Momentos anhelados
Dió carcajadas.
Emi: ¿Cómo pretendes que me ganarás a mi?
Nova: Oh, vamos, ganarle a una sumisa es más sencillo de lo que crees.
Emi: ¡Que no soy sumisa!
Nova: A ver, pues vamos, ganame, ganame.
Emi: ¿¡Cómo te voy a ganar con este lag!?
Nova esta vez fue el que rió.
Nova: Obviamente no podrás hacerlo.
Emi: ¡Nova! ¡Pará un poco cabrón!
Emi terminó cayendo de la plataforma, dándole una victoria a Nova.
Nova: Ala, por sumisa.
Emi: ¡QUE TU RE PUTA MADRE! Juh...
M.Emi: ¡Emily!
Emi: Ay, perdón mamá.
Nova: ¿Estas con tu mamá ahora mismo?
Emi: No, no, sólo estoy gritando mucho, parece que me escucha a pesar de que esta en la sala.
Nova: Pues no andes gritando tanto cabrona.
Emi: Es inevitable hacerlo con un idiota como tu...
Nova: ¿Otra?
Emi: ¡NO! ¡CHINGA TU MADRE!
Emi se quedó en silencio al escuchar la puerta de su habitación abriéndose.
Emi: ¡M–mamá!
M.Emi: ¿¡Cuantas veces te he dicho que sin groserías en la casa niña!?
Emi: ¡Discúlpame!, es solo que este idiota me estaba ganando mucho.
M.Emi: Ugh... Emi, ya deberíamos de hablar de esto.
Emi: ¿Hablar de qué?
M.Emi: Sobre tus... amigos.
Emi: Ay mamá, no te preocupes, me caen mal pero somos buenos amigos.
El silencio invadió la habitación, Emi notó que también Nova estaba en silencio.
Emi: Nova, ¿Sigues ahí?
M.Emi: Emi, me cortas esa llamada pero ya.
Emi: Ya voy, ya voy.
Emi hizo caso, y su madre la miró.
M.Emi: Tienes una visita al hospital, ¿Recuerdas?
Emi: ¡Oh! Cierto, lo olvidé...
Se puso de pie, notó cómo su madre se alistaba también para salir.
Emi: Mamá, puedo ir sola, tranquila.
M.Emi: No cariño, esta vez debo acompañarte, es muy necesario...
Emi: Lo dices como si estuviera enferma.
M.Emi: No lo estas, pero si queremos ver tu salud.
Emi salió de casa, caminando junto a su madre, ambas estaban en un silencio, Emi no sabía que decir.
Al poco tiempo, ambas llegaron a la clínica, y tomaron la cita con su respectivo Doctor.
Emi se sentía confundida, podía ver la mirada de su madre, era una mirada de preocupación pero exagerada.
¿Acaso tenía una enfermedad de la cuál no sabía?
Doctor: Pueden entrar, señorita Emilia.
Emi entró con su madre atrás de ella, había un pesado ambiente, cuando la puerta se cerró ambas se sentaron, pero Emi, de inmediato tuvo que ponerse de pie.
Doctor: Vamos a hacerte un pequeño exámen Emilia.
Examinó sus ojos, su piel y su lengua, ella estaba extrañada, no estaba enferma pero últimamente había estado teniendo muchas consultas.
Algo no andaba bien.
Doctor: Últimamente... ¿Cómo te encuentras Emily?
Revisó los hombros de Emi, su cuello y postura.
Emi: Bueno... Me siento algo fatigada... Pero tranquilo, estoy bien, No he salido de casa porque no me agrada mucho... a veces me cuesta concentrarme... Ugh... pero... me siento bien, aunque la verdad... mis amigos me han estado haciendo enojar mucho.
Doctor: ¿Tienes amigos?
Emi: Bueno, Están mis amigos Nova, Karma y Cap... Bueno... es la manera de llamarlos por cariño, últimamente no salgo y tengo amigos cercanos ¿Sabe?
El Doctor se quitó el estetoscopio, miró con frialdad a Emi.
Doctor: Tu corazón está algo acelerado... ¿Estas nerviosa?
Emi: Un poco... si.
Doctor: Bueno, parece que te recetare algo.
Emi: ¿Qué? Doctor, pero si estoy bien.
Doctor: Algo de ejercicio no te vendrá mal Emilia, tienes que salir más de casa.
Emi: Agh... que flojera...
Doctor: También tendrás que tomar un medicamento.
Emi: ¿Qué? Disculpe pero yo no me siento mal... ¿Porqué carajos debería aceptar el medicamento de un doctor al que no conozco?
M.Emi: Emi...
Emi: No, en serio. Que patético es oír eso sabiendo que yo no estoy enferma.
Se sentó molesta.
Doctor: Señora, dele esto a su hija cada 16 horas, es un medicamento algo fuerte y debe ser continúo para que ella sane.
La madre de Emi agarró el frasco de pastillas.
Emi: Mamá, ¿Porque aceptas el medicamento de este hombre?
M.Emi: Emi, escucha, lo que te recete el doctor lo tendrás que tomar.
Emi: ¿¡Porqué!? Yo me siento bien...
M.Emi: Vamos a casa Emi, Gracias Doctor.
Doctor: No hay de qué señora, eso si... puede que su niña vaya a necesitar terapia de rehabilitación.
Emi: ¿¡Rehabilitación!?
Emi miró a su madre que estaba en silencio, ella había asentido sin escuchar las palabras de su hija.
Se paró de su silla molesta.
Emi: ¿¡Porqué mierda habla de rehabilitación!? ¿¡Qué clase de doctor es usted cómo para recetarme a mi rehabilitación!?
M.Emi: ¡Emi!
Emi respiró agitada, se calmó.
Emi: Lo lamento... no sé qué me pasó...
M.Emi: Vamos a casa, ¿Quieres?
La madre de Emi se puso de pie, puso la mano en la espalda de su hija para que caminaran.
Pronto se fueron de la clínica, Emi estaba algo desconcertada.
Emi: ¿Qué sucedió ahí...? ¿Porqué actúe así?
M.Emi: Esta bien mi niña, a todos nos pasa.
Emi: No, es que... tsk... ¡Fue cómo con el psiquiatra! ¿Porqué mierda hacemos tantas citas mamá...?
La madre se quedó en silencio por un momento, Emi la miró desconcertada.
M.Emi: ¿Qué te parece si vamos por un helado?
Emi: ¡Mamá respóndeme!
La madre mantenía una sonrisa mientras Emi la miraba con angustia, en poco tiempo ellas llegaron a la casa, había un silencio incómodo en la sala, aquél silencio incómodo en el que sabías que algo no andaba bien.
Emi se quitó el abrigo, y pronto giró la mirada, vió las pastillas sobre la mesa.
M.Emi: Emi, toma una.
Emi vio con miedo las pastillas, levantó el frasco y las leyó.
Emi: ¡¿"Antipsicoticos"?!
M.Emi: Emi, tomalas.
Emi: ¡Mamá!
M.Emi: ¡Emilia!
Tembló ligeramente, agarró un vaso de agua y tomó una de las pastillas con temor, dejó el frasco.
Pronto un mareo repentino llego a su cabeza, el dolor era insoportable.
Cerró los ojos.
Cuándo el dolor se fué, Emi abrió los ojos, podía ver como el color de la habitación, de los cuadros y todo, era de un tono más grisaseo.
Emi: ¿Mamá?
M.Emi: Bienvenida devuelta Emily...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro