
꒰ 15 ꒱
Jungwon caminó con pasos tan lentos que demostraban su cansancio hasta el sofá de su casa, donde se sentó con cuidado para no lastimar a duraznito. Un suspiro abandonó sus labios, no había logrado dormir en la noche por los constantes golpes de su cachorro de 8 meses en su barriga, además de la presión que hacía el bebé en su vejiga, provocando que fuera a orinar muy seguido, lo cual le cansaba de sobremanera pues sus movimientos eran muy lentos y con mucho esfuerzo.
Tomó su teléfono y miró la hora. 15:20 de la tarde, ya casi llegaba Sunoo a casa y Jungwon estaba tan seguro que su pobre alfa llegaría tan cansado, como él se sentía en esos momentos, pues el alfa había dormido poco debido a que era tan protector con Jungwon, que se levantaba junto con él para llevarlo al sanitario.
El timbre de su casa se escuchó, Jungwon apretó los ojos con fuerza para levantarse, caminando hasta la puerta lo más rápido que pudo, mirando por la mirilla quien era y se sorprendió al ver a Taehyun ahí, de pie.
─ ¿Taehyun? ─ dijo Jungwon tan pronto abrió la puerta, recibiendo una reluciente sonrisa por parte de su amigo omega.
─ ¿Estás libre? ─ cuestionó Taehyun ofreciéndole un ramo de tulipanes de color naranja. ─ Felicidades por el embarazo, Jungwon. Lamento no haber venido antes a desearles mis mejores deseos para los tres, mi jefe es... un tanto especial y también estaba ayudando a Ni-ki.
Jungwon alzó una ceja en confusión. ─ ¿Ayudando a Ni-ki?
─ Sí, ya sabes, por su situación. ─ dijo Taehyun con un suspiro tristón, pero cambio su expresión enseguida. ─ Aunque es bueno que el tratamiento esté yendo de maravilla.
El omega pelirrojo parpadeó repetidas veces. ─ Espera, Taehyun, ¿Riki está enfermo?
Taehyun se mordió la lengua, maldiciendo en voz baja al darse cuenta de que había cometido un pequeño -grande en realidad- error al decirle a Jungwon sobre la situación del omega rubio.
─ Sí, le dio una fuerte gripa que duró varias semanas, por fin encontró un buen doctor que le dio el tratamiento adecuado y ya se está recuperando.
─ Tengo que hablar con él por no habérmelo dicho antes. ─ dijo Jungwon refunfuñando.
Taehyun le sonrió con su característica eyesmile. ─ De seguro no te lo dijo para que no te preocuparas, Jungwon. Es tan necesario como respirar, que te cuides lo mejor que puedas mientras estás gestando.
Jungwon abrazó con cuidado a Taehyun, quien rio por la gran barriga abultada del omega, ya que se interponía entre ambos.
─ Entonces, ¿Quieres salir? vine a felicitarte con la intención de llevarte a dar un paseo.
─ Me encantaría, pero Sunoo ya no tarda en llegar y se preocupará si no me encuentra. ─ aclaró Jungwon abriendo por completo la puerta de su casa, haciéndose a un lado. ─ pero si gustas, puedes pasar y esperamos a que llegue para avisarle que saldremos.
─ ¡De acuerdo! ─ exclamó Taehyun, entrando en la casa de la pareja, platicando mientras esperaban a que el alfa llegara.
─ ¿Irán muy lejos? ─ cuestionó Sunoo con preocupación en su voz.
El omega lo abrazó con cariño. ─ Solo iremos por un helado y a pasear por ahí, tranquilo, alfa.
─ Taehyun, por favor, cuídalo bien. Si sucede algo, llámenme en seguida. ─ Sunoo le dejó un beso en la frente a su omega, acompañándolo hasta su habitación para ayudarle a colocarse los tenis.
─ Gracias por ayudarme, Sunnie. ─ dijo Jungwon feliz viendo a su alfa que estaba sentado en el suelo, atando los cordones de sus zapatos.
─ Sabes que siempre pondré tu bienestar frente al mío, Jungwon. ─ Sunoo levantó la vista y sonrió. ─ no puedo dejar que te vayas en chanclas, mi omega siempre debe de relucir.
Jungwon rio feliz, mostrando su gran sonrisa de corazón mientras aplaudía complacido con su alfa, quien poco después lo ayudó la levantarse con sumo cuidado y acompañó a ambos omegas hasta la puerta de la casa, esperando que volvieran a salvo.
