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Capítulo 02.

| Secuestro |

- Gracias por su compra, que tenga lindo día -

- Pero que cara tienes, niña. Debes ser más sonriente para los clientes -

Su cara recargada en la palma de su mano y con la mirada cansada examina sin mucho interés a la mujer que recién le cobró. No responde a sus palabras, siendo un cliente frecuente han sido las mismas palabras que escuchaba de su parte y no había día en que no se las dijera con tono molesto.

Cuando no obtuvo respuesta por parte de la chica detrás del mostrador, hizo un bufido y se fue con sus bolsas camino a la puerta de salida. Sin nadie más a quien atender, observa su móvil sacado del bolsillo de su pantalón, varios avisos de mensajes están en su pantalla de bloqueo, estaba por revisar pero la campana de la puerta avisó la llegada de un nuevo cliente.

- Bienvenido, ¿puedo ayudarle en... algo? - saluda con una sonrisa forzada pero se borra cuando nota la presencia de ese hombre nuevamente - Ah, usted -

- Buenos días, señorita. Que sorpresa encontrarla aquí y a la luz del día - dijo con su sonrisa de siempre y apariencia de siempre, en traje, bien peinado y su maletín

- Ah, ¿vino a cobrarme el dinero de anoche? - pregunta nerviosa

- Mm no, para nada, señorita. Usted pagó con su cuerpo, estamos a mano - su tono suena burlón, como si hubiera disfrutado abofetearla

_______ asiente aún con nervios.

- ¿Puedo ayudarlo en algo? - pregunta servicial

- Si, dame todos esos panes que tienes en la vitrina - indica con su dedo índice

Apunta hacia su derecha donde están estanterías con vitrinas y panes en su interior de todo tipo. _______ mira hacia esa dirección y después regresa con el hombre.

- ¿Todos? -

Él asiente.

- Todos, por favor - sonríe

A pesar de ser un tipo sospechoso que anda regalando dinero a cambio de unas abofetadas, era muy atractivo y _______ lo aceptaba, su presencia la hacía sentir nerviosa. En una bolsa fue empacando cada pan detrás de esa vitrina, iban en empaque transparente así que echó sin mucho cuidado uno tras otro.

Terminando regresa al mostrador y hace la cuenta, un total de 35 mil wones. Cobra, recibe el dinero del hombre y entrega su nota.

- Gracias por su compra, que tenga lindo día - repite el mismo diálogo de siempre

- Muchas gracias, señorita - parecía que se iría, pero al primer paso que dio se giró de nuevo para verla - ¿El dinero que ganó le fue de ayuda? -

Su pregunta la toma de sorpresa.

- Eh... - sus manos se juntan sobre el mostrador - Con todo respeto, eso no le importa -

(¿Este quién se cree?)

Pensó ______.

- Claro, me disculpo - hizo reverencia sin quitar su sonrisa - Nos vemos -

Salió de la tienda y _______ suspira una vez estando sola de nuevo. Durante su turno terminó de revisar los mensajes enviados por Jae-joon, agradeciendo por su trabajo y que mandaría a alguien para darle su pago, y como prometió, su aumento sería el doble de lo último que recibió.

La noche anterior cuando llegó a casa, se encargó de localizar al hombre que querían y mandó la información en cuanto la obtuvo. Esperaba a que ahora si pudiera pagar una de sus deudas al menos, su salario en aquella panadería no le ayudaba mucho, saliendo de su turno a medio día debía dirigirse a su otro trabajo que era de mesera en un bar "prestigioso" donde recibía buenas propinas, pero el trato era una completa mierda.

Por parte de su jefe e incluso de algunos clientes.

Su llegada fue a la 01:30 de la tarde, antes de que el bar abriera tenía que hacer limpieza en todo el lugar, barrer, trapear, limpiar mesas y baños, resurtir los productos y preparar los aperitivos. _______ se puso su uniforme y ató su cabello en una coleta con mechones sueltos a los lados, ella junto a compañeros esperaron a que las 6 llegaran y dar inicio al servicio.

[...]

Las calles de Seúl se llenaron de autos cayendo la tarde, restaurantes, bares y clubes no tardarían en abrir.

Todo parecía ir con normalidad.

