018.
— Creo que deberías alejarte antes de que todo esto termine explotando justo frente a nuestras caras... Ya no quiero seguir intentando recuperar algo que perdimos hace mucho y que nunca volverá.
Debería retroceder, concederle al menos aquella petición a quien estaba con el rostro cubierto de lagrimas por un corazón roto, pero no lo hizo. Se mantuvo allí lo bastante cerca como para sentir la respiración del chico contra su cara y lo bastante lejos como para que sus cuerpos no se tocasen aún. No podía cuantificar la sensación extraña en las yemas de sus dedos, ni las miles de mariposas que revoloteaban en su estomago en ese instante. Todo eso había estado oculto bajo un mar de mentiras, enterrado junto a los recuerdos de un pasado lejano. Solo allí, con el corazón en su mano, podía ser lo bastante sincero como para tomar una decisión que fuese propia al menos una vez más.
— No quiero alejarme, Jimin.
Sus manos viajan hasta la la cara de su adversario lentamente, puede sentir como el rubio tiembla ante su tacto y por unos segundos cree que le esta haciendo daño. La piel suave de las mejillas del chico le parecían aún más suaves justo debajo de sus manos, con eso casi podía jurar de que ese era el único lugar en el que verdaderamente se podía sentir feliz.
—¿Qué haces? —La voz de Jimin suena como un eco fantasmal y no puede evitar tragar saliva gracias a la electricidad que le provoca— ¿Por qué ahora, Jungkook?
Y deseaba explicarle todo, contarle lo que había sucedido el día anterior, lo que había descubierto. Quería pedir disculpas por no haberle creído antes, por haber sido un idiota y por no ser capaz de defenderle cuando él tanto lo necesitó. También deseaba decir que ya sabía quien había atacado a Taehyung y que ayudaría para que la verdad saliese a la luz de una vez por todas.
Había tanto y tan poco tiempo.
— Porque he vuelto —sentenció—. Por fin he vuelto, Jimin.
Y lo decía enserio. Había vuelto a la ciudad mucho antes, pero solo ahora había vuelto de verdad, recuperando lo que fue alguna vez.
La verdad lo había liberado.
Tres días antes.
— Averiguaré que pasó. Daré con los culpables de esto y si tu eres uno de ellos te juro, Jeon Jungkook, haré de tu vida un maldito infierno.
¿Cuantas veces había repetido la misma frase en su cabeza? Quizá ya llevaba las mil o fácilmente iba camino a las diez mil. Las palabras se reproducían en su cabeza como una película de la que no podía escapar y cada vez que escuchaba dentro de su cabeza la voz de Jimin se sentía más y más vacío.
Todo se había terminado.
Tan solo habían pasado unas horas desde que Jimin se fue y la angustia le apresó de inmediato. Intentó ser razonable y alejar ese dolor que no le correspondía después de todo, pero no importaba que tantas veces lo hiciera, ahí seguía intacto haciendo estragos a su paso. Sabía que no podía quejarse ahora siendo que lo sucedido era lo que había estado pidiendo a gritos durante tanto tiempo. Su deseopor fin se había cumplido y por eso sentía estúpido. El quería que Jimin se fuese para siempre de su vida y ahora, de una vez por todas, lo había conseguido.
"Felicidades, Jeon. Por fin lo lograste." Pensó en su interior.
Pero así no era como todo debía terminar o como quería que terminara, no con Jimin creyendo que le había hecho daño a Taehyung cuando ellos solo habían hablado. Algo sucedió y ahora se estaba carcomiendo lentamente para poder entender al menos un poco de todo lo que estaba sucediendo. ¿Cómo iba a convencer a Jimin de que el no tenía nada que ver con el accidente de su amigo?
Fue Doyoung quien llegó con la respuesta.
— Debemos averiguar quien le hizo daño a Taehyung.
La voz del chico era demandante y Jungkook por un momento se asustó. Solo ahora se había enterado de que Doyoung conocía tanto a Jimin como a Taehyung y aún estaba procesando toda esa información.
— ¿Y cómo esperas que hagamos eso? —Pregunta restregando las manos contra su cara— Cuando salió de aquí todo estaba bien, el estaba bien...
— Alguien le hizo algo... Y lo siento, Ministro, pero probablemente es alguien de la iglesia.
Cuando Jungkook escucha eso se siente un tanto mareado. Una parte de él quería seguir escondiéndose tras la idea de que en la iglesia se podía encontrar un lugar seguro donde jamás nadie sería lastimado, pero otra parte le grita fuerte y claro que debe dejar de engañarse a si mismo al menos unos segundos para darse cuenta de lo que esta sucediendo justo frente a sus narices.
Por un segundo pensó en su padre. En su padre y la carpeta que tenía de Park Jimin escondida en el escritorio. Pensó en el número que había encontrado la vez que entró al despacho y el que dejo olvidado en uno de los bolsillos de su sotana.
De inmediato deja su estado de trance para correr hacia el pedazo de tela negra que estaba colgado en un rincón de la habitación. No podía creer que lo había olvidado por completo y que no había hecho nada con ello. Recordaba que apenas vio ese número le pareció sospechoso y que lo había escrito sobre un papel para llevárselo consigo. A pesar de que no tenía nada concreto sobre su padre comenzó a sospechar más y aquella pequeña pista pasó a segundo plano, quedando en el olvido dentro del bolsillo de la sotana.
Pero la encontró.
— ¿Qué es eso, Ministro?
No sabía como explicarlo, solo tenía leves ideas de lo que podía ser, aunque si de algo estaba seguro era que no se trataba de nada bueno si lo había encontrado escondido en las cosas de su padre junto a la carpeta con el nombre de Jimin.
— Puede que sea un comienzo para averiguar algunas cosas —responde en un susurro y aferrándose al pedazo de papel con fuerza—. O puede que no tengamos nada.
Si alguien tenía poder en ese iglesia como los eclesiásticos, ese era su padre. Si alguien sabía lo que sucedía en ese lugar por más que se escondiese del mundo, ese era su padre. Si alguien sabía que le había sucedido a Taehyung o podía averiguarlo, ese era su padre.
Sabía bastante bien que el hombre no cooperaría respondiendo preguntas. Si iba y le preguntaba cosas de la nada de seguro comenzaría a preguntarle otras a él. El señor Jeon siempre actuaba a la defensiva y Jungkook lo sabía. La única forma de averiguar algo sobre su padre era investigándolo en secreto. El problema es que aún había una parte de el que se rehusaba a hacerlo porque le parecía incorrecto. O eso creía.
Sinceramente, tenía miedo.
Eso era. Tenía miedo de descubrir la verdad con una llamada y tenía miedo de darse cuenta de los errores que había cometido. Durante cinco años se dedicó a huir de lo que le hacía daño y ahora estaba a punto de enfrentarse a lo más doloroso. Si su padre le había mentido, si todo había sido un engaño... ¿Cómo se suponía que seguiría manteniéndose de pie?
Pero ya no podía seguir huyendo. Ya no podía seguir confiando en las mentiras de un hombre que le separó del chico que amaba.
Le pide a Doyoung que le acompañe a una de las oficinas ministeriales y cuando llegan hasta allí se sienta frente al escritorio para marcar en el teléfono que se encontraba a un costado el número que había encontrado. Son un par de segundos que siente como una eternidad y es que no deja de pensar en todas las cosas que habían sucedido. Desde el día que tomó el tren hasta el momento en que Jimin se le echó encima culpandole por lo de Taehyung. Existía una razón para que todas esas cosas estuvieran sucediendo, pero no sabía si sería capaz de enfrentarlo solo, nunca se considero como un chico fuerte capaz de enfrentar sus problemas.
Se escuchando los pitidos por el auricular y al quinto una voz gruesa contesta la llamada. El cuerpo de Jungkook se tensa y Doyoung se coloca a su lado para escuchar también.
— Espero que hayan llamado para decirme que tienen listo mi pago, estoy harto de esperar.
No reconoce la voz, pero aquello es lo menos importante. Solamente tiene una cosa en su mente para decir, porque no contaba con un plan exactamente, y que significaba ir directamente al grano.
— Soy Jeon Jungkook. Sea quien sea usted necesito hablar sobre mi padre. Creo que lo conoce.
Tenía solo una oportunidad para lograrlo, una oportunidad para conseguir información porque existía la posibilidad de que el tipo finalizara la llamada apenas dijo quien era, pero por suerte no lo hizo. Solo espero unos segundos antes de contestarle.