─ Sunoo realmente te ama, Jungwon. ─ dijo Taehyun estacionando su carro frente a la casa de la pareja cuando llegaron.
─ ¿Por qué lo dices? ─ cuestionó Jungwon con sus mejillas sonrojadas, quitándose el cinturón de seguridad.
Taehyun señaló con su cabeza hacia la puerta de la casa, viendo a Sunoo salir de él apresuradamente para ayudarle a Jungwon a bajar.
─ Está bien, Sunoo, puedo bajar solo. ─ dijo Jungwon intentando descender del vehículo, pero no podía hacerlo.
─ No parece que puedas. ─ Sunoo rio, tomando a Jungwon con cuidado hasta que salió del carro. ─ Gracias por traerlo a salvo, Taehyun.
─ Vendré a visitarlos de nuevo. ─ Taehyun se despidió de ambos con una sonrisa, comenzando a conducir hacia su casa mientras recibía por llamada pilas de trabajo de su jefe.
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Sunoo se estaba volviendo loco.
─ Sunoo, por favor cálmate. ─ decía Ni-ki tomándolo del brazo.
─ Riki. ─ el alfa se soltó del débil agarre. ─ ¿Cómo se supone que me calme? ¡Mi omega desapareció y no lo encuentro en ningún lado!
─ No está desaparecido, Sunoo. ㅡ dijo Ni-ki exasperado con el alfa. ─ Debe de estar en algún sanitario o en alguna parte del lugar donde no hemos buscado.
Sunoo comenzó a buscar de nuevo a Jungwon por todo el gran lugar que sus familias habían rentado para una fiesta sorpresa, celebrando el pronto nacimiento de su cachorro. Sin embargo, después de que casi todos los invitados se despidieran y retiraran, Jungwon desapareció de un momento a otro.
─ ¿No lo has encontrado, Sunoo? ─ cuestionó el padre de Jungwon al alfa, con lágrimas en los ojos viendo al mencionado negar con su cabeza y alborotar su cabello desesperado.
─ Ya revisé por todo el lugar, demonios. ─ maldijo Sunoo, sintiendo sus ojos picar por las lágrimas que amenazaban con salir al no encontrar a su omega.
La mamá de Sunoo llegó corriendo hasta su lado, pasando un brazo por sus hombros para abrazar a su hijo, quien se soltó a llorar desconsoladamente, sin saber que hacer.
─ Tranquilo, hijo. Lo encontraremos. ─ dijo su madre dándole pequeñas palmaditas al alfa.
─ No pensemos en lo peor. ─ pidió el padre de Jungwon, mirando hacia arriba en un intento de retener sus lágrimas. ─ ¿No lo sientes con el lazo, Sunoo?
El alfa negó, sorbiendo su nariz. ─ Solo siento que está dormido, kpero no sé en dónde está.
─ Ni-ki! ─ gritó Sangwon, el hermano de Jungwon, hacia el omega que pasaba presuroso por los jardines.
─ ¡Sangwon! ─ Ni-ki corrió hasta él, cansado. ─ ¿Lo encontraste?
─ ¿Estás bien? ─ cuestionó Sangwon a Ni-ki, quien lucía cansado en extremo y con la respiración irregular.
─ Sí, sí, estoy bien. ─ respondió el rubio tomando una gran bocanada de aire.
─ No sé en donde se metió Jungwon. ─ compartió su hermano con exasperación, caminaron hacia dentro del lugar, doblando hacia la izquierda del pasillo cuando escucharon algo parecido a un ronquido.
─ ¿Qué fue eso? ─ preguntó Ni-ki mirando confuso a Sangwon.
─ No fui yo. ─ el otro omega alzó sus manos como si demostrara inocencia. Ambos se miraron por un par de segundos antes de correr hacia el lado contrario al que iban.
Suspiraron aliviados al ver a Jungwon, sentado en el piso con la cabeza apoyada en la pared, dormido profundamente mientras sus manos se mantenían fuertemente entrelazadas alrededor de su vientre.
─ Iré a avisarles que ya lo encontramos. ─ Sangwon corrió hasta el patio principal, avisándole a todos que habían encontrando a Jungwon y no tardaron en llegar junto a Ni-ki, que intentaba despertar al omega.
Todos los presentes suspiraron de igual manera aliviados por haberlo encontrado, dejando que Sunoo viera a su omega.