_______ trabajaba tomando órdenes cuando los primeros clientes llegaron, todo parece ir bien como de costumbre en su vida, sin mencionar las deudas. Pero todo es parte del control mental que _______ tenía y trataba de controlar.

Llevaba platillos y recogía los sucios cuando se retiraban, limpiaba mesas y atendía a clientes cuando necesitaban sorbetes, vasos, servilletas, cambio de platillos, más bebidas... si, la atención a cliente era agotador.

- Enseguida traeré su pedido - dijo lo más amable posible

Antes de retirarse, su mirada se enfocó en la ventana donde estaba la mesa ubicada, algunos no prestaban atención mientras otros y _______ si vieron como varios autos pasaron a gran velocidad y _______ aseguraba haber escuchado disparos.

- ¡Orden 40! -

Sacándola del trance, siguió con su trabajo.

[...]

12:45 a.m

_______.

Era frustrante no lograr juntar absolutamente nada para las deudas, ni siquiera podía pagar una de ellas. Ya no sabía que más hacer, dos trabajos no me eran suficientes y el estrés comenzaba a cobrar factura sobre mí.

Estaba camino a casa, cansada de pies a cabeza, solo quería dormir pero algo me mantiene alerta y ese instinto hace que volteé a mis espaldas. Sobre la calle a unos metros de mí, hay un auto negro con ventanas blindadas, parecía solo avanzar cada que yo lo hacía.

Apresuré el paso casi que corría para llegar al edificio donde vivía, ya lo distinguía a lo lejos y su luz exterior me abrigó para sentirme segura. Entré y en recepción me sorprendo al ver a la señora Lee, la mujer que me rentaba el departamento, y en sí, la dueña del edificio.

- Señora Lee, buenas noches - saludé

- Buenas noches, _______ - su voz es más baja y seria

Creía saber a que se debía su tono de voz, la señora Lee ya era una mujer grande pero seguía fuerte a su edad y me ayudó bastante en un momento de mi vida que estaba a nada de rendirme. Para no hacer el momento tan tenso, me acerqué a donde estaba y saqué dinero para dárselo.

- Sé que aún me falta, pero por favor tome esto, señora Lee. - me incliné levemente hacia enfrente mientras ofrecía el dinero

Pasó un minuto, la señora Lee no parecía tomar el dinero, levanté la mirada y ella estaba viendo a otro lado con lágrimas en los ojos. Era extraño de verlo viniendo de ella.

- No quiero tu dinero, _______ - dijo aun sin mirarme - Ya no puedo tenerte aquí -

- ¿Qué? -

No entendía porqué decía eso.

- Debes seis meses de renta, _______, y además recibí una mejor oferta para pagarme por el departamento - sus palabras eran muy duras - No puedo seguir esperándote y que al final no pagues ni la mitad del costo de la renta -

- Señora Lee, hago lo que pueda para conseguir el dinero - mi voz tiembla -. Por favor, solo necesito tiempo -

- Llevas tres años diciéndome lo mismo - se acerca y alza la mirada para verme al ser de baja estatura, su mano arrugada se acuna en mi mejilla - Lo lamento, _______, ya no puedes vivir aquí -

Intento mantenerme fuerte, sus palabras dieron en el blanco dentro de mí y asentí con una sonrisa sin dientes.

- Entiendo, señora Lee - la verdad no, no lo entendía -. Solo deme un día para empacar mis cosas e irme -

Ya no respondió, quitó su mano de mi piel y solo me miraba con una mirada entristecida. Me era extraño verla así cuando siempre fue de un carácter muy duro y serio.

Hice reverencia para retirarme y tomar el ascensor.

De nuevo sola en ese compartimento de tres paredes y puerta, mi respiración empieza a agitarse, también mis ojos pican queriendo llorar más no me daré el gusto de hacerlo. Me prometí no hacerlo de nuevo.

No lo haré, no lloraré.

Puedo buscar otro departamento, buscar algún cuarto en renta, no pasa nada, puedo hacerlo... siempre he podido.

El timbre del celular me saca de mis pensamientos, una llamada entrante hace que regrese a la realidad y salga del ascensor después de llegar y tener la puerta abierta frente a mí. Salgo y me detengo a ver la llamada, el nombre de Jae-joon está en la pantalla y provoca una mueca en mí.

La rechacé y avancé por el pasillo camino a mi departamento, no iba ni por la mitad cuando otra vez recibo llamada de Jae-joon, vuelvo a colgar y avanzo, pero está insistiendo por los mensajes que está mandando pidiendo que le responda. No estaba de humor para escucharlo.

Cerca de la puerta, otra llamada más y ya harta decido contestar.

- ¿Qué quieres, Jeon? - lo llamé por su apellido

- ¿Dónde estás? -

- A ti qué te importa, déjame en paz. -

- _______, dime donde estás ¡ahora! -

Que extraño.

Suena desesperado.

- Estoy en el departamento, ¿dónde más quieres que esté? -

- ¿Estás adentro? ¡_______, dime si estás dentro del departamento! -

- ¡Ya, cálmate! Estaba a punto de llegar pero llamaste, ¿qué es lo que quieres? Quieres que te busque a alguien más, ¿eso quieres? Porque no estoy disponible en este momento -

Escucho su respiración detrás de la llamada, se escucha agitada y su voz suena como si estuviera luchando contra un fuerte dolor. Quejidos de su parte sonaban.

- No, nada de eso. _______, por lo que más quieras no entres al departamento, llegaré lo más pronto que pueda pero por favor ¡no entres! -

Su voz insistente me provocó escalofríos, antes de que preguntara la razón unos ruidos provinieron de mi departamento.

- ¿Mandaste a tus hombres de nuevo? Te he dicho que... - me interrumpió

- ¡No, no son mis hombres! Agh... ah... -

Más quejidos.

- ¿Jae-joon, estás...? -

Y más ruidos se escuchaban dentro. Ya estaba frente a la puerta del departamento donde vivía, acercándome más pude escuchar pasos dentro y como si movieran muebles, también parecía que estaban tirando todo... mierda.

- _______, ¿sigues ahí? ¡Mierda! No te atrevas a entrar, _______ -

Alejando el celular ya no escuché la voz de Jae-joon, me enfoqué más en los nervios que tenía por saber que había alguien dentro del departamento. Los latidos estaban por aventar mi corazón fuera de mi pecho, me hacía tantas ideas que la cabeza podría explotarme en cualquier momento y desearía en ese momento dejar de hacerme la valiente.

La curiosidad mató al gato, dicen.

Giro la perilla con lentitud, los ruidos dejan de escucharse y eso empeora la situación.
Veo dos figuras de personas en cada costado de la entrada, no reacciono a tiempo cuando siento el puño de uno contra mi cara dejándome aturdida, me toman de los brazos con gran fuerza evitando que huyera, pero ni siquiera me moví para hacerlo ante el punzante dolor. Apenas logro ver uniformes rosas cubriendo todo su cuerpo hasta la cabeza, su rostro cubierto por máscaras y círculos en el centro, botas negras y armas colgando desde su pecho.

Me arrastran hasta la cama donde hay alguien más que está sentado en la orilla, la diferencia es que su traje era negro y la máscara traía un cuadrado. Se encuentra revisando mis pertenencias, incluso el portátil donde tenía todas las ubicaciones.

Quiero zafarme, pero no tengo fuerza.

El de negro se pone de pie frente a mí y me toma de las mejillas apretando con fuerza.

- Park _______, gracias por tu ayuda. Serás buena candidata para los juegos - su voz sonó distorsionada

- ¿Ju...juegos? -

- Dale gracias a Jae-joon, él acaba de venderte por unos míseros wones -

No podía verlo, pero estaba segura que estaba sonriendo de manera burlona. Sus palabras dejan confusión, sin entender como Jae-joon mintió en decirme que no venían de su parte... ¿el idiota acaba de venderme? Recuerdo la llamada, ya ni siquiera traigo el celular conmigo. Sonaba herido, sonaba incluso preocupado... ya no sé en que creer o en que pensar, la cabeza me da vueltas y empiezo a sentir sueño.

- Relájese, señorita Park. Será una buena candidata en los juegos -

Cierro los ojos y caigo en un profundo sueño.
Ya no sé más de mí ni de nadie.

¿Lo merecía?
No lo sé.

Solo sé que si ya vivía en un infierno, estaba por vivir el peor de todos.

Si ven un error, lo siento.

Editar un cap en wattpad desde celular es horrible.

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