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27

En la sala, el ambiente era una mezcla de tensión y anhelo, con la luz suave del atardecer filtrándose a través de las ventanas, creando un halo dorado alrededor de Dahyun y Sana. Sentadas en el sofá, su cercanía era palpable, el calor de sus cuerpos casi fusionándose.

Dahyun se dejó llevar por el momento, sintiendo cómo cada latido de su corazón resonaba con la energía que compartían. Sus miradas se encontraron, llenas de deseo y emoción, como si en ese instante pudieran comunicarse sin necesidad de palabras.

Con una última caricia en el abdomen bajo de Dahyun, Sana comenzó a adentrar su mano bajo su ropa interior, acariciando con suavidad la piel de la pelvis de Dahyun.

Dahyun suspiró, emocionada por lo que venía, pero la posición en la que se encontraban hacía que el trabajo para Sana fuera difícil.

Entonces, suavemente acostó a Dahyun contra el sofá. La calidez del mueble contrastaba con la emoción que llenaba el aire. Sana se inclinó hacia ella, dejando que sus labios buscaran los de Dahyun, cada beso un susurro de lo que sentían en ese momento.

Las manos de Sana se posaron a los lados de los shorts de su hijastra, antes de comenzar a retirarlos, sin embargo, su ropa interior permaneció ahí.

La cercanía las envolvía en una burbuja de intimidad, haciendo que el mundo exterior se desvaneciera por completo. Dahyun, recostada y sintiendo la protección de Sana, se dejó llevar por la pasión que crecía entre ellas.

El sofá convirtiéndose en su refugio, un lugar donde podían dejar atrás sus miedos y preocupaciones. El ritmo de sus corazones se sincronizaba, y en cada mirada, en cada roce, había una promesa de algo hermoso que estaban creando juntas.

Nuevamente, Sana, sintiendo la conexión, se inclinó hacia Dahyun, sus labios encontrándose en apenas un roce suave, pero cargado de significado. El beso se intensificó rápidamente, transformándose en un intercambio apasionado que desbordaba sentimientos reprimidos. Sus cuerpos pegados mientras la luz tenue de la habitación creaba un ambiente íntimo.

El contacto entre sus labios enviaba chispas a través de su piel. El beso, al principio delicado, pronto se convirtió en algo más intenso.

Sana tomó la iniciativa, presionando su cuerpo contra el de Dahyun, sintiendo la calidez de su piel a través de la ropa. Sus labios se movieron en un baile sensual, abriendo el juego mientras sus lenguas se entrelazaban con pasión. Sana guiaba el beso con confianza, explorando con destreza cada rincón de la boca de Dahyun. La lengua de Sana se deslizaba sobre la de ella, despertando un torrente de sensaciones que Dahyun nunca había experimentado antes.

Mientras sus bocas se movían en perfecta sincronía, las manos de Sana comenzaron a recorrer el cuerpo de Dahyun. Se detuvieron en su cintura, tirando de ella más cerca, aumentando la presión entre ellas. La suavidad de los labios de Sana contrastaba con la urgencia de su toque, creando un equilibrio perfecto entre pasión y ternura. Cada vez que Sana profundizaba el beso, Dahyun sentía cómo su corazón se aceleraba, una mezcla de deseo y una ligera timidez.

Dahyun, abrumada por la intensidad del momento, se dejaba llevar, permitiendo que Sana explorara su cuerpo. Los besos de Sana bajaron lentamente hacia su cuello, donde dejó suaves mordiscos que provocaron un escalofrío placentero a través de Dahyun. Era una sensación intensa, una combinación de dulzura y deseo que la dejaba sin aliento.

A medida que el beso continuaba, Sana se dedicaba a hacer que Dahyun se sintiera deseada y viva. Con cada caricia y cada beso, Dahyun comenzaba a perderse en el momento, disfrutando de la calidez y la experiencia de Sana que la hacía sentir más segura, más abierta a lo que estaba sucediendo.

Sana exploraba cada curva del cuerpo de Dahyun con sus manos, dejando un rastro de caricias suaves que erizaban la piel de su compañera. Dahyun, aunque un poco nerviosa, sintió una oleada de calidez y emoción al ser tocada de esa manera. La forma en que Sana la besaba la hacía perderse en el momento; cada caricia y cada roce la hacían sentir viva.

