12
Momo se encontraba en la penumbra del inframundo, donde las sombras danzaban a su alrededor. Su mente estaba agitada, atrapada en un dilema que la atormentaba. Sabía que Dahyun estaba en una lucha interna, la atracción que sentía por ella era innegable, pero también había un miedo persistente. ¿Debería aparecer de nuevo en sus sueños? Sabía que su presencia podría desencadenar recuerdos complicados y emociones contradictorias, pero también había una voz dentro de ella que la instaba a intentarlo.
—¿Debo hacerlo? —se preguntó en voz baja, luchando con sus propios sentimientos. Había deseado tanto reconectar con Dahyun, pero también entendía las consecuencias que podrían surgir de ello. Sin embargo, la idea de estar tan cerca de Dahyun, incluso en un sueño, hizo que su corazón latiera con fuerza.
Después de un momento de incertidumbre, Momo tomó una profunda respiración y decidió que sí, aparecería. Si había una oportunidad de mostrarle a Dahyun que no era una amenaza, sino alguien que podía ofrecerle consuelo y conexión, no podía dejarla pasar. Con determinación, cerró los ojos y dejó que sus pensamientos la llevaran al borde de la realidad y el sueño. En ese estado de limbo, Momo cruzó el umbral entre la vigilia y el sueño, adentrándose en la mente de Dahyun una vez más, con la esperanza de que esta vez todo fuera diferente.
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Dahyun se encontró en su habitación, un espacio familiar pero distorsionado por el sueño. Las paredes, normalmente de un blanco suave, estaban teñidas de colores pasteles, como si un velo etéreo lo cubriera todo. Las luces brillaban con una calidez envolvente, creando una atmósfera íntima y acogedora, pero algo en el ambiente no se sentía del todo real. Había una sutil vibración en el aire, como si la habitación misma tuviera vida, pulsando con una energía que parecía provenir de algún lugar profundo, más allá de la conciencia de Dahyun.
A pesar de la tranquilidad de la escena, ella sintió una presencia, algo familiar y, sin embargo, inquietante.
De repente, Momo apareció en la esquina de la habitación, emergiendo de las sombras como una figura envolvente, casi mágica. Vestía una blusa ligera que destellaba en tonos suaves, como si estuviera hecha de la misma esencia etérea que cubría la habitación. Su mirada, profunda y cargada de una intensidad palpable, se encontró con la de Dahyun, quien contuvo el aliento al instante. La atracción entre ellas era innegable, pero esta vez había algo distinto, algo suave y más vulnerable en Momo.
El aire en la habitación se volvió más denso, como si todo lo que no fuera Momo se disolviera, dejando a Dahyun atrapada en un momento que parecía eterno, hipnotizada por la presencia de la súcubo que había vuelto a buscarla.
—Dahyun —dijo Momo, su voz un susurro suave que parecía resonar en las paredes—, estoy aquí.
Dahyun sintió un estremecimiento recorrer su cuerpo mientras Momo se acercaba, la sensación de peligro era ahora reemplazada por una curiosidad que la llenaba. Cuando Momo tomó su mano, una corriente de energía fluyó entre ellas, haciendo que Dahyun se sintiera atrapada en un trance suave, pero aún podía pensar con claridad.
—Momo, no, por favor… —comenzó a decir con notable miedo, pero la mirada de Momo la hizo detenerse. Era una mezcla de desesperación y anhelo.
—Déjate llevar —susurró Momo, su voz envolviendo a Dahyun como una melodía hipnótica—. Solo tienes que abrirte a lo que hay entre nosotras.
Dahyun sintió cómo cada palabra resonaba dentro de ella, como si Momo estuviera tejiendo un delicado hechizo a su alrededor. Aunque podía sentir la tentación de rendirse, una parte de ella seguía resistiendo, consciente de lo que había pasado la última vez. Sin embargo, el tono de Momo ahora era diferente, más suave, más... arrepentido.
Los ojos de Momo, cargados de una mezcla de deseo y algo más profundo, no dejaban de mirarla, y con cada segundo que pasaba, Dahyun sentía que el peso de su resistencia comenzaba a desmoronarse.
Dahyun podía sentir que su voluntad comenzaba a tambalearse. Las palabras de Momo eran irresistibles, y aunque era consciente de su capacidad para negarse, la atracción que sentía por ella era abrumadora. La forma en que Momo se movía, la delicadeza de su toque, todo en ella la invitaba a entregarse.
Momo se acercó aún más, su rostro a solo unos centímetros del de Dahyun. La intensidad en sus ojos parecía crear un lazo entre ellas, y en ese instante, Dahyun sintió que el miedo se desvanecía lentamente, reemplazado por una necesidad ardiente de estar cerca de Momo.
—No tienes que tener miedo de lo que sientes. Puedo hacerte sentir cosas que nunca imaginaste —susurró Momo, su aliento cálido acariciando la piel de Dahyun.
A pesar de su conciencia, Dahyun sintió cómo su mente se nublaba con la voz de Momo. La invitación a entregarse era fuerte, y mientras la lucha interna continuaba, una parte de ella anhelaba ceder.
Finalmente, con un suspiro profundo, Dahyun decidió dejarse llevar, eligiendo entregarse a la hipnosis de Momo. La tensión que había mantenido en su cuerpo se desvaneció mientras se inclinaba hacia Momo, su mente consciente de que todavía podía detenerlo, pero optando por no hacerlo.
La habitación se llenó de una luz suave y etérea, envolviendo a ambas en una atmósfera de calma casi irreal. Mientras Momo la abrazaba, su toque era delicado, casi como si pidiera perdón con cada movimiento, buscando una redención silenciosa. Dahyun sintió que, a pesar del peligro que podía suponer, había un consuelo extraño en esa entrega.
Momo sonrió, su expresión iluminándose con una mezcla de triunfo y ternura, pero esta vez su sonrisa no era cruel, sino suave, como si con cada gesto quisiera proteger a Dahyun. En ese momento, todo lo que había entre ellas se convirtió en una conexión profunda y palpable. El aire vibraba con una intensidad casi tangible, y el lazo entre ambas desdibujaba las líneas entre el peligro y la pasión. Dahyun, aunque consciente de todo lo que implicaba, sentía que aquella entrega no era solo sumisión, sino una elección que la acercaba más a esa fuerza misteriosa que Momo representaba.
A/N
Capítulo cortito, como el pito de Taeil. 🤗
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