleste más y para eso necesito que Park Jimin desaparezca.

Doyoung apreta los puños. Esto no podía ser real.

— Sabes que tienes mi bendición en todo lo que hagas en pro de la iglesia... Esto te será recompensado grandemente, Jeon.  

— Lo sé, Diácono. Cuando todo esto termine podremos arreglar cuentas entre nosotros.

Cuando escuchó las sillas de madera moverse supo que ya era hora de salir de allí. Al menos ya sabía que la bomba era obra de la iglesia y debía decirle a Jungkook lo antes posible. Rápidamente se gira para caminar rápidamente por el pasillo. No podía ir por sus cosas, debía salir de allí antes de que lo viesen o de seguro no la pensarían dos veces antes de hacerlo desaparecer como querían hacer con Jimin. Gracias a la adrenalina sus pasos se convirtieron rápidamente en una carrera y gracias a eso pudo divisar que la salida no estaba lejos.

— ¡Hey! —Gritan a su espalda— ¿Qué haces aquí?

Pero Doyoung no se detiene, porque eso significaría la muerte. Sigue corriendo sin mirar atrás en ningún momento. Cuando llega a la salida abre las puertas de la iglesia de par en par y aunque siguen gritando a su espalda no deja de correr hasta que se pierde en las calles de la ciudad.





  • • • 





Hay mucha gente herida, puede darse cuenta de ello. Su corazón late a mil porque aún no hay noticias. Le gustaría salir corriendo de allí para poder encontrar a Jungkook de una buena vez, pero se abstiene de hacer tonterías. Jimin sabía que debía seguir esperando, pronto llegaría, pronto sabría qué era lo que había sucedido. Debía mantener la calma aunque eso significase volverse loco en el intento.

Se mordía las uñas de forma compulsiva tratando de detener esa sensación de que algo malo había sucedido. Tenía miedo de muchas cosas. Tenía miedo de que Jungkook no hubiese encontrado a Seokjin o al equipo, o que si los hubiera encontrado estuviesen demasiado heridos... O peor, muertos.

Tenía que confiar, no existía otra opción. 

Las sirenas hicieron su aparición en la escena. Jimin confirmaba en ese momento que algo malo había sucedido. Tuvo miedo, pero no se movió. Esperaría a Jungkook. El llegaría, lo sabía.

— ¡Jimin! —Escucha que gritan a su espalda— ¡Jimin!

Cuando se da vuelta y lo primero que ve es a Seokjin una parte de su alma le vuelve al cuerpo. Su amigo venía corriendo con su bello traje destrozado y la cara roja gracias a lo parecían ser lagrimas. Se sintió tranquilo. Seokjin estaba bien. No hubiese podido soportar que algo le sucediera a él también.

— ¡Mamá Jin!  

Se abrazan fuertemente como si no se hubiesen visto en años. A pesar de que la felicidad del momento le hubiese cegado por completo, aún no estaba completamente satisfecho. Seokjin estaba bien, pero Jungkook aún no llegaba.

— Seokjin... ¿No viste a...?

— ¡Jimin!

Y ahí estaba. Jungkook también corría hacia él aunque mucho había cambiado desde la media hora en que no se veían. El chico traía el cabello desordenado, la ropa sucia y un poco rasgada, además de un detalle bastante peculiar. 

Traía consigo un niño en brazos.

Jimin estaba atónito y hubiese preguntado quién era esa criatura, pero Seokjin rápidamente comenzó a hablare del accidente.

— No sabemos cómo, pero el primer carro exploto mientras desfilábamos frente a nuestras narices... Todos estaban arriba... Yo-Yo no pude hacer nada...

Su amigo se puso a llorar y Jimin no pudo evitar abrazarlo una vez más. Toda la tranquilidad que pudo haber sentido hace tan solo un par de segundos ahora era reemplazada con un dolor en su pecho que era demasiado profundo. No tenía idea de como un desfile que parecía un mar de felicidad en su momento ahora se había convertido en una espantosa tragedia que jamás podría olvidar ninguno de los asistentes.

Cuando se aleja de Seokjin mirando al suelo pregunta:

— ¿Hay muertos?

Y su amigo asiente con la cabeza.

— La policía nos pidió reconocerlos antes de que viniéramos a buscarte... Se los llevaran para avisar a las familias... Jongdae... El estaba allí, Jimin... Lo siento.

Pudo sentir el cuerpo débil y pensó que caería al piso, pero un brazo le sostuvo con fuerza dandole el apoyo que necesitaba para seguir de pie.

— Averiguaremos qué pasó, Jimin —escucha decir a Jungkook en un susurro tranquilizador—. La perdida de tus amigos no quedará así, lo prometo.

