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Dahyun se despertó de golpe, con el cuerpo cubierto de sudor frío y el corazón latiendo con fuerza en su pecho. Las sábanas estaban hechas un desastre, enredadas a su alrededor como si hubiera estado luchando en su sueño. Cerró los ojos y respiró hondo, tratando de calmarse, pero la imagen de aquella sensual mujer seguía fresca en su mente. Esa risa, ese calor… ¿Cómo había permitido que algo así sucediera, incluso en un sueño?

"Es solo un sueño," se repetía una y otra vez, pero la sensación persistía. Se llevó las manos al rostro, intentando borrar el rubor de sus mejillas y el temblor en sus manos. ¿Por qué había soñado algo tan indecente? ¿Y por qué, de todas las cosas, era una mujer quien había aparecido en su sueño, intentando tentarla?

Dahyun no podía dejar de pensar que aquello significaba algo más, algo que no lograba comprender. El miedo la invadió, un miedo que no solo provenía del sueño, sino de lo que significaba. ¿Y si aquello era un mensaje? ¿Una advertencia?

Sin pensarlo más, se vistió apresuradamente y salió de casa. El aire fresco de la mañana hizo poco para despejar su mente. Caminó rápidamente hacia la iglesia, con el corazón apretado y las manos juntas en una oración silenciosa. Tenía que hablar con alguien, tenía que confesar lo que había pasado. Tal vez entonces podría encontrar paz.

Al llegar a la iglesia, el ambiente solemne la tranquilizó momentáneamente. Se acercó al confesionario, y tras un largo suspiro, se arrodilló, esperando a que el padre la recibiera.

—¿Qué te preocupa, hija? —preguntó el sacerdote con voz calmada desde el otro lado de la rejilla.

Dahyun tragó saliva, su corazón acelerado de nuevo. No sabía cómo empezar, pero tenía que sacarlo todo de su pecho.

—Padre, he tenido un sueño… un sueño impuro —dijo, susurrando como si temiera que alguien más pudiera oírla—. En el sueño, una mujer… intentó seducirme.

Hubo un silencio breve, y Dahyun continuó.

—No sé por qué sucedió. No siento atracción por las mujeres. Nunca he tenido esos deseos. Pero en el sueño, una mujer, vestida de negro, me tentaba… y yo… yo cedí. Me dejé llevar.

Sus palabras se quebraron, y cerró los ojos con fuerza, luchando contra el remolino de emociones que la atormentaba.

—Padre, temo que esto sea algo más que un sueño. ¿Por qué un súcubo vendría a mí… en forma de mujer? —preguntó, su voz temblorosa.

El padre escuchó en silencio antes de dejar escapar una ligera risa, algo que Dahyun no esperaba. Sus ojos se abrieron de golpe, sintiéndose confundida e incluso un poco ofendida.

—Hija, lo que me describes no es más que un sueño húmedo —dijo el sacerdote, con un tono tranquilizador, aunque algo divertido—. No tienes que temer que esto sea algo sobrenatural o que signifique más de lo que es. Todos tenemos sueños extraños, y a veces, nuestros deseos más ocultos pueden manifestarse en formas que no comprendemos del todo. Eso no quiere decir que sean reales o importantes.

—¿Pero… y el hecho de que fuera una mujer? —insistió Dahyun, tratando de entender—. Eso es lo que me desconcierta. No siento atracción hacia las mujeres. No entiendo por qué soñé algo así.

El padre permaneció en silencio por un momento antes de responder con una voz suave.

—El alma humana es complicada, hija. A veces, los sueños no tienen sentido lógico. Pueden ser simplemente el producto de nuestras ansiedades, miedos o pensamientos pasajeros. Si estás segura de tus convicciones, como dices, no tienes nada que temer. No dejes que un simple sueño ponga en duda quién eres.

Dahyun asintió, aunque la inquietud en su pecho no desapareció por completo. Agradeció al padre y salió de la iglesia, sintiendo que la pesada carga que llevaba en su corazón se había aligerado, aunque solo un poco. El aire de la mañana era fresco, pero no lograba borrar del todo las sensaciones que aquel sueño le había dejado.

A medida que caminaba de regreso a casa, una pregunta seguía rondando en su mente: si estaba tan segura de quién era y de lo que sentía, ¿por qué había sido tan fácil para ella caer en las tentaciones de Momo? ¿Y por qué ese sueño la seguía perturbando tanto?

Con el alma aún inquieta, Dahyun supo que aquella noche no sería la última vez que lucharía con lo que había ocurrido en su sueño.

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