─ Jungwon... ─ habló Sunoo con voz suave. ─ despierta, amor.
El omega comenzó a abrir lentamente sus ojos, sonriendo cuando vio a su alfa frente a él, hincado.
─ ¿Sunoo? ─ preguntó estirando sus brazos para que el pelinegro lo abrazara, quien no tardó en hacerlo, apretándolo suavemente contra él y aspirando su dulce aroma a mango.
─ Dios, me asustaste tanto, Jungwon. ─ Sunoo comenzó a llorar en el hombro del omega, quien lo abrazó aún mas fuerte sin saber a que se refería.
─ ¿Qué pasa, Sunnie? ─ preguntó cuando el alfa se separó secándose las lágrimas con las mangas de su camisa.
Sunoo rio. ─ Cariño, te quedaste dormido aquí y nadie podía encontrarte.
─ ¿Me estuvieron buscando? ─ cuestionó Jungwon sorprendido, se avergonzó cuando su pareja asintió. ─ Perdón, solo me senté a descansar un rato y no recuerdo cuando me quedé dormido.
─ Realmente no sé que haría sin ti, Jungwon. ─ Sunoo lo ayudó a levantarse, sacudiendo el polvo de su pantalón para después entrelazar sus manos, comenzando a caminar hacia la salida del lugar. ─ Eres mi vida, Yang.
─ También te amo, alfa. ─ Jungwon enredó su brazo en el del alfa y recostó su cabeza en el hombro del mismo, caminando felices hacia el carro que esperaba por ellos.
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Ni-ki y Taehyun estaban completamente en crisis, esperando a que Sangwon llegara a la casa de la pareja, junto a Jungwon quien comenzaba a entrar en pánico pues había comenzado su labor de parto. Había tenido suerte de que sus amigos se encontraran con él ese día, pues habían planeado hacer un lindo picnic en el patio con jardín de la casa.
─ ¡Sunoo! ─ gritó Jungwon cuando vio a su alfa entrar presuroso por la puerta, seguido de su hermano quien se alarmó al ver la situación en la que estaban, mientras que Ni-ki y Taehyun metían las maletas que habían hecho al carro de Sangwon.
─ T-Tranquilo, amor. ─ decía Sunoo al escuchar a Jungwon llorar, intentando controlar los nervios. ─ ¿Puedes caminar?
Jungwon asintió como pudo, siendo levantado de su lugar con ayuda de su hermano y alfa, caminando hasta que llegaron al auto. Jungwon entró, sentándose en el asiento detrás de Ni-ki, a su lado iba Sunoo y después su hermano mientras Taehyun conducía lo más rápido que podía hasta la clínica donde la pareja seguía su embarazo.
─ Esto no va a funcionar. ─ dijo Taehyun impaciente mirando el tráfico delante de ellos. ─ Riki, pásame mi mochila.
El rubio hizo lo que le pidió, Taehyun la tomó y la abrió, sacando una lámpara de color rojo junto a un pequeño, pero fuerte, parlante, el cuál le dio a Ni-ki quien lo miró extrañado.
─ ¿Qué se supone que haces? ─ preguntó Sunoo alarmado cuando Taehyun encendió el parlante.
─ Ni-ki, necesito que avises por el parlante que tenemos a un omega que va a dar a luz en el auto. ─ pidió Taehyun, apresurándose a encender la luz roja, que inmediatamente comenzó a sonar como una sirena de ambulancia.
Taehyun abrió la ventana del carro y sacó una de sus manos para poder colocar la sirena encima del automóvil a la par que Ni-ki acataba lo que Taehyunn le había pedido.
─ ¿Por qué tienes un parlante y una sirena en tu mochila, Taehyun? no eres policía o algo por el estilo. ─ dijo Jungwon intentando soportar el dolor.
─ Tengo un jefe impaciente que no le gusta esperar y que paga por las multas cada que viajamos en carro. ─ explicó, agradeciendo a los coches que se hacían a un lado para dejarlos pasar. Pronto, estuvieron en el hospital y los enfermeros en turno no tardaron en hablarle al médico del omega para trasladarlo a la sala de partos.
─ Por favor, Sunoo. ─ el doctor encargado rio al escuchar al alfa. ─ No me gruñas, recuerda que todo lo hago con profesionalismo para poder traer a tu cachorro a salvo.
