021.
Caminan en silencio a pesar de que todo el mundo esta gritando y celebrando a su alrededor. Es extraño, pero no se detiene a pensar. Tienen que llegar a un lugar seguro según su plan y si Jimin lo está siguiendo hay una posibilidad de que todo salga bien. Apenas puede respirar. ¿Acaso el chico escuchará lo que tiene que decir?
Jungkook tenía miedo.
Después de encontrar el traje perfecto para que nadie lo reconociese en el desfile, donde mucha gente usaba trajes extravagantes igual que en un carnaval, se dio a si mismo la tarea de encontrar a Jimin dentro de la enorme multitud. Siguió el origen de los carros, pensando que se encontraría en el de la organización a la cual pertenecía, pero no lo diviso por ningún lado. Pasaron varios minutos en los que simplemente estuvo buscando con la mirada sin mucho éxito hasta de tan solo unos metros del carro sus ojos se posan sobre una figura inmóvil en el mar de gente que había a su alrededor.
Ahí estaba. El chico más bello que alguna vez vio con una lagrima cayendo por su mejilla. Parecía una visión, pero allí estaba.
La primera vez que vio a Jimin le pareció solo un borracho más porque tan solo se guió por su vista. La primera vez que lo vio realmente, no con los ojos sino con su alma, se dio cuenta de lo roto que estaba. Jimin estaba fragmentado en muchos pedazos. Mucho dolor se veía en sus ojos y aún así era capaz de sonreír. Jamás había conocido a alguien tan fuerte, capaz de levantarse después de todo lo que había sufrido. El día que le contó su historia también se dio cuenta que el abuso jamás nubló el corazón del chico. Los sentimientos de Jimin eran igual de puros que los de un niño pequeño. La mayoría de las personas pierde esa blancura del alma conforme crece, más Jungkook podía ver claramente que el chico aún lo tenía. Era bueno, demasiado nuevo para este mundo.
Fue un impulso. No lo pensó dos veces. Simplemente le tomó de la mano como alguna vez lo hizo hace años. Sintió la piel cálida y el choque de electricidad en sus yemas. A pesar de que se lo negaba una y otra vez desde que se fue para alejarse de Jimin la verdad era que el único momento en el que alguna vez pudo sentir que tenía un hogar era allí. Cuando sus dedos se entrelazaban.
Se mintió tanto.
Ahora avanzaban por la multitud y rápidamente doblaron en uno de los callejones sin salida que estaban alejados de todo el ruido. Jimin iba detrás suyo siguiendole el paso juntos con el bastón. Cuando llegaron al final del callejón por primera vez volteo a ver al chico. Estaba tan nervioso que casi no sentía los dedos y solo deseaba que todo pudiese salir bien.
Y allí estaba Jimin, en todo su esplendor.
— ¿Qué mierda significa esto?
Podía sentir el enojo en sus palabras y lo entendía. Para poder verlo mejor se deshizo de la mascara y luego sus miradas chocaron fijamente. ¿Cuantas veces había visto los mismos ojos y había sentido ese calor familiar? Cuando Jimin fue a la iglesia y lo vio después de todos los años en que estuvo fuera de la ciudad esa sensación seguía ahí, aunque cubierta de mucho odio y rencor. Estaba tan equivocado en ese entonces, jamás se perdonaría a si mismo por todo el dolor que causo.
— Necesito hablar contigo. Hay muchas cosas que debes saber.
Jimin le miró de pies a cabeza sin poder creerlo.
— Creí que los Ministros no podían vestirse de una manera tan provocativa y encima de ángel.
Jungkook suelta un suspiró antes de contestar.
— Ya no soy Ministro.
Esa era la primera fase para dejar de engañarse a si mismo. El camino de Ministro fue el que sus padres decidieron, no él. Desde ahora iba a seguir sus propias decisiones. Quizá no serían las mejores, pero si serían las suyas.
— ¿Me estas jodiendo enserio? —Jimin suelta una risa sarcástica y frunce el ceño—. ¿Es que acaso ya no eres capaz de levantar el teatro?
Jimin siempre tenía razón. El solo era una marioneta que montaba un show todos los días desde que se despertaba hasta que se iba a dormir. En eso había consistido su existencia al menos hasta hace un día. Nunca pudo perseguir la verdadera felicidad y cuando tuvo la oportunidad para hacerlo decidió confiar en las personas equivocadas.
— No es una broma, Jimin. Vine a pedirte disculpas —da un paso adelante—... No, no. Vengo a pedirte perdón por todo lo que te hice y lo que te he hecho. Tenías razón me convertí en un monstruo y deje de ser el Jungkook que alguna vez conociste. Jamás podré volver el tiempo atrás para compensarte por todo lo que tuviste que pasar por más que lo desee con todas mis fuerzas. Pero ahora quiero hacer bien las cosas y lo primero es pedirte perdón porque a pesar de que fui un hijo de puta contigo jamás dejaste de creer en mí... Aunque yo sí deje de creer en ti.
Las piernas de Jimin temblaron. No podía creer lo que sucedía. ¿Jungkook se había vuelto loco o el chico del que se enamoró había regresado sin avisar? No entendía qué era lo que había sucedido en este corto período de tiempo para hacer cambiar tan radicalmente a Jungkook de opinión y le asustaba que todo fuese solo una ilusión.
— ¿De qué estas hablando? —interroga—. No entiendo nada, Jungkook.
— Lo sé, solo quiero que sepas que fui lo peor al haber dudado de ti y que lo que me dijiste la primera vez que nos vimos después de cinco años es totalmente cierto. Me llene de odio hacia ti porque pensé que me habías utilizado. Pensé que solo querías jugar conmigo, burlarte de mi. Debí haber sospechado, nada tenía sentido, nos íbamos a ir juntos, pero aparecieron esas fotos y mi mundo se destrozó. Decidí creerle a mi padre cuando jamás debí haberlo hecho... Lo siento tanto, Jimin... Lo siento tanto...
Y avanza un poco, pero el chico retrocede. Por la cara de Jimin comienza a caer lagrima tras lagrima. Era mucho para digerir de una vez y que los recuerdos estuviese presentes no ayudaban en lo absoluto.
—Creo que deberías alejarte antes de que todo esto termine explotando justo frente a nuestras caras... Ya no quiero seguir intentando recuperar algo que perdimos hace mucho y que nunca volverá.
Debería retroceder, concederle al menos aquella petición a quien estaba con el rostro cubierto de lagrimas por un corazón roto, pero no lo hizo. Se mantuvo allí lo bastante cerca como para sentir la respiración del chico contra su cara y lo bastante lejos como para que sus cuerpos no se tocasen aún. No podía cuantificar la sensación extraña en las yemas de sus dedos, ni las miles de mariposas que revoloteaban en su estomago en ese instante. Todo eso había estado oculto bajo un mar de mentiras, enterrado junto a los recuerdos de un pasado lejano. Solo allí, con el corazón en su mano, podía ser lo bastante sincero como para tomar una decisión que fuese propia al menos una vez más.
— No quiero alejarme, Jimin.
Sus manos viajan hasta la la cara de su adversario lentamente, puede sentir como el rubio tiembla ante su tacto y por unos segundos cree que le esta haciendo daño. La piel suave de las mejillas del chico le parecían aún más suaves justo debajo de sus manos, con eso casi podía jurar de que ese era el único lugar en el que verdaderamente se podía sentir feliz.
—¿Qué haces? —La voz de Jimin suena como un eco fantasmal y no puede evitar tragar saliva gracias a la electricidad que le provoca— ¿Por qué ahora, Jungkook?
Y deseaba explicarle todo, contarle lo que había sucedido el día anterior, lo que había descubierto. Quería pedir disculpas por no haberle creído antes, por haber sido un idiota y por no ser capaz de defenderle cuando él tanto lo necesitó. También deseaba decir que ya sabía quien había atacado a Taehyung y que ayudaría para que la verdad saliese a la luz de una vez por todas.
Había tanto y tan poco tiempo.
— Porque he vuelto —sentenció—. Por fin he vuelto, Jimin.
Y lo decía enserio. Había vuelto a la ciudad mucho antes, pero solo ahora había vuelto de verdad, recuperando lo que fue alguna vez.
La verdad lo había liberado.
Pero entiende que no es justo para Jimin pedir que entienda todo de una vez o esperar su perdón de la noche a la mañana. Por eso, al terminar de secarle las lagrimas, se aleja y comienza a explicar.
— Sé quien le hizo daño a Taehyung. Fue mi padre quien contrato a un matón. Taehyung fue a verme para hacerme entrar en razón y cuando se fue parece haber escuchado la conversación que mi padre y su socio tenían. Fue por eso que le han golpeado, querían asegurarse de que no nos dijera nada de lo que escuchó.
Jimin palidece. Taehyung quería decirle algo por teléfono y nunca logró saber qué. Una parte si mismo siente un poco de alivio al saber lo que ha pasado, y otra parte, la que arde en ira, quiere ir a buscar al señor Jeon y hacerle pagar por todo lo que ha hecho. ¿Cómo podía existir un ser humano capaz de hacer tanto daño? Ni siquiera sus hijos se salvaban de sus garras.
Y lo recordó. Yoongi.
— También me enteré de lo que hizo el día que nos íbamos a escapar —continúa Jungkook mirando el suelo—. Que mandó a que te golpearan para que no llegases a buscarme y que las fotos fueron un montaje... Yo... Yo de verdad no debí haber creído nada de lo que dijo mi padre, nunca me di cuenta de que el demonio no era otro sino el mismo... De verdad, lo siento... Quiero hacer las cosas bien ahora...
En su momento quiso decirle todo a Jungkook, pero estaba tan cegado que no hubiese servido de nada, ni siquiera le hubiese creído. Pero ahora que todo esto estaba siendo aclarado y la verdad estaba descendiendo como si de lluvia se tratara era hora de decirle a Jungkook el secreto que le había estado guardando.
— La vez que te fui a ver a la iglesia —comienza Jimin en voz baja—... Yo tenía algo que decirte, muy importante. Pero estabas tan convencido de lo que te dijeron que pensé que no me creerías y es que no tengo otra prueba más que mi propio testimonio. Te lo iba a decir cuando nos fuésemos de la ciudad. Una vez que estuviésemos seguros para hablar con tranquilidad... Me arrepiento mucho de no haberlo hecho antes y si me odias por eso, lo entenderé...
— ¿De qué hablas, Jimin?
Y es que Jungkook no tenía idea que su vida estaba construida a base de mentiras, que desde que era un pequeño niño sus padres se habían encargado de hacerle saber una realidad que fue pintada por fantasía y miedo. Le dijeron que Dios le miraba atento y que le castigaría si no iba por el camino que ellos habían escogido. Toda su vida vivió siendo un chico que apenas levantaba la voz y siempre aceptaban lo que decían dentro de la iglesia. No importaba si eran discursos de odio, el los repetía, porque supuestamente eso era lo que Dios esperaba de él.
Pero la farsa se había terminado.
— Yo sé lo que le pasó a tu hermano, Jungkook.
Solo oír eso le hizo confundirse aún más porque a pesar de que apenas guardaba recuerdos de su hermano mayor el hecho de que Jimin lo nombrara en un momento como ese no tenía sentido.
— ¿Yoongi? ¿Pero qué tiene que ver el en esto?
Y entre lagrimas Jimin susurro:
— El no murió como tus padres te dijeron... Estoy seguro de que tu pare lo mató...
Fue allí que Jungkook supo que la maldad no tenía límites.
[ ⛪️ ]
Nota: Maratón comeback 2/3.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro