Capítulo 01.
| Que comience el juego |
Luces neón prendían y se apagaban al ritmo de la música que hacía retumbar todo el club, cientos de personas bailando y otras llegando para unirse a la fiesta de aquella noche. El olor a alcohol y cigarrillos, con algo de sudor también, era lo que inundaba en el sitio, pero era lo de menos cuando solo estás de pasada cruzando hasta el otro lado del club para llegar a tu destino.
Detenerme no era una opción, abría paso entre la multitud que se movía de un lado a otro sin dejar de bailar, tampoco podía perder el tiempo para hacerla de bronca por cada manoseo que sentía en mi cuerpo.
Si llego a saber quien me tocó el culo no saldrá vivo.
Salgo del tumulto y veo unas escaleras pegadas a la pared, miro hacia arriba y en la orilla me encuentro con la mirada de un hombre con traje que está observándome, no dura mucho el contacto visual y él se da la vuelta para retirarse. Saco todo el aire que llevo aguantando desde que entré, el respirar en ese sitio era complicado al estar tan sofocado y lleno de olores de dudosa procedencia.
Subo el primer escalón y veo con más atención lo que se encuentra en la parte de arriba del club conforme avanzo. Es más amplio y hay cortinas gigantes rojas colgando del techo, algunas abiertas otras cerradas, y a la que me dirigía estaba a la vista y era la primera al subir.
Camino y me encuentro frente a frente con dos hombres de traje que conocía no del todo bien, están sentados en un sofá de terciopelo verde esmeralda y con forma de media luna, en el centro hay una mesa y un tubo que va desde ahí hasta el techo y encima hay una mujer semidesnuda bailando, pero antes de poder decir o hacer algo otro hombre más alto y fornido se interpone en mi vista.
— No puede pasar, es solo para gente VIP —
— Déjala pasar — dijo uno desde el sofá —. Es nuestra clienta favorita —
El guardia me mira y sin expresión solo se hace a un lado dejándome pasar, varios como él rodeaban la zona y estaban haciendo guardia fuera de esas cortinas qué si estaban cerradas. Una vez dentro de ese redondo y reducido espacio, uno de esos hombres le ordena a la mujer que se retirara la cual obedeció una vez tomando el dinero que le ofrecían, el guardia jala cada extremo de las cortinas y las cierra por completo dejándome a solas con ellos.
— ¿Su clienta favorita? — miré incrédula a los dos — Me amenazaron hace dos semanas mandando a sus hombres a mi departamento —
Ambos hombres se ríen.
— Solo fue una advertencia, les dijimos que no te hicieran nada — dijo al que había visto antes de subir
— Me robaron la mayoría de mis cosas —
— Solo cosas de valor — sonrió el mismo
Su cabello bien peinado y su traje que parecía carisímo de París daba a entender el poder que manejaba detrás de toda esa cara bonita que tenía, del otro ni hablar porque parecía que andaba en las últimas, un viejo de baja estatura de cabello blanco, que casi ya eran tres pelos, y una cara arrugada. Dos hombres de dinero con los cuales terminé metiendo la pata y ahora me era difícil salir de su red de tráfico.
— Jae-joon, dejemos de intimidar a nuestra invitada y ofrécele algo de beber — habló el viejo y el otro muy obediente empezó a servir algo de licor — _______, nuestra manera de trabajar es la manera en la que solo así pueden entender los que tienen contrato con nosotros y tú no eres la excepción aunque seas mujer —
— Aún está vigente la opción de pasar la noche conmigo y créeme que me encargaré de que te traten mejor — Jae-joon me extiende la copa con la bebida y sonríe de manera coqueta
Acepté el licor y sonreí de lado sin ánimos en lo absoluto.
— No quiero decepcionarme, gracias — tomé el licor de una. A Jae-joon se le borra la sonrisa y regresa a su lugar sin quitarme la mirada de encima — Saben bien que no estoy aquí para charlar o para coger, les hice un trabajo y espero mi parte —
El anciano suspira y de su larga gabardina que estaba en el sofá sacó una pequeña bolsa de tela, se levantó y tuvo que alzar la mirada para verme, me extendió la bolsa y cuando estaba por tomarla la apartó de mi alcance.
— Recuerda que nos perteneces, _______ — sonrió notando su dentadura podrida, le arrebaté el dinero y procedí a guardarlo — Jae-joon, encanmina a la señorita hasta afuera —
— Sé como salir —
— No te confíes, preciosa — Jae-joon se levantó del sofá acomodando su traje y colocándose igual una gabardina larga — Nuestros enemigos saben que tenemos a la mejor hacker de nuestro lado y sería lamentable perderla —
Lo miro y no tengo de otra que aceptar su compañía hasta la salida del club. Dejando atrás al anciano salimos del área VIP para bajar nuevamente al tumulto, un guardaespaldas nos acompañó yendo delante de nosotros, cada que me empujaban sin querer Jae-joon se aseguraba de que no tropezara y tomaba de mi cintura para acercarme a él. De no ser porque ya quería irme, me hubiera detenido para apartarlo, pero me era beneficioso para evitar a todos esos idiotas.
Una vez fuera nos retiramos del ruido y de la demás gente que se encuentra esperando entrar o está fumando en las afueras del club.
— Me temo que si te agradezco se te suba más el ego — ya lejos le quito la mando de encima a Jae-joon y volteo para verlo, él ya está sacando un cigarrillo para encenderlo y ofrecerme — No, gracias —
Luego de una calada, saca el humo y sonríe de lado sin quitar su mirada de mí.
— Si te tuviera mi ego sería indestructible —
— Idiota — solté un golpe a su brazo, él se quejó
— ¡Oye! —
La noche comenzó a enfriar, abracé mis brazos y desviaba la mirada a las calles donde autos pasaban y gente cruzaba.
— Bueno, es hora de irme — anuncié
Sacando el humo, Jae-joon tira el cigarrillo y lo aplasta con su zapato contra el concreto.
— El jefe te tiene una tarea más, dice que es la última y te dejará en paz al menos por un tiempo —
Odiaba tanto que ese anciano no me lo dijera cara a cara y siempre sea cuando estoy a punto de irme a casa a descansar.
— Mierda — solté un suspiro pesado, estaba por negarme pero sabía que el dinero que ganaría me sería de ayuda — ¿A quién buscan? —
— Sabía que no te echarías para atrás — Jae-joon roza con sus dedos mi barbilla, a lo que me alejo viéndolo mal. Una tarjeta salió de su abrigo y me lo extendió, tenía la información de la persona —. Cuando obtengas su ubicación no dudes en enviarlo —
Le arrebaté la tarjeta.
— Tendrás que ir viendo sobre mi aumento, ¿escuchaste? No sé para que quieren a esas personas y tampoco me interesa, pero espero una buena lana —
— Cuenta con eso, _______ — sonrió dejando ver su perfecta dentadura — Te veré después —
— O mejor nunca —
Jae-joon se ríe y se da la vuelta para regresar al club.
No la pienso más y decido iniciar el camino a casa yendo a la estación de metro más cercana. Estaba casi vacío con muy pocas personas esperando por el metro, el último que iba para mi casa se había ido hace media hora por lo que tendría que esperar el próximo durante otra media hora.
No tenía a nadie quién me esperara en casa, tampoco tenía prisa por lo que no hubo problema en quedarme durante ese tiempo ahí en la estación, tomé asiento en una banca pegada a una pared, me puse la capucha de la sudadera y de los bolsillos saqué la bolsa donde en su interior estaba el dinero pagado por mi trabajo.
70 mil wones.
Esa cantidad no me ayudará a cubrir ninguna deuda, ni siquiera la mitad de una. Para el siguiente trabajo espero al menos recibir el triple de eso y pensando en trabajo, recuerdo la tarjeta con ese nombre de la próxima persona que querían que buscara, está también en los bolsillos y la saqué para ver la información escrita.
— Se... —
Antes de decir el nombre en voz alta, de reojo noté como se sentaban a mi lado. Oculté la tarjeta y volteé.
— Buenas noches, señorita, ¿tendrá un minuto? —
Un hombre de traje elegante negro me miraba con una sonrisa de lado, noto que trae consigo una maleta y su apariencia me hace pensar en una cosa.
— Lo siento, soy atea — respondí evitando una conversación incómoda con el sujeto
Tiene pinta de ser un hombre de fé queriendo sacar plática sobre "Dios" e intentar inculcar sus creencias sobre los demás. Respeto, pero no me agradan.
— No, no es nada de eso, señorita — sonríe sin dientes
— Ah. Entonces, no me interesa comprar nada, gracias — mi vista se dirige al frente esperando que se retirara, pero parece no suceder
— No soy un religioso, tampoco un vendedor. Solo soy una persona que quiere jugar un juego con usted — la manera en que lo dice es muy tranquila
— ¿Me miró con cara de diez años? — sigo sin verlo
— Es un juego a cambio de dinero —
¿Dinero?
Hubiera empezado por ahí.
Me giro de nuevo para verlo, aun con desconfianza pero con la atención puesta en él.
— ¿Es alguna clase de apostador? ¿Intenta engañarme? Quizá robarme... ¿piensa matarme? — cuestiono hasta fastidiar
Él solo ríe.
— Nada de eso, señorita. — toma su maletín haciendo sonar los seguros y la abre para girarla hacia mí dejando ver su interior — Solo soy un buen samaritano —
Dos colores, rojo y azul. Papeles doblados perfectamente en cuadrados y debajo de estos hay tres fajos de billetes.
Un fajo de 10,000 y dos de 50,000 wones.
Es demasiado al menos para mí. Intento no ceder a esa cantidad, estaré desesperada pero aceptar dinero de un desconocido como me asegura que no es alguna trampa de alguna mafia que trafica personas.
Bueno, aunque Jae-joon es casi algo como eso y trabajo para él.
— ¿Qué le hace creer que quiero jugar ddakji con usted? — me alejo un poco
— Ah, así que lo conoce. Verá, es bastante fácil, si acepta jugar y gana le daré cien mil wones — tomó las figuras
Reí sin gracia.
— Me está diciendo que si volteo su ddakji, ¿va a darme cien mil? —
— Así es. Y si yo gano, deberá darme a mí cien mil —
Mierda.
— Ah — pensé seriamente levantarme e irme, pero ese dinero podría ayudarme a pagar al menos la renta del departamento —. Solo traigo setenta mil —
Fui sincera.
— No se preocupe. ¿Qué color elige? —
Estiré la mano y tomé el ddakji azul. Se levantó de golpe el hombre y esperó por mí colocando el otro ddakji en el suelo del vacío metro. Tomo aire y me pongo de pie para acercarme a donde estaba, sujeto con firmeza el ddakji para dar inicio al juego.
[...]
Bajando del tren tomo camino a las escaleras para salir de la estación, con manos en los bolsillos y capucha puesta para cubrirme de la fría noche.
Sujetaba el bolso donde traía el dinero pagado por mi trabajo e iba incluido el que había ganado con el tipo del traje. Valió la pena el ardor en ambas mejillas.
Ahora contaba con 370 mil wones.
Ya nadie estaba en recepción cuando llegué al edificio de departamentos, entré y caminé al ascensor presionando el botón del piso 3. Al fin podría descansar.
Mi cabeza daba vueltas una vez sintiéndome relajada por estar sola, queriendo ya estar en cama, pero sabía que aun tenía que hacer algo. Di vuelta a la llave en la puerta del departamento donde vivía, entré cerrando a mis espaldas y dejé los zapatos a la entrada para colocarme las sandalias.
Eran las 2 de la mañana ya sin mucho que hacer en casa, dejé el dinero sobre la cama y me lancé a esta sintiendo su suavidad hasta enfocar mi vista al techo. Nada ha sido fácil durante estos últimos 6 años y cada día se hace más eterno para conseguir ser libre, solo veo como sube la cuenta y no logro juntar nada para pagar al menos un cuarto de las deudas.
Antes de dormir me ubico frente al ordenador que está a un costado de la cama, ya prendida y con señal empiezo a teclear esperando por la información. Necesitaba ese dinero antes de que sea tarde.
— No sé en que problemas estés metido, pero ellos necesitan tu ubicación y yo necesito el dinero... no es nada personal, amigo —
"31 de Octubre de 1974."
"Seong Gi-hun."
Hola, Dios.
Soy yo de nuevo con otra historia teniendo otras pendientes TvT
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