Prólogo
Dahyun siempre había sido una persona de fe inquebrantable. Cada noche, antes de dormir, se arrodillaba frente a su cama, juntaba las manos y recitaba sus oraciones. La calma de su habitación iluminada solo por la tenue luz de una vela era su refugio. Pero esa noche, algo se sentía diferente. Una brisa fría recorrió la habitación, y las sombras parecieron moverse con vida propia.
Cuando Dahyun cerró los ojos, el sueño la envolvió rápidamente. Al principio, el sueño parecía como cualquier otro. Caminaba por un prado cubierto de flores, con el sonido de aves a lo lejos. Pero, en un abrir y cerrar de ojos, el cielo se oscureció y el paisaje cambió. Frente a ella, emergió una figura femenina que exudaba sensualidad, con una sonrisa tan peligrosa como encantadora.
Vestida en seda negra, con alas oscuras que apenas tocaban el suelo y una mirada que prometía peligro, la mujer avanzó hacia ella, sus pasos ligeros pero firmes. Dahyun sintió una punzada de miedo, pero también algo más. Algo prohibido.
—¿Quién eres? —preguntó Dahyun, intentando mantener la calma mientras retrocedía.
—Soy solo un visitante —respondió la contraria, su voz baja y dulce, como una caricia venenosa—. Vengo a conocerte… a probarte.
Dahyun tragó saliva. Sabía que algo no estaba bien. Su fe le advertía que esa figura era peligrosa, que debía resistirse. Pero las palabras de aquella mujer eran como un canto hipnótico que hacía que su corazón latiera más rápido.
—No puedes tocar mi alma —dijo Dahyun, intentando sonar firme, pues creía saber qué era esa criatura frente a ella.
La mujer rió suavemente, una risa que resonó como un eco en el vacío.
—¿Tu alma? No estoy aquí para robarla… aún. Pero, ¿qué pasa con tus deseos, Dahyun? ¿Qué pasa con aquello que escondes incluso de ti misma? —susurró, acercándose más—. ¿No has sentido nunca la tentación de algo más... excitante?
El cuerpo de Dahyun se tensó. Sabía que debía despertar, que esto era una prueba de su fe. Pero algo en el calor que irradiaba la contraria, en la cercanía de su cuerpo, le hacía difícil pensar con claridad.
La mujer inclinó la cabeza, su cabello rozando el rostro de Dahyun. Sus labios se acercaron peligrosamente al oído de Dahyun, susurrando promesas prohibidas.
—Solo un sueño... —dijo suavemente la criatura—. No tiene por qué significar nada.
Dahyun cerró los ojos, luchando internamente. Sabía que lo correcto era rechazarla. Sabía que este sueño era una trampa. Pero, cuando sintió las manos de esa mujer rozar suavemente su piel, una oleada de calor recorrió su cuerpo. Era un calor que nunca había experimentado antes, un deseo que se encendía lentamente, abrumador y confuso.
—Es solo un sueño… —se repitió Dahyun, casi como si intentara convencerse a sí misma.
La mujer sonrió al ver la duda en los ojos de Dahyun, y sin más, la envolvió con sus alas. Lo que sucedió después fue inevitable. Dahyun, exhausta por la lucha interna, cedió. El calor del cuerpo contrario la envolvió, y el sueño se tornó en algo más… algo que la Dahyun despierta jamás admitiría.
Cuando Dahyun despertó al día siguiente, con el corazón latiendo desbocado y las sábanas pegadas a su piel, supo que había caído en la trampa. Sabía que esa criatura volvería en sus sueños, y que cada noche sería más difícil resistir.
Porque ahora, la tentación había hecho su marca.
A/N
Estoy muy inspirada en escribir historias sobrenaturales, qué opinan de este género nuevo en mi perfil?
Pd: veamos si este no me lo dejan en flop.
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