30
Mientras el aroma de la cena llenaba la cocina, la señora Kim se permitió perderse en sus pensamientos, imaginando el tipo de persona que podría estar robando el corazón de su hija. Se preguntaba si sería alguien amable y considerado, alguien que haría feliz a Dahyun. La idea de que su pequeña estaba creciendo la llenaba de orgullo, pero también de temor.
Por otro lado, Dahyun se retorcía en su cama, incapaz de dejar de pensar en Sana. La expectativa de la tarde siguiente llenaba su pecho de una mezcla de emoción y nervios. ¿Qué pasaría cuando finalmente se encontraran? ¿Cómo abordarían lo que había sucedido entre ellas? La verdad era que, a pesar de sus miedos, el deseo de estar con Sana era más fuerte.
A medida que avanzaba la noche, Dahyun luchó contra el cansancio. Decidió sacar su diario para escribir sobre lo que sentía. A veces, poner en palabras sus pensamientos le ayudaba a organizar sus emociones. Con su pluma en mano, comenzó a escribir sobre la conexión que había sentido con Sana, la chispa que parecía iluminar cada rincón de su ser.
"Nunca había sentido algo así antes. La forma en que me mira, cómo se ríe, cómo simplemente existe en mi mundo, me hace sentir viva. Pero, ¿es esto real? ¿Podemos ser más que amigas?"
Mientras escribía, se dio cuenta de que, aunque el futuro era incierto, estaba dispuesta a correr el riesgo. Si había algo que había aprendido en su corta vida, era que a veces valía la pena arriesgarse por las cosas que realmente importaban.
Por otro lado, la señora Kim terminó de preparar la cena y la sirvió en la mesa. Mientras esperaba a que su hija bajara, se sentó a reflexionar sobre su propia vida. Recordaba la primera vez que había sentido mariposas en el estómago y cómo eso había cambiado su perspectiva del mundo. Con una mezcla de nostalgia y esperanza, pensó en la importancia de la comunicación entre madre e hija.
Dahyun finalmente bajó, atraída por el aroma familiar de la cena. Al entrar a la cocina, la mirada de su madre se encontró con la suya, y la señora Kim sonrió.
—¡Hola, cariño! ¿Lista para cenar?
—Sí, mamá —respondió Dahyun, tratando de parecer despreocupada mientras se sentaba a la mesa.
Mientras comían, la conversación fluyó de manera natural, tocando temas triviales y anécdotas del día a día. Sin embargo, Dahyun no podía evitar sentir que había un trasfondo de tensión en el aire. Su madre parecía más observadora de lo habitual, y aunque Dahyun intentaba mantener la calma, sentía que cada pregunta y cada mirada podría descubrir sus secretos.
—¿Te encuentras bien? —preguntó su madre, rompiendo el silencio. La expresión de preocupación en su rostro era evidente.
Dahyun se forzó a sonreír, asintiendo con la cabeza.
—Sí, solo... estoy un poco cansada. Ha sido un día largo.
La señora Kim la observó durante un momento, como si intentara desentrañar la verdad detrás de su fachada. Finalmente, se rindió, dejando que el silencio llenara el espacio entre ellas. A pesar de su deseo de hablar sobre lo que realmente estaba sucediendo, entendía que su hija necesitaba su tiempo.
Después de la cena, Dahyun subió nuevamente a su habitación, donde se sintió un poco más ligera. Su madre no había presionado, y eso la hacía sentir más segura. Se sentó en su escritorio, encendió su computadora y comenzó a investigar algunas cosas para el día siguiente, intentando distraerse de la ansiedad que la consumía.
Un par de horas después, cuando el reloj marcaba las diez, su teléfono vibró nuevamente. Era otro mensaje de Sana.
"¿Estás lista para mañana?"
Dahyun sintió que su corazón daba un vuelco.
"Sí, más que lista. Estoy nerviosa, pero emocionada".
"¡Yo también! Nos vemos a las 3, en el parque, ¿verdad?"
"Sí, no puedo esperar".
Mientras escribía, la ansiedad que había sentido durante la cena se desvaneció un poco, reemplazada por la emoción de ver a Sana. Se acomodó en su cama, sintiendo que lo que iba a suceder al día siguiente podría ser un cambio crucial en su vida.
Finalmente, se durmió, dejándose llevar por los sueños de abrazos y risas compartidas, mientras la señora Kim, en su habitación, también se dejaba llevar por pensamientos de esperanza y preocupaciones por su hija. Ambas estaban en caminos paralelos, enfrentándose a sus miedos y expectativas, buscando la manera de encontrarse en un lugar seguro y comprensivo.
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Al día siguiente, el sol brillaba intensamente, iluminando el camino hacia el parque donde Dahyun sabía que su vida podría cambiar para siempre. Con cada paso, sentía que su corazón latía con más fuerza, consciente de que estaba a punto de abrir la puerta a algo que podría ser hermoso, aunque también aterrador.
Al llegar, vio a Sana sentada en su banco habitual, con una sonrisa que iluminaba su rostro. Dahyun sintió que su nerviosismo se disolvía al ver a la mujer que había estado ocupando sus pensamientos. Se acercó, y una oleada de emoción la envolvía.
—Hola, Dahyun —saludó Sana, su voz melodiosa llenando el aire.
—Hola —respondió Dahyun, sintiendo que su corazón latía más rápido. —¿Estás lista para hablar?
Sana asintió, y el ambiente se llenó de una mezcla de expectativa y tensión. Se sentaron, y Dahyun tomó una respiración profunda, lista para expresar lo que sentía. Sin embargo, antes de que pudiera hablar, Sana la interrumpió.
—Dahyun, hay algo que necesito decirte —comenzó Sana, con un brillo en sus ojos que llenó de esperanza a Dahyun.
Dahyun sintió que su corazón se aceleraba. ¿Podría ser que Sana le iba a pedir que fueran pareja oficialmente?
—Me alegra que estemos aquí hoy. —Sana sonrió, mirando a Dahyun con ternura. —He estado pensando mucho en lo que pasó anoche. Me siento tan conectada contigo, y creo que tenemos algo especial.
Dahyun sintió que una chispa de felicidad iluminaba su pecho. ¿Estaba a punto de oír lo que había estado esperando?
—Quiero que sepas que me encantaría seguir viéndote —continuó Sana, su tono entusiasta contagiante. —Pero necesito que sepas que no estoy lista para algo formal. Mi vida es complicada en este momento, y no quiero que eso te lastime.
Dahyun sintió que la emoción que había sentido se desvanecía, reemplazada por una confusión punzante. ¿Acaso no estaban en la misma sintonía?
—¿Quieres decir que solo... solo seguiríamos viéndonos sin compromiso? —preguntó, su voz temblando ligeramente.
—Sí, exactamente. Como lo que hemos estado haciendo, pero un poco más —respondió Sana, emocionada. —Me encanta estar contigo, y creo que lo que tenemos es increíble. No quiero perder eso.
Dahyun sintió que una ola de decepción la invadía. Mientras Sana hablaba, ella había imaginado un futuro en el que podían ser una pareja oficialmente, pero lo que ofrecía era todo lo contrario.
—Entiendo —respondió Dahyun, tratando de mantener la calma. —Pero... no estoy segura de que eso sea lo que quiero.
Sana frunció el ceño, pareciendo sorprendida.
—¿Por qué no? —preguntó, con un destello de preocupación en sus ojos. —¿No quieres seguir viéndome?
Dahyun sintió una mezcla de emociones. Apreciaba la conexión que compartían, pero también anhelaba algo más profundo, algo que parecía fuera de su alcance.
—No es eso... —comenzó Dahyun, sintiendo el nudo en su estómago. —Solo... creo que merezco algo más que una relación a medias.
La expresión de Sana cambió, y Dahyun pudo ver la comprensión y la tristeza en su rostro.
—Lo entiendo, Dahyun. Solo pensé que podríamos disfrutar del momento —dijo Sana, bajando la mirada.
Ambas se quedaron en silencio, y la emoción del momento se tornó pesada. Dahyun sabía que debía tomar una decisión, pero en su corazón había una mezcla de amor y anhelo que la mantenía atrapada.
Finalmente, Dahyun se puso de pie, sintiendo que la conversación había tomado un rumbo que no había anticipado.
—Necesito pensar en esto, Sana —dijo, su voz firme aunque su corazón estuviera en conflicto.
Sana asintió, su expresión triste pero comprensiva.
—Tómate tu tiempo. Estaré aquí si decides que quieres seguir viéndome.
Con esas palabras resonando en su mente, Dahyun se alejó del parque, sintiendo que la vida que había imaginado estaba a solo un paso, pero el camino hacia ella era más complicado de lo que había esperado.
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