Sentir el cuerpo de Jungkook sosteniendo el suyo le transporto a uno de sus recuerdos felices, luego de su primer beso, sus momentos juntos. Eran las memorias que más atesoraba dentro suyo y el hecho de que el chico estuviese así a su lado casi le hacia pensar que había vuelto en el tiempo hacia el pasado que tanto amo y disfrutó.

Pero el mundo seguía su curso y en el había tristeza. 

— No entiendo —susurra—. Yo mismo supervise la revisión de todos los carros para ver que cumplieran con la normativa... Jamás hubiera expuesto a nadie a algo como esto.

— Lo sé, Jimin —concuerda Seokjin—. Todo estaba perfecto hasta la explosión que vino casi desde adentro, porque destrozo por completo la plataforma y dejo lleno de humo caliente el lugar...

— ¿Dónde estaban guardados los carros? —Pregunta Jungkook.

Y a pesar de que Jimin quería responderle, el niño en sus brazos le distraía de ello.

— ¿No me dirás por qué traes a un niño y quién es?

Jungkook asiente con la cabeza.

— Lo hemos salvado porque estaba atrapado bajo el carro principal —responde el castaño—, quise dejarselo a un oficial, pero al parecer no quiere que me aleje y no habla con nadie aparte de mí... Me dejaron traerlo para buscarte, aunque ahora tengo que volver y llevarlo a la comisaría para ver si pueden contactar a sus padres.

— Que horrible, debe estar traumado —dice Jimin y se acerca a la cara del niño que ahora descansaba en el hombro de Jungkook—. Hola, pequeño... ¿Podría saber tu nombre?

El niño aprieta sus bracitos alrededor del cuello de Jungkook antes de susurrar:

— B-Baek...

Luego de eso esconde su cara en el pecho del castaño y Jungkook lo acomoda un poco.

— Te acompañaré a la comisaria —concuerda Jimin—. Debemos ayudar a que encuentre a sus padres y debo asegurarme de que se informe a todas las familias de los que fallecieron... Seokjin, ¿puedes encargarte de los heridos y acompañarlos a urgencias?

Su amigo estaba con los brazos cruzados y asiente.

— He estado ignorando el hecho de que estamos aquí con Jeon Jungkook desde que nos encontramos, pero en favor de la emergencia haré lo que me pides sin preguntar ni entrar en detalles —le lanza una mirada a Jimin y luego a Jungkook—. Pero después nosotros tres tendremos una extensa charla donde me explicaran qué mierda hacían juntos durante el desfile, porque no entiendo nada y algo me dice que hay cosas importantes de las que debo enterarme.

Jungkook asiente y Jimin también.

— Bien. Me iré con los heridos. Ustedes vayan a la comisaría a esperar. Cuídense.

Seokjin se va a hablar con un paramedico que estaba cerca dejando a ambos chicos solos. Es ahí cuando Jimin por fin puede mirar a Jungkook a los ojos y agradecerle.

— Gracias por lo que hiciste, yo no hubiese sido de ayuda...

— Lo eres, Jimin —interrumpe Jungkook—. Solo es que hay cosas que debes delegar... ¿Lo entiendes, no?  

— Sí... Lo sé. 

— Disculpa que lo pregunte de nuevo, pero antes del desfile... ¿Dónde estaban almacenados los carros?  

— En el estacionamiento de la organización, ¿por qué?

— Necesitamos saber si alguien los manipulo antes del desfile... Algo me dice que esto fue planeado para sabotear o detener la celebración.

Jimin se queda hecho un hielo. A pesar de que se encontraban al lado de la masacre su cerebro aún no había procesado la opción de que todo eso hubiese sido un ataque a la organización, como venía sucediendo desde hacía meses. Sus puños se cerraron con fuerza. ¿Hasta donde llegaría la maldad humana que no aceptaba a los que no cumplían con los supuestos estereotipos que se esperaban de una sociedad heteronormada? No podía terminar de convencerse a si mismo de que personas inocentes ahora estaban muertas por esa maldita bomba...

Y junto a ellas Jongdae...

— Debemos esperar a ver qué dice la policía —continúa Jungkook—, pero hay que contemplar ese escenario y revisar las cámaras de seguridad que tenga el edificio de la organización.

— Después de ir a la comisaría veré eso... Ahora tengo que estar con mis compañeros y sus familias... Alguien debe explicarles lo sucedido.

Jungkook asiente y en silencio ambos comienzan a caminar hacia la patrulla más cercana.

El mal podía hacer daño, mucho daño.





[ ⛪️ ]

Nota: Maratón 2/4. Hoy publicaré dos capítulos y mañana dos más.

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