Sana, mostrando su confianza y deseo, se adentró más en la conexión, dejando que sus manos jugaran con los pechos de Dahyun, apretándolos con suavidad por encima de la ropa.

Esa sensación de ser deseada y cuidada por Sana era algo abrumadora para Dahyun, que no pudo evitar sonreír mientras disfrutaba de cada instante, sintiendo que ese momento era especial y único.

Bajando sus manos suavemente por el cuerpo de Dahyun, Sana separó con cuidado las piernas de su pequeña, encontrándose con una bonita mancha húmeda en las bragas de la más joven. Sonrió al notarla, sintiendo su boca hacer agua al imaginar el sabor que poseía Dahyun entre las piernas.

Sin perder más el tiempo, Sana arrastró sus dedos por encima de las bragas de Dahyun, tomándose el tiempo de presionar con suavidad la zona de su clítoris.

Una corriente eléctrica invadió a Dahyun al experimentar tal caricia, por lo que no puedo evitar dejar escapar un suave gemido, bastante femenino, que hizo a Sana sonreír satisfecha.

Entonces acarició con mayor intensidad, sintiendo el embriagador olor de Dahyun llegar hasta sus fosas nasales.

Era adictivo, tan adictivo que Sana sintió un impulso por dejar la suavidad a un lado y meterse entre las piernas de Dahyun para comerse todo lo que la menor le tuviera por ofrecer.

Dahyun instintivamente llevó una de sus manos a la cabeza de Sana, sujetándose de su cabello para apretarla con más fuerza contra su goteante intimidad.

La lengua de Sana se frotaba con fuerza sobre las bragas de Dahyun, eviando corrientes eléctricas al cuerpo de la menor, quien no pudo retener un par de gemidos al sentir las caricias que Sana le regalaba.

El sonido de sus respiraciones se entrelazaba con los suaves gemidos que escapaban de los labios de Dahyun, mientras cada caricia en su intimidad se sentía como un descubrimiento.

Completamente embriagada del dulce sabor de la joven, Sana se dio la libertad de mover las bragas de Dahyun hacia un lado para poder adentrar su lengua entre los pliegues de la intimidad de su hijastra, deleitándose con los gemidos suaves que Dahyun dejaba escapar cada vez que la penetraba con la lengua.

Aquel músculo caliente y resbaloso hacía maravillas en la endidura más privada de la joven coreana, quien por instinto apretó las piernas a los lados de la cabeza de su madrastra, quien le lamía y chupaba la intimidad con destreza.

Entonces comenzó a sentir un cosquilleo en la entrepierna al mismo tiempo que su abdomen se tensaba.

Ella sabía que iba a correrse, lo sentía tan cerca, y al parecer, Sana también lo notó, pues las paredes de la más joven hacían que el trabajo de su lengua se volviera más difícil. Así que retiró su cabeza de ahí y de rodillas sobre el sofá comenzó a abrir sus pantalones con desespero para poder levantarse y retirarlos junto con sus bragas, al igual que las bragas de Dahyun antes de volver a colocarse sobre ella.

Entonces pudo apreciar la intimidad de Dahyun completamente expuesta para ella. Brillaba empapada de fluidos y lucía algo inchada a causa de la estimulación que había recibido.

Rosita y palpitante, el coño de la menor permanecía en espera del siguiente movimiento de Sana.

Dahyun por su parte estaba asombrada de lo sexy que lucía la modelo semidesnuda frente a ella. La intimidad de Sana realmente se veía bastante atractiva, perfectamente depilada y lista para jugar con la suya.

Sin más espera, Sana levantó las piernas de Dahyun y juntó sus íntimidades para comenzar un vaivén de caderas, cepillando sus clítoris juntos y mezclando sus fluidos con los de su hijastra.

Era tan atractivo para Sana ver los ojos de Dahyun cerrarse y su boca abrirse a causa del placer que compartían, mirando su cuerpo sacudirse a causa de su vaivén de caderas. Los pechos de Dahyun, prisioneros de su ropa, dejaban a la imaginación la sensualidad con la que sus pezones se sacudirían si tan solo Dahyun estuviera completamente desnuda. Pero ya habría tiempo para eso, ahora solo quería acabar con su tarea de regalarle un orgasmo a la chica que se encontraba dejabo de su cuerpo.

Sujetando con suavidad el cuello de Dahyun, Sana se impulsó para frotarse con más fuerza contra ella, despertando sensaciones en Dahyun que nunca antes se había imaginado.

La textura cremosa de sus intimidades cepillándose juntas volvía loca a Dahyun, sus sentidos agudizados gracias al placer que recibía la hacían percibir con mayor intensidad el calor que emanaba del cuerpo de Sana, junto al olor de sus fluidos juntos, embriagándolas a ambas.

La intensidad del momento continuaba subiendo mientras su deseo por llegar al punto más alto de su placer aumentaba, estaban tan perdidas en lo bien que se sentían juntas que a pesar del cansancio que pudieran sentir no querían detenerse hasta haber acabado.

—No te detengas —rogó Dahyun al sentir el agarre de Sana en sus múslos debilitarse un poco.

Sana negó con la cabeza y la sujetó con más fuerza, moviendo sus caderas con mayor intensidad.

—Dime cuánto te gusta esto —pidió Sana con una sonrisa traviesa, intentando enfocar sus ojos en los de Dahyun.

—Me encanta —gimió, perdiendo toda clase de vergüenza frente a su madrastra.

—Dime cómo te sientes. Tu placer es lo más importante para mí —afirmó Sana con un destello de ternura en su mirada, a pesar de lo caliente que era el momento.

Dahyun gimiendo suavemente hizo un esfuerzo por responder con claridad.

—Todo lo que haces me vuelve loca. Nunca me había sentido así —respondió con la voz jadeante.

Sana sonrió satisfecha de saber que Dahyun lo disfrutaba, y sin dejar de moverse se acercó al oído de Dahyun para susurrar un par de cosas.

—Esto es solo el comienzo. Voy a hacer que siempre recuerdes lo bien que puedo hacerte sentir.

Dahyun asintió, sintiéndose cada vez más entregada. Sana intensificó sus caricias, sintiendo cómo Dahyun reacciona a los toques traviesos que sus manos dejaban por debajo de su blusa.

—Eres perfecta, Dahyun. Tu cuerpo es precioso y es mío —Demandó bajando una mano para frotar el clítoris de Dahyun, quien gimió con fuerza al sentir aquella caricia.

Dahyun, suspirando de placer, sintiéndose vulnerable y viva dejó salir un grito de placer al sentir su clítoris ser acariciado cada vez con mayor intensidad.

Entonces no pudo retener su orgasmo y lo dejó fluir contra la intimidad de Sana, que seguía frotándose contra la suya.

Debido a la posición en la que estaban, los fluidos de Dahyun terminaron escurriendo por sus muslos, bajando hasta manchar parte de las rodillas de Sana y terminando por impregnarse en el sofá debajo de ellas.

Sana, aún arrodillada frente a Dahyun, continuó frotando su intimidad a la de ella, sintiendo el calor de los fluidos de Dahyun impregnarse en su propia intimidad. Sujetó de nuevo sus muslos, procurando mantener la pelvis de su hijastra lo suficientemente levantada para cuando su orgasmo llegara, pues quería que Dahyun también sintiera sus fluidos.

A pesar de la sobrestimulación, Dahyun permitió que Sana la tomara a su antojo, quería sentirla, recordarla, recuperar el tiempo perdido con ella, así que sin importar lo abrumador que fueran los estímulos ella se entregó por completo a la mujer que la estaba tomando en esos momentos. Y Sana pudo apreciar la sumisión de la más joven, sintiéndose afortunada de compartir ese momento con ella.

Finalmente Sana se corrió en la intimidad de la menor, gimiendo con una voz ronca al dejar salir su orgasmo sobre su hijastra, quien también suspiró al sentir esos cálidos fluidos que, al igual que los suyos, acabaron impregnados en el sofá.

En ese momento de liberación el tiempo pareció detenerse mientras sus caderas aún se movían en un suave vaivén para disfrutar un poquito más del orgasmo de Sana. En ese espacio compartido, las emociones brotaron sin restricciones, convirtiendo cada beso y cada toque que habían compartido, en un acto de amor y deseo verdadero.

Fue un momento que las transformó, llenándolas de una alegría que solo podía surgir de un profundo entendimiento y amor mutuo.

A/N
Para lxs cochinotxs que querían smut.

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