─ Lo siento, doctor. ─ dijo Sunoo intentando no gruñir cuando vio al doctor tocar la piel desnuda de su omega.
─ Vamos a comenzar a aplicar la anestesia, Jungwon, para que podamos operarte. ─ el omega lo miró con miedo, cosa que no pasó desapercibida para el doctor por lo que sonriendo añadió. ─ Tranquilo, tu alfa puede quedarse contigo en el proceso.
Dos horas después, Sunoo salió de la sala de cirugías con una bata, ya que había acompañado a Jungwon para tener a su cachorro, llorando desconsoladamente, yendo hacia los demás cuando los visualizó. Los tres chicos que los esperaban se levantaron rápidamente de dónde estaban sentados, con vasos de café sumamente cargados para resistir la espera, alcanzando al alfa, temerosos de que algo hubiese salido mal, pero Sunoo los abrazó con fuerza continuando con su llanto.
─ Mi bebé ha nacido bien. ─ dijo en un susurro entrecortado por el llanto, los omegas sonrieron al escuchar la noticia. ─ Y mi omega está muy bien, es cuestión de tiempo para que descanse, pues se quedó dormido después de cargar al pequeño.
Cuando ya habían establecido a Jungwon y a su bebé, Sunoo observaba fascinado a las dos bellezas que tenía al lado; a su derecha se encontraba el amor de su vida, su hermoso omega, quien le había dado el regalo más bello, su cachorro, dormido a la izquierda de él en una cunita.
Se veía tan chiquito y frágil, preguntándose cómo había nacido esa linda cosita. El bebé comenzó a llorar, siendo asistido rápidamente por Sunoo, quien lo tomó entre sus brazos con una gran sonrisa y lágrimas en sus ojos. Dejó un pequeño beso en la frente del cachorro y lo meció hasta que se quedó dormido.
─ ¿Sunoo? ─ cuestionó Jungwon en medio de la nebulosa de confusión por haber despertado y con los efectos de la anestesia.
─ ¿Te encuentras bien? ─ preguntó Sunoo, tomando la mano de su omega rápidamente.
Jungwon asintió con una pequeña sonrisa. ─ ¿Cómo está?
─ Es hermoso, como tú. ─ Sunoo dejó un suave beso en el dorso de su omega, escuchándolo reír por los constantes mimos que le dejaba.
─ No hemos pensado en un nombre para él. ─ Jungwon hizo un puchero al recordar que siempre lo habían llamado "duraznito", sin pensar en el verdadero nombre del bebé.
─ Jihoon. ─ dijo Sunoo de repente. ─ Jihoon es un buen nombre para nuestro cachorro.
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[Tres años después]
La madre de Jungwon solía contarle lindas historias sobre el amor predestinado. Su favorita era aquella donde narraba el gran amor que se consumó entre una princesa y un príncipe de un pueblo muy lejano, donde su amor y conexión lograron derribar todos los obstáculos para estar juntos por toda la eternidad. En esa misma historia, contaban que solamente puedes experimentar un mar de emociones que siguen el amor más puro, diez veces.
La primera vez que Jungwon estuvo tan nervioso que sentía su corazón bombear sin parar con sus mejillas calientes, fue cuando corrió detrás de Sunoo para disculparse por haber vomitado apenas escuchó decir a Ni-ki que olía a durazno.
La segunda vez que aquel alfa hizo latir su corazón como loco, fue cuando lo esperó fuera de su salón con un gran ramo de girasoles, unos días después de que hubiese ocurrido aquella vergonzosa situación cuando se conocieron, con Sunoo tan nervioso mientras que él intentaba lo mejor para no estornudar, puesto que su nariz en ese entonces estaba muy delicada; recordó entonces que ese mismo día fue cuando el alfa utilizó neutralizador por que quería salir con él.
La tercera vez que volvió a sentirlo, fue en su primera cita. Si era sincero, nunca podría olvidarla, pues Sunoo fue tan atento con él, que lo hizo sentir realmente querido. Apretó entre sus manos el lindo y delicado collar de ciervo, que aún conservaba en perfecto estado a pesar del paso de los años.
Cuando Sunoo le pidió ser su novio, en medio del cine con una película romántica de cliché barato proyectándose en la gran pantalla, fue la cuarta vez que el omega no pudo controlar su desbocado corazón, por más razones, además de los nervios que el alfa le provocaba, el miedo que lo invadió al pensar que no era suficientemente bueno para Sunoo, la preocupación de si no eran pareja predestinada, la emoción de poder ser pareja de alguien como su alfa. Sin embargo, Sunoo fue quien le dio la seguridad de iniciar una relación con él, siempre apoyándolo, consintiéndolo. Amándolo.
Cuando se dio cuenta de que eran pareja predestinada, aquella que crea la madre luna con tal devoción, para que solamente exista un gran amor y una mágica conexión con su lazo, fue, sin duda, el momento en que se sintió más feliz. Jungwon no podía pedir más de lo que ya le habían dado y que Sunoo fuera su alfa, fue como ponerle la cereza en el pastel. Esa es la quinta vez en la que se ha sentido tan vivo, tan feliz; Jungwon mentiría si dijera que la mordida no le había dolido, por que si lo había hecho: sintió un dolor tan fuerte como los mil demonios, pero había valido la pena. Aún recuerda cómo Sunoo se lanzó a llorar en su cuello cuando vio lágrimas salir de los ojos del omega, por la mordida y repitiendo constantes disculpas.
La sexta, séptima y octava vez que experimentó aquel mar de sentimientos nuevamente fue cuando supo que estaba embarazando, esperando a su cachorro. Acarició su vientre nuevamente plano al recordar a Sunoo recostarse, sin apoyar del todo su peso, en su regazo cada noche, acariciando y hablándole a duraznito con tanta ternura que siempre lo hacía llorar. También terminó bastante agradecido cuando sus familias les organizaron un evento sorpresa antes de que naciera su bebé. Y, por supuesto, el nacimiento de su cachorro había sido tan mágico, una experiencia tan única que lo hizo sumamente feliz.
La novena vez que Jungwon no pudo contenerse, fue cuando Sunoo lo llevó a cenar a un restaurante que solían frecuentar antes de que duraznito naciera. Disfrutaban de una cena a la luz de las velas, demasiado romántico para que solo fuera una salida, pero Jungwon quedó encantado por el detalle, ya que Sunoo siempre lo complacía con todo.
Pero el omega no podía evitar pensar en la extraña sensación de nerviosismo que transmitía el alfa por medio de su lazo.
─ ¿Todo bien? ─ había preguntado cuando terminaron de cenar y esperaban el postre junto a unas copas de vino, viendo a su alfa asentir con una gran sonrisa, tomando su mano por encima de la mesa.
De repente, las luces se apagaron por un instante y, cuando volvieron más tenues, vio a Sunoo arrodillado en una de sus rodillas, sosteniendo una cajita de terciopelo rojo.
─ Jungwon. ─ había comenzado el alfa aclarándose su garganta. ─ desde la primera vez que te vi, quedé enamorado. No había ni un solo día en que no llegara temprano a la universidad para verte desde lejos cuando llegabas junto a Ni-ki. Escuchar tu voz por primera vez fue como si hubiese escuchado a los ángeles cantar y cuando descubrí que soy tu alfa, no pude evitar comenzar a llorar por lo feliz y agradecido que me sentía.
─ Sunoo... ─ Jungwon sentía sus ojos picar ante las palabras de su alfa, suspiró tratando de retener sus lágrimas pues el alfa aún no terminaba de hablar.
─ Todos estos años a tu lado han sido los mejores de toda mi vida. Siempre agradezco por que puedo despertar a tu lado en las mañanas, por poder ver tu hermoso rostro, por abrazarte, por que existes y por que estás conmigo en cualquier momento. ─ Sunoo abrió la pequeña caja roja, dejando ver un anillo de compromiso dentro. ─ Quiero seguir a tu lado por toda mi vida, para verte siempre sonreír, para verte jugar, para decirte cuanto te amo, así que ¿Quieres casarte conmigo? ¿Podrías hacerle el honor a este tonto alfa que te ama tanto, de pasar toda tu vida con él? prometo siempre hacerte feliz, Jungwon, siempre.
Jungwon sollozó ruidosamente, cubriendo su cara mientras que las lágrimas salían sin detenerse de sus ojos. Sunoo entrelazó sus manos, dejando pequeños besos en el dorso de estas, sintiendo la felicidad de su omega a través del lazo.
─ Sí quiero casarme contigo, Sunoo. ─ repondió Jungwon entre susurros, consiguiendo que el alfa le colocara el anillo, lo abrazara y las bombas de confeti salieran disparadas por los empleados mientras que otros llevaban el pastel. ─ También te amo tanto.
La décima vez que Jungwon sentía ese mar de emociones, es ese día, mientras espera en el pequeño cuarto para el novio y recuerda las anteriores veces que fue tan feliz junto a Sunoo, a unos minutos de casarse con el alfa y amor de su vida.
Terminó de acomodar su corbata negra, que contrastaba con la camisa blanca pero hacía juego al traje negro, igual que el de Sunoo. Su cabello estaba adornado por una linda y delicada corona hecha de flores, regalo de Ni-ki, quien lo esperaba sentado en el sofá viéndolo a través del reflejo del espejo con una gran sonrisa.
─ Lo harás muy bien, Jungwon. ─ Ni-ki abrazó a su gran amigo, secando sus lágrimas con un pañuelo para no arruinar su maquillaje. ─ Vamos, Jungwon, aún no es momento de llorar.
Jungwon negó con la cabeza riendo. ─ Sunoo está llorando de felicidad, puedo sentirlo.
─ Es hora de que salgas, tu padre te espera. ─ Riki abrió la puerta, acompañando a Jungwon y su padre hasta la puerta lateral por donde tenían que salir.
La música comenzó a inundar el gran lugar donde se estaban casando, anunciando la entrada de los novios.
Las puertas se abrieron y salieron a la par ambos, de lados contrarios, acercándose con grandes sonrisas en sus rostros y entrelazando sus manos cuando llegaron hasta el altar.
─ ¡Son mis papás! ─ gritó el pequeño Jihoon, de tres años, sentado entre Sangwon -su tío favorito- y Ni-ki que estaba sentado junto a su alfa, quien le sonrió con amor y acarició el anillo en el dedo anular del omega rubio.
─ ¡Jihoon! ─ dijo Jungwon riendo mientras negaba con la cabeza al ver a su cachorro pararse en la amplia banca de madera del lugar, siendo sostenido por Sangwon.
─ Jihoon, te puedes caer, cariño. ─ Sunoo dijo con preocupación, mirando a su bebé reír para después sentarse mientras comía una paletita de cereza por parte del alfa de Ni-ki.
─ Yo, Kim Seonwoo, te recibo a ti, Yang Jungwon, como esposo y me entrego a ti y prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida. ─ Sunoo colocó el anillo en el dedo anular de Jungwon, regalándole una sonrisa amplia.
─ Yo, Yang Jungwon, te recibo a ti, Kim Seonwoo, como esposo y me entrego a ti y prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida. ─ Jungwom repitió la acción de colocar el anillo en el dedo de Sunoo, entrelazando sus manos.
─ Los declaro cónyuges, pueden besarse. ─ Sunoo tomó con cuidado a Jungwon de la cintura y lo acercó a él, besándolo suavemente mientras escuchaban los vítores de todos los que habían asistido a la boda.
─ Te amo. ─ dijo Jungwon cuando se separaron.
─ Te amo. ─ Sunoo dejó un beso en la mejilla de su omega, volteando hacia el frente y sintiendo un pequeño peso colgarse de su pierna, haciéndolo reír. ─ También a ti te amo, pequeño Jihoon.
─ ¡Papá! ─ el pequeño cachorro rio cuando Sunoo lo alzó entre sus brazos, siendo abrazado también por Jungwon, comenzando a caminar hasta el carro para ir al salón de la recepción, donde después de servir la comida, dieron inicio al vals de celebración de los ahora esposos.
Una suave melodía del piano llegó hasta los oídos de ambos, cortesía de la pareja de Taehyun, su aún especial jefe, mientras que el omega cantaba a la par del piano.
─ Gracias por casarte conmigo, Jungwon. ─ dijo Sunoo mientras bailaban.
─ Me haces muy feliz, Sunoo. ─ Jungwon dio la vuelta. ─ Gracias por todo lo que has hecho por mi, por esperarme y seguir insistiendo cuando nos conocimos.
─ Jungwon...
─ Nunca dejaré de amarte. ─ dijo el omega con voz firme. ─ Aunque tu aroma...
Sunoo dejó salir una gran carcajada, que hizo sonreír a los presentes, contagiando su felicidad. ─ ¿Sigues diciendo que no te gusta mi aroma?
Jungwon sintió a Sunoo abrazarlo mientras continuaban bailando. ─ Sí, ahora amo tu aroma a durazno.
Fin.
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