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019.

El callejón era oscuro y el aire denso. No podía ver mucho, pero no importaba. Siguió caminando hasta llegar hasta lo que parecía ser una puerta trasera de un edificio viejo y abandonado. Recordó las instrucciones que le habían dado el día anterior y tocó tres veces para luego esperar. El corazón le latía rápido mientras las manos le temblaban ligeramente. Miraba a todos lados a pesar de que no había más gente allí debido a que sentía un poco de paranoia. Se trataba de algo entendible. No todos los días te enfrentabas a la verdad cara a cara.

Y aunque no lo pareciera, Jungkook estaba listo. 

La puerta se abre y por ella sale un hombre de cabello oscuro, piel ligeramente bronceada y ojos grandes. Le mira de pies a cabeza y luego inspecciona su alrededor. Le habían dicho que debía ir solo, no era como si estuviese intentado evadir aquella simple instrucción. Después de que el extraño inspeccionase con la mirada el callejón, se acercó y tanteo sus bolsillos como para ver si llevaba algo allí. Se quedo quieto mientras lo hacía y apenas el hombre estuvo seguro de que todo estaba en orden este último se cruzó de brazos tratando de tomar una pose intimidante.

— El señor Youngsoo lo espera dentro.

Jungkook asiente y entra al lugar con un maletín bajo el brazo. Esperaba que pudiese concretar su plan sin inconvenientes o simplemente todo estaría perdido para él.

El lugar de por sí era tétrico, parecía igual de oscuro que el callejón y no veía ni una otra alma aparte del hombre que le indicaba el camino. Definitivamente todo era ruinas y no parecía ser el tipo de punto de encuentro donde te reunías a hacer negocios con alguien. Tuvo que obviar esos detalles mientras seguía los pasos del extraño silenciosamente hasta que se detuvieron frente a lo que parecía ser la única habitación completa que conservaba el edificio. Allí el hombre abrió la puerta y de inmediato pudo ver a alguien sentado sobre un sofá viejo y sucio.

Yang Youngsoo.

— Así que tu eres Jungkook —dice el hombre de cabello blanco y anteojos cuando entra en la habitación que ahora le mira fijamente—. Hace mucho me preguntaba como serías.

Jungkook detiene su marcha y se queda lo bastante cerca para no esforzar la voz y lo bastante lejos para mantener las distancias. Tras de él la puerta es cerrada por el hombre que le había indicado el camino y por fin se queda a solas con quien tenía las respuestas a sus preguntas.

— Deberíamos concentrarnos en el por qué estoy aquí —contesta con tono poco amable y el hombre le mira como si quisiera descifrarlo.

— Veo que de verdad quieres saber todo lo que oculta tu padre. ¿Podría preguntar por qué?

— Eso no es de su incumbencia. He traído lo que me pidió y quiero saber que tiene que decir.

Jungkook alza el maletín y el hombre hace una seña para que se acerque. Antes de dirigirse al lugar donde ahora se encontraba había pasado al banco para retirar todo lo que tenía a su nombre. Ni siquiera el sabía que contaba con una cantidad tan alta y esperaba que eso fuera suficiente para conseguir alguna cosa más que un simple testimonio. 

Cuando el hombre abre el maletín de forma inmediata suelta una risita burlona.

— ¿Esto es lo que le pagan a alguien por ser Ministro? Mierda, creo que me equivoque de trabajo.

Pero Jungkook no estaba para bromas y cerró de golpe el maletín  que ahora estaba en el regazo de Youngsoo. Ya había mostrado lo que tenía, ahora era turno de este último mostrarle lo que le iba a ofrecer.

 — Soy todo oídos, Youngsoo —dice—. Creo que con lo que tengo me merezco todo lo que sepas de mi padre.

El hombre se cruza de piernas frente a él y sonríe.

— Ya que no te interesa contarme para que quieres saberlo, yo por mi parte no intentaré decirte que quizá no sea la mejor idea de todas escuchar lo que tengo que decir. Así que empecemos. ¿Qué se tu padre? Pues todo. Nos conocemos hace años.

Jungkook siempre tuvo la idea de sus padres siendo ermitaños o que sus amistades se reducían a los conocidos de la iglesia. Jamás lo veía a algunos de los dos siquiera interactuar con los vecinos o los padres de sus compañeros de escuela, así que era de esperarse que no se le hubiese pasado por la cabeza que su padre podía tener una clase de amistad con Youngsoo.

— ¿De donde se conocen?

— De la vida. Soy un hombre que le hace favores a la gente y por esos favores necesito una remuneración. Tu padre, en cambio, es un hombre que necesita muchos favores.  

— ¿Puede hablar claro? No entiendo ni la mitad de lo que me dice.

Youngsoo alza las cejas algo cabreado.

— ¿Así lo quieres? Bien. Es fácil. Tu padre me ha contratado para encargarme de gente que le trae problemas, por ejemplo, un chiquillo maricón que según el no dejaba a su hijo en paz. ¿Te suena conocido?

Y ahí estaba. La verdad frente a sus ojos.

Dolía, dolía tanto que ahora apretaba los puños para no perder la cordura en ese mismo instante. Youngsoo no dijo el nombre del chico, pero el estaba seguro de quien se trataba. Ya no había dudas. Simplemente fue engañado por su padre para no irse con Jimin.

Ahora quería saber cómo.

— ¿Qué te dijo que le hicieras? —Pregunta esta vez y hace su mejor esfuerzo para no echarse encima del hombre cuando una sonrisa burlona se le asoma en los labios.

— Pues me dijo que lo mantuviéramos lejos de ti hasta que tomaras el tren, así que mande a uno de mis hombres a hacerle una visita a su departamento. Según él le costo bastante reducir al chiquillo ese, tuvo que romperle la pierna para asegurarse que no se iría a algún lado.

Fue lo último lo que hizo que todo ápice de control que existiese en el cuerpo de Jungkook desapareciera en un instante. Poco importaba si ya no escuchaba nada más, en ese momento se abalanzó sobre Youngsoo para tomarlo por el cuello de la camisa mientras este seguía sentado. Tenía tanta rabia y es que no podía creer que dijese lo último de forma tan normal. Le habían echo daño a una persona inocente. Le habían destrozado la pierna a alguien que no lo merecía. ¿Cómo podían tomarse eso tan ligeramente? ¿Acaso no tenían corazón o piedad?

— ¿Mi padre te dijo que le hicieras? —sus gritos resuenan por toda la habitación formando un eco al final— ¡Responde!

— Claro que no —contesta Youngsoo riéndose de nuevo—. Tu padre nos dijo que nos deshiciéramos de el, pero no nos pago tanto como para hacerlo. Deberías darme las gracias o tu noviecito estaría muerto.

Ante eso Jungkook lo suelta bruscamente y se siente mareado. ¿De eso era capaz su progenitor? ¿Acaso hubiese llegado al punto de deshacerse de Jimin solamente para no tener un hijo homosexual? Sí. La única respuesta era un sí y ahora lo sabía. Todo el cuerpo le dolía como si le hubiesen estado golpeando, pero no. Tan solo esa era la fuerza de la verdad.

— El mensaje y las fotos—dice esta vez en un susurro—... ¿Ustedes tienen que ver con las fotos que me mostró ese día de Jimin con un hombre?

Youngsoo golpeó su propia cara con el dedo índice de manera irónica como si lo estuviera pensando.

— Pues fue una sesión rápida. Lastimosamente mis hombres no son modelos. Pero salieron bastante bien, ¿no?

Toda la información viajaba por su cerebro chocando una con otra durante el trayecto. Tenía demasiado para similar y poco tiempo para hacerlo. Ni siquiera recordaba como respirar correctamente una vez que escuchó lo último. La única razón por la que se subió  al tren hace cinco años fue por esa malditas fotos. Creyó que Jimin le había engañado y su corazón se hizo añicos para luego llenarse del odio más oscuro que existía en la Tierra. Solo ahora se daba cuenta de lo que se había convertido con el paso del tiempo, lo que era ahora gracias a las mentiras que su padre le había dicho ese día.

Una simple y triste marioneta.

— Te dije que no ibas a querer escuchar lo que tenía que decir. Y esto es solo una pizca. Hay cosas  del pasado y cosas recientes que aún no sabes.

Vuelve a despertar de su trance. Aún quedaba mucho por saber y recuerda a Taehyung.

— ¿El tiene que ver con que un chico este en coma ahora? 

Youngsoo se pone serio.

— Eso me lo rogó de último minuto jurando que me lo pagaría junto con lo que me debía de los ataques que pidió para otros maricones durante un par de meses. Finalmente fue una mentira. No he recibido nada de ese animal rastrero.   

Recuerda lo que escuchó sobre unos ataques por los que era culpado la iglesia. En su momento se vio reacio a creerlo, pero ahora... Ahora se daba cuenta de que se habían sido orquestadas por alguien que formaba parte de ella. Su propio padre, nada más y nada menos.

Taehyung se cruzó en su camino también.

— ¿Por qué te pidió atacar al chico? ¿Solo por ser gay?

— No —responde de inmediato Youngsoo—. El chico estaba tras una puerta cuando me reuní con él y escucho varias de las cosas que ya te dije y otras mucho más graves. Me rogó para que me encargara de él y para que mi reputación no se viese implicada tuve que mover a mis peones.

Ahora lo entendía. Ahora se daba cuenta de lo que estaba sucediendo. Antes de que Taehyung se fuera de la iglesia alcanzó a escuchar algo que Youngsoo y su padre discutían. Esa fue la razón por la que lo dejaron en el hospital a medio morir.

— Son unos bastardos —escupió con los puños cerrados y Youngsoo se río.

— Creo que eso ya lo sabemos. Si te estoy diciendo todo es porque uno, me estas pagando por ello, dos, espero que hagas algo en contra de ese bastardo. No necesito que me digas que soy una mierda por lo que he echo porque poco me importa. Solo es trabajo para mí.

Y Jungkook quería responderle que aún así era un mal nacido, pero se contuvo. Las personas como Youngsoo no tenían esperanza alguna. Solo quedaba hacer a un lado su enojo para sacar más información.

— ¿De qué más enteró Taehyung? —Preguntó.

— Cosas del pasado. Hay demasiado allí enterrado.

— ¿Qué cosas?

Por primera vez desde que entró a la habitación Youngsoo se pone de pie.

— Creo que esto ha sido suficiente. Ya he dicho todo lo que podía decir por la cantidad que trajiste.

Estuvo a punto de gritarle, pero la puerta tras el se abrió dejando entrar a dos tipos fornidos que parecían ser sus perros falderos. Jungkook sabía que Youngsoo jamás hablaría con el sin protección de por medio, por lo que debía tomar lo que había obtenido y marcharse de ahí antes de que algo malo sucediese.

— Supongo que esta es tu forma de terminar las conversaciones —le dice al hombre y este asiente.

— Espero te sirva lo que te he dicho. Tu padre es peligroso, casi tanto como nosotros. El no siente remordimiento.

Jungkook da un paso hacia atrás siendo seguido por la mirada de los guardaespaldas de Youngsoo. A pesar de que era un ser despreciable, sabía que no le decía nada más que la verdad. Su padre era peligroso. Jugaba con la vida de las personas como si nada y eso era lo peor.      

— Me ha servido —contesta y da media vuelta—. Conozco la salida.

Pero cuando se pone en marcha escucha la voz fuerte y clara de Youngsoo una última vez. Lo que dijo le causo escalofríos.

— Ten cuidado. El no tiene misericordia ni con sus propios hijos.

Quiere darse vuelta y preguntar a que se refería, pero ya esta fuera de la habitación y la puerta se cierra frente a su cara. Aunque golpea varias veces nadie abre, por lo que solo puede empezar a caminar hacia la salida, con su corazón en la mano y el alma destrozada.

Su padre era un demonio.

Cuando esta fuera del lugar comienza a correr fuera de allí como si sus pies no supieran que más hacer. Corre, corre y corre esperando que todo sea un mal sueño, que nada de lo que escuchó fuese real. Había vivido junto a un monstruo durante toda su vida y nunca se dio cuenta. Perdió a la única persona que alguna vez lo amó por hacerle caso a sus mentiras. Tomó un camino que ni siquiera era el que deseaba porque no sabía decirle que no...

Arruino su vida por él.

En ese momento, mientras los músculos de sus piernas palpitaban, deseo tener a Jimin justo al frente para pedirle perdón por todo lo que había hecho. Le prometió amarle y estar con el, pero no lo cumplió. Durante cinco años deseo nunca más volver a verlo y cuando lo hizo se dedicó a dejar en claro lo mucho que le odiaba. Jimin no se merecía nada de eso. Jimin solo tenía que se amado por alguien que si supiese como hacerlo. Definitivamente Jungkook no era esa persona.

Dejó de correr luego de unos minutos. Ya estaba bastante alejado del lugar y solo allí se permitió respirar. Estaba cansado, pero las cosas aún no habían terminado, claro que no. Ese tan solo era el principio de todo. Era el momento de hacer justicia.

Metió su mano por la parte del cuello de la sotana y tiro de un hilo que estaba pegado a su espalda. Jaló con fuerza y la cinta adhesiva que había colocado contra su piel se desprendió. Listo con eso comenzó a tirar del hilo nuevamente y por el mismo lugar un teléfono llegó a sus manos. La pantalla seguía iluminada. Y de inmediato Jungkook se coloca el auricular contra la oreja.

— ¿Lo tienes todo, Doyoung?

Del otro lado de la línea se escucha la voz del chico.

— Sí, Ministro...

— No me digas Ministro, Doyoung —le corrige—. Dime Jungkook.

El no pudo verlo, pero el chico sonrío.

— Esta bien, Jungkook.

Era hora de que todos pagasen por lo que habían hecho. Incluyendo a su padre.   






[ ⛪️ ]

Nota: Capítulo 2/2. Revenge mood.

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