— El hijo de Jeon... ¿El que es Ministro?
— Sí. Necesito hablar con usted.
Escucha una risa tétrica del extraño y se siente un tanto irritado.
— Ni siquiera debería cruzar una palabra contigo, tu padre me lo ha dicho un montón de veces... Pero quizá no haré caso esta vez porque el y su iglesia me deben un montón de dinero. ¿Tu estas dispuesto a pagar por mi tiempo?
Iba a contestar que no porque sencillamente no tenía con que pagarlo, pero luego recordó su cuenta en el banco. Normalmente los Ministros también percibían un sueldo y a pesar de que Jungkook se negó a recibirlo la iglesia insistió que al menos lo tuviera en caso de emergencias. A eso se le agregaba el dinero que sus padres le enviaron durante su paso por la escuela sacerdotal y que tampoco ocupó porque ya le daban todo lo que necesitaba. Eso era todo lo que tenía y ahora por fin haría uso de ello.
— Lo estoy —contesta—. ¿Podemos hablar? Es urgente.
El hombre lo piensa unos segundos más y luego accede.
— De todas formas mi lealtad va a quien me pague. Espero que tengas suficiente para ello, Jeon Jungkook.
No estaba interesado en comprar su lealtad, solo interesaba saber por qué su padre tenía ese número escondido en el escritorio y si tenía algo que ver con lo que le sucedió a Jimin el día en que se suponía que huirían juntos.
— Y yo espero que tengas información relevante sobre mi padre.
— Créeme. La tengo. Y mucho tiene que ver contigo, pequeño Jeon.
Siente rabia. Quiere averiguarlo todo de una vez, pero tiene claro que quizá el hecho de conocer la verdad le hará perder los estribos. Por ahora debía mantener la compostura e inspirarle confianza al tipo que era su única pista hasta el momento.
— ¿Cuál es tu nombre? —Pregunta esta vez— Necesito saber quien eres al menos, si vamos a hablar.
El hombre suelta otra risa tétrica y se presenta.
— Yang Youngsoo a tus órdenes.
Algo se revuelve en el interior de Jungkook, pero procura que su voz siga sonando fuerte y claro para que el tal Youngsoo no crea que puede aprovecharse.
— ¿Dónde hablaremos?
— Te daré una dirección y tu vendrás mañana a las 10 pm con dinero. Dependiendo de cuanto traigas será cuanto yo te diga sobre tu padre.
Le parece injusto, pero acepta. Ya no hay más opciones para regodearse. Si quiere saber la verdad tendrá que jugar el mismo juego que el señor Jeon y pagarle a aquel extraño por su testimonio.
— Tienes agallas, Jeon. Tu padre jura que solo eres un pobre idiota.
Anota la dirección y la llamada se termina. Se siente abrumado mientras Doyoung le mira aún sin decir nada. Hay tantas cosas dando vuelta en su cabeza que cree que en cualquier minuto se va a desmayar, pero aún así se mantiene recto sobre si mismo. En ese momento ya esta seguro de que su padre le ha ocultado cosas, pero necesita saber todos los hechos para entender como las cosas habían llegado a ese punto. Si Jimin había estado en el hospital el día en que se subió al tren, ¿de donde había sacado las fotos que le enseñó? Si Taehyung había salido bien de la iglesia, ¿su padre sabía que le había pasado después? O peor, ¿su padre estaba detrás de todo?
Sintió una de las manos de Doyoung en su hombro antes de que el chico hablase.
— Esto debe ser muy difícil para usted...
Lo era. Jamás se había enfrentado a algo parecido. Toda la vida le enseñaron que las únicas personas en las que podía confiar ciegamente eran Dios y sus padres. ¿Qué pasaba cuando uno de ellos te ocultaba cosas y mentía para mantenerte alejado de lo que más amabas? ¿En quién podías confiar cuando eso sucedía? ¿Qué más quedaba?
Y pensó en Jimin quien una vez se ofreció para ser su apoyo y a quien destrozó sin piedad alguna por no querer escucharlo.
Ahora estaba solo.
— Es difícil, pero es necesario... Tengo un plan y necesito tu ayuda, Doyoung.
Solo le quedaba aquello. Intentar remediar sus errores.
[ ⛪️ ]
Nota: Capítulo 1/2.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro