016.
Ni siquiera se dio cuenta de que el sol había salido. El hecho de que nuevamente se quedó sin dormir durante toda la noche ya le estaba pasando la cuenta. Hace mucho no descansaba por completo y se preguntaba a si mismo cuanto tiempo pasaría así sin colapsar. ¿Qué debía hacer para que el tiempo se congelara por unos momentos y así pudiese aislarse de todo el mundo hasta que tuviese la fuerza suficiente para enfrentar su día a día?
Intentó lo mejor que sabía hacer, fingió que se sentía bien cuando tuvo reunión con los eclesiásticos y cuando visito por unas horas el orfanato de la ciudad. Ponía buena cara a todas las cosas que le decían o se limitaba a asentir en silencio. Intentó que su día fuese ameno, pero por más que deseaba alejar todo lo que estaba en su mente simplemente no pudo.
Cuando volvió a la iglesia por la tarde Doyoung le seguía de cerca sin decir mucho. Desde aquella confesión que el chico le hizo caminando en la ciudad no conversaron además de lo necesario. Aquella noche cuando debió haberle dado algún tipo de consuelo a Doyoung simplemente se limito a decirle que volviesen a la iglesia, justo después de ver a Jimin cenando con otro hombre a través del ventanal de un restaurante. Fue demasiado frío, pero estaba en shock. Quizá ya era tiempo de sobreponer los problemas de los demás por sobre los suyos para así concentrarse en algo más que no fuese el mismo.
— ¿Todo bien, Doyoung? —Le pregunta con suavidad y el chico de inmediato le mira.
— Sí, Ministro. Solo hay mucho trabajo por hacer durante estas fechas, eso es todo.
Jungkook asiente mientras siguen caminando. Esta seguro de que quizá no debía traer el tema a colación una vez más, pero si no era en ese minuto donde ambos se encontraban solos en la iglesia, no se le ocurría cuando.
— ¿Seguro de eso? —Insiste— Creo que nosotros tenemos una conversación pendiente... Aquel día en que fuimos a caminar no me sentía bien y no pude ayudarte. Siento que te debo una disculpa por eso y quiero enmendar mi error.
— No se preocupe por eso, Ministro. Supongo que tan solo quería decirlo y que estuviese al tanto de con quien estaba trabajando... Nunca me gustó que las personas se enterasen de mi pasado por comentarios externos a mí, prefiero ser yo quien les informe.
— Pues no es algo que le debas aclarar a alguien —corrige de inmediato Jungkook y le regala una sonrisa—. No deberías ser juzgado por ninguna de tus preferencias si no le haces daño a nadie. No eres mejor ni peor peor persona por ello, simplemente eres tú, Doyoung.
El chico se encoge de hombros poco convencido y es que era muy fácil decirlo.
— Sé que no me corresponde decirlo a mí... Pero yo se que usted anteriormente pasó por una situación similar y la dejó atrás. He querido hacer eso porque me han dicho que es lo correcto, pero en el fondo yo no creo que lo sea. Me enamoré de un chico hace un año y cuando mis padres se enteraron me echaron de casa durante meses, mientras que los padres de él lo mandaron al extranjero a vivir con uno de sus tíos por la vergüenza y nunca más pude verlo... Estuve solo durante mucho tiempo y cuando mis padres dijeron que podía volver solo me pusieron una condición y esa fue trabajar en la iglesia bajo la tutela de los Ministros para más tarde convertirme en uno... No me pude negar, pensé que había cometido un error al alejarme de mi familia y si eso era todo lo que pedían entonces lo haría, solo para que mi vida volviese a la normalidad —en ese momento suelta una risa melancólica y deja de caminar—. Pero no ha sido así, los eclesiásticos me tratan como si tuviera la peste y todos me juzgan a mis espaldas por lo que sucedió... Eso me hace preguntarme si hice lo correcto, si vale la pena reprimir esa parte de mí que Dios no aprueba para hacer feliz a mi familia y seguir el camino que se me ha impuesto... Porque siento que nunca lograré ser feliz completamente si sigo aquí.
Por unos segundos Jungkook dejo de ver a Doyoung frente a él y solo pudo verse a si mismo como un chico asustado intentado descifrar lo que tenía que hacer con su vida. Existían dos caminos para esa duda, uno en el que se ajustaba a lo que estaba predestinado a ser como persona y otro donde se libraba de las ataduras de una vez por todas para comenzar a vivir de la forma en que sí lograba ser feliz. Dolía, aquella era la disyuntiva a la que se había enfrentado desde que levanto su cabeza para mirar lo que el mundo tenía para ofrecer y hasta el día de hoy no había logrado hallar una respuesta que no significase perder algo.
Así que sería sincero. No deseaba que Doyoung cometiese sus errores.
— No puedes vivir complaciendo a los demás —sentencia de inmediato—, no puedes cambiar lo que las personas creen de ti por el solo hecho de hacer lo que esperan y no lo que de verdad deseas. Yo ya cometí ese error y ahora estoy estancado en un futuro que en un momento de mi vida fue la salida perfecta para mis problemas, pero ahora solo supone una carga sobre mis hombros que se hace más pesada con cada paso que doy.
Doyoung se sorprende ante lo que esta escuchando y Jungkook no ha terminado.
— Supongo que tome decisiones basado en lo que estaba viviendo en ese minuto, ni siquiera me puse a pensar en lo vendría después, en qué sucedería conmigo una vez que todo comenzase a tomar forma frente a mis ojos... Me amarre a algo que siempre estuvo esperándome según mis padres, luche muy poco para revertirlo y finalmente cedí ante sus pedidos, ante lo que ellos siempre consideraron mejor para mí... Es difícil desligarse de ello, de las expectativas y de los pensamientos con los que criaron durante tanto tiempo. Pensé que estaba haciendo lo correcto y mi corazón se llenó de odio cuando se suponía que venía a encontrar paz... No fue sino hasta hace poco que me di cuenta en lo que me había convertido, en lo que moldee de mi mismo. Mi yo de diecisiete años estaría decepcionado de lo que soy ahora y mi yo de veintitrés también lo está... No me gustaría que aquello te sucediera a ti.
Es en ese momento en que la imagen de Jimin aparece en su mente. Aquel chico que conoció mientras lanzaba botellas a la iglesia a la que asistía con devoción se convirtió en cosa de meses en su fuente de felicidad. Ni siquiera en su familia encontró a alguien que lo protegió tanto como él y que lo aceptó a pesar de que no venían del mismo mundo, de que sus pensamientos eran distintos y el hecho de que eran casi enemigos naturales. Jimin fue una luz en un túnel oscuro y el dejó que aquella luz se apagará cuando decidió no dudar en lo que su padre decía.
Desearía no haber cometido ese error.
— Pero todo lo que nosotros creemos nos dice que es pecado —susurra Doyoung dolido—, lo que siempre nos enseñaron e inculcaron. Ellos repudian a los homosexuales... No es natural, es pecado.
Pecado. Pecado. Pecado.
¿El amor puede ser un pecado?
— ¿Lo amabas? —Pregunta de inmediato a Doyoung— ¿Amabas a ese chico?
Y al cuestionado se le colocan los ojos rojos al aguantar las lagrimas por lo que antes de responder mira hacia el piso para ocultarlo.
— Más que a nada en este mundo.
Frente a Jungkook estaba un chico asustado y lastimado, podía verlo. ¿Acaso el mismo lucía así cuando intentó hacer entrar en razón a sus padres sobre que amaba a un chico y que no debía ser condenado al infierno por ello? Porque solo eso había allí. Temor. Temor a desobedecer a Dios, temor a ser aislado, temor a perder a su familia por sentir amor por quien no debía. ¿Ese era el camino que había elegido finalmente? Vivir con miedo y sin ser capaz de aceptarse a si mismo porque no se iría al cielo. ¿Eso era lo que quería, eso era lo que decidió?
Y ahí se dio cuenta. Viviría con miedo el resto de su vida.
— Entonces nadie debe castigarte por ello —responde finalmente—, si lo amabas y si el te amaba a ti no existe razón para que te fuerces ante lo que tus padres piensan que es correcto para ti... Dios no castigará a dos personas por eso porque solo traen más paz a un mundo corrompido por el odio que nosotros mismos como humanidad hemos creado.
— Pero mis padres...
— Ellos son los que deben cambiar, no tú. Deben amar tanto a su hijo como tu los amas a ellos. Fuiste capaz de hacer todo esto para que te aceptaran de vuelta, el sacrificio lo hiciste aunque no debías y sin siquiera dudarlo. Ellos no pueden exigirte más porque allí estarían simplemente creando algo de ti que no eres y eso puede hacerte vivir la vida equivocada.
— Los otros eclesiásticos se enojaran... Dirán más cosas de mí...
— No lo harán porque ahora me tienes a mi, ¿entendido? Serás mi protegido. Si tienen algún problema contigo tendrán que pasar por mi primero. No dejaré que te menosprecien más de lo que ya lo han echó y sí te quieres marchar para dejar todo esto también contarás con mi apoyo, hasta puedo conseguir un lugar para que te quedes... Tu solo debes decidir lo que quieres para tu vida.
Doyoung estaba sorprendido y a la vez aliviado. Sabía que Jeon Jungkook no era como los demás trabajadores de la iglesia, el sí tenía corazón.
— Pero... ¿Y usted Ministro? ¿Acaso no eligió el camino equivocado?
Jungkook asiente levemente porque ahora podía verlo con claridad. Se había equivocado durante todos esos años y ya no había vuelta atrás para enmendarlo. Eligió el camino de la iglesia a pesar de que no era lo que deseaba, se ajusto a ello y ahora ya se había convertido en Ministro. La suerte ya estaba echada con él, pero Doyoung aún estaba a tiempo de no cometer el mismo error.
— Yo debo vivir con el peso del camino que tomé. No quiero que tu pases por lo mismo.
Era sincero, demasiado.
— No es justo —susurra Doyoung—. Usted solo cometió un error, pero aún queda tiempo para que solucione las cosas con Jimin... El podrá...
Pero antes de que el chico termine la frase Jungkook por fin hace la pregunta que hace mucho estaba haciendo rondas en su cabeza.
— ¿Cómo sabes de Jimin, Doyoung?
Y el chico le iba a responder con la historia detrás de ello, pero no alcanzó a hacerlo porque en ese mismo instante las puertas de la iglesia se abrieron de par en par y el sonido de unos pasos acompañado con un bastón resonaron sobre el piso captando la atención tanto de Jungkook como de Doyoung.
Como si le hubiesen llamado Park Jimin había aparecido directo a propinarle un empujón al Ministro de la iglesia haciendo que este cayese al suelo de golpe.
Jungkook no entendía lo que estaba sucediendo.
— ¡Maldito hijo de puta! —Grita Jimin a todo pulmón— ¡¿Por qué lo hiciste?!
El chico de inmediato se lanzó sobre Jungkook tratando de golpearle y este con la poca movilidad que tenía intentó esquivarlo sin mucho éxito. De inmediato Doyoung tomó a Jimin por la espalda para alejarlo del Ministro, pero ni siquiera mientras lo hacía el primero dejaba de lanzar gritos a diestra y siniestra. Todo era un caos y pocas frases podían ser rescatadas de la boca de Jimin.
— ¡Maldito! —Seguía gritando con las lagrimas en los ojos— ¡Él no te hizo nada, él era inocente, Taehyung no tenía nada que ver en esto!
De inmediato Jungkook se incorpora y trata de entender a que se refería el chico.
— ¿De qué hablas? ¡Yo no le hice nada a Taehyung!
— ¡Claro, por eso vino a verte y ahora esta en el hospital en un puro coma! ¡Maldito farsante, juro que me las pagaras, Jeon Jungkook!
Y aquella no era una amenaza por parte de Jimin, sino una promesa.
[ ⛪️ ]
Nota: Maratón 3/4.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro