Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

12

Sola en la penumbra de la habitación, la confusión seguía envolviendo los pensamientos de Dahyun. El silencio era abrumador, y justo cuando creía que estaba empezando a calmarse, la puerta se abrió de nuevo. Sana entró con la misma suavidad con la que había salido minutos antes.

—¿Te sientes mejor? —preguntó Sana con su tono bajo, esa mezcla de dulzura y peligro que hacía que el corazón de Dahyun latiera más rápido.

Dahyun asintió, pero no podía apartar la vista de los ojos de Sana. Había algo en su mirada que le hizo contener el aliento, y de repente, el aire en la habitación se volvió más denso. Sana se acercó lentamente, sus movimientos calculados, hasta que se sentó al borde de la cama, demasiado cerca.

—Deberías descansar... no quiero que te hagas más daño —habló la mayor apoyando sus manos en las sábanas cerca de las piernas de Dahyun. Su mirada era intensa, y Dahyun pudo sentir la tensión en el aire.

—Estoy bien... el pie ya no duele tanto —le restó importancia.

Sana, con una sonrisa suave, comenzó a deslizar lentamente su mano por la pierna de Dahyun

—Aun así... me gusta cuidarte. Me preocupo por ti, ya lo sabes.

Dahyun se quedó inmóvil mientras la mano de Sana subía de poco en poco por su pierna, su piel erizándose bajo el contacto. Sana se inclinó un poco más, su aliento rozando el cuello de Dahyun.

—¿Sabes? Hay algo en ti... algo que me vuelve loca —Finalmente lo confesó.

Y Dahyun traga saliva ante eso, su cuerpo tensándose, pero siendo incapaz de moverse. Sana se acercó un poco más, sus labios casi tocando la oreja de Dahyun.

—Sana, detente... esto no es correcto —Susurró la coreana como si intentara convencerse a sí misma de no ceder.

Porque Sana era la mujer de su padre, su madrastra, y no estaba bien sentirse atraída por ella.

—¿Correcto? A veces lo que se siente bien no tiene que ser correcto...

Suavemente la mano de Sana se deslizó hasta el muslo de Dahyun, apretándolo ligeramente. Dahyun cerro los ojos ante eso, su mente una mezcla de confusión, deseo y miedo.

—No tienes que decir nada, Dahyun...
—la mano de Sana siguió subiendo hasta comenzar a adentrarse por el short de pijama que Dahyun usaba.

El toque de Sana hizo que Dahyun sintiera una descarga eléctrica en su interior, su mente gritaba que debía detener esto, que no estaba bien. Pero su cuerpo no respondía. Su respiración se volvió pesada, y la cercanía de Sana la envolvía como una nube densa, oscura, de la que no podía escapar.

Sana se inclinó aún más, sus labios a solo centímetros de los de Dahyun.

—¿Por qué resistirse? —susurró Sana.

Y en ese momento, Dahyun dejó de pensar. Cerró los ojos y se dejó llevar, su cuerpo cediendo al deseo que había estado reprimiendo.

Pero justo cuando sentía el calor de los labios de Sana rozar los suyos, Dahyun despertó abruptamente. Su respiración era rápida, su corazón palpitaba con fuerza. Se incorporó de golpe en la cama, mirando a su alrededor, la oscuridad envolviendo la habitación vacía.

Era solo un sueño.

Aunque todavía podía sentir la intensidad del encuentro en su piel, como si hubiera sido real. Pero la habitación estaba en silencio, y Sana no estaba allí.

---

Minutos después, Dahyun salió de esa habitación, intentando correr a la suya como si necesitara escapar de ahí, pero su pie herido no le permitió alejarse tan rápido. Aún así, lo logró.

Ahora en su habitación, Dahyun no podía ni siquiera mirarse al espejo sin sentir una ola de vergüenza inundar su rostro. Cada vez que intentaba pensar en otra cosa, el recuerdo de ese patético sueño regresaba con fuerza, haciendo que su estómago se revolviera. Sana. La habitación. Las insinuaciones. Todo había sido tan absurdo, pero también tan real.

No tenía sentido, se decía una y otra vez, temiendo ver a Sana de nuevo. Era casi como si estuviera huyendo de su propia mente. ¿Por qué soñar eso? ¿Por qué con Sana?

El sonido de su teléfono vibrando rompió el silencio incómodo de su habitación. Era un mensaje de su padre:

"Dahyun, me retraso más de lo esperado. Ve buscando algo para cenar, no llegaré a tiempo."

Suspiró con frustración y dejó el teléfono a un lado. Claro que no llegaría a tiempo. En los últimos días, se había vuelto más común que su padre se ausentara, dejando a Sana y a Dahyun solas en casa. La incomodidad de estar sola con Sana no hacía más que empeorar después de ese sueño, pero sabía que tenía que bajar a la cocina.

Bajó las escaleras de mala gana, cada paso sintiendo el peso de su vergüenza. 'Solo fue un sueño. Sana no tiene ni idea. No tiene sentido que te pongas así', intentó convencerse, aunque la incomodidad en su pecho no desaparecía.

Entró en la cocina y, mientras comenzaba a preparar un sandwich para cenar, su mente no podía evitar recordar la cercanía de Sana cuando sucedió el incidente del plato.

Terminar el sandwich fue un alivio, y apenas la tuvo listo, Dahyun se retiró de nuevo a su habitación, evitando cualquier contacto con Sana. No podía soportar verla ahora, no después de todo. Se encerró en su cuarto, sentándose en su escritorio con el plato de comida frente a ella. Tomó un bocado, pero apenas lo disfrutaba. Todo lo que quería era que el sentimiento incómodo desapareciera.

Sana.

El solo pensar en su nombre la hacía sentir aún más confundida. Maldita Sana y su forma descarada de ser.

---

Los días continuaron con una extraña rutina. Sana se comportaba como si todo fuera completamente normal, siempre mostrando esa amabilidad superficial, invitando a Dahyun a salir juntas, a pasear, a hacer cosas que parecían inocentes a los ojos de los demás. Pero Dahyun lo sabía mejor. Sana no era lo que parecía ser, y la joven ya no podía resistir la tentación.

A pesar de que odiaba admitirlo, Dahyun se había vuelto débil ante ella. Con cada mirada, cada gesto sutilmente coqueto, Sana tenía un control sobre ella que ni siquiera su padre llegaba a notar. Cuando Sana daba una orden, ya no había espacio para la resistencia. Dahyun obedecía. Era la única manera de pasar tiempo juntas, y aunque se sentía atrapada, esa sensación de sumisión se había vuelto casi inevitable. Sana sabía lo que hacía, y Dahyun lo odiaba y lo anhelaba al mismo tiempo.

Salir juntas había comenzado a ser una excusa para que Sana la controlara más fácilmente. Aunque en el exterior todo parecía un simple paseo, una forma de "madrastra e hijastra" intentando llevarse bien, las cosas eran muy distintas cuando estaban a solas. Cada vez que Dahyun intentaba escapar de la situación, Sana siempre tenía una forma de atraerla de nuevo, con esas insinuaciones que parecían casi inofensivas.

Sana era coqueta, sí, pero también era peligrosa. Sus insinuaciones siempre estaban llenas de doble sentido, y Dahyun se encontraba constantemente desconcertada, sin poder determinar cuándo Sana estaba bromeando y cuándo realmente hablaba en serio. Podía ser tan sigilosa que incluso una caricia casual o un comentario juguetón podían pasar desapercibidos para los demás, pero Dahyun sentía el impacto como un golpe directo. El juego de Sana era claro: dejarla atrapada en esa confusión constante, sin darle un respiro, haciéndola cuestionar todo.

Al principio, Dahyun había intentado ignorar las señales, diciéndose a sí misma que solo eran bromas. Pero con el tiempo, se volvió más difícil. Sana sabía perfectamente lo que hacía, y jugaba con sus emociones como si fuera algo natural. ¿Cómo podía alguien ser tan encantadora y tan aterradora al mismo tiempo?

Cada vez que Sana se acercaba demasiado o le susurraba algo al oído, Dahyun sentía un nudo en el estómago. Quería creer que todo era un malentendido, pero la intensidad en los ojos de Sana le decía lo contrario. Y lo peor era que Dahyun no podía evitarlo. Se había rendido sin siquiera darse cuenta, atrapada en una telaraña tejida por su propia madrastra.

El control que Sana ejercía sobre ella no era solo físico. Era mental. Dahyun ya no sabía cuándo estaba soñando y cuándo vivía la realidad.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro